Por Maria Pia Chesino*
Cuando una se entera de que se está escribiendo una biografía que le interesa, espera la salida del libro con más expectativa que la que tendría si no se hubiera enterado.
Eso me pasó con este libro. Sabía que las autoras, estaban trabajando en él; los domingos “tenían Calloni”. Si una quería verlas un domingo, tenía que acomodar la agenda a esa situación, que para ellas fue inamovible, durante el tiempo que duró el trabajo para escribir este libro que tengo en las manos.
Cuando salió, en plena pandemia, lamenté profundamente que no se lo pudiera presentar en vivo. Y empecé a cranear, además, en la manera de hacerme de un ejemplar: a quien darle la plata, a quién pedirle que lo retirara de alguna parte y me lo trajese a casa para leerlo.
Por eso, cuando se me pidió que escribiera esta reseña, y teniendo algunos datos mínimos sobre la vida de Stella (los nombres de algunos de sus entrevistados o sus amigos, por ejemplo), supe que iba a irme de viaje sin moverme de mi casa.
Abrí el libro, y en el prólogo de Nora Lafón leí: “…sólo una mujer es capaz de meterse en una trinchera para testimoniar una lucha popular, mientras intenta sacar clandestinamente del país a sus hijas, y se toma tiempo para escribir sus primeros poemas”. Listo. El viaje no prometía turismo, sino adrenalina.
Stella Calloni: periodismo, literatura y militancia. Cosas de mujeres, es un libro biográfico, en el que la charla entrañable entre tres mujeres, hace estallar la cronología. Si alguien espera el formato clásico del género, que empieza relatando episodios de la infancia y llega a la actualidad, no es lo que va a encontrar acá.
En el texto de las autoras que “a modo de prólogo” precede a la charla, la intención del libro es explícita: “pretende constituirse en un legado. El legado de Stella Calloni para las nuevas generaciones de periodistas, de comunicadores. El legado de Stella para las mujeres que trabajan para ser, y para los hombres que intentan comprender”.
A partir de ahí, se desarrolla un texto biográfico que por momentos tiene el formato de la entrevista periodística y por momentos no.
Y el libro comienza hablando de la selva, casi como si fuera la matriz en la que tomó forma, siendo muy joven, la vida de la entrevistada. La selva como un espacio de intensidad que funda la vida intensa de Stella Calloni, desde muy joven. Se salta de la selva misionera a la paraguaya y de ésta a la panameña, en el transcurso de pocas páginas.
Así empezó, entonces, este viaje: me llevó de mi escritorio en el conurbano bonaerense, a la desmesura de la selva. A los combatientes contra la dictadura de Stroessner, (compañeras y compañeros de Stella) asesinados y enviados río abajo en cruces de madera balsa. Y a esa primera “clandestinidad selvática” que se le impuso para sobrevivir.
De la selva a Buenos Aires; de ahí a Cuba, El Salvador, a la Nicaragua del ‘79, al Panamá de Torrijos que le dio refugio durante la dictadura argentina y al Panamá de la invasión estadounidense que le tocó vivir con espanto y dolor.
El “viaje Calloni” se desarrolla a lo largo de las casi doscientas páginas del libro, con idas y vueltas por momentos y lugares, de la historia política y la lucha anti imperialista en América Latina.
En ese sentido, es un viaje con más derrotas que victorias. Calloni estuvo inmersa en muchos de los momentos más angustiantes que constituyen la historia de nuestro continente: el golpe de 1976 en Argentina y el exilio con sus hijas, el asesinato de Monseñor Arnulfo Romero, la masacre de la invasión norteamericana a Panamá que cubrió como corresponsal de guerra.
Y si se quiere, como contrapeso del dolor, su experiencia profunda de la vida en la Cuba de Fidel, o sus años en Managua, después de la Revolución Sandinista en 1979.
Estos momentos, fundantes de una historia y una épica, van y vienen, mientras Stella revela secretos sobre el locro, cuenta su inicio en el periodismo, (después de una experiencia de trabajo social en el pabellón carcelario del Borda), o define que la poesía fue lo que marcó su inicio en la escritura, la herramienta que se constituyó en su medio de vida, cuando se definió su profesión de periodista.
Stella Calloni. Periodismo, literatura y militancia, no es el relato lineal de una vida. Es imposible, por lo tanto hacer una reseña lineal de este libro necesario, que se lee por momentos con placer, y por momentos con la angustia inevitable que produce volver a pasar por momentos duros que también tuvieron que ver con nuestra historia personal. Y a los que es necesario volver, retomando este legado que nos deja Calloni, para repensar un arco de aspectos de nuestra vida, que van desde la militancia política hasta la maternidad, pasando por la cocina.
Hubo un aspecto que me llamó la atención mientras leía: en la mayoría de los casos, (sobre todo cuando se refieren a personas que Stella conoció o entrevistó), no tenía que leer las notas al pie para saber de quiénes se hablaba. Cerca de cumplir sesenta años, sé quiénes fueron Omar Torrijos, Jaime Roldós, Salvador Allende, Muamar el Gadafi, Manuel Noriega. Me acuerdo de los acontecimientos políticos que protagonizaron, del enfrentamiento al Imperio, que muchos de ellos pagaron con su vida.
Otras figuras, como Fidel, Evo Morales o el Comandante Chávez, fueron protagonistas más cercanos en el tiempo. Los y las jóvenes que militan en política en el campo popular, los reconocen como referentes.
Cuando veía los nombres que quedan más atrás, y leía la nota al pie que los contextualiza, pensé que este libro debería leerlo la militancia joven de nuestro país, que creció tanto después de los diez años del kirchnerismo.
Porque la historia de Stella Calloni, lo que puede constituirse en el legado que este libro se propone instalar, va más allá del relato de la vida de una periodista argentina, que se involucró y se involucra intensamente con la política de su tiempo.
Esta historia expone algo, que en lo personal perdí, y que es la relación de la política con la mística.
A mi generación, en Argentina, le ha tocado ser víctima y testigo de un genocidio. Por eso no vamos a ver una revolución. Porque el tiempo que se necesita para reparar semejante desgarro, excede en mucho el de nuestra vida, por longevos y longevas que lleguemos a ser.
La militancia joven puede hacerse cargo de ese dolor histórico, sin la angustia de haberlo vivido en persona, y precisamente por eso, puede reconstruir la mística que se perdió con la derrota.
La vida de Stella Calloni, es un testimonio de que, por brutal que haya podido ser, la lucha por una vida más justa tiene sentido.
Si se anuda el legado de Calloni con una nueva mística política, es posible pensar en una Argentina con justicia social, de la que acaso lleguen a disfrutar nuestras hijas y nuestros hijos.
Si esa felicidad se hace realidad alguna vez, va a ser porque muchos años atrás, hubo una mujer como Stella Calloni, que dio cuenta como nadie del momento histórico que la atravesaba como mujer y periodista latinoamericana. Y del que dio y da testimonio cada vez que habla.
Y porque no tantos años atrás, otras dos mujeres, también periodistas, también latinoamericanas, se sentaron con ella en su cocina, para que les contara cómo le fue posible hacerlo. Y lo pusieron en palabras, en este libro que como mujer, como lectora y como militante, les agradezco.
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