Por Leonardo Martín
Comparto en estas líneas algunas aproximaciones, apuntes, sobre el resultado de las PASO de este domingo con un resultado sorprendente en cuanto al volumen final de votos y primer puesto de Javier Milei. El voto bronca, la interna e interrogantes que se abrieron en Juntos por el Cambio, las deudas de Unión por la Patria con su mandato electoral.
EL VOTO BRONCA: El pueblo argentino vive hace ocho años en una crisis económica permanente y una falta de perspectivas, de proyección hacia el futuro que ya se expresó en las legislativas de 2021 y lo hizo de modo más contundente en las recientes PASO. A lo largo de los últimos años, fueron varios los candidatos que se plantearon como opciones antigrieta, de consenso y dialoguistas. Ninguna prosperó. El que finalmente lo consiguió, a fuerza de mensajes motosierra e incorrección fue Milei apuntando con el lanzallamas contra la “casta política” y los “periodistas ensobrados”.
¿Esto implica un corrimiento social masivo a posiciones de derecha o ultraderecha? Puede tener un componente minoritario, siempre a atender, pero en este caso el mensaje es el personaje más que un viraje a posiciones antiestado, de arancelamiento de la educación pública y del sistema de salud o de quita de derechos. Lo que se expresa en ese voto es bronca contra los dirigentes políticos (englobando todo) que no dan respuestas.
En ese escenario, las diatribas de Milei contra la “casta”, la incorrección, la falsa rebeldía antisistema y todo lo que rodea a un personaje díscolo, por momentos punk, con planteos nefastos, pero efectistas, llegó a una parte de la sociedad que canaliza su bronca por ahí frente a discursos gastados, que le suenan vacíos, de Unión por la Patria y Juntos por el Cambio. La habilidad de Milei fue haberse insertado en ese malestar proponiendo como solución capitalismo al palo, un liberalismo anárquico, que en momentos de bronca y desilusión pueden sonar atractivos…hasta que se aplican. La solución motosierra para los problemas argentinos cuando los hechos demuestran que no hay margen para más motosierra.
El electorado castigó a las dos grandes fuerzas políticas enfrentadas, en tiempos recientes, desde 2008. En la cabeza de ese votante tanto Juntos por el Cambio como Unión por la Patria son los culpables de este presente de inflación de casi el 115% anual, de ingresos que no se recuperan, de la precarización del empleo. La juventud, sobre todo masculina, ese espacio donde penetró el personaje Milei, problemente esté atravesada por un efecto contagio, pero en el fondo lo que no ven, mayoritariamente, es un futuro con perspectiva donde todas las posibilidades de progreso no les resulten tan lejanas y ajenas. Seguramente habrá otros particularidades en ese espectro, pero el combustible es esa insatisfacción.
JUNTOS POR EL CAMBIO, PREOCUPACIONES. MACRI EL GRAN GANADOR. Quién escribe estas líneas estuvo el domingo por la noche en el búnker de campaña dispuesto en Parque Norte. Las caras eran de preocupación, el tono distaba de ser festivo, el efecto Milei también golpeó fuerte ahí porque no se dio el resultado esperado y porque las posibilidades de quedar fuera del balotaje son concretas. Sumado a eso, el concepto “cambio” que representan quedó muy cuestionado.
Como mayormente se especulaba, Patricia Bullrich venció en la interna a Horacio Rodríguez Larreta con un margen amplio. Jorge Macri lo hizo de modo muy ajustado a un Martín Lousteau que llamativamente aceptó sin más un derrota por un margen mínimo en una elección muy cuestionada por el fallido voto electrónico.
Mauricio Macri es uno de los grandes ganadores de JxC. Quedó derrotado el alzamiento de Horacio Rodríguez Larreta, impuso a su primo Jorge en la Ciudad y también se llevó puesto a una parte de la estructura radical. Como símbolo, cerró el acto de JxC en Parque Norte en donde envío mensajes de concordancia a Javier Milei a quien identificó dentro de su espacio doctrinario.
UNIÓN POR LA PATRIA, EL CONTRATO ELECTORAL SIN CUMPLIR. El Frente de Todos fue votado masivamente en 2019 para dejar atrás la destrucción de empleos, ingresos e industrias durante los cuatro años de macrismo. El contrato electoral fue llenar la heladera y encender de nuevo la parrilla. Los números y los hechos no acompañaron.
Logró una parcial recuperación de empleos, mayormente precarios, se puede destacar que cambió la tendencia previa del macrismo. Lo que no pudo recomponer son los ingresos de las grandes mayorías con una inflación que se fue espiralizando año a año. El sector de trabajadores registrados (casi la mitad del mercado laboral argentino) tiene herramientas para al menor ir empatando en el mejor de los casos, no es el caso de los no registrados y economía popular, sectores que pierden por goleada frente a la inflación.
Del peronismo se espera que mejore la situación de las grandes mayorías y desde una posición resultadista no lo alcanzó en este presente. Las urnas dieron el mensaje, el peronismo no está ofreciendo para muchos sectores la confianza en trazar un futuro con esperanza. Y eso es lo que debe recuperar, pero no solo con retórico, lo debe hacer con hechos más cuando aún domina las palancas de una economía maltrecha.
Es cierto que le tocó una coyuntura con complicaciones serias en estos cuatro años: una pandemia histórica, el conflicto entre Rusia y Ucrania con su correlato inflacionario global y una sequía por la cual se perdieron 20 mil millones de dólares. También la herencia macrista de crisis económica y del FMI que cumple su rol histórico de condicionar. Pese a todo ello, faltó audacia para resolver problemas y enfrentar poderes corporativos. Hubo condiciones para ir por más, pero faltó apretar con convicción el acelerador.
A ello hay que sumar la crisis política dentro del propio Frente de Todos, las internas a cielo abierto, los funcionarios que no funcionan, los que son parte del gobierno y lo critican como si fueran de la oposición. El mensaje que llegó al electorado fue por momentos esquizofrénico, con una parte de la propia coalición que no dejó ningún cargo de la estructura, pero que al mismo tiempo actuó como el principal crítico. ¿Cómo convencer a un votante de esa manera cuando baja un mensaje confuso y derrotista?
Para peor, al día posterior de las PASO, el gobierno devaluó un 22% más el peso con dólares paralelos que también vienen subiendo fuerte. La inflación de agosto pinta que va a tener dos números, un nuevo hachazo a los sectores de ingresos fijos, los mismos a los que hay que volver a enamorar y persuadir de que hay un futuro mejor. Así es muy difícil.
Es un debate válido pensar si Sergio Massa es un candidato que logre sintetizar las aspiraciones del campo nacional. Probablemente para muchos no lo sea ni represente eso. Su figura se impone en la urgencia y en la falta de alternativas y construcciones de aquellos sectores que dicen representar una alternativa más genuina del campo nacional y popular. Res non verba.
Un trabajo para estas elecciones, pero también para el período que se abre es la de recuperar al peronismo como una fuerza transformadora, desafiante cuando sea necesario, y recuperando como horizonte político el beneficio de las grandes mayorías. Una derrota circunstancial no opaca ni entierra esa potencia histórica. Ahora, por sí sola tampoco se va a generar.
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