Por Úrsula Asta*
Militante y pensador. Guillermo Wierzba falleció el último día de este abril a sus 71 años. Como parte del grupo de economistas que en el marco del Foro Economía y Trabajo elaboró documentos de coyuntura con propuestas políticas, cuando iniciaba este mismo abril dialogamos con él.
Miembro de la Comisión por la Memoria de la Facultad de Ciencias Económicas y de la Cátedra de Poder Económico y Derechos Humanos, fue también el director del Centro de Economía y Finanzas para el Desarrollo Argentino (Cefid-AR). Un centro dedicado a investigar aspectos de la política económica -como deuda externa, fuga de capitales, concentración y evasión tributaria-, que con el patrocinio de bancos públicos abonó importantes debates y que el gobierno de Mauricio Macri cerró.
Guillermo fue parte del equipo de colaboradores y de consulta durante la gestión de Felisa Miceli en el Ministerio de Economía y ocupó, recientemente, el cargo de director del Banco Nación. Participante activo del grupo de pensamiento Carta Abierta junto a Horacio González y uno de los motores del recientemente lanzado Espacio Abierto/ Asambleas Horacianas. En los últimos años, además, impulsó un grupo de debate con el nombre Llamada Compañera, al que asistía regularmente desde que inició la pandemia (que obligó a encontrar un “formato” en la virtualidad).
“El crecimiento no resuelve el problema del ingreso”
Con el disparador de este segundo documento del Foro Economía y Trabajo: Para recuperar los ingresos reales, urge quebrar la inercia inflacionaria -el anterior era sobre la deuda-, iniciamos la conversación.
Guillermo dijo que el escrito “se enfoca en el tema de la inflación, tema acuciante en la economía argentina de hoy, porque se han frustrado las expectativas que marcaban un descenso paulatino, y la verdad que nos encontramos frente a una inflación que tuvo 100 por ciento como registro anual”.
Sobre quiénes ganaron y quiénes perdieron en ese contexto, evaluó: “Esta cuestión tiene varias impactos negativos, pero fundamentalmente hay que mirar que el proceso inflacionario estuvo acompañado por una pérdida de participación en el ingreso de las mayorías que perciben ingresos fijos, entre ellos fundamentalmente los asalariados”.
“De manera que hubo una puja distributiva en dónde siempre ganaron las empresas, fundamentalmente las empresas de los oligopolios concentrados, y perdieron los trabajadores, y entre ellos perdieron mucho mas los que carecen de formalidad, pero perdieron todos”.
A partir de esta situación, Wierzba sostuvo que “urge poner orden en el sistema de precios, porque es el sistema de precios y esta inflación lo que esta ayudando a que no se recompongan los ingresos, más aún: que siga bajando la participación de los salarios en los ingresos y el salario real”.
En torno al diagnóstico, agregó que “tenemos un aumento del índice de pobreza respecto del año pasado. En una economía que tuvo un crecimiento de 5,2 por ciento el año pasado, tuvimos una tasa de inflación que favoreció la pérdida del nivel de los salarios y que, a su vez, produjo que la pobreza, comparando los últimos dos semestres, aumentara 2 puntos y que el índice de indigencia prácticamente no se moviera. Esto demuestra cómo el crecimiento por sí solo no resuelve los problemas del ingreso”.
“En la disputa distributiva, está claro que a pesar que la tasa de desempleo descendió, la dinámica inflacionaria se sigue comiendo los salarios”.
Al respecto, el documento del espacio Foro Economía y Trabajo propone una serie de políticas que Wierzba planteó que deben ser acompañadas de un “shock redistributivo”
“La inflación que estamos viviendo tiene mucho que ver con las políticas devaluatorias que el FMI exige”
En una interrelación entre la situación inflacionaria y la presencia del Fondo Monetario Internacional en la Argentina, analizó que “las políticas del FMI, que se están siguiendo por parte de la gestión económica -como reducción del déficit y de la emisión monetaria-, han mostrado cómo el monetarismo y las políticas de ajuste tradicionales no sirven para bajar la inflación”.
“Ese diagnóstico de que la inflación viene por el lado de que el Estado gasta mucho es un diagnóstico justificatorio del debilitamiento del Estado y de la privatización de la economía. Eso habría que decirlo con todas las letras“, sumó.
Y subrayó que “la inflación que estamos viviendo tiene mucho que ver con las políticas devaluatorias que el FMI exige. Los problemas generados en el sector externo de la economía están detrás de una política de exigencia del FMI para que la Argentina, de acuerdo al criterio de ellos, esté en condiciones de mayor liquidez y solvencia para poder pagar sus deudas internacionales. Y las políticas de devaluación se trasladan a los precios de los productos”.
“Pero aparte – continuó sobre las exigencias del FMI- están las políticas de ajuste de las tarifas de los servicios públicos, que responden a determinados índices”.
“hace falta recuperar la decisión política y reconstruir una potencia del poder del Estado”
Para seguir estas políticas, evaluó, se “requiere de una enérgica política estatal, que se trata de una convicción en el poder del Estado para disponer determinadas políticas, no para pedir permiso“.
“Planteamos en el documento anterior que era urgente una renegociación con el FMI para reestructurar la deuda, no simplememente para refinanciarla. Lo que implica discutir un montón de cuestiones, desde los sobrecargos hasta el nivel de las tasas, porque aparte las tasas de interés internacionales vienen subiendo e impactan en la tasa que el FMI cobra a Argentina, y los intereses han crecido muchísimo”.
“Hay que entrar en un proceso de redimensión de la deuda plantados en una posicion de fuerza, estamos ante un organismo que sabemos la conducta que tuvo con los préstamos, pero a su vez somos el principal deudor del Fondo, tenemos que tomar eso como una de las condiciones que posibiliten tomar una posición de mayor fuerza. La verdad que no se puede negociar con el Fondo pidiéndole cosas simplemente, porque eso no sería una negociación, es más bien una súplica. Lo que hay que hay que hacer es ponerse firme y plantear tal cosa sí, tal cosa no”.
Sobre su posición personal, remarcó: “A mí me parecía que no estuvo bien firmar ese acuerdo con el FMI. Ahora tenemos la sequía, pero antes de la sequía se había planteado otra situación inesperada en la economía internacional, que fue la guerra de la OTAN con Rusia. Eso trajo como consecuencia el aumento de costos en el Centro y ellos elevaron la tasa de interés para afrontar esa situación, lo que complica más el panorama internacional. A su vez, la suba de la tasa de interés genera una potencial crisis de la banca internacional. El capital financiero internacional está salvando bancos, pero respecto a los países que estamos endeudados hay la mayor de las durezas. Hay una doble posición. Y antes de la guerra, habíamos tenido la pandemia”.
“Estas cuestiones también hacen a la inflación en la Argentina, porque las políticas tendientes a mantener el tipo de cambio, devaluar, devaluar, las devaluaciones cotidianas cada vez con mayor potencia, llevan a que la tasa de inflación vaya creciendo“, subrayó.
“estamos en un mundo neoliberal donde permanentemente la hegemonía cultural descalifica las regulaciones”
Sobre las circuntancias para que cualquier política en la Argentina tome un rumbo virtuoso, reflexionó que “hace falta recuperar la decisión política y reconstruir una potencia del poder del Estado. Primero, reconocer esa posibilidad de intervención. Esto es muy importante, porque para llevar a cabo regulaciones hace falta que en los organismos públicos haya funcionarios que crean fervientemente en la regulación”.
También planteó que “estamos en un mundo neoliberal donde permanentemente la hegemonía cultural descalifica las regulaciones, pero si no vamos a las regulaciones no vamos a poder controlar esta inflación hasta que no se devore una porción mayor de los salarios y vayamos a lo que el programa de rejuntados por el cambio quiere, que es un shock antipopular en la economía bancado con políticas de represión de la movilización social y de disciplinammento”.
“El tema es creer en un proyecto que tenga un Estado con disposición y autoreconocimiento como un lugar donde se puedan tomar disiciones. Eso implica asumir la idea de políticas de cambio que necesariamente tienen que afrontar lógicas de conflictividad con los sectores de poder”.
En este sentido, remarcó que “las políticas enérgicas de un Gobierno que se pretende de raíces nacionales, populares y democráticas tienen que ser acompañadas por una lógica de movilización popular. Para que ello ocurra hay que generar mecanismos de participación popular, que no puede remitirse solamente al control que hace cada uno cuando va al supermercado o el negocio de cercanía, que también hay que hacerlo, sino articular actividades que incluyan la participación popular”.
“Hay una necesidad de construir un Estado con capacidad de control y con disposición al control, porque no solo se va a resolver con participación popular, también requiere de resolver técnicas de control con un Estado capacitado para hacerlo, con un Estado más grande, más eficiente y más convencido de un camino de modificación de los paradigmas culturales neoliberales”.
“Transformar lo que parece inviable en viable”
En esta línea, argumentó que hay que retomar ideas como la Constitución que tuvimos en 1949. “Tenía un paradigma de constitucionalismo social, y ahí había una cantidad de definiciones respecto del carácter limitado y atribuciones que da la propiedad privada, de medios de producción fundamentalmente, medios estratégicos para la vida nacional. Esa limitación es la posibilidad que se le da al Estado para hacer intervenciones y que sean cumplidas”.
“Esto es una batalla, porque va a haber muchas resistencias, porque hay mucha concentración económica“, delineó y explicó que hay “altos beneficiarios de la inflación, porque ésta produce cambios en los precios relativos, que es la suba de los precios de quienes tienen mayor poder de mercado frente a los participantes mas competitivos, que en general son las pequeñas y medianas empresas”.
Al respecto, hizo un apunte sobre la necesidad de generar una concepción jurídica sobre “grupo económico“: “Los grupos económicos reciben controles como si fueran empresas individuales, pero hacia adentro se comportan como grupo económico, y eso le da unas ventajas impresionantes. Hay que generar una idea jurídica de grupo económico, que favorezca el control evitando elusiones del control que se haga dentro del marco legal”.
Para finalizar, remarcó que siempre queda pendiente el cómo hacer todo esto. Ante ello, opinó que “el tema de la viabilidad en política puede ser utilizado para reconocer que la viabilidad se construye transformando lo díficil o lo que parece inviable en viable. Del otro lado, significa asumir que la viabilidad no existe, entonces se adopta el criterio del posibilismo, que lleva a que finamente no se puedan tomar medidas contundentes y se acepte que las condiciones las fija el poder concentrado porque el neoliberalismo se ha convertido una cultura inexpulnable”.
(*) Conductora de Feas, Sucias y Malas, sábados 10 a 13 hs, por Radio Gráfica. Entrevista realizada junto a Leonardo Martín.
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