En la sesión de la cámara alta de este miércoles se llevó todos los flashes la revocación de los traslados de los jueces Bruglia, Bertuzzi y Castelli. Sin embargo la aprobación de la creación del Fondo Nacional de la Defensa (FONDEF) tiene especial importancia no sólo en términos de soberanía sino que es otro paso adelante entre las medidas de reactivación productiva.
Por Lautaro Fernández Elem*
El FONDEF encuentra su objetivo y administración a cargo del Ministerio de Defensa. Dada su media sanción en el año anterior, estará integrado con el 0,35% del total de los Ingresos Corrientes previstos en el Presupuesto Anual para el año 2020, el 0,5% para el año 2021, el 0,65% para el año 2022 y el 0,8% para el año 2023.
Esto supone en lo inmediato más de 30 mil millones de pesos. Estos estarán destinados en su totalidad al reequipamiento de las Fuerzas Armadas Argentinas. Un dato saliente es que se insta a la cartera de Defensa a que invierta ese dinero sólo en producción nacional, teniendo habilitada la importación solo para aquellos materiales que no estén a disposición en nuestro país.
Esta definición apunta a promover la industria militar nacional y a avanzar en un proceso de sustitución de importaciones en el área militar, incentivando la revitalización de grandes fábricas como Astilleros Río Santiago, Tandanor, la Fabrica Argentina de Aviones (FAdeA), e incluso institutos de innovación e investigación como el INVAP que también aportará su reconocido trabajo. Pensando en todo el circuito, se generarían aproximadamente 14 mil puestos de trabajo.
El Fondo Nacional de la Defensa viene a trabajar sobre una realidad palmaria: durante la democracia argentina se ha tratado mucho el tema militar pero poco el tema Defensa. El acuerdo que han encontrado sin buscarlo el progresismo y la oligarquía durante años es que lo mejor para la Argentina era desfinanciar a las Fuerzas Armadas y a su sistema de armas.
Un pequeño ejemplo paradójico es que en la misma sesión unos minutos antes, la cámara aprobó un aumento en las multas sobre la pesca ilegal en aguas argentinas. Qué hubiese sucedido si otra hubiera sido la política de Defensa en el Atlántico Sur y las embarcaciones de control fueran las suficientes para el patrullaje necesario.
Abordando brevemente el proceso macrista, podemos ver que no sólo desinvirtió en industria nacional sino que también invirtió mal en importaciones militares. 160 millones de dólares se pagaron a Estados Unidos por 12 aviones caza Texan que vinieron a reemplazar a los históricos caza Pampa de producción nacional. Otro caso penoso fue la compra a Francia de 5 aviones Super Étendard usados que ni siquiera pudieron ser puestos en funcionamiento por fallas graves. Vale destacar que este jet tiene componentes británicos que no pueden ser reemplazados ya que los “repuestos” están vetados para nuestro país por el Reino Unido.
El Día de la Soberanía Nacional pasado, 20 de noviembre del 2019, obtuvo media sanción en la Cámara de Diputados el proyecto elaborado por el hoy ministro de Defensa, Agustín Rossi quien visitó el miércoles la cámara alta junto con el jefe del Estado Mayor Conjunto, Juan Martín Paleo, para observar la aprobación total de la iniciativa. El espíritu de la corriente del industrialismo militar que tanto aportó durante los primeros gobiernos peronistas, y que tuvo grandes hitos como el Pulqui, el Tanque Argentino Mediano, los Pampa o todo el sistema de radares que hoy vigilan la Argentina, encuentra un poco de vitalidad con este nuevo Fondo. La industria nacional a disposición de la defensa y la soberanía.
(*) Conductor de Desde el Barrio (lunes a viernes de 10 a 13hs)
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