Elecciones en Bolivia. “Los golpistas no van a entregar el poder fácilmente”

Intenciones de voto y alerta de fraude

Todas las encuestas coinciden en pronosticar un triunfo de Luis Arce Catacora, candidato del MAS. El gran interrogante es saber si Arce logaría la diferencia necesaria para adjudicarse el triunfo en primera vuelta, o si está apenas detrás de ese objetivo.

Al respecto, Zapata explicó que “las últimas encuestas dicen que el MAS tiene un 42% de apoyo, y Carlos Mesa, candidato de Comunidad Ciudadana, tiene un 33% intención de voto. O sea que el MAS estaría a un punto de ganar en primera vuelta. Ahora bien, este es un dato de la encuestadora CIESMORI, cuyo director fue visto en un video, que se viralizó, en una reunión de campaña de Áñez, antes de que ella bajara su candidatura. Recordemos que para ganar hay que tener al menos el 40% de los votos con una diferencia de diez puntos respecto al segundo candidato. Ahora, si vemos el comportamiento de las encuestadoras en Bolivia durante las elecciones de 2009, 2014 y 2019, siempre nos sacaron hasta diez puntos en sus cálculos, y actualmente están haciendo lo mismo. Para tener en cuenta realmente los porcentajes de apoyo que tiene el MAS hay que considerar variables que ninguna encuestadora considera. Por ejemplo el voto rural, que se subestima y que es incondicional con el MAS. También está el voto en el exterior, que es masivo al MAS, y el voto oculto, que representa a todos los que esconden su preferencia política dentro de una dictadura, y que mayoritariamente también es del MAS. Después están los indecisos, un porcentaje bastante alto que viene capitalizando Luis Arce. El MAS está ganado en seis de nueve departamentos. Teniendo en cuenta esos datos, uno puede darse cuenta que la victoria del MAS va a ser con más del 50% de los votos”.

Y agregó: “la estrategia de la derecha es empujar a un escenario de segunda vuelta, imponer un sentido común, a través de los medios de comunicación, de que si el MAS gana en primera vuelta es por fraude. Es una falacia que no se puede justificar, porque quien maneja el Tribunal Supremo Electoral es el señor Salvador Romero, designado por Añez y amigo personal de Mesa. Además, el Movimiento al Socialismo no maneja el aparato estatal ni el poder judicial. El gobierno de facto controla todo, menos la asamblea legislativa, y aún así hace una gran ofensiva contra ella. Además, tengamos en cuenta que el Tribunal Supremo Electoral anunció, y esto es grave, que la custodia y el traslado de las papeletas y las actas electorales van a estar a cargo de la policía y de los militares golpistas”.

Las dudas sobre el recuento de votos se suman a la presencia de veedores de la Organización de Estados Americanos (OEA). Según Zapata “es una vergüenza lo que están haciendo los golpistas. Van a llegar los mismos personeros de la OEA, lo cual es una ofensa grande al pueblo boliviano, que está juntando firmas para rechazar su presencia. Estamos hablando de la misma OEA que articuló el golpe presentando un informe preliminar y luego un informe final en el que no pudo justificar la acusación de fraude. Y por otro lado, ya está planificado un fraude al estilo hondureño, hay varios indicios y pruebas. Por ejemplo, el nuevo sistema de conteo rápido que no va a enviar las fotografías de las actas con los resultados de las diferentes mesas. Esto va a impedir que los ciudadanos, los delegados, la prensa, puedan comparar estas fotografías con los datos que va cargando el sistema del Tribunal Supremo Electoral. Y lo que se va a conocer va a ser el resultado final por colegios, no por actas. Evidentemente acá se está tramando algo. Hay muy poca información de este sistema, y lo denunció la vocera del MAS ante los medio, y pidió explicaciones al Tribunal Supremo Electoral”.

Escenario político y movilización popular

En un nivel más general, Zapata explicó que la coyuntura política boliviana se caracteriza por “la presencia de estado y un gobierno terroristas, que en este momento está articulando a sus grupos paramilitares, que atacan las casas de campaña, las caravanas, e incluso a dirigentes del MAS, así como puntos institucionales del país. El objetivo es generalizar la violencia y reeditar el escenario de 2019. Atacaron el Tribunal de Justicia de La Paz, en el que se estuvo viendo si se anulaba o no la sigla, la personería jurídica del MAS. Están yendo también a las casas de los fiscales, a atacarlos, a acosar a sus familias, porque los acusan de masistas por no procesar a los dirigentes o encarcelarlos. Los acusan del supuesto fraude de 2019 y de haber hecho el paro indefinido con bloqueos en agosto. Están buscando suspender inclusive esta elección y, en caso de que ganara el MAS en primera vuelta, incendiar Bolivia nuevamente. Carlos Mesa dijo que va a llamar de vuelta a sus seguidores a manifestarse si considera que hay fraude en esta elección. En 2019 este llamado dio lugar a la quema de tribunales electorales”.

“Con respecto a Evo Morales”, prosiguió, “él es el jefe de campaña. No es candidato porque fue proscripto no solo como candidato a presidente sino también como candidato a senador. También hubo una gran ofensiva mediática contra su figura. Los candidatos son Luis Arce y David Choquehuanca. Dentro del MAS tenemos a las organizaciones sociales, todas aglutinadas dentro del Pacto de Unidad, y a la Central Obrera Boliviana, la COB, que han tenido una rearticulación de un nivel brillante en estos once meses de golpe de estado. Hay un movimiento popular, indígena, dispuesto a defender su democracia, nuestra cultura, que estos golpistas detestan, y a retomar la senda democrática y expulsar a estos extranjeros que han tomado el poder. Hubo dos semanas de bloqueos internos, y eso fue el momento de mayor debilidad del golpismo. Se hablaba de la renuncia de Añez. El Pacto de Unidad y la COB no están en las mismas condiciones que en 2019, cuando se vio a un movimiento indígena desorganizado que no tomó las calles. Por el contrario, ahora está organizado y fortalecido”.

¿Qué puede pasar el día después?

Otro interrogante es qué hará el gobierno de facto encabezado por Añez en caso de producirse el triunfo de la fórmula Arce-Choquehuanca. Zapata indicó al respecto que “los golpistas no van a entregar el poder fácilmente. Creo que el MAS va a arrasar en las elecciones, porque la verdadera encuesta está en las calles, que son del Movimiento Al Socialismo. Hay que tener en cuenta que no solo se está jugando el futuro de Bolivia, sino de la toda la región”.

Las cuentas pendientes

Finalmente, la entrevistada se refirió a las demandas de las bases del MAS que quedaron desatendidas en el pasado y que pueden entenderse también como una de las claves del triunfo golpista de 2019.

“Para poder lograr esta reorganización de los movimientos indígenas y sociales, hubo y hay una profunda autocrítica desde las bases. Observamos que en Venezuela también hay intentos de golpe de estado y ofensivas, inclusive más brutales, que las que ha tenido Bolivia en 2019, y sin embargo ahí no se pudo concretar el golpe. La autocrítica tiene que ver con este proceso de descolonización que estaba iniciando el país. No llegó en catorce años a donde tenía que llegar. Hubo un desvío en los valores originarios en los que se originó esta revolución democrática y cultural. El binomio Arce-Choquehuanca ha dicho que habrá una total renovación de los que fueron los gabinetes, que quieren a toda la juventud en los ministerios. Entre los nombres que dio Arce estaba el del ex vicepresidente Álvaro García Linera. También dijeron que se convocará a los mejores profesionales, y que además no basta con ser profesional, sino que tiene que haber un compromiso y una formación ideológica y política, comprometidos con el pueblo. Y que no tiene que haber más burócratas que estuvieron dentro del estado”.

• Entrevista realizada por Leila Bitar, Lautaro Fernández Elem y Claudio Orellano en Desde el Barrio (lunes a viernes de 10 a 13)
• Redacción por Martín Gorojovsky