Este lunes 21 Alberto Fernández presentó, junto al ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible Juan Cabandié, el Plan de Políticas Ambientales “Casa Común” en el cual se abordaron los tópicos presentes de la agenda ambiental. Además del anuncio del Plan Federal de Erradicación de Basurales a Cielo Abierto, se anunció la presentación del Proyecto de Ley de Educación Ambiental y la implementación del cuidado de la “Casa Común”, tal cual lo presenta el “Laudato Sí”.
Por Juan Patricio Méndez*
El debate sobre las políticas ambientales quedó marginado por la cuestión sanitaria, en el marco de la pandemia del COVID-19. El virus postergó el tratamiento de proyectos importantes que se encontraban, desde un principio, en la agenda verde gubernamental. Sin embargo, el primer mandatario y el Ministro de Ambiente presentaron el Plan de Políticas Ambientales, un proyecto integral que busca, a través de una batería de medidas y políticas públicas, la implementación de una política de Estado para la construcción un modelo sostenible, de consumo responsable, de cuidado del medio ambiente y generador de conciencia ecológica.
Este proyecto apunta a alcanzar un desarrollo sostenible a través de una política activas, federales y transformadoras, junto a municipios, provincias y organizaciones de la sociedad civil. En detalle, el gobierno presento una propuesta que se sostiene en 4 puntos: el lanzamiento de Casa Común busca el abordaje de prácticas agroecológicas, sostenibles y las reservas naturales urbanas, viveros y áreas verdes; el Plan Nacional de Erradicación de Basurales a Cielo Abierto apunta al desarrollo sostenible y al crecimiento de la economía circular y el saneamiento ambiental; la Ley de Educación Ambiental para la transformación cultural; y el Programa Nacional de Prevención de Incendios y Manejo del Fuego, para la preservación de los bienes naturales.
Ya ha sido noticia la definición sobre los agroquímicos enunciada por Cabandié. En el marco de la Comisión de Ambiente y Desarrollo Sustentable del Senado, llevada a cabo en el mes de mayo del presente año, el actual funcionario describió a los químicos como sustancias nocivas para la salud, y las calificó de “venenos”. Es en este sentido que se abordó la problemática ambiental del uso extensivo de fitosanitarios y agrotóxicos durante la reunión, los cuales perjudican a las poblaciones rurales por la constante exposición a las sustancias, y por los daños irreparables que ocasionan en todo el conjunto social en materia de alimentación, enfermedades oncológicas y alteraciones genéticas.
Del mismo modo, a comienzo de año, en el marco de la apertura de las sesiones ordinarias legislativas, Alberto Fernández anunció la puesta en marcha de la “agenda verde”, una serie de proyectos que apuntan a la transformación de los métodos productivos extractivos por modelos más sustentables. Con algunas claves: agroecología, cambio climático, ley de bosques, erradicación de basurales y el “Laudato Sí”. Esta última es la encíclica ecológica publicada por el Papa Francisco, en la cual se hace notar la urgente puesta en marcha de políticas públicas internacionales para cuidar la “casa común”, que es el planeta tierra. En aquel entonces, el presidente señaló que “a favor de la preservación de las condiciones de vida de nuestro pueblo, queremos construir una Argentina medioambientalmente sustentable”.
Sin embargo, y pese a haber abordado complejas problemáticas puntuales alrededor del país en el último tiempo, como el sistemático ecocidio sufrido por la extensa quema intencional de pastizales y la extensión de la frontera sojera, la agenda quedó trunca, y postergada por una urgente intervención sobre el sector sanitario, a los fines de reforzarlo y poder dar lucha al coronavirus en la primera línea de batalla.
Pese a la coyuntura, el Plan de Políticas Ambientales fue presentado, y en él se expusieron varias cuestiones de la Agenda Verde que serán puestas en marcha, según los funcionarios públicos.
El Plan Educativo
En primer lugar, cabe aclarar que la producción de conocimiento forma parte de un eslabón esencial para la comprensión y significación del universo. Si bien parece una posición determinista en cuanto a la configuración de perspectivas, el abordaje pedagógico resulta vital para comprender las lógicas de las relaciones sociales, y cómo se arman los andamiajes de la vida diaria, que influyen en toda medida en los mecanismos productivos.
En este sentido, Fernández expresó que una ley de Educación Ambiental serviría “para poner en la cabeza de cada niño y adolescente por qué tiene sentido esta disputa”. La lucha por el medio ambiente y el llamamiento a cuidar la casa común, forma parte de un imperativo educacional para comprender el alcance y la dimensión que tienen los conflictos ambientales en el mundo. Más que nada cuando se trata de ubicar que los diversos y variados problemas que existen pueden incidir en la otra punta del globo. Es por ello que un primer paso para darle un marco pedagógico a esta temática en particular es la no extranjerización de las conflictivas ecológicas: no hacer ajeno algo por el simple hecho de que aquí no ocurra.
Lejos de presentarse como una propuesta doctrinaria, el mensaje busca presentar una propuesta de conocimiento basado en la sustentabilidad y sostenibilidad del entorno en el que cada uno de nosotros vive. La necesidad de comprender la gravedad del asunto ambiental no implica un imperativo herramental de dominación, sino la búsqueda permanente de alternativas y propuestas que abarquen la posibilidad de reflexionar sobre el mundo habitado.
Dicho esto, el presidente aclaró la necesidad de ir por el “juramento al medio ambiente” por parte de alumnos y alumnas, con el fin de concientizar sobre la urgencia y sobre lo fundamental que resulta el cuidado de los ecosistemas. “Vengo de una generación que ha disfrutado del mundo sin cuidarlo y que, repentinamente, se empieza a dar cuenta de que el mundo se nos está acabando tal como lo conocíamos; por lo tanto, una humanidad que no cuida al mundo, es lo mismo que alguien que no cuida su casa y su hogar”, indicó.
Es interesante reflexionar sobre el quiebre generacional que existe sobre cuestiones ambientales, y la importancia que tiene el hecho de que han sido los jóvenes quienes han tomado la posta de las problemáticas ambientales, y quienes se han encargado de decirle a los dirigentes del mundo que han estado equivocados. A su vez, este giro es esperanzador, en tanto y en cuanto la conciencia sobre el mundo ha cambiado. El caso local se ejemplifica con el movimiento “Jóvenes por el Clima”, e internacionalmente la aparición de Greta Thunberg ha sido significativa.
La cuestión de la conciencia
Este título, que podría ser extraído de algún pasaje de textos psicoanalistas, responde a un necesario cambio de perspectiva productiva y de aplicación de técnicas sobre la producción de alimentos a gran escala. Fernández indicó que “los primeros depredadores del medio ambiente somos los seres humanos y, si somos seres inteligentes y eso nos diferencia de los animales, no podemos seguir repitiendo esta historia”.
Aprender de lo que aconteció es necesario en este contexto. Aunque, sí a los hechos nos remitimos, poco hemos tomado de lo que el mundo y los problemas ambientales nos han mostrado. La escasez de agua para los pueblos no parece importar, pero si se hace notar un reclamo de alguna multinacional minera que obtiene permisos para desviar el cauce de un río, como lo ha hecho Barrick Gold en Pascua-Lama con el río Potrerillos. O mismo cuando empresas como Syngenta o Monsanto ingresaron a nuestra pampa húmeda para sembrar transgénicos detrás de una cortina sustentable (que no era tal) de planes educativos, como “Sembrando Conciencia”.
Es por ello que el primer mandatario exhortó a mantener firme la consigna del cuidado del medioambiente, ya que “ningún negocio puede ser más importante que preservar el lugar donde vivimos”. En esta línea, sostuvo que si no lo haríamos, “estaríamos privilegiando la rentabilidad de unos pocos en perjuicio de inmensas mayorías”. Es por eso que el “cambio de conciencia” se vuelve urgente, ya que de no tener en cuenta la eventual irreversibilidad de la situación climática, “vamos a terminar de consumir nuestra casa común en perjuicio de los que nos sucedan, y no tenemos ningún derecho a hacer semejante cosa”.
Esta insistencia apuntó a la búsqueda de un nuevo paradigma que permita un desarrollo sostenible. Aunque advirtió que son muchas las “veces en donde las corporaciones se vuelven más poderosas que los países y las decisiones de la gente”. Y de esto sabemos bastante. Basta con el ejemplo de las mineras en nuestro país, que cuentan con notorios beneficios impositivos: estabilidad fiscal durante 30 años a partir de la presentación del estudio de factibilidad; exención a la propiedad de la mina “de todo gravamen o impuesto” aplicable a la producción y comercialización de la actividad minera, durante los primeros cinco años de concesión; deducciones del Impuesto a las Ganancias, que incluyen el 100% de los montos en exploración y en estudios de viabilidad del proyecto; exención de aranceles de importación de “bienes de capital, equipos especiales o parte o elementos componentes de dichos bienes”; tope a las regalías que pueden cobrar las provincias, no superiores al “3% sobre el valor ‘boca mina’ del mineral extraído”; entre otros etcéteras.
Más que ser empresas inversoras, parecen niños mimados de la nación, la cual, en estos términos, es cada vez menos soberana en términos de recursos y de territorialidad. Es por ello que darle paso a este tipo de dinámicas corporativas, da pie al avance sobre los derechos de los pueblos.
Casa Común, y la erradicación de basurales
La encíclica ecológica del Papa Francisco llama, urgentemente, a cuidar la casa común que es nuestro planeta, lugar donde habitamos, hacemos, practicamos, producimos y sostenemos. El avance de las tecnologías productivas han dejado de lado su cuidado, y ha llevado sistemáticamente a una avanzada problemática ambiental.
Paradójicamente, es uno de los casos donde el progreso evidenció retroceso en términos de salubridad ecológica. A comienzo de su mandato, el presidente anunció que el sentido de la carta papal era fundamental para el trazado de las políticas públicas ambientales durante el mandato.
Casa Común procura “la transformación social” a través del “impulso de la agroecología, las prácticas sostenibles y las reservas naturales urbanas, viveros y áreas verdes”, anunciaron los funcionarios. En este sentido, la erradicación de basurales a cielo abierto representa una clave para el abordaje de la gestión pública.
El Plan Federal de Erradicación de Basurales a Cielo Abierto busca el desarrollo sostenible a partir de la “promoción de la economía circular, el saneamiento ambiental y la reactivación económica”. El Ministro de Ambiente anunció, en el mes de febrero, la existencia de 5000 basurales en el territorio nacional. Según un informe realizado por la Defensoría de la Provincia de Buenos Aires, hay más de 74 basurales a cielo abierto que fueron detectados en 2018 en distintos municipios del interior de la provincia de Buenos Aires. “Hay desde problemas neurológicos, de desarrollo del sistema nervioso; malformaciones congénitas; bajo peso al nacer; dengue y cólera”, explica Verónica Odriozola, licenciada en Ciencias Biológicas por la Universidad de Buenos Aires, en entrevista con ANCCOM.
Y más allá de esta grave situación, en el año 2019, mediante el decreto 591/19, el gobierno macrista flexibilizó los requisitos para la importación de basura de otros países del mundo, principalmente China, convirtiéndose en un caso singular en todo el globo. El Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación deroga aquella disposición a principio de año, mediante el Decreto 148/2020, publicado en el Boletín Oficial. En aquel momento, la medida permitió el ingreso de ciertos materiales que, según la anterior gestión, servían para la industria y que en el país no había en cantidad suficiente. El scrap de aluminio, para la industria automotriz, el caucho de cierta granulometría o la chatarra fueron algunos de los ejemplos. Pero la sospechas se despertaron cuando, en el mismo decreto, se mencionó el ingreso de materiales sin certificado de inocuidad, entre ellos el plástico.
A principios de este año, Cabandié señaló que en los tres meses que la norma estuvo en vigencia “ingresaron 40 mil toneladas de residuos”, complejizando el panorama y la situación ambiental de la Nación. Es por ello que en el Plan de Políticas Ambientales se pretende abordar esta cuestión de forma holística y multidisciplinaria. El llamado a cuidar la Casa Común forma parte de un complejo proceso de transformación institucional, legislativa y social.
Prevención de Incendios
El país atraviesa un ecocidio en términos de incendios forestales y de la pampa húmeda. Más de 12 provincias están con focos activos incendiarios, siendo las más afectadas Entre Ríos, Santa Fé y Córdoba. Según los números de diferentes organizaciones sociales y ambientales, hay más de 175.000 hectáreas que están bajo fuego. Los incendios principales están en los humedales del Delta, en el bosque serrano de Córdoba, en el monte de Formosa, y también hay focos en la provincia de Buenos Aires, Santa Fe, Salta, Jujuy, Tucumán y Chaco.
La intencionalidad incendiaria busca la ampliación de la frontera agraria, ganadera y sojera, al mismo tiempo que intenta acelerar los tiempos productivos, modificando los mismos pastizales y preparando el terreno para su explotación. Sin embargo, la clase terrateniente ha demostrado que más importa su estatus que el cuidado de la salud de toda la población Argentina. Según un informe del Observatorio Ambiental de la Universidad Nacional de Rosario, el aire que se respira en esa ciudad es 5 veces más tóxico comparado a los valores normales de la Provincia. Números que se están igualando, consecutivamente, en varias ciudades afectadas hacía dentro de la frontera nacional.
En relación a este punto, Juan Cabandié indicó que “vamos a incorporar nuevos brigadistas y abrir dos puntos estratégicos , uno en Córdoba y otro al sur de la Provincia de Misiones, para tener cubiertos estratégicamente los fuegos que acontecen a nuestro país”. Asimismo, señaló que “los fuegos son el reflejo más nítido del cambio climático: altas temperaturas y sequías”, y agregó que “muchas veces, como uso y costumbre, ciertos sectores productivos tendieron a quemar pastizales, pero lo que hoy sucede en el delta del Paraná, es un ecocidio”.
Es muy importante el señalamiento de Mercedes Pombo, integrante de Jóvenes por el Clima, quien en Radio Gráfica mencionó que “los incendios se deben, en parte, al avance de los intereses corporativos por sobre los intereses del resto de población, y también a la falta de legislación que proteja a los ecosistemas fundamentales como son los humedales, necesitamos una ley de humedales urgente”.
Además, agregó un punto que es altamente invisibilizado por la doctrina globalizadora, que es que parte de la deuda externa tiene su origen en una deuda ambiental, donde países del norte y centrales ejercen la explotación territorial sobre el territorio latinoamericano. La evidencia clara está en la Patagonia, donde gran parte del suelo pertenece a capitales, personas físicas y entidades extranjeras.
El anuncio del plan es esperanzador en términos de intervención urgente sobre las problemáticas, cada vez mayores. La puntualización de los conflictos ambientales es clave para la visibilización de ciertos tópicos de atención urgente, que requiere la intervención pública, institucional y política. Las normativas, en este contexto, no deben hacerse esperar, y es por eso que este encuentro muestra un halo de luz sobre un ya allanado espacio oscuro. De aquí en adelante, esperamos, como ciudadanos, la concreción práctica, material, tangible y física del cuidado de nuestra Casa Común.
(*) Columnista de Ambientales en Abramos La Boca (Lunes a Viernes de 16 a 18 horas) / Radio Gráfica FM 89.3
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