Roberto Bacman, sociólogo y director del Centro de Estudios de Opinión Pública (CEOP), dialogó en Radio Gráfica con Vivian Elem, Jorge Benedetti y Rodolfo Colángelo acerca de las elecciones legislativas de este año, las internas dentro de Juntos y las campañas de los candidatos, sobre todo en la Provincia de Buenos Aires. Además, el titular del CEOP indicó que el Frente de Todos, como representación de la unidad del peronismo, tendrá que demostrar políticas efectivas que proyecten una recuperación económica para la post pandemia.
VE: Arrancó muy rápido esta campaña electoral.
RB: Sí, arrancó rápido, porque creo que todos tomaron conciencia que las elecciones, por lo menos en la primera etapa electoral, las PASO, están a un mes y medio. En una semana ya se puede empezar a hacer publicidad, ya estamos en el tramo final. Va a ser una campaña muy particular. No hubo campaña, se habló muy poco de las elecciones. Se especulaba con algunas encuestas publicadas, encuestas muy difíciles porque se pedía “marcas”; el resto eran especulaciones de ciertos candidatos. Hoy, por eso hay pocas encuestas, porque todo el mundo está midiendo otra vez la Provincia de Buenos Aires que no es tan sencillo, es un territorio complejo y amplio. Pero ahí tomaron conciencia, tanto la clase dirigente como el resto de la sociedad, de que queda muy poco (hasta el 12 de septiembre) y que van a pasar muchas cosas en muy poco tiempo.
JB: Según lo que se está viendo, ¿se puede decir que hay una tendencia a repetir la oposición Córdoba – Mendoza, ese centro del país confrontado con el Frente de Todos, es decir, el peronismo manteniendo el Norte, manteniendo el Sur del país y el Gran Buenos Aires?
RB: Ese es el tema si usted mira todo lo que había antes, porque ahora están empezando a aparecer algunas encuestas. Y yo lo que vi, hasta el momento, confirma todas las hipótesis previas. No arriesgaría números todavía, pero sí ideas generales. Lo que está en juego en esta elección no va a cambiar demasiado: es la renovación del Parlamento, tanto nacional como provincial, como los Consejos Deliberantes municipales. Ese es el objetivo de esta elección de medio término. Como viene la estructura, pero esto no desde ahora, yo diría de un año atrás que se empezaron a hacer mediciones previas, no hay cambios estructurales con respecto a lo que pasó en el año 2019. Después vamos a entrar a mirar en cada territorio y ver qué puede haber en juego en cada uno. ¿Esto qué significa? Se renueva la Cámara de Senadores donde el oficialismo tiene ventaja, pero puede perder un par de senadores y hasta 3 en esta elección. Pierde a un senador de Chubut por la ruptura del Frente que conformaba el oficialismo de “Chubut Somos Todos”; va a perder el senador (Carlos) Caserio de Córdoba, porque es muy difícil que logre el segundo lugar. Le está yendo muy bien a Juntos por el Cambio en Córdoba. Y hay una situación bastante dura en Santa Fe para el oficialismo, con una interna que le pidieron la renuncia a (Agustín) Rossi y todo lo que ustedes saben. El resto no va a cambiar demasiado, va a ser lo que ya había. Y en Diputados va a pasar lo mismo, en general en todo el país. La única diferencia es, ¿qué va a pasar estrictamente en la Provincia de Buenos Aires? Porque representa casi el 38% del padrón electoral, porque su resultado es leído por los medios de comunicación como “el que triunfa en la Provincia es el gran ganador de una elección nacional”, pero que no es nacional. Y, en tercer lugar, porque se renueva nada más y nada menos que 35 diputados. Así que ahí el conteo fino va a ser muy importante. Ya se sabe que no va haber muchos cambios y que va a ser bastante difícil para el oficialismo hacer un cambio cualitativo y conseguir el quórum propio en la Cámara de Diputados. Para eso tendría que ganar la Provincia de Buenos Aires con al menos el 45% de los votos. Es muy difícil que esto ocurra. Simplemente, les doy un dato secundario de resultados electorales y no hay que perderlos de vista: en el año 2019, cuando el Frente de Todos ganó las presidenciales por casi el 49% de los votos, apenas rozó el 46% para diputados en la Provincia de Buenos Aires. Entonces, acá hay un llamado de atención. Habrá que ver qué número se obtiene finalmente. Y es obligación política para este oficialismo, así como le pasó a (Mauricio) Macri en el 2017, que finalmente logró ganar la Provincia de Buenos Aires. Y por ahí pasa la cosa. Hasta ahora, las encuestas previas le daban una ventaja al Frente de Todos; ahora hay que empezar a mirar números finos: cómo “cayeron” los candidatos, qué pasa con la interna, (Florencio) Randazzo no hace pie todavía definitivamente, y hay que ver hasta dónde “los libertarios” se sostienen: habían arrancado con números muy altos y en las últimas encuestas habían bajado bastante. Y este factor de polarización, por supuesto, que lo favorece siempre al oficialismo. Esto son los temas que hay que mirarlos de aquí en adelante en las próximas encuestas. Hoy es muy difícil contestar esto de la Provincia de Buenos Aires. En el resto (de los distritos), por lo que venimos viendo, no se esperan sorpresas.
VE: ¿Cómo le juega a Juntos en la Provincia de Buenos Aires el enfrentamiento entre Facundo Manes y Diego Santilli, es decir, la confrontación entre los radicales y el PRO?
RB: Bueno, eso hay que analizarlo con bastante cuidado. En general, la gente que votaba históricamente a Juntos por el Cambio, a Cambiemos, desde el año 2015 para adelante, representa un electorado muy antiperonista, muy antipopular, digamos. Que es muy difícil que luego cambie de voto y que termine votando a los libertarios, por ejemplo, pero es la única opción que le queda. Es muy raro que alguien que vota por Manes y este pierda. Las primeras hipótesis que hay, porque le va a costar remontar ese “barrilete” de la Provincia de Buenos Aires, por más que le va ir bien, va ser una buena elección, en especial en el interior de la Provincia, donde va a tener mucho apoyo de intendentes radicales. Es muy difícil que cambie estructuralmente el voto: que le aumenten los votantes al Frente de Todos por el resultado de esta interna (de Juntos). La primera experiencia exitosa de Cambiemos fue la del 2015, donde las PASO no fue una interna, sino un montaje de marketing político cuyo único objetivo era posicionar a Mauricio Macri como el candidato estrella e instalarlo en el resto del país, donde el radicalismo tenía más anclaje que el partido provincial que era, hasta ese momento, el PRO. Y eso se logró. En ese momento, cuando lanzan esta campaña, pensar en ganar la Provincia de Buenos Aires era casi un milagro. Lo que ocurrió es que el milagro se produce por la interna, por la división del voto peronista. Por eso digo que hoy habrá que ver cómo funciona esto. Si la lista del Frente de Todos logra su objetivo, que es demostrarle a los bonaerenses que esa lista representa la unidad del peronismo, que esta coalición electoral está luchando por mantenerse como coalición de gobierno, le va a resultar muy difícil a Juntos remontar, gane quien gane (su interna). Pero es la primera experiencia que tienen ellos de una interna seria. Acá no hay ninguna interna marketinera, acá Manes se salió de control y no acepta las reglas del juego del PRO. Vamos a ver hasta dónde toma público que es clásico de Juntos, y después a dónde va ir a parar. Hay que tomarlo y analizarlo con mucho cuidado. Lo que sí le va a resultar difícil es que, históricamente, Cambiemos tenía a su favor 3 o 4 puntos entre una elección y otra. No sé si esta vez les va a resultar tan fácil, de acuerdo a que pueden tener una interna dura. Es una hipótesis. Es la primera vez que se enfrentan a esto.
RC: Una pregunta clásica frente a las elecciones, que tiene que ver con ¿qué vota la gente? Es decir, ¿cuánto va a pesar la política sanitaria? ¿Cómo llevó el gobierno la pandemia? ¿Cuánto va a pesar la crisis económica en esos votos?
RB: Las dos tienen un peso importante. En la medida que la vacunación avanza, el gobierno se va dando cuenta que la gente mejora su humor social, que esto lo favorece notablemente. Pero al mismo tiempo, sabe que su gran desafío es generar algunas políticas económicas que empiecen a mostrar que puede haber una recuperación económica y que la salida es posible. Las dos (cuestiones) van a jugar. Si usted toma lo que contesta la gente en las encuestas, que no siempre es exactamente lo que termina siendo, está lo manifiesto y después está lo subyacente. Pero importa más la economía que la cuestión sanitaria. Y esto es una realidad que la Argentina vive después de un año y medio de pandemia, donde en la mayor parte de los hogares argentinos, casi el 70%, sabe que el culpable no es un gobierno en particular, sino que es una estructura que ya venía golpeada y una realidad que está haciendo estragos en todo el mundo. Y habrá que ver cómo juega todo esto y, además, estamos ante el riesgo de una tercera ola (de Covid-19) como producto de la cepa delta, que ya está empezando a tener circulación comunitaria en la Argentina. Y habrá que ver cómo la gente la interpreta y para qué lado va: si la puede aprovechar la oposición o la puede aprovechar el oficialismo.
VE: Pareciera que en las internas también se está dirimiendo por dónde quiere salir el pueblo argentino y cuáles son los poderes que se están disputando este modelo.
RB: Es que es así. Yo creo que el Frente de Todos que representa, repito, sigo pensando y afirmando, la gran fortaleza y lo que lo diferencia del resto, es que el Frente de Todos representa la unidad del peronismo. Esta unidad tiene que mostrar que después de diferencias logró una lista, especialmente en la Provincia de Buenos Aires. Que representa a todos los sectores para seguir trabajando y buscando una salida, que es prepararnos para el día después, cuando se termine la pandemia. ¿Qué tipo de país queremos? Creo que esa es la pregunta fundamental que hoy la está planteando el Frente de Todos, que la puede plantear. Porque para poder hablar del día después tenemos que hablar del pasado reciente y del presente, porque ahí sí vamos a poder hablar del futuro. Entonces, acá se paran en la interna de la Provincia de Buenos Aires dos candidatos que dicen algo similar: Manes dice, “yo no quiero hablar ni del presente ni del pasado, porque yo vengo a representar el futuro, no vengo de la política, porque soy un médico” y demás. Podría haber sido radical de cuna o haber votado a Macri, pero él no tuvo nada que ver con los 4 años del gobierno de Macri, del PRO, que fue muy buena coalición electoral pero muy mala coalición de gobierno. En cambio, Diego Santilli, dice lo mismo, “no hablemos del pasado”, incluso algunos más duros dentro de Cambiemos empiezan a ver el pasado más activo, hablan de “los 30 mil desaparecidos”, del “rol de los Montoneros”. Ellos sí no pueden hablar, ellos tienen que hablar del pasado y esa es su principal debilidad, el pasado reciente y el presente. Porque hoy no tienen un proyecto alternativo a la economía y esto es lo que la gente está pidiendo. Por eso, ahí hay que ver qué puede pasar. Manes puede transitar ese camino. No sé si le va a servir. Pero el que no lo puede transitar es el “colorado” Santilli: porque el pasado lo condena, porque fue parte de esa gestión en la Ciudad de Buenos Aires.
- Redacción: Lucía Izaguirre
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