Raúl Acosta, Brigadier Mayor retirado, veterano de la Guerra de Malvinas y decano de la Facultad de la Fuerza Aérea, dependiente de la Universidad de la Defensa Nacional, recordó en Radio Gráfica su actuación como navegador del avión Canberra con los que hacían, junto al piloto, los barridos para debilitar a las fuerzas británicas.
Lucas Molinari: Contanos, ¿qué sensaciones tenés en estos 40 años? Me imagino que es muy movilizante.
Raúl Acosta: Sí. Yo me enteré que habíamos recuperado las islas el 2 de Abril. Yendo a mi brigada en el auto, a través de la radio del auto.
LM: ¿Qué edad tenías?
RA: Tenía 29 años. Era una mezcla rara de sensaciones. Esa emoción patriótica y al mismo tiempo de preocupación, porque en la Fuerza Aérea éramos profesionales. Teníamos perfectamente claro qué era un Harrier, qué era la defensa misilística que tenían las fragatas, sabíamos todo.
Nos sorprendió ahí. En las primeras horas nadie sabía nada. A las 10 de la mañana tuvimos una primera reunión en el grupo aéreo y nos dijeron “a esperar”. A la tarde, la Plaza de Mayo en Paraná, Entre Ríos, era una gran algarabía y uno sentía esa mezcla de argentinismo, pero también preocupación.
Yo estaba prestando servicio en la base esa. Volaba como navegador, en un bombardero mediano, un Canberra, que estaba con asiento en Paraná.
Cuando terminó ese acto le digo a mi señora “va a ser muy duro esto”. Tuve ese presentimiento. A los pocos días estábamos desplegando. Nosotros teníamos, de la Fuerza Aérea, un estado de entrenamiento óptimo. Diría mayúsculo. Pero para la guerra dentro del continente. Para una guerra aeronaval, creo que no sé si alguna vez volamos mar adentro porque era así.
Nosotros teníamos el espacio aéreo sobre el continente. A los pocos días estábamos en una base del sur, desplegados. Entonces, aprovechamos, y la Armada posicionó uno de sus buques, una de las fragatas misilísticas, similares, no sé si iguales, a la de los ingleses, para que pudiéramos practicar. Después con el informe post vuelo se confirmaba lo que sabíamos. Iba a ser muy duro.
El 1 de Mayo íbamos a tener la oportunidad de comprobar lo duro que iba a ser, pero también íbamos a ver si eran vulnerables. Que no lo eran, pero claro que con un alto costo. Mis primeros compañeros de escuadrón, los cámaras, el 1 de Mayo fueron alcanzados por un misil y un harrier. Se eyectaron y los vieron caer al agua con traje de vuelo común. Los anti exposición no habían llegado. Después llegaron. Por supuesto, nunca los encontraron.
LM: ¿Esos trajes para el frío?
RA: Para el frío y el agua fría. No lo teníamos el 1 de Mayo. Estos dos cayeron, los vieron porque iban formados y pasaron la posición. Destaco también el heroísmo de los camaradas marinos que aún con todo el riesgo y pagando con la vida de su capitán y otros marinos fueron a rescatarlos, cosa que no lograron porque no sé cuánto podrían haber vivido sin el equipamiento apropiado para esas aguas. No creo que muchos minutos hayan sobrevivido. No volvieron.
Después es el shock de los primeros días de ver la plataforma con un avión menos, de ver un avión en la plataforma con un plano totalmente abierto como un abrelata porque lo había rozado un misil. Y de los dos que nos conocíamos mucho que ya no estaban, ni iban a compartir la cena con nosotros. Fue un shock.
Después vinieron días donde no hubo combate, vino el hundimiento del Belgrano, y cómo se vivía eso. Siempre digo y me gusta recordar las palabras de quien fue nuestro comandante, Crespo, que murió hace un año o dos. Era el comandante de la Fuerza Aérea sur. Ahí se sintetiza cómo se vivía y cómo se iban a vivir los días que siguieron.
Crespo se fue unidad por unidad, juntó a los tripulantes y más o menos nos dijo “ha sido duro y va a ser más duro. Algunas lágrimas han derramado y probablemente derramen más. Algunos de los que están sentados hoy quizás mañana no estén. No me pidan causas políticas, no las tengo. No las conozco. Si alguno pensó que la frase ‘defender a la Patria hasta perder la vida’ era una frase hecha, se equivocó. Esta es la hora de la verdad. Sé todas las limitaciones que tenemos, pero tenemos una fortaleza. Tenemos voluntad de lucha. A esta altura, dos alternativas, nos entregamos como borregos, o combatimos. Yo sé que ustedes quieren combatir. Señores, buena suerte”.
Qué más claro. Era el cumplimiento del deber. La Patria. Entonces uno empieza a bucear dónde está la Patria, con qué la corporizo a la patria. Cada uno pensó, probablemente, en su interior lo habían vivido de una manera y ese momento distinto.
Para mí, la Patria en ese momento era un soldado que estaba en las Islas, con frío, y el tipo está esperando que un avión venga para decir que no estaba solo. Para mí la Patria era la cola de argentinos obsequiando lo que no tenían, con una confianza, con una entrega y esperando que nosotros hiciéramos lo que teníamos que hacer. Dónde estaba la patria. En esa sociedad, en ese Pueblo. Ahí es donde uno encuentra y materializa eso.
LM: Es una gesta patriótica que ha sido ridiculizada por muchos. Se ha hablado de un pueblo que iba a esos encuentros de una manera siendo rehén, manejado. Pero en realidad hubo una gesta genuina, patriótica, más allá de quienes comandaron la guerra.
RA: Totalmente. Porque después de eso vino el 13 de junio. Mi escuadrón tenía que hacer dos salidas en dos aviones. Yo estaba en la segunda salida. La primera salida, el 13 de junio, de los dos aviones, vuelve uno solo. Uno es derribado, muere el navegador y el piloto es rescatado por los ingleses.
Cuando nosotros estábamos por salir, llegó la orden de suspensión, de cancelación y el Jefe de Escuadrón cuando le preguntó cancelación o demora, dijo “Cancelación. Se acabó la guerra. El radar Malvinas está fuera de servicio”. Nuestro Comandante había dicho “hasta el último avión, hasta el último hombre mientras el radar esté en servicio”, porque sin radar ya era de locos.
En los días siguientes, volvimos en silencio hasta como con vergüenza, pareciera. Yo nunca sentí vergüenza, pero ese silencio, esa plaza colmada porque todos estábamos y después vinieron años donde se mezcló todo. Se mezcló la inoportuna decisión del gobierno de facto, con lo mal actuado por ellos, con una causa justa como es la Causa Malvinas.
Siempre digo que se privó, nos privamos durante muchos años a la sociedad de sentirnos orgullosos porque los que quedaron allá. No tienen jerarquía, no tienen estrato social. ¿Sabes lo que tienen en común? La vocación de defender la patria. El Soldadito, el Cabo, el Piloto, el Teniente que estaba con la artillería, todos con una misma vocación.
Hoy vos me preguntabas qué siento por Malvinas. Hoy está camino a lo que debió haber sido. Una causa nacional. Las acciones que se han llevado con este 40 aniversario un poco lo termina de confirmar. Desde el Ministerio de Defensa no me cabe duda y todo en la población ya se separaron las cosas y Malvinas es más que Galtieri.
Lo decimos desde que somos unos jóvenes capitanes ¿Alguien puede pensar que por miedo a una sanción, por respeto a Galtieri o cualquier miembro de la junta? Era mi vida, era mi familia la que dejaba. Valorar la formación que hemos tenido durante años como argentinos. Desde la escuela primaria. Se confunde mucho y gracias a eso creo que hoy esa etapa está superada y lo que se está haciendo lo da por superado.
Juan Natalizio: Retomo por un instante a 1982, vos eras navegador dentro del avión Canberra. Brevemente, ¿qué era el Canberra?
RA: El Canberra era un bombardero mediano, paradójicamente, de origen inglés. Era tripulado por piloto, navegador y bombardero. En el caso de Malvinas operamos solamente piloto y navegador.
El navegador llevaba el avión al blanco. Y hacia el lanzamiento de bomba, que en vez de hacerlo adelante como en la vieja usanza de los bombarderos que lo tenían para eso, se hacía directamente del puesto y por el cálculo que hacía el navegador, con ayuda del radar Malvinas y en oportunidades con las marcaciones que nuestra propia tropa, porque operamos solo de noche el camberra, de donde queríamos que tiráramos.
Nosotros barríamos blanco zona, normalmente ibamos de a dos aviones. íbamos con ocho bombas de mil libras cada uno y era una zona importante. Se hacía un reguero, y teníamos información. Los ingleses que se pegaban un buen susto. Hubo una vez que incluso volaron al puesto comando en un ataque nocturno, que ellos no sabían que teníamos esa capacidad. La realidad es que nosotros tampoco, pero había que hacerlo, había que ir.
JN: Esa es una particularidad de ustedes, pilotos de la Fuerza Aérea, que se habían preparado para otra guerra. Durante abril empiezan a descubrir la guerra aeronaval, quien estaba a cargo de eso era la aviación naval, la Armada Argentina, y la Fuerza Aérea fue igual. Pero ustedes tuvieron que probar todo el equipo, pero además lo hicieron en combate. Vos tenés una misión que te queda muy marcada que es la del 5 de junio de 1982.
RA: El 5 de junio nosotros íbamos en altura, a 40.000 pies y bombardeamos a 40.000 pies. Íbamos cuatro aviones, cuando estábamos a la altura de la primera isla, ya sobre el blanco prácticamente, ya habíamos cruzado el estrecho y se escuchó una vocecita, porque no hablábamos nadie, apenas alguien dijo “atentos a las luces”. Eran misiles y el radar Malvinas que nos advirtió que nos habían lanzado misiles de alguna de las fragatas que estaba ahí.
En esa maniobra para esquivar el misil, no sabemos si por falta de aire compresor o por alguna esquirla, no se investigan los accidentes en combate, entramos en un tirabuzón, caímos 20.000 pies.
El piloto, un gran amigo, con el que todos los 5 de junio nos juntamos a celebrar, me dijo que no sabía que pasaba. Salimos a 20.000 pies con un motor menos, empezamos a volar, lanzamos la bomba porque ya estábamos sobre el blanco.
Cuando empezamos a volver me dice “no puedo poner rumbo al continente”, y le pregunto qué pasa, me dice “tengo un harrier a la derecha”. Le digo “vamos a la Antártida”. Mirá vos, a la Antártida, eran las 4:30 de la mañana.
Me dijo que de repente no lo ve más, entonces decidimos volver. Aterrizamos en Río Gallegos. Al avión se le había puesto, durante el conflicto, un radar para poder tener alguna capacidad más. Se comportaba distinto el avión en condiciones críticas que eran así con un motor menos.
Cuando estábamos a punto de tocar medio que se descontroló. Se fue todo torcido por medio del campo, con el tren de nariz, el principal de lado derecho, quedamos mirando para el otro lado y nos quedamos en silencio. Cuando nos bajamos veíamos las ambulancias, pero ellos no nos veían. Estábamos en el medio de la oscuridad. Hice lo que no hay que hacer, subirme de nuevo al avión, preocupado por mi cartera, en shock, cuando estoy bajando llega el primer bombero. Me miró y me preguntó si podía caminar, le digo sí y contesta “el 5 de junio acuérdese, ustedes cumplen años el 5 de junio”. Claro, el tipo vio que el avión se perdió en el medio del campo.
Eso fue el 5 de junio, vale la pena aclararlo. Cuando terminamos el informe de inteligencia, que se hacía siempre previo a los choripanes de las 5:30 de la mañana que habían preparado, nos decían que no podía ser lo que había pasado. El piloto le dice “sí, pero eran misiles, venían volando de frente”. A lo que le contestan “Pero dice mire que la visión…”. No es que desconfiaba, era lo que se tenía hasta ese momento. El que nos preguntaba y nos decía eso era un Vicecomodoro, Falconier, que fue derribado el 7 de junio a 40.000 pies. El 13 de junio nos derribaron otro Canberra a 40.000 pies.
Conclusión mía, personal, algo corrigieron o recibieron (los ingleses) porque es real que hasta ese entonces, a 40.000 pies, no tenían efectividad. Pero el 5 de junio casi nos derriban a nosotros, el 7 de junio derribaron el Lear Jet y el 13 de junio derribaron un Canberra a 40.000 pies, los tres. Algo cambió.
LM: El bombero, cuando te ve, es como volver a nacer.
RA: Totalmente. Esto es como una película.
LM: ¿No podían creer cómo habían llegado al continente?
RA: Sí, aparte todo pasa todo tan rápido. Es distinto al combate que tiene el hombre, el fragor del combate, las bombas. Acá es sin ruido, es tomar conciencia de la emergencia, tomar conciencia cuando el avión empieza a caer. Yo me dI cuenta porque se escuchó el ruido de la pérdida y el altímetro que empezó a caer. Le dije al piloto “¿me eyecto?”. Me dijo que tratemos de controlar.
LM: ¿Estaban sobre el mar?
RA: Si. Ya estábamos ahí. Estábamos volviendo. Virando. Agarré la palanca eyección y estaba como fuera de mi. Sentía que no me estaba pasando a mi. Es lo que sentí yo, cada uno tendrá su vivencia. Era como un espectador. Hasta con cierta tranquilidad. Si, tenía conciencia de que nos habían impactado y pensaba “miércoles nos tocó, vamos a caer al mar, me voy a morir” y pensaba en lo que iba a venir después.
El 13 de junio el piloto sobrevivió. Se eyectó y cayó al mar. Abrió la balsa e hizo todo lo que tenía que hacer, y después los ingleses lo encontraron vivo, lo recuperaron. Pero son vivencias.
JN: De esas experiencias que van tomando, ¿qué es lo que le queda a la Fuerza Aérea después de eso?
RA: Creo que va un poco a lo que dice Crespo. No tenemos esto, no tenemos lo otro. Pero tenemos voluntad de lucha. Eso aplica a la vida diaria, aplica a todo: “dos alternativas, no hacemos nada o hacemos”. Y no solamente para la guerra. Va para el quehacer de todos los días.
La usaba mucho a esa frase, fui profesor de la escuela de guerra durante muchos años. Pensaba que no tenemos esto, no tenemos lo otro, pero en la guerra tampoco teníamos nada comparado con los ingleses. Pero había que ir, porque para eso estábamos, era nuestro deber. Para eso el Estado nos preparó. Después lo que no puedo hacer es justificarme y eso si lo aplico a Malvinas, no puedo justificar el no hacer “porque no puedo, porque no tengo, porque no están las condiciones”.
Creo que hoy me atrevo a decir que ha cambiado mucho y tenemos fortalezas. Hemos aprendido en todos estos años a operar en conjunto, por ejemplo. Hoy tenemos un comando operacional en conjunto. Tenemos una conducción de la defensa como debe ser. Una conducción civil, con el militar, porque no se puede pensar la defensa sin, pero tampoco con exclusivamente.
Ya nos pasó eso, la guerra es mucho más amplia, la defensa es totalmente compleja y ahí se involucran todos. Creo que hemos aprendido la lección y estamos en una etapa donde, lo puedo decir con satisfacción, de que interactuamos bien habiendo dejado ya etapas a lo mejor separados de lo que fue un gobierno totalitario. Y sin prejuicios. Eso es un gran avance. Es muy importante.
LM: Gracias por estar aquí. Me gustaría que comentes qué te quedó en el tintero, qué te gustaría en estos 40 años dejarle a la audiencia.
RA: Creo que estamos en buen camino y recuperando Malvinas como causa. Uno añora que Malvinas fuera el punto de unión de los argentinos para pensar en un país soberano. Para mí la “soberanía” era la tecnología en ese momento. Construir un país, siempre digo, libre, justo y soberano, con determinadas pautas y encaminarnos hacia allí.
Las Malvinas volverán a ser nuestras solas. Cuando seamos capaces de construir un país independiente y soberano dentro de lo que hoy podes tener. No podés tener todo, pero sí tener tecnología, desarrollarnos. Tenemos hoy radares que están distribuidos por el territorio argentino, prácticamente son todos fabricados acá en Invap. ¿Como no te va a dar esperanzas que sí se puede hacer? Cuando ves una fabrica como quiere empezar a posicionarse como históricamente fue.
Después de eso estaremos en otras condiciones de negociar pacíficamente el regreso de Malvinas a nuestro territorio.
LM: En Córdoba está la fábrica de aviones.
RA: A la fábrica la veo con una mirada muy esperanzadora. No solamente porque estén unos amigos trabajando ahí y llevándola adelante, si no porque realmente tienen unos muy lindos proyectos. Tienen gente a su frente muy preparada, y con unas ideas nacionales, de proyección y de desarrollar sin cerrarse, pero apostar a lo nacional. Y la Fuerza Aérea, de hecho, no soy parte de hoy la conducción, pero si se que apuesta a eso. Se apuesta a todo lo que se pueda dentro de lo nacional.
JN: ¿Tiene que entender la política esto? Si llega a haber un cambio de gobierno, que no se vuelva a frenar todo lo que vienen desarrollando.
RA: Es fundamental poder tener algunos puntos donde todos confluimos. Porque sino es volver para atrás nuevamente. Es fundamental. Por eso hablaba del punto de unión. Es decir, en esto no podemos estar en desacuerdo. Está muy bien izaremos la bandera, nos emocionaremos, cantaremos el himno, pero si no somos capaces de tener un desarrollo propio y estamos ahí.
En algún momento hice una reflexión sobre lo que para mi es tecnología. Porque además estaba en un avión inglés. Yo me preguntaba qué hacía tirándole a estos tipos con un avión que ellos descartaron. Un avión de la década del 50. Si eso no te hace reflexionar, vamos a pensar algo distinto.
- Entrevista realizada por Lucas Molinari y Juan Natalizio en Malvinas, 40 Historias (Martes de 14:00 a 15:00 horas).
- Colaboración de Carolina Ocampo
Discusión acerca de esta noticia