Por Fernando Gómez *
El martes 24 de mayo, en los salones del Museo del Bicentenario, horas antes de celebrar un nuevo aniversario de nuestra Revolución de Mayo, Paolo Rocca, propietario de la multinacional Grupo Techint, se hacía presente para celebrar junto al presidente de la Nación, Alberto Fernández, la decisión que había tomado Martín Guzmán de liberar el acceso a los dólares a las corporaciones petroleras, con la excusa de alentar las inversiones en el sector.
En el salón estuvieron escuchando con atención Juan Martín Bulgheroni de Pan American Energy; Hugo Eurnekian de CGC, Gustavo Mariani de Pampa Energía (operadora del yacimiento de tight gas El Mangrullo), Germán Macchi de Pluspetrol (a cargo del proyecto La Calera en Vaca Muerta), Pablo Vera Pinto en representación de Vista (la mayor exportadora de shale oil es una empresa fundada por Miguel Galuccio) Daniel De Nigris de ExxonMobil y el empresario José Luis Manzano.
Acompañaron la iniciativa Pablo González y Sergio Affronti, quienes están al frente de la petrolera parcialmente estatal YPF, que desde hace seis años asumió una dinámica empresaria que emparenta sus intereses con las corporaciones privadas, antes que con el Estado Nacional a la que pertenece.
A la distancia, los petroleros extranjeros también celebraron. “Desde Wintershall Dea apoyamos las medidas que traigan previsibilidad para la realización de negocios en el país, ya que la flexibilización al acceso a las divisas permitiría fortalecer y potenciar nuestros proyectos”, dijo Manfred Boeckmann, managing director de la firma alemana, a través de su cuenta de Linkedin.
Sin lugar a dudas, para el Gobierno la decisión implica una buena noticia, una suerte de narrativa que exige que se comunique adecuadamente que se alienta la exportación de gas y petróleo, para que las corporaciones puedan acceder a los dólares y girarlos a sus casas matrices.
La medida, naturalmente, fue celebrada por las corporaciones de la comunicación que romantizan las pretensiones de los grupos económicos. ¿Acaso también pretenderá la vocera presidencial que los sectores que demandan soberanía energética y precios razonables para el mercado local también celebren?
“La preocupación de los líderes mundiales manifestada a nuestro Presidente tienen que ver con la energía. Falta gas, petróleo y gasoil como consecuencia de la guerra. La Argentina puede ser uno de los grandes proveedores del mundo y en eso estamos trabajando” sostuvo para justificar la decisión de alentar mayores exportaciones.
Parece olvidar el gobierno que en la provincia de Neuquén, allí donde en abril se registró un récord de producción de 264.000 barriles de los cuales 9 de cada 10 barriles provienen de Vaca Muerta, la mitad de la población calefacciona con gas envasado o con leña. En apenas una semana, cuatro viviendas sufrieron incendios con pérdidas totales para las familias que la habitaban. Los bomberos de la Provincia brindan capacitaciones para evitar accidentes por la precariedad en los sistemas de calefacción.
“Nuestro gas es entubado // en caños de alta presión // que llevan calefacción // para entibiar otros pagos // no se me quede asombrado // si le digo que en el gas van // muchas cositas más, // con variadas propiedades, // que enriquecen otros lares // y empobrecen los de acá” enseñaba Marcelo Berbel hace ya muchos años en una canción que masificara el gran León Gieco y que expresaba el sentir de una tradición del hartazgo patagónico: Producir para el enriquecimiento ajeno.
A miles de kilómetros, la narrativa de otra buena noticia pretendía imponer el jefe de gabinete, Juan Manzur, ante los gobernadores del Norte Grande argentino. “Todos sabemos la potencialidad que hay en el Norte”, dijo y destacó en ese sentido a “la estrella que hay hoy a nivel mundial: el litio. Un insumo escaso y estratégico, que tiene aquí las reservas más importantes del mundo. Veo propuestas e inversiones que tienen que ver con el litio, y lo digo para mencionar tan solo un punto, pero a partir de allí tenemos una gran cantidad de iniciativas”.
Hace unos pocos meses, el Ministerio de la Producción que conduce Matías Kulfas, también celebraba que en nuestro Norte Grande había 18 emprendimientos de minería de litio. Anunciaba con felicidad que 16 de ellos son llevados adelante por corporaciones extranjeras, que agregan poco valor en lo local y pagan salarios altos para el país, pero muy debajo de la media global.
Agregó Manzur que “La Argentina tiene la segunda reserva de shale gas y la cuarta de shale oil a nivel mundial. Por eso digo que la potencialidad que hay es mucha” y agregó “Si a toda esta potencialidad de la oportunidad que se nos presenta a nivel global, a la región del norte nos encuentra con objetivos claros y fijando prioridades para generar inversiones, no tengo dudas que esta es una gran oportunidad que tiene nuestra región”.
El modelo factoría que ofrece los bienes comunes que tiene nuestra Patria para uso y goce del extranjero, concediendo prerrogativas a empresas para que realicen inversiones para asegurar intereses foráneos, parece ser la vigencia dolorosa de la rémora colonialista que hoy se pretende presentar como una buena noticia.
Sospechan que los dilemas electorales se habrán de resolver loteando porciones de riqueza argentina para disfrute en el extranjero, como si el buen trato que le ofrezca la prensa hegemónica se transformará, por arte de magia, en cariño popular.
El 19 de mayo, dejaron trascender que Alberto Fernández se había reunido a cenar en Olivos con Luis Pagani, el dueño del grupo económico Arcor. “Ayer a la noche, cuando volví de San Juan, tuve una charla muy larga con Pagani y le planteé el problema de los precios de los alimentos. Le explicaba que teníamos que hacer algo para que en la Argentina los precios recuperen su precio interno más allá de lo que cuesta su valor de exportación de alimentos o cereales”, sostuvo Alberto Fernández el día 20 de mayo.
El lunes 23 de mayo, la multinacional ARCOR pasó un listado a la Secretaría de Comercio Interior con aumentos en los precios de los alimentos que promedian el 10%.
La narrativa de las buenas noticias parece pretender realzar que el Presidente tiene capacidad de diálogo con los grandes grupos económicos, y además, es capaz de ser flexible con sus prerrogativas.
Según esa manera tan extravagante de relatar la realidad, aquella persona que sostenga que un aumento del 10% en los precios de los alimentos es una actitud criminal en un país donde cuatro millones de jubilados cobran 37 mil pesos por mes.
Seguramente, Paolo Rocca y Luis Pagani salgan a juntar los votos que los desagradecidos jubilados que cuestionan el alza en los precios de los alimentos y los medicamentos no depositan en las urnas para evitar el avance de la derecha.
Durante el cierre de esta edición se anunció el aumento en la tarifa de luz en un promedio del 16% y del gas del 25% para la próxima factura, para adecuar los precios a las necesidades de las empresas que ahora pueden acceder mas fácilmente a los dólares y achicar los subsidios como pretende el FMI.
Eso sí, se alivió el pago de ganancias para los salarios que no superen los 280.000 pesos. Un anuncio que intentó transmitir empatía por parte de la agenda de gobierno. Pero claro, según el Indec, al mes de diciembre de 2021 el 40% de la población económicamente activa del país no tenía ingresos, y el 90% de los que sí tenían ingresos, no superan los 100.000 pesos por mes.
Mientras el gobierno asume con absoluta convicción que ha modificado su sistema de representación, y lo vive con absoluta desvergüenza, las tensiones que ofrece la interna, asume con vergüenza la dirección de la política de Estado que integra sin pudor.
Tensionan funcionarios con otros funcionarios para disputar prerrogativas y atributos de Estado. Tensionan dirigentes que quieren acercarse a la lapicera más efectiva que integre la próxima lista. Mientras tanto, unos y otros andan en las antípodas de las preocupaciones cotidianas de un pueblo que vive con absoluta apatía el devenir del sistema político.
En el mientras tanto, entre urgencias y desafíos, también habita nuestro Movimiento Nacional una militancia que no transcurre sus días especulando para ver donde acomoda los huesos en la próxima contienda electoral.
Algo de eso se vio el 25 de mayo en el Encuentro Patriótico convocado con la premisa de “pensar colectivamente la Patria que siempre soñamos. No nos reúnen los debates que sólo ponen lo electoral en la agenda, o que intentan posicionar dirigentes para disputar cargos ejecutivos o legislativos como si de eso se tratara el Poder. Nos convocamos para construir organización política, capaz de disputar poder confrontando una agenda patriótica contra el posibilismo que se impone como pensamiento único en la desertificación ideológica que atraviesa el Movimiento Nacional”.
“La soberanía política, la independencia económica y la Justicia Social, no son sólo banderas que traemos con orgullo de nuestra historia, son agenda de futuro” se señaló en el Encuentro Patriótico, desafiando la premisa de silencio que pretende el gobierno para encubrir un modelo de factoría que solo agrava el dolor social de los que habitamos este país.
(*) Director de InfoNativa y vicepresidente de la Federación Asociativa de Diarios y Comunicadores Cooperativos de la República Argentina (FADICCRA)
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