Por Nehuén Gusmerotti *
Lejos quedó aquel revuelo generado por “Sangría” en que dos pibitos agitaban el avispero al clamor de “Somos el nuevo rock and roll”. El debate encendió a propios y extraños que opinaron sobre moda, mainstream, música comercial, trap y rock. Han pasado algunos años, un puñado de discos, un contexto social rico para generar expresiones artísticas y parece que al final la pulseada la están ganando los pibes.
Esta no es una reflexión aislada. Venimos siguiendo la carrera de varios de estos artistas de forma desprejuiciada. El pasado sábado, cuando este cronista salía del estadio Presidente Perón, volvió aquella expresión de Wos y Trueno que hizo enfadar a más de uno. Solo entre estos dos artistas tenemos tres discos, varias entrevistas y declaraciones que nos hacen aportar nuevo material a este debate. En el caso particular de Wos, todavía está caliente el estreno de “Descartable”, su tercer álbum de estudio. En este disco el rapero se consagró como un músico de una madurez y versatilidad envidiables, con participaciones de jóvenes estrellas como Dillom, a artistas del panteón criollo como el Indio Solari y Gustavo Santaolalla.
Reducir “Descartable” a un disco de música urbana sería un error. Las 16 canciones del álbum coquetean más con el rock, el punk, la cumbia o el dubstep, sumando la afilada pluma del rapero en sus letras. Salvando la diferencia de raíz, con la génesis en las batallas de gallos, el trabajo de Wos podría ubicarse entre las grandes obras rockeras argentinas del presente siglo XXI. Para sumar al gran momento musical del artista, la puesta en escena en Avellaneda fue impactante. Cámaras nunca antes vistas, pirotecnia, intervenciones performáticas, una banda aceitada y potente, completamente sanguínea. Incluso durante el propio show pensaba la diferencia de sonido respecto de La Renga, que con 30 años de trayectoria había tocado en el mismo estadio hace algunos meses. El show de Wos fue superador.
A destiempo para ahondar y desmenuzar el show y el disco de Wos, ríos de tinta ya se han escrito sobre ambos hechos musicales, disiento de la idea de que Valentín Oliva llega a Racing para plantar la bandera de la música urbana. La propuesta del autor de “Descartable” es puramente rockera. Con eje en el rock es que se desprenden temas como “Melancolía”, “Caída Libre” o “Nuevas Coordenadas”, las más rupturistas del álbum. Para colmo, ante la mirada tibia y cuidada de un gran sector del rock mainstream, Wos se sube al ring y en sus canciones expresa un momento social que requiere tener artistas en los que refugiarse.
“El rock pertenece a los márgenes, está bueno que le toque volver ahí”, decía un músico hace algunos días en el aire de Radio Gráfica. Idea interesante, precisamente desde los márgenes nace el rock, de los campos de algodón en el Delta del Mississippi, hace ya un siglo, de los clubes y calles porteñas ya en los sesenta y en nuestra tierra. En algún momento el rock se acomodó en el mainstream, y aquellas cosas que supo decir, denunciar, expresar, comenzaron a ser relegadas por no generar algún descontento en sellos, periodistas o anda a saber quién.
Amén de honrosas excepciones, el rock mainstream decidió callarse para cuidar la quintita. Son varios los que evitan hablar de política y lo expresan como una virtud. ¿Sorprende que los y las pibas cuando ven su realidad cotidiana se refugien en un género que los represente y exprese lo que sienten? ¿Se olvidaron quienes hablan de rock qué los llevó a escucharlo en primera instancia? Cuando los dardos al actual gobierno salen de Dillom, Wos, Trueno, Lali Espósito o Willy Bronca, ante el silencio stampa de varios referentes de la cultura rockera, encontramos algunas explicaciones.
“A Caputo en la Plaza lo tienen que matar”
Dillom hizo un cover de ‘Sr Cobranza’ en el Cosquín Rock y reemplazó el verso original de “Norma Plá a Cavallo lo tiene que matar” por uno contra el actual ministro de Economía.
— Corta 🏆 (@somoscorta) February 11, 2024
Entonces, la conclusión es por partida doble. La evolución de un puñado de artistas de trap, caminando en diferentes corrientes de estilos (Mención aparte para Catriel, uno de los músicos más interesantes de esta troupe), les ha permitido lanzar discos de altísimo calibre. Hace horas Dillom nos sorprendió con un álbum que madura por sobre su predecesor en un recorrido conceptual oscuro y sumamente interesante desde lo lírico. Ya no son jóvenes que riman, juntan dos sampleos pegadizos y presentan un sencillo. Y si esto fuera poco, líricamente han decidido exponer su comodidad para expresar lo que está sucediendo en nuestro país, cada uno con sus particularidades, pero lo eligieron por sobre el silencio de otros géneros.
Hoy la actitud, el sonido, la puesta en escena y las letras más rockeras salen de las tripas de aquellos que se formaron en los ritmos urbanos. Seguir denostándolos es un error, un prejuicio o simplemente la necesidad de negarlos para salvar la ropa de un estilo musical que vive de lo que fue, pero que no tiene el coraje para hacerse cargo de lo que debe ser. Parafraseando al farsante que preside nuestro país: No la ven.
(*) Conductor de Resistiendo con Ideas (Lunes a viernes de 20 a 21 horas)
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