Por Lautaro D´Urso
En un viernes frio y con un paro de transportes que a más de uno le dificulto acercarse al barrio de San Telmo los Massacre salen a escena pasadas las 23:30 entre el público podemos ver gente con remeras de los Dead Kennedys y Nirvana, hasta una joven con su uniforme laboral de enfermera, nada mejor que cortar con la rutina laboral que liberándose de todo atreves de la música. La banda pionera del Skate Rock en nuestro país nos introducen a su particular universo sonoro de la mano de “Seguro es por mi culpa”, donde Walas se hace preguntas retoricas como ¿Que sería de Buenos Aires sin la banda de punk The Clash? y ¿Qué tal seria Alejandra Pizarnik como madre? La primera canción de la noche nos lleva a una sesión de psicoanálisis musical donde también el frontman de la banda saca su faceta de poeta al recitar un fragmento, virtud que parece haber heredado de su tío, el músico folclórico y poeta misionero Ramón Ayala. En segundo lugar, llega “A Jerry Garcia” perteneciente al disco “Juguetes para olvidar”. La canción homenajea al líder de la banda psicodélica de culto Grateful Dead. Los sonidos que emanan de la guitarra de Pablo Mondello hace que seamos parte de un trance místico en el que la banda hace un rito chamanico sonoro para traer de vuelta a Jerry Garcia por unos minutos al mundo de los mortales.
Charly desde la batería marca el ritmo para darle inicio a un clásico de los primeros tiempos que se mantiene firme año tras años en los conciertos. El público corea al mejor estilo cancha de futbol la introducción de “Nuevo Día”. Es difícil describir y tratar de explicar lo que se vive en La Trastienda cada vez que toca la banda, es algo que hay que vivirlo en carne propia para poder entender la comunión que se genera entre Massacre y sus seguidores. El primer pogo fuerte es generado por esta canción perteneciente al primer disco de estudio “Sol Lucet Omnibus” que el año pasado tuvo una merecida reedición en tres formatos cassette, vinilo y CD. Vemos fanáticos nadar sobre la marea de gente, otros subiéndose a abrazar a Walas o sumándose a cantar un breve fragmento. Una fiesta donde la banda skater hace florecer el costado lúdico de sus admiradores, en La Trastienda se respira un clima de libertad y fraternidad.
Carnota con potencia le da comienzo a “3 Walls” donde los fanáticos acompañan la primera parte de la canción casi como si fuesen una segunda voz, acoplándose a la perfección. “Querida Eugenia” otro himno de su carrera musical llega para seguir incrementado el nivel energético en el recinto. Walas se pone su galera negra y es poseído por el alma de uno de los creadores de Shock Rock Alice Cooper, Los Massacre nos regalan una excelente versión de I’m Eighteen. Todos y Todas tenemos una cita en Balcarce 460, el poderoso bajo de Bochi hace vibrar nuestras almas para que comience “La cita”, canción que será parte de su próximo disco de estudio “Nueve” El Tordo cambia de guitarra para seguir regalándonos riffs endiablados. Walas como buen maestro de ceremonia presenta: – “Massacre en La Trastienda, un viernes a la noche es compra, venta y canje”- Comienza a pura energía “Te Leo al revés” que hace que uno salga de la Trastienda con ganas de patear las calles de Buenos Aires en un skate.
Carnota con potencia le da comienzo a “3 Walls” donde los fanáticos acompañan la primera parte de la canción casi como si fuesen una segunda voz, acoplándose a la perfección. “Querida Eugenia” otro himno de su carrera musical llega para seguir incrementado el nivel energético en el recinto. Walas se pone su galera negra y es poseído por el alma de uno de los creadores de Shock Rock Alice Cooper, Los Massacre nos regalan una excelente versión de I’m Eighteen. Todos y Todas tenemos una cita en Balcarce 460, el poderoso bajo de Bochi hace vibrar nuestras almas para que comience “La cita”, canción que será parte de su próximo disco de estudio “Nueve” El Tordo cambia de guitarra para seguir regalándonos riffs endiablados. Walas como buen maestro de ceremonia presenta: – “Massacre en La Trastienda, un viernes a la noche es compra, venta y canje”- Comienza a pura energía “Te Leo al revés” que hace que uno salga de la Trastienda con ganas de patear las calles de Buenos Aires en un skate.
El recinto se vuelve azulado, Walas como si fuese una especie de líder espiritual y chamanico bendice a sus seguidores con un artefacto vudú, un bastón con una calavera y tiras de tela rojas. Ella “Sofia,la super Vedette” se hace presente en el escenario de La Trastienda. Las luces se tiñen de violeta, color que representa la lucha de las mujeres en los últimos años y comienza a sonar “Ella va”, una canción con mucho poder femenino, no olvidar que la banda se autodenomina matriarcal y tienen como manager una mujer empoderada Tori Carrera. El arquitecto de Sonido Pablo Mondello nos introduce en una arenga espiritual “Si Quieren pueden volar”, perteneciente a lo que hasta hora es el último disco de la banda “Biblia Ovni”. Y como no volar con los sonidos espaciales de guitarra que no teletransportan a otro planeta. “Tanto Amor” es una celebración a la acción de amar, parejas del público se besan y se abrazan Uno siente estar siendo testigo de esos shows que ya no se hacen, estando en un barrio con tanta movida cultura como lo es San Telmo tranquilamente puede respirarse el alma y esencia de lugares emblemáticos que ya no existen como Arlequines o el Parakultural.
La banda agradece a sus seguidores de estar presentes, de haber ido a La Trastienda a pesar de las complicaciones por el paro de transporte. Massacre nos regala “El espejo” canción que hace un tiempo largo no interpretaban en vivo. La psicodelia de “Mariposa” nos hace entrar en el plano onírico que propone la canción producida por Gustavo Santaolalla. El viaje musical se profundiza con “Ana” y se mezcla con los sonidos sónicos que llegan a nuestras almas con “Juicio a un bailarín” La Trastienda se transforma en una gran pista de baile punk con la introducción de “Adiós caballo español” canción que pertenece al disco “12 nuevas patologías” que este año está cumpliendo 20 años. Las texturas de las guitarras de Fico y Mondello se entrelazan para generar algo estupendo, nos hacen viajar por las galaxias musicales. Con su magnetismo escénico Walas se pone una máscara que nos recuerda a la Drag Queen Divine, que fue musa artística del escritor y director de cine John Waters.
Ya estamos en la recta final de show, los Massacre meten quinta y de ahora en más todo va ser pura intensidad. La banda se entretiene y juega con su público cantándole a un maniquí bastante creppy bautizado como “La Marciana” al ritmo de la intro de “Seven Nation Army” de los White Stripes. Suenan los primeros acordes y la gente explota en euforia llega “Plan B” un himno emblemático de la banda. Somos testigos de lo hermoso que es estar en un concierto donde no existe un vallado que separe a los artistas de sus fanáticos. La conexión que se da con la banda es plena, el escenario es de Massacre pero también de su gente. Los primeros valientes se suben cargados de energía para poder estar unos segundos con sus ídolos y se tiran desde el mismo, esta acción en la cultura del punk se llama Stage Diving y no es muy común de ver, en la mayoría de conciertos los fans no logran llegar al escenario porque antes son interceptado por la gente de seguridad.
La Trastienda es la casa de Massacre, nos invitan a una fiesta en su hogar donde reina el respeto, la camaradería y el abrazo con la persona de al lado para cantar aunque no lo conozcas. El pogo es inmenso, la banda no baja las revoluciones y nos regala “Mi mami no lo hará” Walas se pone su casco, como si metafóricamente fuese a combatir en una guerra musical, es el momento de “Violence”. El escenario es un aluvión energético. Llega un final a todo trapo, estamos en presencia de la versión más punk y skater de la banda. Massacre Palestina se hace presente y nos regala la última canción de la noche. Suena “Diferentes Maneras”, un himno de rebeldía y skate. El escenario es invadido por los seguidores de la banda, podemos ver desde mascaras de lucha libre a crestas punk, un desfile de gente que se siente en plena libertad. Todos y todas son parte de la gran familia que es Massacre. Un mosh que ocupa toda La Trastienda donde gran parte de la gente corre en círculos sabiendo que es hora gastar lo último de energía que les queda.
La banda se despide. El emblemático cántico de sus seguidores se hace escuchar -“Mandarina, mandarina somos todos de Massacre, de Massacre Palestina”- Nadie que vea a Massacre en La Trastienda puede ser indiferente, es una experiencia única que vale la pena vivir y que le recomiendo a cualquier persona que le guste ir a recitales porque no se va arrepentir.
(*) Periodista / El Refugio Musical
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