Homenajeada en el día de las mujeres trabajadoras, “Monona” Casanello fue entrevistada por Vivian Elem en Radio Gráfica, donde tuvo un reencuentro telefónico con Stella Calloni, amiga y compañera de militancia durante muchos años. Casanello, repasó su historia con la CGT de los argentinos y cómo llegó a ser la primera mujer en la conducción de un gremio.
VE: Fuiste denominada la mujer valiente de la CGT de los Argentinos por ser la primera mujer con representación gremial en la conducción.
MC: Muchos años de lucha, en ese momento la lucha de los trabajadores fue muy ardua, muy brava porque realmente las bases lograron por fin mover a los dirigentes y estos, también, lograron mover a las masas. Y pudimos hacer una CGT que es como debiera ser representado el movimiento obrero.
VE: Una CGT muy identificada con los intereses nacionales, del pueblo.
MC: Indudablemente, la CGT de los Argentinos, la conducción de (Raimundo) Ongaro, (Jorge) Di Pascuale, de muchos dirigentes que algunos eran peronistas, inclusive, había dos dirigentes radicales que eran extraordinarios, como existieron Antonio Scipione de la Unión ferroviaría y Enrique Coronel de la fraternidad, dirigentes de la izquierda. Es decir, se había logrado una unidad sin buscarla, en la lucha. Agustín Tosco fue un gran dirigente, de una gran valentía, con el cual hemos luchado juntos en el Cordobazo y en algunos otros encontronazos con la fuerza de la represión.
VE: Vamos a repasar un poco tu historia. Sos pampeana, viniste desde muy chica a Buenos Aires con tus padres, ¿y te criaste, creciste, te desarrollaste en esta ciudad?
MC: A los dos meses me trajeron a Buenos Aires, no conozco la Pampa. No me siento pampeana, mis padres vinieron en busca de mejores horizontes en el año 30, date cuenta que había una gran crisis, La Pampa era terrible y como no podían subsistir se vinieron a Buenos Aires a ver qué pasaba. Además, mis hermanos que eran bastante mayores no tenían posibilidades de estudiar en allá, así es que Papá decidió que la familia se trasladara a la Capital Federal, lo cual económicamente fue un desastre de nuevo, porque no era época para progresar ni mucho menos, pero mis hermanos sí pudieron estudiar y realizarse.
VE: ¿Vos también pudiste estudiar o por ser mujer fuiste más postergada en el acceso a la educación?
MC: No para nada, éramos tres mujeres y un varón. Y a los 15 años ya estaba participando en una agrupación socialista de estudiantes secundarios.
VE: Casanello es el apellido de casada. Tu apellido es Tous y tu nombre es Magencia?
MC: Sí, Magencia es un nombre alemán, no sé de dónde surgió, pero mi mamá quiso homenajear a una maestra que había en La Pampa y me puso el nombre de esta gran maestra, lo cual para mí es un desastre porque tengo que dar muchas explicaciones.
VE: ¿Y Monona cómo surgió?
MC: Siempre me llamaron Monona desde muy chiquita.
VE: Es un lindo apodo. Desde muy jovencita asistías a una biblioteca popular del barrio, donde tu padre los había anotado
MC: Mis padres y mi hermana mayor vivíamos en la calle Hipólito Yrigoyen y Sarandí, por lo tanto teníamos muy cerca la Biblioteca del Partido Socialista, a la cual mi hermana mayor se asoció y podíamos leer sin tener que gastar en libros, porque tampoco podíamos hacerlo.
VE: ¿Y ahí conociste a Casanello y te casaste muy joven?
MC: Sí, exactamente. Él es el primo hermano del padre de Sebastián (se refiere al Juez Federal Sebastián Casanello), así es que viene de lejos la familia. Me casé a los 19 años.
VE: Ahí empezó tu militancia ¿Cómo ingresas en la militancia gremial?
MC: Yo empecé a trabajar cuando mi hijo terminó la escuela primaria, porque no quería que nadie lo eduque, quería que estuviera conmigo. Y empecé a trabajar en una empresa de investigación de mercado, Investigadores Asociados, entonces me eligieron delegada y había muchos problemas. Los encuestadores no tenían representación gremial, no sabían a donde pertenecían, si a comercio o si a publicidad, ¿adónde? Y a través de una compañera me comuniqué con el sindicato que era una pieza, en una especie de conventillo, en la calle Bartolomé Mitre y Talcahuano, donde había dos escritorios y una máquina de escribir, era todo lo que había. La dirección la regía Ernesto Gutiérrez, un chileno trotskista, casi todos eran trotskistas, eran 4 o 5 personas que dirigían el sindicato. Gutiérrez había sido portuario, estaba un poco ligado a Vandor, pero muy convincente en su labor de dirección gremial. Ahí, me ofreció integrar la primera comisión para la discusión del convenio colectivo, la primera paritaria de investigación de mercado, bueno, así lo hice, fue un buen convenio y empezamos a trabajar realmente visitando a diario las empresas. Yo te digo que en ningún momento pedí una licencia gremial, todo lo hacía a la salida del trabajo, a las seis de la tarde. Bueno, logramos tener una base de encuestadores muy eficientes y muy contentos porque habían logrado ventajas y mejoras en sus salarios, en la obra social, tenían descuentos jubilatorios, en fin, como corresponde a todos los trabajadores.
VE: ¿Eso en qué año fue? ¿Después del golpe del ´55?
MC: Yo empecé a trabajar en el ’62. En el golpe del ’55 yo no tenía actuación gremial y casi tampoco política. Me dedicaba al arte y estudiaba pintura en un taller.
VE: Y desde el Sindicato de Publicidad te acercas a la CGT, primero, y luego a la CGT de los Argentinos.
MC: Claro, porque cuando se organiza el Congreso Normalizador Amado Olmos, concurro al Congreso junto a Gutiérrez y él era muy democrático en cuanto a sus decisiones, todo lo que se hacía en Publicidad, se decidía por asamblea general, no de delegados, sino general y mediante esa asamblea me designaron la persona delegada del Sindicato de Publicidad ante la CGT de los argentinos. Yo quedé, después del discurso de Ongaro, muy impresionada con el nivel histórico de lucha, de conocimiento del movimiento obrero, de conocimiento de los referentes del movimiento obrero, realmente estaba entusiasmadísima. Es más, al día siguiente empecé a trabajar en la CGT de los argentinos, ocupándome de las organizaciones de base junto a (Julio) Guillán de Telefónicos. Y bueno, con el tiempo, empecé a colaborar con el periódico junto a Rodolfo Walsh, que se formaron las comisiones.
VE: Qué proceso ese, ¿no? Venían del Plenario de Huerta Grande luego del cual tantos dirigentes fueron encarcelados.
MC: En ese momento estaba trabajando, pero no era delegada. Sí teníamos vinculación con algunas agrupaciones gremiales, sobre todo con Di Pascuale. Te cuento que publicidad en ese momento estaba en la organización de sindicatos comunistas, así es que no estábamos en ninguna CGT. Ya con la CGT de los argentinos, la cosa fue distinta, yo simpatizaba con el peronismo a medias, entendía lo que era Eva Perón, la admiraba, la quería, me parecía una mujer inteligente de una gran capacidad de lucha y organización. Y no creo tanto en algunas cosas del General, no quiere decir que esté en contra, simplemente que siempre fui muy crítica en todas las direcciones. Yo veo la parte buena y también la parte mala, a veces no hay más remedio que afrontarlas esas partes malas, pero no hay que quedarse calladas, porque si no las cosas no mejoran.
VE: Ingresaste al gremialismo en el ’68 donde hay un gran movimiento de resistencia, de organización de los trabajadores y, también, gran persecución a los dirigentes conducción, de hecho Ongaro es encarcelado varias veces. Debido a esto se designa un Consejo Directivo paralelo en la cual estuviste y sos una de las pocas mujeres…
MC: En el Consejo paralelo estaba Susana Valle. Está muy bien narrado en un libro que escribió (Alfredo) Ferraresi junto a (Norberto) Galasso, “La historia de los trabajadores argentinos”, que recomiendo leer.

VE: Ferraresi dice que en ese momento el Consejo Directo paralelo de la CGT de los Argentinos que reemplaza al Consejo Directivo, quedó integrado por Jorge Di Pascuale de farmacia, Monona Casanello, Alfredo Ferraresi, Eduardo Arrausi, Alfredo Carballeda, Jorge Ribot, Ismael Alí, José Pancho Gaitán y Susana Valle.
MC: Exacto, ese era el Consejo paralelo. Después, se reforzó también la Comisión de Prensa y empezaron a colaborar con Rodolfo (Walsh) y con Pajarito (García Lupo), empezó a colaborar Carlos Burgos, Carlos Aznares, Horacio Pilar, Eduardo Jozami, Jorge Bernetti, las hijas de Rodolfo (Vicky y Patricia Walsh), bueno, eso fue otro de los agregados que se hicieron porque todos estábamos en cualquier momento con las rejas delante. Lo cual, sí pasó y allanaron la CGT de los argentinos y ahí nos encarcelaron a todos, fuimos a parar a la (Comisaría) Primera y también a los abogado de la comisión de abogados de CGT de los argentinos que estaba a cargo de (Hipólito) Solari Irigoyen, en la que intervenían “El Colorado” Jorge Teste, Jorge Sivak, y muchos otros.
VE: ¿Cómo era la relación de esos compañeros con vos, dirigente mujer?
MC: Yo nunca me sentí dirigente, fui una compañera más que trabajaba, jamás sentí la mínima discriminación por ser mujer, ni me hicieron recordar que yo era mujer y que por ahí no podía estar en la calle peleando contra la policía. Nunca me sentí discriminada y nunca sentí la diferencia, ni ellos conmigo, ni yo con los compañeros. Por eso a veces, digo que cada uno tiene el lugar que le corresponde, no importa el sexo, uno tiene que pelear por lo que tiene que pelear. Y uno peleo por la reivindicación de los trabajadores, peleo por un movimiento obrero independiente luchador y sin lucha no vamos a ganar en las reivindicaciones obreras. En la organización esperemos que llegue el momento, me parece que estamos en camino, de poder volver a tener una CGT que realmente represente a los trabajadores y que estos se sientan representados y luchando junto a sus dirigentes, porque tampoco es que los trabajadores deben aislarse, ellos deben seguir luchando y seguir pensando en las nuevas reivindicaciones, en un movimiento obrero conjuntamente con otros movimientos obreros de América Latina. Seguir trabajando y que no pase más lo que pasó en Bolivia y en Brasil, es decir, la unidad de los trabajadores es importantísima para el movimiento obrero y para toda la humanidad.
VE: ¿En cuál cárcel estuviste con Susana?
MC: Después de CGT de los Argentinos, después del allanamiento de la (Federación) Gráfica, en Farmacia se formó, a través de la dirección de Jorge Di Pascuale, el Movimiento contra la represión y la tortura. Bueno, en ese movimiento, farmacia era un lugar donde después de las 6 de la tarde empezaban a llegar compañeros inolvidables como el Mayor Alberte, Monseñor Podestá, Alicia Eguren, Susana Valle, constantemente, Carlos Burgos, Carballeda, que junto a mí, dirigía el movimiento contra la represión, tuvimos mucha solidaridad de músicos y de actores para juntar fondos para ayudar a los compañeros que estaban detenidos y a sus familiares. Hacíamos recitales con músicos muy conocidos y sobre todo contábamos con una ayuda invalorable que era Daniel Viglietti, él colaboró con nosotros constantemente, porque Farmacia era el lugar donde todas las personas, los compañeros que habían tenido que dejar su país: brasileros, uruguayos, paraguayos, chilenos, convivían con nosotros. En las noches de Farmacia, no sé si Stella Calloni te ha comentado alguna vez, era un gran patio donde siempre estaba lleno de gente, de discusiones, de compañeros que colaboraban vendiendo rifas, y me ayudaban porque teníamos el Teatro Opera una vez por semana y actuaban Paco Ibañez, Les Luthiers, Dina Roth, un montón de cantantes, donde juntábamos mucho dinero, vendiendo discos y cassetes, de esa manera podíamos colaborar con los familiares de los detenidos.
VE: Tenemos una sorpresa, está en línea Stella Calloni.
Stella Calloni: ¿Cómo están? Muy contenta de estar con ustedes y sobre todo con la querida Monona.
VE: Dicen que son muy amigas y que se conocen desde hace muchísimos años.
SC: Eternas, porque son tantos años, por lo menos más de medio siglo seguro.
VE: Yo admiro de ambas la memoria que tienen, yo creo que si no leo y anoto no me acuerdo nada y ustedes recuerdan con exactitud fechas, nombres, hechos…
SC: Bueno, sobre todo ella creo que se acuerda más que yo, a veces también se te vuela porque tenemos tantos nombres en la cabeza, hemos juntado durante 80 años tantos nombres en la cabeza, ¿verdad, Monona?
MC: Así es, además, casi todos muy buenos compañeros donde la fidelidad, la amistad, el estar al lado, esto que se dice ahora “uno es el otro”, llevado a aquella época en que era tan vehemente la militancia y con tanto cariño entre todos, donde había mucha solidaridad y amistad. Bueno, a vos (Calloni) te tengo que agradecer todo lo que hiciste por mi hijo, inclusive, nos diste refugio. Es una maravilla toda nuestra amistad.
SC: Es algo que yo le comentaba a Vivian, alguna vez, que es una amistad hermosísima de los años 50 o 60, donde conocimos gente maravillosa. Además, una dirigente sindical como Monona fue inolvidable, primero por cómo actuaba, por su integridad, pero para mí lo más importante fue la cantidad de compañeros y compañeras que ayudo en su momento. Eso era lo que decía Monona, jamás se dejaba un compañero con un problema, sin que entre todos buscáramos una forma de ayudar. Yo le hago un homenaje muy grande porque, además, Monona en la CGT de los argentinos tuvo un papel, ella no cuenta mucho porque es de una generación donde la humildad se respetaba mucho, donde nadie se pavoneaba de nada y entonces todo funcionaba, todos sabíamos lo que los compañeros hacían pero con una tremenda humildad. Pero compartir momentos con gente como Jorge Di Pascuale, Ferraresi, Mujica, tantos otros compañeros queridos, la gente de la resistencia peronista, la gente de otras resistencias, porque si algo se tenía, era esa capacidad y esa calidez de que el compañero era un compañero en todas las circunstancias, así estuvieran en tu mismo grupo político o no. Un compañero con problemas era un compañero y eso también es una hazaña de lo que fue el Sindicato de Farmacia.
VE: Ustedes son dos mujeres muy luchadoras. Stella Calloni, un emblema del periodismo, corresponsal de guerra, la narradora de la historia de Latinoamérica. Y todas las etapas que narran con tanta admiración, fueron años muy duros, les ha tocado atravesar muchísimos momentos difíciles, momentos con familia, con hijos y además situaciones económicas complicadas ¿Cómo han logrado, como mujeres, transitar todo ese período y recordarlo así?
MC: Uno lleva adentro la solidaridad y el cariño por los trabajadores, por los necesitados, por los postergados, por los que viven en medio del campo. Uno siente sus necesidades dentro de uno y tiene la necesidad de colaborar, de luchar para que esto cambie, tenemos que cambiarlo. Yo le diría a los jóvenes que se tienen que involucrar en la lucha por los derechos de los trabajadores, no solamente de las mujeres, es bienvenida toda la lucha que se ha hecho las feministas, pero tenemos que ver la totalidad de la humanidad, hombres, mujeres, niños, postergados, gente necesitada que está sin saber para dónde agarrar, es necesario educar a la gente, que sepan qué es la solidaridad, que sepan que todos tenemos que luchar al lado del otro, no importa su clase social, es necesario que el mundo cambie, no puede seguir de esta manera. Es lo que sentimos nosotras, yo siento eso. Cuando se presentó la oportunidad de una lucha verdadera como fue la CGT de los argentinos, donde estábamos tan cerca de los trabajadores, de los estudiantes, de los postergados, necesitaban de nuestro apoyo y donde teníamos el apoyo de ellos. Cuando hacíamos una manifestación, por ejemplo, en San Justo donde fuimos tan reprimidos, las puertas de las casas humildes se abrían para refugiarnos. Eso es lo que hay que lograr, que el pueblo este unido, pero desde abajo, desde las bases, uno lo siente así y es un sentimiento natural, la solidaridad de clase es un sentimiento natural que uno no lo busca y a que a veces no sabe cómo lograrlo tampoco.
SC: Yo, como Monona, tengo exactamente la misma sensación, nadie creía que estaba haciendo algo extraordinario, estábamos simplemente luchando hombro a hombro, cada uno en su sitio. Había esa cosa de solidaridad que también, había mucho trabajo de base, trabajo auténtico. Vos te ibas a meter a las villas, imaginemos, el papel del Padre Mujica, para ponerte un ejemplo de alguien que conoce la gente. Pero de esto, hay miles y miles de lo que podríamos considerar héroes anónimos en esa lucha, las figuras sindicales como Agustín Tosco, me acuerdo Monona, que trabajaba hombro a hombro, mujeres y hombres. En ese momento te das cuenta como la lucha feminista no se puede parcializar en alguna cosa, porque si no se produce un profundo cambio de una sociedad, un profundo cambio de base de la sociedad en que vivimos, si no se destruye el sistema criminal de un capitalismo salvaje que ha provocado todas las guerras mundiales solamente por ambición desmedida y por el dominio del mundo, a veces conseguimos leyes que sabemos que no se van a aplicar porque la transformación tiene que ser muy profunda y ya no tenemos tiempo de vivir otro siglo como hemos vivido el sigo XX, fines del siglo XIX. Estamos cumpliendo un bicentenario y resulta que no somos todavía ni independientes. Yo le pediría al feminismo ese salto de calidad que se necesita en este momento, por ejemplo, están muy olvidados los niños. Te acordás, Monona, cuando había esa preocupación profunda, porque uno veía a los niños en el interior, en las villas en todas partes, porque lo vivíamos, estábamos con ellos. La solidaridad era espontánea, no había ni que mencionar.
Para contar algo un poco gracioso, digamos, el Sindicato de Farmacia era una casa antigua, tenía una cocina grande y yo me acuerdo, cuando tuvimos que reunir fondos y nosotras hicimos empanadas, además, vivíamos en la clandestinidad, sabemos qué es la clandestinidad, por eso no había tanto pavoneo, sabíamos los compañeros, que íbamos a encontrar siempre el apoyo del otro y esa extraordinaria solidaridad salvó muchas vidas. Yo siempre he reclamado, que no se puede escribir solo la historia del terror sino la historia de la solidaridad, porque si no estamos aterrorizando a una juventud. Tengo un inmenso respeto por Monona, que va mucho más allá de esa amistad maravillosa que tenemos, que podemos no vernos 20 años y nos encontramos como ayer, con esa fuerza que peleamos, esa fuerza que nos transmitía Monona, porque es un ejemplo y yo creo que en el día de la mujer hay que hacerle un homenaje profundo a dirigentes como Monona.
- Redacción Lucia Izaguirre
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