Saúl Quiroga, Combatiente de Malvinas, ex soldado del Grupo de Artillería de Defensa Aérea 601 e integrante de la Asociación Civil Combatientes de Malvinas de Avellaneda, dialogó con Radio Gráfica sobre sus recuerdos del conflicto bélico en el que defendió el aeropuerto en Puerto Argentino.
Lucas Molinari: Contale a la audiencia ¿cuál fue tu participación en Malvinas?
Saúl Quiroga: Mi participación en Malvinas era apuntador. En los papeles. Pero allá la función que cumplía era abastecer a las piezas antiaéreas donde yo hice la colimba repartiendo nafta, todo lo que es combustible, para que funcionen las piezas nuestras de artillería.
LM: ¿Cuándo te enteraste que ibas a la guerra?
SQ: Nosotros teníamos la baja el 12 de abril. Libreta y DNI firmado. Y en una formación, no me acuerdo bien el día exacto, pero en una formación en la plaza de armas nos dijeron que se suspendía la baja por los acontecimientos sucedidos el 2 de abril, que habíamos recuperado nuestras islas, nuestra tierra.
LM: ¿Qué fue lo primero que sentiste?¿Qué recuerdo tenes de ese momento?
SQ: Yo estaba super contento. Orgulloso. Porque antes se decía que la colimba no servía para nada, que era un año perdido. Yo quería hacer la colimba. Les decía a mi familia y a mis amigos que ojalá hubiera acción. Quería saber qué onda porque todos hablaban de la colimba, que no servía para nada y yo dudaba. Pensé algo te tenían que decir y enseñar.
LM: Vos en tu infancia, ¿tenés el recuerdo de haber charlado de Malvinas? Cuando vos recibiste la noticia y sabías que estábamos recuperando nuestra tierra, ¿tenías conocimiento de que era un conflicto que venía desde hace tanto tiempo atrás?
SQ: Te digo la verdad, para ser sincero, apenas hice el séptimo grado. Después no estudié más por cuestiones de vago. Por no querer seguir estudiando. No culpo a nadie en eso porque muchos culpan a los padres. Yo no quise seguir estudiando. Apenas terminé el séptimo grado.
No se hablaba mucho del tema que yo recuerde cuando iba a la primaria. No se hablaba de Malvinas. No se daba el estudiar esas cosas. En mi casa tampoco, si hay algo que no se habla, no lo hablás. Siempre uno habla lo que sale, algo nuevo o por ejemplo hablar de estudios mis padres me decían que tenía que estudiar porque ellos no estudiaron, para que no nos pase lo que les pasó, que mamá no sabía leer ni escribir.
Nos crió a los ponchazos como pudo, pero nos tenía bien firme que teníamos que ir a estudiar para ser mejor que ella. Para que no nos vengan y nos vapuleen y un montón de cosas me decía mi madre, que pensaba por no haber estudiado.
Mi padre también trabajaba y lo único que quería era que nosotros estudiáramos y seamos mejores que él. No ser un triste empleado. No se dieron las cosas. Ya están en el cielo y seguramente estarán ayudando y me siento orgulloso de mis padres, la verdad.
Juan Natalizio: Si nos vamos a 1982. Habías realizado el Servicio Militar Obligatorio durante 1981. Hiciste todo el año, estabas por irte de baja y les toca ir a Malvinas. ¿Cómo sentías que estaba preparada la unidad donde vos participabas, que era el grupo de artillería de defensa aérea 601? Hay compañeros tuyos que dicen que eran buenos fierros los que tenían y que en general tenían una buena instrucción. ¿Esto es así?
SQ: Sí. Antes de que pase lo de Malvinas vinieron equipos nuevos de cañones bitubo, nuevos. No me acuerdo de qué lugar venían, pero era armamento 0 km. Lo único que teníamos como déficit eran las armas de puño, que eran viejas. Yo tenía un fusil que era de 1942.
Cuando llegamos notorios a la colimba en el 81, yo entré el 10 de marzo, y luego de que hicimos la instrucción, llegaron las bitubo. Se enseñaba muy bien eso. Con la pieza de cañón.
JN: Ahí a ustedes les dan la información de que van a las Islas o que van a algún lugar en la Patagonia.
SQ: A nosotros nos dijeron la posta. En la formación, nos dijeron “muchachos, por conocimiento de lo que se está hablando se suspende la baja” y ya sabíamos que nosotros íbamos a ir para allá.
JN: Cuando llegás a las Islas, ahí contabas antes de que te tocaba hacer la distribución.
SQ: Cuando empezó el combate. Mientras tanto llegamos en el avión, un avión civil 757 o 747. Nosotros llegamos entre el 10 y 12 de abril, el primer grupo. Bajamos del avión y era toda una cosa desconocida. Vos mirabas para un costado y era mar, mirabas el aeropuerto, mirabas a lo lejos, no era como acá, la ciudad que vos te das vuelta y ves a todos lados y hay ciudad, casas, edificios. Allá no.
Nos sacaron al costado del aeropuerto, marchamos hacia la ciudad. Al principio, después nos ubicaron donde estábamos nosotros, fuimos a Puerto Argentino, detrás de la ciudad. Una parte de mi grupo estábamos en un lado y más abajo estaba la batería de comando de nuestra agrupación de la 601.
Ahí era donde se armó todo, donde íbamos a estar nosotros. Armamos todo, y hasta que empezara el combate, mientras tanto era llevar el alimento hacia los distintos lugares, mientras no estaba la guerra podíamos ir tranquilos, no pasaba nada.
LM: Llegaron en abril y el combate arrancó en mayo. ¿Qué recuerdo tenes de ese primero de mayo y esos primeros días?
SQ: Recuerdo que nos despertamos ya con el quilombo que vinieron los aviones de ellos y nosotros con nuestros cañones tirándole. Miedo. Susto. La primera vez que escuchamos bombazos, nos tiran. Ellos tiraban al aeropuerto porque lo querían destruir.
Ellos venían, y pensaban ‘en un rato los íbamos a aniquilar’. Ellos pensaban eso. Pero nosotros le empezamos a dar a los aviones con los bitubo, con los Steyr Aug que parecen esos cohetes de los dibujitos, que tienen las aletas y todo eso. Le tirábamos eso. Le dimos una paliza en el primer día de combate.
JN: Lo ponemos en contexto, el primero de mayo, aproximadamente a las 4:40 de la mañana, aviones Vulcan atacan primero el aeropuerto, y cuando empieza a salir el sol los aviones Harrier van a distintas misiones. Además ustedes, la defensa antiaérea, ya estaba preparada para lo que se venía. A partir de ahí además ustedes, ¿llegaron a ver el derribo de algún avión británico ese día?
SQ: Veíamos nosotros. Cuando se le pegaba, porque había comunicación y esas cosas y nosotros nos enterábamos después, pero una vuelta pasa uno y era nuestro, lamentablemente era nuestro. En el fragor del combate, no hubo comunicación.
JN: ¿El de Garcia Cuerva lo llegaste a ver?
SQ: Sí lo vimos. Le gritamos viva la patria y todo. Si me acuerdo eso. Después nos enteramos que era nuestro.
JN: Lo ponemos en contexto, este avión había atacado y se había quedado sin combustible. El piloto en un acto heroico, en lugar de saltar en paracaídas o eyectarse, decide aterrizar el avión, porque eran muy caros y Argentina no tenía gran cantidad. Dijo “voy a aterrizar”. Todos le decían que no. E intenta llegar al aeropuerto en Puerto Argentino y es derribado.
SQ: Después lo teníamos a raya a los muchachos porque teníamos a siete mil u ocho mil metros para atacarnos. Pero después teníamos el cañón aeronaval que eran las seis de la tarde y empezaba, de día a los aviones y a la tarde al cañón era naval. Todos los días era escuchar el silbido y estar contento de que no nos toca a nosotros.
Eso fue así porque iban dirigidas al aeropuerto. Se hizo un aeropuerto paralelo. Los compañeros, los camaradas, hicieron una pista paralela, entonces ellos le tiraban a la pista paralela. Nunca le daban a la pista verdadera.
Siempre la chancha (Hércules) venía y nos traía combustible, nos traía gente. Víveres y todas esas cosas. Pero después cuando se embarcaron fue más jodido. Desembarcaron y ellos de guerra saben un montón. Pasó eso. Una vez que desembarcaron ya no podíamos hacer nada más porque ellos desembarcaron de un lado, te tiraban paracaidistas por otro lado y así.
LM: Sin embargo, hay muchos archivos británicos que hablan muy bien de las fuerzas armadas argentinas. Al contrario de lo que a veces pasa con los argentinos. Hablan muy bien de los pilotos y de la sorpresa de ellos. Dábamos cuenta de ellos que buscaban atacar los fines de semana porque cobraban más. Ellos cobraban y nosotros no. Estaban por la patria.
SQ: Claro, nosotros defendemos la patria. Tanto los soldados, suboficiales y oficiales. Defendimos la patria. Más allá de que ha habido muchos errores tal vez porque nunca estuvimos en guerra. Al principio, cuando vinimos en la posguerra estaba enojado con los cuadros, con la oficialdad, con todos en general. Pero después con los años y va desmenuzando no eran todos los oficiales, no eran todos los suboficiales. Eran algunos.
Algunos se portaron mal con la tropa. Ellos lo deben tener en su conciencia, ojalá algún día hagan la autocrítica, como siempre dije yo, los muchachos, los cuadros de suboficiales y oficiales tienen que hacer la autocrítica. No los ataco para nada porque defendimos la patria. Esto es así. Le guste a quien le guste defendimos la patria, con lo que pudimos, con lo que teníamos.
Quiero recordarles que está bien, peleamos con Inglaterra, pero Inglaterra es un país poderoso, integra la OTAN, y sabemos quienes están metidos. Y sabemos quién es el que manda más, que es Estados Unidos.
LM: Ahí te referís a los casos de las torturas a soldados…
SQ: Yo no ví ninguna tortura a soldado. Me refiero a actos mínimos. Tal vez, andá a saber por qué lo hacían. En vez de darte un chocolate entero, lo partían. Te cuento mi grupo, no cuento en general.
Lo que yo viví, mi momento. Había algunos suboficiales, algunos oficiales, que no viene al caso, que el primer día de combate se quiso ir, quiso replegar. Vinieron los camadas de él a decirle que se deje de joder y que como va a replegar el primer dia de combate, en el primer tiro ya querés correr. Y era oficial, preparado. En esas cuestiones es que ellos no hicieron autocrítica.
Después no lo ví, no puedo afirmar. Lo he escuchado, pero no ví nada, no puedo opinar.
LM: Ese es valor de este programa dar cuenta de 40 historias. Siempre dicen ustedes en Avellaneda que hay catorce mil historias. Que no hay una sola historia de la Guerra de Malvinas.
SQ: Vivió su momento y su historia. Puede que con los que yo estaba coincidamos. Por ahí muchos se olvidaron. Yo tengo compañeros que vinieron de allá y se olvidaron de todo. Yo después de treinta y pico de años encontré a uno en Mar del Plata a través de otro veterano que vivía al lado. Y justamente le pregunté sin querer, estábamos charlando, y él dijo “yo de Malvinas nada, no quiero saber más nada”. Todo lo que tenía se le borró de la mente.
LM: La rendición argentina, ¿te llamó la atención o se veía venir?
SQ: Como veníamos, sí. Ellos venían avanzando. Nosotros dándoles ya con las piezas antiaéreas. Teníamos un Subteniente Braghini que tiraba a todos lados al enemigo que venía avanzando para ayudar a que los demás compañeros nuestros puedan retroceder y replegarse para que no los mate.
LM: ¿Cómo fue la vuelta?
SQ: Nos sentimos tristes. Perdimos la guerra. ¿Cómo puede ser? Estábamos tristes porque nosotros no estábamos cuerpo a cuerpo, pero estábamos esperándolos, agarramos a tiros, con lo que teníamos a mano.
Esto es una anécdota, ellos desembarcaron y venían hacia nosotros, me fui a la plaza de armas que teníamos nosotros, que teníamos todos los proyectiles y todo eso. Fui y me traje dos cajones. Con mis compañeros éramos 4 y ya habíamos hecho parapeto y pensábamos que íbamos a hacer y dije “muchachos, tenemos un Fal, tenemos municiones”. Me dicen “te robaste el polvorín”. Y le dije “estamos en guerra amigo. Vamos con lo que tenemos hasta que Dios nos diga. Matan a uno y llevamos a cinco. Algo vamos a hacer”.
Yo le decía esto a mis compañeros, que no eran como yo. Yo vengo del barrio, de la villa. En la villa vos sabés qué pasa de todas las necesidades. Y te hacés fuerte. Te hacés de cuero duro. Hay ciertas cuestiones que las manejas, el hambre y eso lo manejaba. Y trataba de ayudar a mis compañeros, de decirles y darles ánimos. Caía y yo les daba ánimo. Y si me caia yo me decían “no negro, no te caigas porque si vos el que siempre nos jodés y nos das aliento”.
A un principal, no voy a dar el apellido porque ya es abuelo y anda a saber qué historia le contó a su familia, vino cuando desembarcaron y lloró con nosotros del miedo que tenía. Desembarcaron y dijo “nos van a hacer mierda. Nos van a matar. Nos van a hacer esto”.
Ahí le dije “principal usted está preparado para esto. Nosotros venimos de un año de servicio militar. Usted nos tiene que dar aliento a nosotros que somos los que vamos primero. ¿Cómo le vamos a dar aliento? Si usted se preparó toda la vida para esto”. Y contestó que él se metió en el Ejército por una cuestión de laburo.
Lo tratábamos de alentar para que vuelva. “Salga adelante hombre. Agarre la pistola que tiene y tire unos tiros. Si se preparó para eso”. Muchos se preparan para eso pero cuando sucedió lo de Malvinas muchos se ve que la preparación se la olvidaron. Estaban preparados para otra cosa.
JN: Es en línea de lo que decías antes, de que hubo casos de suboficiales y oficiales que no estaban preparados y otros que sí. Inclusive muchos oficiales, siendo cadetes del colegio militar que los egresaron antes, terminan en Malvinas también tienen un gran desempeño. Como se van dando, cuando se empieza a analizar, es todo un mundo complejo lo que fue el conflicto. Lo que pasa es que la desmalvinización puso a todos los oficiales torturadores o temerosos.
SQ: Suboficiales y oficiales han dejado el Ejército por cuestiones que sus compañeros que quedaron acá los discriminaban por haber ido a defender a la patria. A su par los discriminaban. Y muchos se tuvieron que ir. Cabos, Cabos Primeros. Muchos no aguantaron y no terminaron la carrera.
Nosotros conocíamos Cabos que, en ese momento llegaron a Sargento, pero después se retiraron porque no aguantaron que camadas que quedaron acá los discriminaban. Les decían cosas duras, porque vos perdés la guerra y sos un perdedor. Esas cosas duelen.
A nosotros nos trajeron escondidos. Por el patio de atrás. Feo. Esa es la oficialidad. El generalato. Cuando llegamos a Mar del Plata vino el coronel que se había quedado a cargo del cuartel, en Vivoratá o Vidal, una o dos estaciones antes de Mar del Plata, pararon el tren y nos dijeron “muchachos, soldados, allá hay mucha gente, sus familiares, periodistas. Fíjense lo que van a decir”. En manera de orden.
¿Qué íbamos a decir nosotros? Si queríamos llegar a casa, ver a nuestros familiares. Eso es lo que queríamos. Después pasó. ¿Qué pasó después que vinimos en la posguerra? ¿Y qué va a pasar? Nos dejaron. Vinimos. Fuimos a nuestras casas y que se arreglen como puedan.
JN: ¿En qué buque inglés volviste? En el Canberra ¿no?
SQ: No, no.
JN: Entonces llegaste de noche allá a Puerto Madryn.
SQ: No me acuerdo si de noche o de día. Creo que de día.
JN: Después los trajeron ocultos a ustedes
SQ: Claro.
JN: Por la movilización que se había dado del pueblo de Puerto Madryn habían dado la orden que los buques lleguen de noche. Para que el pueblo no los reciba.
LM: El día que se quedó sin pan Puerto Madryn. Vos contabas que en el conflicto vos eras uno de los que alentabas a los compañeros. Tengo entendido que sos uno de los iniciadores también de la organización de los veteranos acá en Avellaneda.
SQ: Hermoso orgullo, sí.
LM: Eso pasó en la década de los 90. ¿En qué año arrancaste?
SQ: 89, 90, no teníamos nada. Teníamos la casa del veterano de guerra en la Capital. La más antigua de todas. Después empezó la federación nacional y después la Provincia de Buenos Aires empezaron a armar centros.
Yo tenía esa inquietud, veía camadas que armaban y hablaban, entonces me puse a trabajar en eso. Fui a buscar camadas de Avellaneda para ver si armábamos algo en Avellaneda, como para empezar a tener fuerza y pelear por nuestros derechos.
Sí tengo ese orgullo. Fui presidente dos veces o tres no recuerdo ahora. Pero feliz por eso. Porque ahora en Avellaneda existimos. Ahora hay dos agrupaciones nuestras. Lo lindo hubiese sido que sigamos siempre unidos, todos juntos. Pero a veces no se puede. Es como todo. Cuando hay diferencias, pero son diferencias normales si se quiere. En la causa siempre nos juntamos y estamos todos juntos.
LM: En esos primeros encuentros ¿qué es lo que veías? ¿Qué es lo que se empujaba? Había una reivindicación que era el reconocimiento económico.
SQ: Lo que queríamos nosotros era primero el reconocimiento hacia nosotros porque en el gobierno de Alfonsín se nos trataba mal. Íbamos, marchábamos a Retiro al reloj inglés, en protesta. Siempre nos pegaban y nos reprimían. No nos quería. Siempre quisieron guardarnos debajo de la alfombra como la basura. Fuimos lo último de la dictadura militar, no nos querían por eso.
Pero a través de la lucha hemos conseguido muchas reivindicaciones. Nos han prometido muchas cosas, y en parte se cumplió, pero por la movilización nuestra. Está bien que sean decisiones políticas a veces que las tiene que tomar un Presidente en este caso. Tenemos leyes, pero siempre fue por la lucha del veterano de guerra unido.
La crítica que tengo, si tengo que decir algo, es eso. Que los políticos, la dirigencia política que maneja el país, sepa que si hay democracia es porque hubo Malvinas. Porque sino estaríamos en dictadura. Mi pensamiento.
Nosotros queremos que se nos dé el respeto. La sociedad, con nosotros, diez puntos. Siempre. La clase dirigente, y los que tienen más poder, hablando de Presidente, son muy duros con nosotros.
LM: En estos 40 años ¿no marcás una diferencia si hacés un recorrido? Tenemos a Alfonsín, Menem, De la Rúa, Duhalde, Néstor y Cristina, y a Macri.
SQ: Néstor, que nos dio un aliciente y nos ayudó con eso. Nos dio con el PAMI la Resolución 191 que era una mejor atención para el veterano de guerra y eso no se está cumpliendo.
Un presidente que nos escuchó fue Néstor Kirchner. Le guste a quien le guste. Tengo camadas que no les gusta para nada el kirchnerismo, dicen que “son todos chorros”. Pero yo tengo que ser justo. En ese momento Néstor Kirchner a nosotros nos reivindicó a través de la lucha, porque en ese momento estaba la carpa verde que estaba Carlitos Gómez al frente. Pudimos lograr este reconocimiento.
Después tenemos otro reconocimiento, y es una deuda que nos deben, porque no nos han marcado ni una disyuntiva. Los camadas que quedaron en Malvinas y nosotros a través de iniciar un trámite, somos veteranos del 89 para acá. Para atrás no. Estuvimos peleando, y en la guerra también allá en el 82. Eso es lo que se está peleando ahora.
Y el tema de la salud. La única cosa que hoy por hoy los camadas están peleando nuestros dirigentes hacia arriba es Roble.
LM: Hubo una represión frente al PAMI.
SQ: Yo lo repudio. Sea quien sea. Porque dicen que fue el Gobierno de la Ciudad. Para mí fuere quien fuere es represión. Nosotros fuimos al PAMI, y la gente de PAMI tiene que hacerse cargo. No culpar.
Creo que en este caso a nosotros nos tienen que reivindicar en el tema de salud. Más en las provincias. Tenemos muchas provincias que no existe la salud prácticamente. Lo que queremos y lo que se pide que a las provincias en las tenga bien en cuenta. Acá estamos más concentrados y tenemos más salud, podemos estar un poquito mejor.
Hay cuestiones que a veces tenemos que andar dando vueltas y peleándola para que se nos atienda, pero es porque no están respetando la Resolución 191, que están pidiendo los compañeros y que se apruebe por ley.
Este Presidente (Alberto Fernández) nos prometió tres leyes y no presentó ninguna al congreso. Y las prometió. No es que yo estoy hablando.
JN: Es una deuda con ustedes y sobre todo el tema de salud, haber pasado una pandemia que no se esté cumpliendo la salud agrava más todavía la responsabilidad del Estado.
SQ: Se nos murieron muchos compañeros.
JN: Te voy a describir: tenés una remera de Malvinas, muy malvinera, que dice “40 años” con el sol en el medio, tenés en el antebrazo un tatuaje con un soldado. Voy a poner las primeras palabras y quiero que las completes: Saúl Quiroga está orgulloso de haber ido a Malvinas porque…
SQ: Porque es mi suelo argentino. Porque amo mi patria y quiero siempre tener la llama prendida de mis 632 camadas que quedaron allá. Y por los que en la posguerra vinieron, se suicidaron, muchos por la falta de contención de los gobiernos. Y por los últimos acontecimientos de la pandemia que se nos fueron muchos compañeros.
Muchos nos dicen que estuvimos en la guerra 74 días, pero nos marcó a fuego. Porque nosotros a los 18 años tendríamos que estar jugando al fútbol. Pero tuvimos que salir a batallar para que se nos reivindique y se nos respete como veteranos de guerra. Porque lo que nos están haciendo a nosotros es faltarnos el respeto. No acuso, los gobiernos, los distintos gobiernos. Algunos más y algunos menos.
Me paré en el de Kirchner porque fue el único que a través de la lucha nuestra dijo “hago esto y queda esto pendiente que lo vamos a seguir charlando”. Después se cortó. Falleció el hombre, pero ahí se cortó. Después lo demás fue todo lucha. Sigue habiendo lucha y tenemos 60 años. Ya nos estamos haciendo grandes y nuestras familias sufren al vernos a nosotros luchar. Algunos estamos enfermos, vamos igual, y que vengan y te golpeen es feo porque no estamos pidiendo limosnas. Estamos pidiendo una reivindicación que es la salud.
Yo ando con algunos problemitas de salud, vengo acá porque tenemos un conocimiento, pero después vivo en mi casa, no soy de salir mucho. Estoy con la familia, para disfrutar de los nietos. Es lo que me queda ahora, pero cuando los muchachos llaman a movilizarnos, nos vamos. Porque esto es una causa nacional y la tienen que entender de una vez por todas. No por nosotros. Porque nosotros ya está, ya fuimos y defendimos la patria y estamos orgullosos de eso.
Lo que queremos es que, somos la leyenda viviente, pero que vaya quedando a través de la juventud. Nosotros queremos malvinizar y donde nos llaman vamos. Porque queremos hablar un poquito de lo que pasó, o lo que va a pasar, o lo que nos ha pasado a nosotros y el por qué los poderosos quieren Malvinas. Porque es una cuestión política. Había que recuperar eso. Se cumplía cierto tiempo que había que negociar. Y si no negociaba Inglaterra indefectiblemente por los tratados, tengo entendido que, íbamos a tener razón nosotros y nos tenían que devolver las Islas.
- Entrevista realizada por Lucas Molinari y Juan Natalizio en Malvinas, 40 historias, martes de 14 a 15 horas por Radio Gráfica.
- Desgrabación con la colaboración por Carolina Ocampo
Discusión acerca de esta noticia