La semana va llegando a su fin con novedades en el plano económico. Por un lado, tras conocerse el preocupante dato de la inflación de febrero (6,6%), el Consejo del Salario Mínimo Vital y Móvil aprobó un aumento ínfimo que desató críticas en parte del movimiento sindical. Por otro, el gobierno decidió pesificar las tenencias en dólares del sector público para apaciguar la presión cambiaria.
Radio Gráfica consultó al economista y Presidente de la Fundación de Investigaciones Sociales y Políticas (FISyP), Julio César Gambina, sobre ambos temas.
“La inflación es un tema de poder: aumenta quien puede. Es uno de los mecanismos de disciplinamiento político de los sectores concentrados”, expresó. “Si lo trabajadores quieren aumentar el precio de la fuerza de trabajo, no los dejan, ni siquiera aquellos que tienen convenios colectivos de trabajo, porque cuesta mucho reabrir paritarias y poner en discusión con las patronales cuales deberían ser los ingresos necesarios. Uno esperaría que el salario mínimo sea equivalente a la canasta familiar y lógicamente está muy por debajo. Las centrales obreras además votaron divididas, los trabajadores y trabajadoras no están en condiciones de poder para imponer un salario mínimo”, explicó.
Por otro lado, apuntó que si bien la inflación tiene una base económica, “en el fondo es un tema de organización política de la sociedad y las condiciones la ponen los poderosos. Se trata de una ecuación de poder; la inflación es uno de los mecanismos de disciplinamiento de la mayoría empobrecida de la Argentina, porque genera desesperación el no llegar con los alimentos y elementos necesarios para la vida, lo que a su vez, lleva a que mucha gente sobretrabaje”, continuó el especialista.
Respecto de la actual gestión en el Ministerio de Economía, remarcó que las medidas tomadas hasta el momento, apuntar a contentar a “los sectores del poder económico de la producción y exportación”: “Queda claro que las autoridades miran mucho más la presión de la agenda del poder económico que la presión que pueden ejercer las centrales sindicales, los movimientos populares. El ajuste permanente que nos plantea el acuerdo con el Fondo es inflacionario, pide achicar el gasto público que a su vez implica aumentar las tarifas de los servicios públicos que no hay duda que impacta en el costo de vida”.
“Queda claro que las autoridades miran mucho más la presión de la agenda del poder económico que la presión que puede ejercer la clase trabajadora”
El último anuncio del gobierno respecto de pesificar los bonos en dólares de organismos estatales, para el economista, busca evitar una megadevaluación en un año electoral, pero sigue sin resolver las demandas de los sectores más golpeados: “El gobierno no tiene dólares para entregarle a los que quieren comprar, que es el sector de gran capacidad económica que busca dólares y los compra a través del MEP o CCL. Entonces decide meter mano a los dólares que tienen los organismos estatales y dice que esos bonos en dólares de legislación nacional los va a digitar durante 4 meses para que quienes quieran comprar los compren, por eso se llama pesificación, porque los organismos estatales los venden. Es para que los grandes inversores de capital tengan dólares. Están tirando la pelota para adelante y buscan cumplir con la agenda del poder, dicen que no hacen una mega devaluación pero hace mil devaluaciones, y nunca hay medidas de este nivel que involucre a los sectores populares”.
Consultado por las alternativas en este contexto crítico, Gambina sostuvo que la respuesta, en parte, está en la multipolaridad: “Mi expectativa está en los de abajo. Hay que anular el acuerdo con el Fondo a pesar de las sanciones, porque el mundo hoy funciona en base a las sanciones unilaterales de EEUU, contra China, Rusia, Venezuela, Irán. Es la lógica del orden capitalista contemporáneo, y eso implica que Argentina va a tener que potenciar las relaciones con Brasil, Chile, China, con el mundo, para generar condiciones de soberanía y articulación internacional”.
“Hay que anular el acuerdo con el Fondo a pesar de las sanciones, porque el mundo hoy funciona en base a las sanciones unilaterales de EEUU”
Y concluyó: “No va a ser sencillo porque anulando el acuerdo no se resuelve todo, pero si no se le paga al Fondo, esos recursos hay que usarlos para reorientar la política económica, generar soberanía alimentaria, energética, financiera, retomar la expropiación de Vicentin, por ejemplo, y terminar con el complejo sojero exportador. El combate a la inflación debe empezar por un proceso de movilización, organización y consciencia social de que puede haber una alternativa”.
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