Este viernes 5 de noviembre se cumplió otro año del rechazo al ALCA, el proyecto de libre comercio que intentó implantar Estados Unidos en América Latina para asegurarse la eterna dependencia de su “patio trasero”. Con objeto de conmemorar tal gesta, los ex presidentes Evo Morales y Rafael Correa visitaron el país y participaron de actos donde se reivindicó el desarrollo soberano de las economías en el marco de una “Patria Grande”.
Por Leila Bitar*
Runsaur. Replanteamientos estratégicos
Este noviembre además, se cumple un año del retorno del líder del MAS, Evo Morales, a su país natal tras su paso por México y Argentina. El ex mandatario participó, junto a Alberto Fenández, en la presentación del libro de Alfredo Serrano Mancilla, “Evo: Operación Rescate”, que recopila y describe los hechos; desde el golpe de estado hasta el regreso triunfal. El presidente argentino, figura clave para garantizar la seguridad de Evo en ese entonces, aprovechó la ocasión para reivindicar la gestión masista en Bolivia: “Fue el único país que cambió de cuajo las estructuras económicas. Nacionalizó con inteligencia, discutiendo con las empresas privadas para que el Estado no perdiera y eso no se lo perdonaron”.
Con esas palabras, Fernández valoró positivamente la administración que llevó adelante lo que hoy se conoce como “milagro económico boliviano”, cuya base fue la nacionalización de los hidrocarburos en 2006. Pero fueron las políticas de distribución e inclusión las que permiten hablar de verdadero éxito: entre 2004 y 2015 la pobreza bajó de un 63% de la población a un 39%. El crecimiento se tradujo en un mejoramiento palpable de la calidad de vida de los bolivianos y bolivianas más relegados (a diferencia del vanagloriado modelo neoliberal chileno, cuya economía creció siempre al ritmo de la desigualdad).
“Del 100% de ingreso, el 82% era para la transnacional petrolera y el 18% para los bolivianos. Robo, saqueo, esa es la historia”, señaló Evo en el Centro Cultural Kirchner, y al recordar los logros de su gestión, aseguró entre aplausos: “No me tembló la mano para nacionalizar los hidrocarburos”.
Más tarde, en un evento organizado por ATE Nacional, el líder boliviano se refirió a los obstáculos que encuentran los gobiernos que, como Perú, intentan avanzar sobre la recuperación de sus recursos estratégicos: “El pueblo peruano, mediante Pedro Castillo se planteó dos cosas; asamblea constituyente y nacionalización. Pero (…) por constitución, Perú no puede tener empresas estatales. La oligarquía peruana se ha blindado”. En ese marco, propuso: “De acá a poco tiempo constituir y fundar Runasur con la participación de los 12 países de Sudamérica. El objetivo es llegar a la CELAC con todos los sectores de América Latina y el Caribe. Unidad en la diversidad para enfrentar la adversidad, para defender nuestra soberanía e independencia”.
La Runasur, plataforma sudamericana de movimientos sociales, cuyo lema es la construcción de una América Plurinacional, ya anunció una reunión para el 20 y 21 de diciembre en la ciudad de Cusco. La presencia en Perú de las organizaciones populares latinoamericanas será en apoyo al constantemente asediado gobierno de Castillo.
De derrotas imperiales. ALCA
La creación de un Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), “hubiera implicado que nos quedáramos en el triste papel de proveedores de materias primas para que los productos se elaboraran en el norte y nosotros los compráramos”, explicó Alicia Castro, ex Embajadora en la República Bolivariana de Venezuela y el Reino Unido, en diálogo con Radio Gráfica.
La ex diputada recordó que, si bien “no se sabía cuál era el nivel de presiones ante los cuales algunos podrían rendirse”, por ese entonces “se logró el rechazo al ALCA” que fue acompañado por una “magnífica organización popular que se organizó en Mar del Plata, que fue una celebración de nuestra capacidad de decidir, de nuestra soberanía y autoestima”. Tras la derrota geopolítica estadounidense, se constituyeron espacios de integración de fuerte peso regional como la UNASUR, la Unión de Naciones Sudamericanas, y la Celac: “Sin embargo, ante esta configuración de un poderosísimo bloque latinoamericano y caribeño, se duplicaron las presiones”, señaló la referente.
Deuda
Con el ascenso al poder de Macri en Argentina, Lenin Moreno en Ecuador, y Bolsonaro en Brasil, se avanzó en un proceso de fuerte desarticulación de esos espacios, junto con un fuerte aislamiento de Venezuela, en consonancia con la estrategia política estadounidense de bloqueo a dicho país. “Sigue habiendo presiones muy audaces de EEUU”, continuó la ex diplomática al recordar las declaraciones del nuevo embajador estadounidense en Argentina Marc Stanley: “Criticó abiertamente a Alberto Fernández, dijo que no está de acuerdo con la política del gobierno respecto de Cuba, Venezuela y Nicaragua, y que no teníamos que negociar con China en materia digital o 5G”. “Un gobierno con conciencia soberana no debería darle el plácet, porque explícitamente la Convención de Viena que rige las relaciones diplomáticas, (…) en el artículo 41 prohíbe intervenir en los asuntos internos del estado receptor”.
Consultada por el silencio oficial ante las expresiones de Stanley –quien además comparó a nuestro país con un “micro turístico” en mal estado–, Castro sostuvo: “Hay que ser cuidadosos con los intereses del país, no de los usureros. Me sorprende cuando hay compatriotas que tienden a justificar determinadas cosas porque estamos negociando con el Fondo”.
En 2002, la entonces diputada sacó la bandera norteamericana en el Congreso y la dejó en el escritorio del presidente de la Cámara, en protesta a una iniciativa que proponía aceptar los condicionamientos del FMI: “Éste sector constituye un conglomerado muy poderosos en el que se mezclan toda clase de negocios, que van desde los intereses usurarios hasta el lavado de dinero proveniente de las coimas y el narcotráfico, actúan en conjunto y defienden el interés particular del sector financiero por sobre los intereses de los Estados”. “La pugna que se vive con la deuda es entre el sector financiero nacional e internacional contra el sector productivo que integramos los trabajadores y consumidores”, concluyó la referente.
Crisis Ecuatoriana
Durante los últimos días Ecuador vivió una especie de Deja Vú del 2019. En ese entonces, Lenin Moreno decidió aumentar el precio del combustible por mandato del FMI; fue la gota que colmó el vaso. Las organizaciones sociales, y en especial el movimiento indígena paralizaron el país y obligaron al entonces mandatario a huir del palacio de gobierno de Quito para resguardarse en Guayaquil.
La semana pasada, se reavivó el conflicto. Son varios elementos los que confluyen en la nueva crisis: el oficialismo intenta llevar adelante una reforma tributaria y laboral fuertemente resistida por el sindicalismo y organizaciones sociales e indígenas, y además no cuenta con el apoyo de antiguos aliados en el Congreso. La masacre carcelaria de fines de septiembre, su posterior estado de excepción, y la aparición de Lasso en los Pandora Papers provocaron una fuerte caída de la imagen del mandatario, quien aprovecho hábilmente la COP 26 en Glasgow para irse del país.
El economista ecuatoriano Erik Mozo, explicó que Lasso perdió la mitad del apoyo con el que llegó a la presidencia en menos de un mes: “es un desgaste muy acelerado. Desde que se conoció este desplome en su popularidad Lasso tomó medidas fuertes que en lugar de frenar el desgaste, lo empeoró”. Entre los anuncios del gobierno figuran dos leyes de reforma al sistema tributario y laboral: “En la ley Económica Urgente que no fue admitida por la Asamblea Nacional, se proponían cosas tan estrafalarias como que de ser despedido en el período de prueba, un trabajador debía indemnizar a su empleador con el salario completo de un mes”.
Nuevamente, el aumento de combustible (rechazado por el consiguiente impacto en los precios de los alimentos) está en el centro del conflicto: “Guillermo Lasso congeló las tarifas del combustible para frenar su caída de popularidad pero primero los incrementó fuertemente y de golpe”. Con aire despreocupado, desde Escocia, Lasso recurrió a argumentos ecologistas para justificar el paquete de ajuste: “en la cumbre de cambio climático, vemos que es necesario el cambio del uso de combustibles fósiles por energías limpias. Y el paro (de organizaciones sindicales e indígenas) propone que se disminuya el precio de los combustibles fósiles. Es decir, quieren ir en contravía del mundo. El paro fue un fracaso total, porque el planteamiento que realizan los líderes indígenas y sindicales van en contramano de lo que el mundo está planteando en esta cumbre”.
Para desactivar las protestas, además de su gira en Europa, el mandatario ecuatoriano decretó un feriado de 5 días “algo que no recuerdo que haya pasado en Ecuador”, señaló Mozo. “Las necesidades de la gente no están siendo respondidas. Si bien el paro convocado antes del feriado no tuvo la convocatoria de octubre de 2019, hay un descontento latente y muchos proyectan que en algún momento, si no hay respuestas ni mejoran las condiciones de vida, puede haber nuevas jornada de movilización fuertes”, alertó.
(*) Periodista licenciada de la UNDAV, trabajadora de Radio Gráfica.
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