Daniel Yofra, secretario general de la Federación de Trabajadores del Complejo Industrial Oleaginoso, Desmotadores de Algodón y Afines (FTCIODyARA), fue entrevistado por Úrsula Asta en Radio Gráfica,sobre la huelga nacional que realizaron en los puertos del país y que se extendió por más de 20 días. Una medida de fuerza por salarios dignos, realizada en conjunto con la Unión Recibidores de Granos y Anexos de la República Argentina (URGARA) y el Sindicato de Obreros y Empleados Aceiteros del departamento de San Lorenzo, de Santa Fe.
El 29 de diciembre, finalmente, tras la paralización de las plantas industriales y puertos exportadores de granos y aceite por parte de estos gremios aceiteros y recibidores de granos, luego de una extensa reunión que se desarrolló con las cámaras CIARA, CIAVEC y CARBIO, acordaron llevar el salario inicial a $93.647,51 y el pago del habitual bono de fin de año y otro por haber trabajado durante la pandemia. Fue una victoria de los trabajadores.
UA: Hubo un momento un previo preacuerdo, pero luego las empresas salieron en los medios de comunicación a decir otra cosa.
DY: El preacuerdo se había dado ya el lunes pasado (21/12/20), el “preacuerdo”, porque hasta que uno no firma el acta no hay nada seguro. Pero, después, salieron con otra cosa y, bueno, a nosotros nos favoreció eso, porque piensan que van a volver en contra a la sociedad, cuando nosotros dependemos de los trabajadores. Al contrario, la sociedad tiene que entender que nosotros estamos peleando por un salario acorde a la necesidad que tienen los trabajadores. Entonces, estas empresas que han tenido grandes ganancias en los últimos 25 años, hoy pretenden bajarnos el salario, reestructurando una negociación que nosotros venimos trayendo. Me parece, en ese sentido, que todos los trabajadores tienen que saber qué es lo que están peleando hoy los aceiteros y los compañeros del grano. Si saben, se forma una opinión. Hoy me decía un colega de ustedes, que la gente sabe que los médicos cobran 40 mil o 50 mil y reclaman el aguinaldo.
Lo que pasa es nadie sabe cuánto tiene que cobrar. Si los médicos, que han estudiado y que ahora están expuestos más que nunca por la pandemia, ganan esa plata, cómo van a pedir los aceiteros 90 mil, que es el doble casi de lo que ganan ellos. El problema es que, no creo que un médico y ningún trabajador pueda vivir dignamente con 50 mil pesos.
UA: Voy a ese punto Daniel, que nos expliques con mayor profundidad. ¿Cómo discuten ustedes el salario? Porque es diferente a otras ramas de actividad y, la verdad, es que es un ejemplo interesante, porque ustedes se paran sobre el salario mínimo, vital y móvil para exigir un salario digno.
DY: Nosotros este estudio lo venimos realizando desde hace 16 años en Rosario. Lo hacía la Facultad de Economía de la UBA y después, en algún momento, lo hizo también la Facultad de Agronomía de Rosario, ahí tenemos un economista que trabaja con nosotros. Ese salario mínimo está basado en lo que establece la Ley de Contrato de Trabajo, en su artículo 116, 14 bis de la Constitución, en donde vos tenés que satisfacer con tu salario la necesidad que establece: esparcimiento, vivienda digna, salud, televisión, vacaciones. Eso tiene un número, o sea para cada necesidad vos necesitás cierta plata para cubrirla durante todo el mes. Entonces, nosotros siempre fundamentamos de esa manera el salario. El sistema te lleva a que discutas por la inflación y esta es engañosa. Primero, porque los parámetros de la inflación no son los mismos de los que consumen los trabajadores diariamente. Los precios de los alimentos de primera necesidad suben de una manera exponencial. Cuando a un trabajador que cobra 40 mil, vos le das un salario de acuerdo a la inflación que va ser de este año, sigue siendo pobre, lo único que le mantenés es la pobreza. Nosotros lo que decidimos es que el salario no lo fija el sistema, sino que lo fija la necesidad de los trabajadores.
UA: Mencionabas antes el ejemplo de los médicos y por eso te pregunto en relación a lo que implica la fuerza del sindicato de ustedes y, además, a partir de esta medida la están realizando en conjunto con otros gremios ¿Observan que esto es también un intento de disciplinar sindicatos por parte de las empresas?
DY: Sí, seguro. Los empresarios siempre quieren disciplinar a los trabajadores. Bueno, ya vieron ustedes la reacción de un sector político de la zona, en Avellaneda y Reconquista, en Santa Fe, cuando fue lo de Vicentin. Se reunieron en La Rural para ver como hacían para frenar la protesta de los compañeros de la Algodonera Avellaneda, que están ganando 30 mil pesos, un ejemplo para el resto. Hoy esta empresa no solamente disciplina a sus trabajadores, sino que también quiere marcar el camino al resto de las empresas para que sigan de la misma manera.
Nosotros, primero, concientizamos al trabajador y esa es la fuerza que tenemos para seguir en la lucha y para seguir pidiendo un salario digno. Evidentemente, tienen un barril sin fondo que no alcanza nunca a lo que hacemos los trabajadores, tendríamos que poner todo sobre la mesa, porque algunos especulan diciendo que nosotros queremos recuperar las herramientas de los 40, de los 70. Yo creo que hay que recuperar esa herramienta con la democracia sindical, con la intención de reafirmar la lucha como la que hoy tenemos nosotros. Recordar qué hay varios trabajadores, como camioneros, que han conseguido buenos salarios, La Bancaria consiguió buenos salarios, me parece que hay referentes en los cuales uno se tiene que fijar y no fijarse en los que ganan muy poco. Tendríamos que replantear por qué un maestro o un médico gana poco. Se han revertido algunas cuestiones en donde la responsabilidad del Estado de tener a los médicos y a los maestros bien pagos y con un salario digno, se ha olvidado, hay que refrescarles la memoria.
UA: Ya que mencionabas la historia -hablabas de los 40-, si una pensara en el proyecto estratégico de país, me gustaría saber las miradas o las reflexiones que está teniendo al respecto. Me refiero a la discusión en torno a pensar el comercio exterior y, sobre todo, en esta rama de actividad que tiene que ver con los granos y con el aceite que se produce en la Argentina. Este mes, diciembre, el Gobierno modificó un decreto de Macri y planteó a estos grupos que liquiden, los obligó a liquidar. ¿Consideran ustedes que hay, también, una respuesta de parte de estos grupos al Gobierno? ¿Y que este conflicto, y el interés de las empresas de no resolverlo, además de lo que mencionabas antes, tiene que ver con apretar al Gobierno a una devaluación, por ejemplo?
DY: Sí, la especulación de estos grandes grupos y de todos los empresarios de nuestro país ha llevado a la crisis económica que tenemos. Hay gente que tiene mucho y hay gente que tiene poco. Me parece que el Gobierno tiene que tomar nota. Pero no hablo de este Gobierno, hablo de todos los gobiernos.
Las patronales dicen ‘no podemos pagar’ o están pidiendo algo extremadamente alto y no presentan un balance, que es lo que corresponde. En ese sentido, tenemos que tener un gobierno fuerte que imponga los parámetros a todo el mundo, no solamente a los trabajadores. No hablo de este Gobierno, sino que hablo de la clase política en general, porque hay un sector que gobierna y hay otro que mira para otro lado. Necesitamos dirigentes que realmente defiendan a la clase obrera.
Y con respecto a lo que vos planteás, es una clara articulación por parte de la agroindustria, en este caso, pero también la del campo, la de los grandes terratenientes, que salen a protestar sobre por qué nosotros paramos y no los dejamos llevar cereal de los campos a las fábricas para que lo exporten. Y cuando ellos hicieron 100 días de paro, era justo. Nosotros peleamos por una vida digna y parece que no es justo. El país tendrá que esperar, tendrán que esperar 83 días, como lo hizo en ese momento La Rural. En ese sentido, nosotros tenemos mucha paciencia y mucha conciencia para poder ganar esta pelea.
UA: Te pido una caracterización de estas empresas, estamos hablando de Aceitera General Deheza, Bunge, Dreyfus, Molinos, son las grandes, que además están en el listado de las primeras que se llevan la plata afuera de la Argentina. ¿Cómo observan su funcionamiento? Porque ustedes están haciendo un paro en unidad, una unidad sindical que logró parar todos los puertos, pero ellos tienen mucho poder.
DY: El claro ejemplo de lo que es este sector estaba graficado por Vicentin. Lo que hizo esta empresa, que lo empezaron a descubrir ahora, el fraude que le hizo al Estado, lo hacen las otras empresas, con la triangulación, con la compra en negro, evadiendo permanentemente, tratando de especular, no liquidando. Estos sectores siempre fueron así. Por eso salieron a defender tan rabiosamente a Vicentin que había estafado al Estado. Cómo se puede entender que se defienda a alguien que estafa a otro, al Estado en este caso, que es el dueño de muchas ilusiones en la Argentina. Nosotros, en el 2004, denunciamos cómo hacían la triangulación con el Uruguay, con una empresa con la que estábamos discutiendo paritarias. Y sin embargo, recién los gobernantes lo empezaron a denunciar en el 2011. El Estado tiene que agilizar los controles, el Estado dejó de controlar y entonces esta empresa hace lo quiere, no solo quieren disciplinar a los trabajadores, sino también al Estado, para decir nosotros somos los que mandamos acá.
- Entrevista realizada en Feas, Sucias y Malas (sábados de 9 a 12)
- Redacción por Lucia Izaguirre
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