Por Úrsula Asta*
El año en que se cumplieron siete décadas de las elecciones en que las mujeres comenzaron a ejercer su derecho político al voto, se publicó Parlamentarias. La voz de las primeras legisladoras en el Congreso de la Nación.
Las diputadas, senadoras y delegadas territoriales electas por el sufragio popular y que ocuparon aquellas bancas por primera vez, son protagonistas en un libro de la Biblioteca del Congreso de la Nación. En su versión digital, están también el total de las discusiones en las Cámaras durante el ejercicio de su mandato, entre 1952 y 1955.
Radio Gráfica dialogó con Julia Rosemberg, quien junto a Isela Mo Amavet, es una de las prologuistas, y con la trabajadora de la Biblioteca del Congreso Lucía Sadras, que fue una de sus escritoras.
Consultada sobre la importancia histórica de esta publicación, la historiadora Rosemberg, planteó que “el libro parlamentarias tiene un doble mérito. Uno es que se trató de un trabajo muy grande y muy rápido de digitalización, durante la pandemia, por parte de la Biblioteca del Congreso de la Nación. Se hizo un trabajo realmente muy exhaustivo, muy profundo en muy poco tiempo y creo que eso es muy meritorio a destacar”.
En ese sentido, señaló que “además, lo que se está haciendo con este libro es poner a disposición una serie de fuentes documentales para que se realicen homenajes, investigaciones, para se pueda estudiar el periodo, por lo cual me parece que es un mérito muy grande por parte de los trabajadores y las trabajadoras de la biblioteca”.
“Por otro lado, -siguió- tiene un enorme mérito, que es el de dar luz, dar visibilidad, dar la posibilidad de conocer las palabras y los pensamientos de las primeras representantes políticas mujeres de nuestra patria. Mujeres que han sido muy ninguneadas. Lo típico sería decir que fue por el patriarcado, pero en el caso de estas mujeres fue también por el antiperonismo, por lo cual es una doble negación la que ha sufrido con el tiempo, una doble invisibilización”.
“Entonces, es muy importante poder acceder a sus propios pensamientos y a sus propias palabras, porque se las ha estudiado muy poco y lo poco que se las ha estudiado se ha dicho generalmente que eran meramente seguidoras de Eva Perón, eran meramente secuaces de la conducción, quitándoles mérito a ellas mismas, quitándoles la capacidad de cuadros políticos que fueron ellas en sí mismas”, reflexionó.
Y marcó que “de esta manera, al poder leer sus palabras, leer sus pensamientos, los proyectos políticos que defendieron y a los que le pusieron el cuerpo, me parece que de alguna manera también este libro permite hacer algo de justicia con estas mujeres tan olvidadas durante tanto tiempo”.
En el caso de Lucía Sadras, ella es trabajadora de la Biblioteca del Congreso de la Nación. En una visita a los estudios de la Gráfica, además de contar sobre el proceso de la investigación, dio cuenta del trabajo de los equipos en la recuperación de un valiosísimo archivo al que se puede acceder de manera pública y gratuita.
-¿Cómo se realizó este trabajo?
Lucía Sadras: El año pasado empezamos con el trabajo de investigación desde la biblioteca, como excusa, porque siempre los aniversarios son una excusa: se cumplieron 70 años de que asumieron en sus bancas las primeras mujeres representantes electas como diputadas, senadoras y delegadas territoriales del país.
Además de haber sido el aniversario de que las mujeres pudimos votar, también fue el aniversario de las mujeres como representantes políticas. La verdad es que eso siempre fue olvidado, porque cuando hablamos, hablamos del voto y nada más.
Y en realidad acá hubo muchas mujeres, 133, a lo largo y ancho del país, que asumieron además del compromiso de la lucha por el voto, también el compromiso de estar sentadas en una banca representando a la gran mitad de la población que no había sido partícipe del voto hasta entonces, y tampoco una voz dentro del Congreso.
-Además, eran todas del Partido Peronista Femenino, ¿no?
-Sucedió que Evita con las censistas hizo un gran trabajo de empadronamiento de las mujeres para esas elecciones, y gran parte de estas censistas después fueron como candidatas a diputadas, senadoras y delegadas territoriales de las provincias, que todavía no eran consideradas provincias.
Lo que pasó es que del resto de los partidos el único que tenía posibilidad de ingresar diputadas o senadoras era la Unión Cívica Radical, y no llevó mujeres en su lista. Ni una.
Tal vez otros partidos más pequeños tuvieron alguna participación de mujeres en la lista, pero no alcanzaron a tener los votos suficientes para que ingresen al Congreso. Lo interesante también de estas mujeres es que no las pusieron en el Partido Peronista al final, como suplentes, como siempre sucede o sucedió después, como una selección testimonial. Ninguno de los puestos de estas mujeres fue testimonial.
Todas las mujeres que se presentaron en las listas en el Partido Peronista ingresaron al Congreso. Eso también es súper destacable porque no estamos hablando de un lugar secundario. Al contrario.
-¿Qué contempla este libro?
-Fue un trabajo muy hermoso, porque estuvimos trabajando con diarios de sesiones desde el 1952, cuando ellas asumen, porque en el 51 fue el aniversario de las elecciones. Por eso queremos seguir moviéndolo, con la excusa de los 70 años de la asunción de ellas, que se pueda seguir viendo el trabajo y dando el reconocimiento a cada una de ellas.
En los diarios de sesiones de la Biblioteca del Congreso están todos los discursos y todas las intervenciones de todos los diputados y senadores de nuestro país a lo largo de nuestra historia. Lo que nosotras hicimos fue ver a cada una de ellas, primero empezar viendo si todas habían hablado, porque cuando fuimos a las fuentes no se sabía nada de ellas. A los peronistas nos mandaron al sótano de la historia en el 55. Las mujeres peronistas fueron completamente olvidadas y ninguneadas. No sabíamos por ejemplo si habían tenido intervención o no.
Lo primero que hicimos fue ver si todas habían hablado por lo menos un poquito. Íbamos con alguna esperanza con el nombre de cada una viendo en los nomencladores de los diarios de sesiones a ver. Cuando vimos que sí, que fue una gran alegría, empezamos a investigar y a leer sobre qué temas.
Una puede pensar que las mandaban a hablar sobre Eva Perón, que es muy válido y está muy bien, porque acababa de fallecer su líder política. Ellas asumen y de golpe Eva ya no está, que era su gran conductora. Lo que sucede es que podían haber muchos discursos sobre Eva, de hecho está muy presente en cada una de las intervenciones, pero a la vez hay discursos que si te pones a pensar, atraviesan la política y la vida de las personas integralmente. No es solamente que se ocupaban de “temas de mujeres”.
-¿Como por ejemplo?
Fue muy fuerte ver por un lado cómo interviene la historia, cómo se va dando ese caldo de cultivo -viene el golpe después-, cómo se va tensionando la cuestión política desde el Congreso. Uno sabe de la pelea de Perón con la Iglesia, pero en el Congreso de golpe empezamos a ver que se discutía que había que sacar a la Iglesia de la eximición de impuestos.
Los discursos sobre, por ejemplo, separación de la Iglesia del Estado. Es increíble.
También, hablan del reconocimiento de los hijos extramatrimoniales, y ese discurso es muy bueno, porque también generan tensiones, porque no iban ahí a ser complacientes con nadie. Era para decir que el pibe no tiene la culpa de lo que hagan los adultos, y las mujeres estaban ahí diciendo que “no hay hijos no reconocidos o hijos ilegítimos. Hay en todo caso padres ilegítimos”.
¿Y si eso no son conquistas? …pensando también que hay temáticas que son muy fuertes, que las estamos hablando todavía, y fueron mujeres las que las plantearon hace 70 años.
-De hecho, la separación de la Iglesia del Estado es casi es un tabú…
-Incluso aparecen otras demandas, que después se las tomó como de un feminismo más academicista y desde el hecho de decir que el peronismo no es feminista y toda esa discusión que es muy engorrosa. Es muy difícil pensar a Evita en ese momento en discusión con los feminismos, que eran otros, y en realidad estas mujeres estaban planteando por ejemplo el reconocimiento de las tareas de cuidado. Estas mujeres lo plantearon hace 70 años.
También, la mayoría de los proyectos que se presentaban en ese momento se presentaban como partido político. No es que estaba el Partido Peronista Femenino que presentaba un proyecto: se presentaba todo como un mismo bloque.
Julia Rosemberg e Isela Mo Amavet cuentan en el prólogo, y ahí ya son parte de los mitos de la historia que ojalá en algún momento se puedan recuperar y confirmar esas teorías, que parece que Evita dejó una carpeta con proyectos legislativos. Se dice eso, no se sabe. Tal vez son cosas que se charlaron entre ellas.
-¿Qué se sabe de estas primeras diputadas? ¿Quiénes eran?
-Dentro de esta nebulosa, este trabajo es un puntapié. Esperamos poder tener mucha más información de cada una de ellas, que reivindique su trabajo y se las reconozca como se debe.
Para nosotras fue muy difícil, por ejemplo, encontrar fotos y las caras de cada una de ellas. No existían. Con el Archivo General de Nación y con las chicas del Comando Evita, que también aportaron material, pudimos ir recopilando alguna de las caras y de las historias de vida de cada una de ellas.
Por ejemplo, sabemos que había una enfermera, había una maestra… Eran trabajadoras la mayoría de ellas. Ninguna se dedicaba previamente a la política. Sí muchas de ellas fueron censistas, que es esa tarea la que llevaron a lo largo del país para censar a las mujeres en la Ley de Enrolamiento, pero la mayoría eran trabajadoras comunes y corrientes.
– ¿Y las senadoras?
Las primeras fueron 6 senadoras. Larrauri fue una de ellas, que fue cantante de tango. Es la más reconocida, es la que hace Evita Capitana.
Y después, además de diputadas y senadoras, hay un apartado de delegadas territoriales de provincias, que no eran conocidas como provincias en ese momento, llegaban como delegadas que representaban a esos territorios.
Son muy interesantes las intervenciones de ellas como delegadas territoriales para sus provincias, para sus espacios de vida que no tenían una representación acá en Buenos Aires y que tenían muchos intereses y derechos por reconocer.
-El libro compila varios discursos, ustedes hicieron una selección…
-Es una selección primera, como a vuelo de pájaro. Como para el o la que se quede con ganas de seguir sabiendo más de cada una de ellas, o del tipo de intervenciones que hicieron, al final del libro encuentra un anexo por senadora por año y por diputada por año con cada una de las intervenciones que ellas hicieron.
En el libro en su versión papel está en un índice y en la versión digital, que se encuentra y se descarga gratuitamente en la página de la Biblioteca del Congreso, pueden ver el acceso a los links de los discursos de cada una. Incluyendo también lo que fue parte del proceso del trabajo, criterios de selección que tuvimos que ir haciendo a medida que nos íbamos encontrando con pedazos de las historias, con el resto de las diputadas y senadoras que asumieron en el ´54, después de la elección.
Allí asumen devuelta muchas más mujeres, pero tienen un periodo muy corto de gestión, porque en junio tenemos una ruptura del orden democrático. Muchas de esas mujeres no llegan a tener intervención y hay algunas que sí y que también son muy interesantes. A ellas las incluimos en el anexo porque nos parecía muy injusto dejarlas afuera. Eran muy pocas sus intervenciones y sumaba mucho lo que ellas tenían para decir en ese momento. Está el repudio a la quema de la bandera cerca del 16 de junio después de los bombardeos. Hay cosas de la historia vistas desde el Congreso que son realmente apasionantes de leer, de estudiar y sirve también para seguir profundizando en la historia de nuestro país.
-¿Cómo definieron qué discursos iban? ¿Qué discusiones tuvieron mientras hacían este trabajo?
-Fue intenso, y pone en valor la institución que sigue siendo la Biblioteca del Congreso, que tiene un acervo muy grande y muy importante, aunque desde la oposición se quiere un Estado más chico. Tiene trabajadores capacitados y a disposición de investigadores y cualquier ciudadano o ciudadana que quiera acceder a ese material puede hacerlo.
El trabajo de la Biblioteca es un trabajo también de la Subdirección de Estudios y Archivos Especiales que es donde estoy yo, pero también hay un trabajo editorial porque se edita con la editorial de la Biblioteca. También hay trabajo de la Dirección de Servicios Legislativos, y de la imprenta propia de la Biblioteca. Es hermoso, porque somos trabajadoras y trabajadores haciendo algo que realmente tiene muchísimo valor.
-Más allá de que se puede acceder digitalmente, la edición impresa es hermosa.
-La verdad que sí.
Creo que intentamos que haya una representación de distintos aspectos. Por un lado, en algunos casos algunas diputadas tenían un solo discurso e iba ese. Había un caso de que una hablaba de la penalización de menores de edad en situaciones de delincuencia. Son temas que hace 70 años también se hablaban con una perspectiva de ese momento y está bueno verlo. En otros casos había muchísimo para definir y decidir y por ahí había un discurso que nos encantaba, pero ya había otro de otra diputada que solo tenía ese discurso sobre el mismo tema, entonces dejábamos la voz de ella.
Hay solo una que no tiene intervención que tiene su nombre y sus datos. Hay una que es una discusión: no es un discurso sobre un proyecto concreto, pero ella discute con un diputado y la discusión es increíble. Justo esa discusión es con un radical, porque ella le decía cómo puede ser que no haya mujeres y obreros en su lista y él le contestó que él es obrero intelectual. Es una discusión muy buena.
-Cuando fueron las discusiones parlamentarias del aborto, recientemente, se traían por esos días discursos sobre la discusión del voto femenino de aquel momento, y era tan parecido lo que se decía de las mujeres sobre la incapacidad.
-Cuando pensábamos en la tapa creo que es algo muy gráfico. La foto que elegimos para retratar la portada es una de ellas con el dedito levantado. Cuando vemos a Cristina, un monstruo de la política así llevándose por delante todo y pensamos en nuestras raíces, nuestra historia… En realidad pensar en esa mujeres como Cristina y como Eva implica también que hay muchísimas otras que estuvieron ahí, que están, que son también una gran base de nuestra identidad, de nuestra luchas y que no siempre están a la vista.
Creo que con esta imagen de la portada de esta mujer que está agarrada del banco, con el dedo levantado y la boca abierta, con todas las palabras por decir, eso es hermoso para mí. La verdad es un hermoso trabajo, no está acabado en el sentido de que hay muchísimo más para investigar de cada una de ellas.
Este año falleció la última diputada que había quedado con vida de ese grupo.
-Eso te iba a preguntar, porque además ustedes fueron -a partir la recopilación biográfica- a ver quién era cada una.
– Antes de cada una de las intervenciones hay una pequeña ficha biográfica. Vino a la presentación que hicimos del libro la hija de una de ellas. Estaba viva una que tenía 105 años y falleció hace poco, Ana Carmen Macri, que también fue bastante reconocida en estos últimos años de vida.
Algunas de ellas fueron también mencionadas en el Senado del Congreso con algunos reconocimientos. Creo que hay todavía mucho por hacer.
(*) Entrevistas realizadas en Feas, Sucias y Malas, sábados de 10 a 13 hs, por Radio Gráfica / Con la colaboración de Leonardo Martín y Carolina Ocampo.
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