Por Carlos Aira
Luego de un domingo de ausencia electoral, volvieron las Apiladas Deportivas de Abrí la Cancha. El eje de este enfoque tiene como epicentro Avenida Mitre 470, partido de Avellaneda. Sede del Club Atlético Independiente. La situación en la Avellaneda roja es dramática. Al caos generado por el vacío de poder institucional se suma una cruda realidad deportiva. Independiente cayó ante Colón en el Libertadores de América – rival directo en la lucha por mantener la categoría – y el infierno ardió de bronca.
Lo fuimos señalando en anteriores Apiladas: el Efecto Maratea fue una aspirina. La realidad es que no se puede conducir un club como Independiente a control remoto. Lo que intuíamos en 2021, cuando el cuadro político del club armado por Cristian Ritondo tenía entre sus figuras a Néstor Grindetti y Patricia Bullrich, se hizo realidad: Independiente era un campo de batalla de la gran arena política nacional. El aluvión amarillo que enfrentaba a un enemigo claro como era el verde sindicalismo de Hugo y Pablo Moyano.
Convengamos que los últimos años de conducción moyanista fueron propicios para el golpe de timón. Un cambio de rumbo apoyado por más del 70% de los miles de socios de Independiente que fueron a las urnas en octubre de 2022. A esos socios la realidad pronto los despertó del sueño. Y esa realidad es una pesadilla: el gerente Fabián Doman renunció demasiado pronto, los proyectos futbolisticos fueron muy leves cuando esperaban un 2023 sin sobresaltos y enfocados en la campaña electoral provincial y nacional. La renuncia de Doman obligó a un cambio de planes del Grupo Champagne: Néstor Grindetti debió pedir licencia en la conducción del Partido de Lanús y tomó la conducción del club. Pero todo cambió el domingo 13 de agosto pasado.
En las internas de Juntos por el Cambio, Néstor Grindetti superó a Diego Santilli y será el candidato del espacio a la gobernación de la Provincia de Buenos Aires en las elecciones del 23 de octubre próximo. Objetivo cumplido para el núcleo macrista del espacio. Pero esta trabajada victoria electoral tiene sus obligaciones y compromisos. Incompatibles con la conducción de un club de las dimensiones de Independiente. Néstor Grindetti amagó pedir licencia de la presidencia del club. Esa decisión pondría a Juan Marconi al frente de Independiente. Un presidente demasiado débil, que en rueda de socios afirmó que sí sucediera eso llamaría a elecciones.
En la semana, Néstor Grindetti mostró la hilacha de una forma desprolija. Entrevistado por Eduardo Feinmann en Radio Mitre – un medio afín a su espacio – el presidente de Independiente expresó: “Para la provincia, el país, la política y la gente es más importante sacar a Kicillof de la provincia que Independiente“. Si la situación de los hinchas era de profunda angustia, organizándose en defensa del club, esa declaración motivó un aluvión de críticas. Grindetti respondió en una carta. En la misma responsabilizó a Fabián Doman y expresó que no estaba preparado para un cargo ejectivo: “Hoy estoy a cargo de Independiente, asumo la responsabilidad. Que quede claro: esto me cayó de golpe, esto de estar en el día a día del club”.
Increíble: en el Mundo Grindetti una vicepresidencia no es un cargo ejecutivo.
Toni Santos, representando a los hinchas de Independiente, se expresó el jueves pasado en Abrí la Cancha: “Estamos realmente mal. El club atraviesa desde hace años una profunda crisis dirigencial. Pasaron empresarios exitosos, sindicalistas y políticos e Independiente perdió la normalidad institucional hace mucho tiempo. Esta gente que conduce no tiene como prioridad a Independiente. Nosotros necesitamos una conducción que tenga como prioridad a Independiente. Nosotros, los hinchas, le perdimos el respeto a Grindetti porque él le perdió el respeto a Independiente. Mostró un desinterés al club que amamos que no tiene vuelta atrás“.
El hincha analizó en Abrí la Cancha: “El motor de esta debacle es la conducción ineficiente del club. Independiente se convirtió en un trampolín para gente que se quiere hacer visible al gran público. Estamos organizando manifestaciones en la sede porque la situación no da para más”.
En Abrí la Cancha venimos planteando algo que nos generó bastante rechazos en ciertos sectores: la dirigencia deportiva tiene características propias. Una exitosa gestión empresarial, sindical o política no garantiza el éxito en el plano del deporte. Sobre todo en gigantes con fútbol profesional como es Independiente. En el seno de Juntos por el Cambio no hay arcos. Esto también lo padeció Hugo Moyano y su gente. Desde hace varios años, Independiente tiene problemas con el propio y el rival: el equipo fue un desastre y el entrenador está en la picota. La derrota compromete a los Diablos Rojos, porque Colón llegó a Avellaneda en zona de descenso y hoy iguala la línea de Independiente con 28 puntos.
¿Cómo continúa esto? Difícil saberlo. Independiente podrá contratar un nuevo gerente deportivo (lease, entrenador), pero si el club está acéfalo, difícil saber como continuará el rumbo cuando la competencia por mantener la categoría es salvaje.
El diablo metió la cola en la vida de Independiente y veremos como se resuelve esta situación.
SALDOS Y RETAZOS DE LAS PASO
Unas palabras sobre las PASO del domingo pasado. Se han escuchado muchas voces conmovidas por el sorprendente triunfo electoral de La Libertad Avanza. Como dijo José Acuña, histórico compañero en Radio Gráfica: en la política no hay sorpresas, hay sorprendidos. La situación económica, la falta de respuesa a reclamos populares, cierto despilfarro y erráticas políticas de imposición social armaron un combo que se expresó en la urnas.
¿Argentina se convirtió en un país liberal? No creo, pero hay situaciones para atender. Sorprende que el deporte haya quedado afuera de la plataforma de un frente de carácter popular. Pero en verdad, no debiera sorprender: desde hace tiempo la política pareciera ser un tema de super-estructuras muy alejadas del hombre y la mujer argentina. En esas super-estructuras, el deporte es entretenimiento y espectáculo. Inaugurar un polideportivo, donar pecheras, conitos, sacarse una foto y esperar los likes en Instagram.
A esa ausencia de políticas reales se suma un hecho irrefutable: los deportistas tampoco se comprometen con la política nacional.
Los clubes de barrio fueron quienes pusieron la cara al tarifazo del ministro Aranguren. Año 2016. Ahora, que los votos han sido reacios en las PASO, ¿Convocarán a los clubes para mostrar una cara lacrimógena de un futuro sombrío? Hay una realidad: un sector importante de la política cree que Luna de Avellaneda es un peliculón. Lo que nunca comprendieron es el verdadero trasfondo de la película.
Mientras tanto, la Ley del Deporte, La Asignación Universal del Deporte y la Ley de Clubes de Barrio duermen el sueño de los justos desde el 10 de diciembre de 2019.
Van a tocar la puerta de los clubes de barrio. La respuesta seguramente será generosa, pero la verdad hay que decirla.
Desde este humilde espacio le abrimos una puerta a la esperanza con la ilusión que los funcionarios incorporen a la agenda del deporte en un lugar privilegiado. Para eso, necesitamos sumar funcionarios que comprendan al deporte.
Mientras tanto, el diablo sigue metiendo la cola…
¡La seguimos en la semana, amigos!
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