Al empezar abril la pandemia está comenzando a llegar a la India y África, mientras hace desastres en Nueva York y Guayaquil. Las proyecciones científicas toman forma y convencen a los gobiernos de tomar medidas de aislamiento muy estrictas. Las quiebras y el desempleo masivos ya están en las agendas. Nadie sabe aún cuánto va a durar esto.
Por Alberto “Pepe” Robles*
Al empezar el mes de abril, es necesario revisar el estado de situación de la pandemia del coronavirus y sus consecuencias políticas, económicas y sociales. Se confirma el enfoque de fondo que propusimos en el primer informe, “La pandemia y más allá”:
- Se trata de una crisis sistémica enorme, que tendrá como efecto un cambio profundo de los valores y principios que sostienen el orden mundial basado en mercados desregulados, modificando profundamente la situación de poder de los diferentes actores, tanto a nivel mundial, como regional y al interior de cada país;
- Emerge cada vez más como problema la necesidad transformaciones estructurales de cara a la próxima pandemia.
Adicionalmente, al finalizar marzo comienza a quedar en claro que el tiempo necesario para poder controlar la pandemia, se va a extender durante varios meses, probablemente más de un año, bajo el riesgo constante de un nuevo pico pandémico caótico, si las medidas de salud pública se levantan de manera inadecuada. En este sentido han sido contundentes los estudios y proyecciones realizados por el prestigioso equipo de infectología Imperial College del Reino Unido, dirigido por Neil Ferguson, que modificó de un día para el otro, la postura “relajada” que el primer ministro Boris Johnson tenía inicialmente ante la pandemia.
Aún es imposible saber qué curso tomará el mundo, ni que pasará con la economía. El “golpe pandémico” sucedido en Hungría, país miembro de la Unión Europea, mediante el cual el Parlamento cesó en sus funciones y cedió todos sus poderes al presidente Viktor Orbán de manera indefinida, autorizándolo incluso a imponer censura, abre un camino de tipo dictatorial en Occidente impensable un mes atrás.
La Cumbre Virtual del G20 realizada el jueves 26 de marzo, pasó sin pena ni gloria y dejó en evidencia la ausencia de un liderazgo global en estos momentos. No hubo una estrategia ni medidas conjuntas ante la pandemia y ni siquiera se estableció un criterio unificado para contar los casos positivos y las muertes causadas por el covid-19, de manera que no hay forma de comparar científicamente lo que está sucediendo en cada país, impidiendo de este modo saber a ciencia cierta qué medidas son más eficientes.
Puede decirse que en febrero el virus se expandió al Asia (Corea, Japón, Singapur, Taiwán), a comienzos de marzo estableció su centro en Europa, con los desastres de Italia y España, siguiendo América dos semanas después, con el desastre de Nueva York, que está en plena expansión y ahora comienza a llegar al África y a la India, donde vive el tercio de la humanidad que tiene menor capacidad en sus sistema de salud y sus estructuras sociales para hacer frente a la pandemia.
Se han presentado dos grandes estrategias para enfrentar la pandemia: la estrategia asiática (China, Corea, Singapur, Japón), de cierre por cuarentena, y lo que podría llamarse estrategia “anglo-americana” (Trump, Bolsonaro, el primer Johnson) de dar prioridad a la continuidad del funcionamiento “normal” de la economía, con medidas de “mitigación” puntuales.
Proyecciones
Ya se conocen varia proyecciones basadas en modelos de máxima seriedad, realizados por instituciones de máxima seriedad. Todas dan resultados muy graves y, sobre todo, muestran que la muertes pueden ser diez veces y hasta veinte veces más altas, con alto impacto mortal en la mayoría de las familias, si no se toman medidas estrictas de aislamiento.
La Universidad Nacional Australiana (ANU), publicó el 29 de febrero un detallado estudio sobre el impacto macroeconómico global, tomando tres escenarios temporarios globales, dirigido por Warwick McKibbin y Roshen Fernando. Los tres escenarios varían desde una severidad baja (10% de contagios, con 2% de muertes), a una severidad alta (30% de contagios con 3% de muertes). El plazo que toma es de un año. El escenario más bajo da 15 millones de muertos en todo el mundo, y el escenario más alto da 68 millones de muertos. El estudios da datos para varios países. Para Argentina, es escenario bajo proyecta 50 mil muertos, mientras que el escenario alto proyecta 226 mil muertos.
Mortalidad el primer año | ||||
País | Población
(millones) |
Escenario Bajo
morbilidad 10% mortalidad 2% |
Escenario medio
morbilidad 20% mortalidad 2,5% |
Escenario alto morbilidad 30%mortalidad 3% |
Argentina | 43,418 | 50.000 | 126.000 | 226.000 |
Australia | 23,800 | 21.000 | 53.000 | 96.000 |
Brasil | 205,962 | 257.000 | 641.000 | 1.154.000 |
Canadá | 35,950 | 30.000 | 74.000 | 133.000 |
China | 1.309,029 | 279.000 | 3.493.000 | 12.573.000 |
Francia | 64,457 | 60.000 | 149.000 | 268.000 |
Alemania | 81,708 | 79.000 | 198.000 | 357.000 |
India | 1.309,054 | 3.693.000 | 9.232.000 | 16.617.000 |
Indonesia | 258,162 | 647.000 | 1.616.000 | 2.909.000 |
Italia | 59,504 | 59.000 | 147.000 | 265.000 |
Japón | 127,975 | 127.000 | 317.000 | 570.000 |
México | 125,891 | 184.000 | 460.000 | 828.000 |
Rep. Corea | 50,594 | 61.000 | 151.000 | 272.000 |
Rusia | 143,888 | 186.000 | 465.000 | 837.000 |
Saudi Arabia | 31,557 | 29.000 | 71.000 | 128.000 |
Sudáfrica | 55,291 | 75.000 | 187.000 | 337.000 |
Turquía | 78,271 | 116.000 | 290.000 | 522.000 |
Reino Unido | 65,397 | 64.000 | 161.000 | 290.000 |
Estados Unidos | 319,929 | 236.000 | 589.000 | 1.060.000 |
TOTAL MUNDO | 7.983,209 | 15.188.000 | 37.971.000 | 68.347.000 |
Fuente: McKibbin-Fernando, The Global Macroeconomic Impacts of COVID-19: Seven Scenarios, 29 de febrero de 2020, Universidad Nacional Australiana. |
Otra importante proyección es la que realizó el Equipo de Respuesta al Covid-19 del Imperial College (IC), del Reino Unido, bajo la dirección de Neil Ferguson, que asesora al Parlamento británico (aquí pueden verse los informes oficiales del Imperial College). Las proyecciones del Imperial College son compatibles con las de la Universidad Nacional Australiana, aunque más duras. En su Informe Nº 12 del 26 de marzo, proyecta las muertes que podría causar la pandemia, en un año, sin ninguna intervención mitigadora, en 40 millones de personas. El modelo utilizado por el equipo de Ferguson, distingue entre estrategias de mitigación (reducción de contactos) y estrategias de supresión (cuarentenas generales y cierres). La conclusión es que las estrategias de mitigación pueden reducir las muertes hasta la mitad, pero sin evitar que los sistemas de salud colapsen, aún en los países mejor equipados. Y que cuánto menos recursos tenga un país, menos resultados podrán obtenerse con la mitigación y más necesario será tomar decisiones duras de aislamiento masivo. El equipo del IC recomienda enfáticamente no utilizar una estrategia de mitigación, sino una estrategia de supresión.
Las conclusiones del equipo de Ferguson impactaron al primer ministro Boris Johnson y al Parlamento y lo convencieron de modificar drásticamente la moderada estrategia de mitigación adoptada inicialmente, cuando propuso promover el “contagio controlado” de la población, para pasar a implementar con urgencia una estrategia de supresión. Ferguson le mostró a Johnson, que la aplicación de la política de contagio masivo que propuso, llevaría las muertes a 250.000 personas en el Reino Unido, contra 20.000 o menos si se adopta una política de “supresión de los contactos”.
Un hecho muy sugestivo en Inglaterra, fue la fake news lanzada por el periódico estadounidense The Daily Wire, diciendo que Ferguson había reconocido que sus datos estaban equivocados (“wrong”): “Epidemiólogo detrás del altamente citado modelo de coronavirus reduce drásticamente la proyección”.
Tuvo que salir Ferguson a desmentir la noticia y ratificar sus proyecciones. Pero el daño ya había sido hecho. The Daily Wire es uno de los sitios que más editan en Facebook y el impacto de la fake news en las redes fue enorme. El diario es propiedad de Ben Shapiro, el comentarista político más masivo de Estados Unidos y una de las espadas mediáticas de Donald Trump. Shapiro y el Daily Wire se oponen a las estrategias de supresión (cuarentenas generales y cierre económico), argumentando que detener la economía producirá tantos muertos como se intentan salvar, y están llevando adelante una activa campaña global tratando de culpabilizar a los políticos, haciéndolos quedar como parásitos durante la pandemia, como puede verse en la imagen.
El IC británico también alertó que “el mayor desafío de la estrategia de supresión es que necesitará mantenerse hasta que la vacuna esté disponible (potencialmente 18 meses o más), porque la transmisión rápidamente rebotará si las intervenciones se relajan”.
En materia de tiempo, todos los estudios coinciden también en que la pandemia va a extenderse durante al menos un año, plazo durante el cual la población va a seguir expuesta al virus y continuarán las muertes (La Razón.es).
EEUU: el desempleo salta del 3% al 20%
Estados Unidos ingresó al momento de contagio comunitario sin saber qué estrategia adoptar ante la pandemia. Trump se ha mostrado titubeante, tomando algunas medidas de cierre (escuelas y colegios, reuniones de más de diez personas, recomendación para trabajar desde las casas) pero, sin establecer una cuarentena general obligatoria y enfrentándose con los científicos, que piden medidas más estrictas.
Las proyecciones matemáticas indican que Estados Unidos, si no hiciera nada, podría tener más de un millón de muertos, que podrían reducirse a menos de cien mil, si adoptara una estrategia de supresión. Pero los números de la semana y el descontrol de la epidemia en Nueva York, que debió declarar el estado de catástrofe, son malas señales. Ayer (31 de marzo) Estados Unidos superó a China en cantidad de muertos (3391 contra 3300), a pesar de tener cuatro veces menos población. Por encima de EEUU quedaron Italia (11.591 muertos) y España (8189 muertos). Antes de ayer Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergia y Enfermedades Infecciosas anunció que las muertes en EEUU podrían alcanzar las 200 mil, esto sería más del doble de las que podrían haber sido de adoptar las medidas de supresión a tiempo.
Estados Unidos enfrenta cuatro graves problemas:
- a) el impacto de la pandemia en las elecciones presidenciales que se realizarán el 3 de noviembre próximo;
- b) las enormes pérdidas que vienen registrando las empresas estadounidenses, cuyo capital ya se ha reducido un 30%;
- c) el crecimiento galopante de la desocupación, que habría pasado en una semana del 3% (el más bajo en décadas), al 20% el más alto desde que hay datos; la última semana 3,3 millones de personas pidieron un plan por desempleo, lo que fue un récord absoluto, cuatriplicando los 700 mil planes pedidos en octubre de 1982, que fue la peor semana desde que hay datos.
- d) su incapacidad para asumir un papel de liderazgo global ante la pandemia (Kori Shake).
China: la sorprendente valoración positiva de Jorge Castro
El presidente Trump y algunos medios de varias partes del mundo, sostienen que China no ha controlado aún la pandemia y niegan que las estrictas medidas de cuarentena hayan aplanado la curva. No es posible saber hoy si esto es cierto, o forma parte de una campaña para desprestigiar la imagen ganada por China como consecuencia de haber controlado la pandemia, que de ser cierto mejoraría la posición de China en tablero global, algo de gran importancia de cara a los cambios estructurales que se avecinan.
Más allá de la lucha mediática, lo cierto es que no solo China ha informado que está controlando la pandemia, sino que también lo ha hecho Corea del Sur (estabilizando las muertes en un promedio de cinco por día), y en cierta medida también Taiwan y Singapur.
De la suerte de China depende en gran parte que se pueda recuperar, al menos parcialmente, la economía del mundo. En este sentido, el destacado experto en relaciones internacionales Jorge Castro, publicó en el diario Clarín del sábado 28 de marzo un artículo, que llamó la atención de los especialistas, teniendo en cuenta su postura conservadora. Castro, con datos duros, describió una sólida recuperación de China, luego de una parálisis completa de su economía durante 45 días, y sostiene que en el segundo semestre China va a “recuperar el boom de consumo que experimentó en 2019”. Otro dato de gran importancia económica señalado por Castro, es que las inversones globales están yendo en más de un 40% a China, en una tendencia creciente que se extiende a las próximas décadas, prefiriendo ese mercado incluso al mercado estadounidense, modificando así el patrón dominante en el último medio siglo. Finalmente Castro hace un elogio sorprendente del sistema político de China, calificándolo de “legítimo”:
“El control del coronavirus le abre a China una excepcional oportunidad histórica para que el mundo entero (incluyendo a EE.UU) reconozca y admire la profunda legitimidad política de su sistema de gobierno. La República Popular puede transformar este año su indiscutible legitimidad doméstica en legitimidad global, lo que significa imponerse definitivamente en la batalla cultural – el softpower -, que es el único componente que le falta para asumir el liderazgo global, junto con EE.UU.” (Jorge Castro, Clarín, 28 de marzo de 2020)
América Latina: a la espera de los resultados ante estrategias opuestas
La pandemia comenzó a escalar en América Latina más o menos simultáneamente a mediados de marzo. La región está marcada por la postura de Bolsonaro en Brasil, contraria a las decisiones de salud pública que puedan dañar los negocios. Entre los países grandes, Brasil es el que más se ha opuesto y el que más ha demorado las medidas orientadas a “achatar la curva”, oponiéndose a la suspensión de los espectáculos deportivos, promoviendo manifestaciones públicas masivas y sosteniendo la teoría de que “los brasileños no se contagian del coronavirus porque ya tienen anticuerpos”. En la línea de “no parar la economía” de Trump, Bolsonaro ha ido más lejos con el lanzamiento por el gobierno de una campaña política bajo el lema de “Brasil no puede parar” y levantando la cuarentena apenas 48 horas después de establecida, aunque en las últimas horas los dos presidentes han tenido que inclinarse por medidas más duras a medida que la pandemia iba escalando.
La postura blanda ante la epidemia de Bolsonaro, generó fuertes descontentos (Twitter y Facebook bloquearon sus publicaciones contra la cuarentena), incluso entre las Fuerzas Armadas, que lo ven aislado, su propio ministro de Salud, los líderes de la coalición oficialista y los gobernadores que decidieron lisa y llanamente desobedecerlo, amenazando la estabilidad política y la propia continuidad de Bolsonaro como presidente. Como muestra de la muy inestable situación política de Bolsonaro, basta con ver las columnas del influyente periodista Merval Pereira, en el multimedio O Globo, insospechable de apoyar a la oposición lulista, con títulos como “Bolsonaro precisa ser parado: Bolsonaro es un peligro para la salud pública” (27 de marzo), y “Bolsonaro cada vez más aislado” (31 de marzo).
En América Latina, al 1 de abril, la pandemia está en pleno proceso de expansión, aunque la pandemia no ha generado un contagio masivo, como el que afecta a Europa o Nueva York, salvo el caso de Ecuador. Aún es muy temprano para saber cuáles son las estrategias que tendrán mejores resultados sanitarios, sociales, económicos y políticos.
La situación de Ecuador es pésima (98 muertos al 1 de abril), especialmente en Guayaquil, con el sistema hospitalario desbordado y cadáveres acumulándose en las calles, porque también han sido desbordados los servicios fúnebres. Entre las víctimas mortales está la directora del Hospital Central de Guayaquil. Ecuador tiene 16 millones de habitantes (tres veces menos que Argentina y doce veces menos que Brasil). El gobierno se demoró en decretar la cuarentena y recién la estableció el 30 de marzo, cuando había 27 muertos.
La situación también es grave en Panamá (4 millones de habitantes), que sumó 30 muertes al 1 de abril, prácticamente la misma cantidad que Argentina con una población que es solo el 10%.
En Bolivia los primeros datos son preocupantes, porque si bien la pandemia se desató más tarde y la primera muerte fue el 29 de marzo, tres días después, al 1 de abril, ya había subido a 7 muertes.
Una precaria comparación entre Argentina y Brasil puede indicar algunas tendencias tempranas. La primera muerte en Brasil causada por el coronavirus se produjo el 17 de marzo, diez días después que en la Argentina se produjera la primera muerte. Ambos países han seguido estrategias opuestas para combatir la pandemia. Aunque todavía es muy pronto para sacar conclusiones, los datos preliminaries son alarmantes para Brasil. Al 1 de abril, Brasil tuvo 240 muertes, mientras Argentina tuvo 29. Teniendo en cuenta que Brasil (208 millones de habitantes en 2018) tiene 4,5 veces más población que Argentina (44,5 millones de habitantes en 2018) y que la epidemia empezó una semana después, Brasil debió haber tenido menos de 121 muertes. Es decir, la mitad.
Los seguimientos internacionales tienen muy en cuenta la cantidad de días en las que se produce la duplicación de casos y muertes. Si la duplicación se produce cada dos o tres días, la situación es muy grave.
En este artículo se tiene principalmente en cuenta la cantidad de personas muertas, antes que la cantidad de infectados, porque este último dato es muy variable por las diversas reglas establecidas para decidir a quienes se les hace el test.
África y la India
En estos momentos la pandemia está llegando al África y a la India, con mil millones de personas en cada lugar. Se trata de los espacios en los que menos servicios hospitalarios existen.
India registró el primer muerto el 12 de marzo. El 24 de marzo, cuando las muertes habían ascendido a 10, el gobierno declaró la cuarentena estricta para toda la población (equivalente a un 20% de la humanidad), durante tres semanas. El 1 de abril, el número de muertes fue 41. India debe enfrentar enormes problemas sociales y de supervivencia para poder llevar adelante la cuarentena.
En África, con una población similar a India (un cuarto de la población mundial), tiene sólo el 3% del personal médico. A ello se suma tres grandes endemias actuales (la malaria, la tuberculosis y el SIDA), varias guerras y varias areas afectadas por plagas de langostas. El 40% de la población del África subsahariana, unas 300 millones de persona no tienen acceso al agua limpia.
Entre los aspectos valiosos de la situación en África se encuentra el hecho de que es la única región del mundo que ha tomado en serio la coordinación internacional multilateral, creando la Estrategia Continental Conjunta de África contra el Brote CoVid-19, movilizando de manera coordinada los recursos de los países, la Unión Africana y la OMS.
Las quiebras
Cantidades incalculables de empresas ya se encuentran, técnicamente en situación de quiebra. Entre ellas, se da por hecho que hacia fines de mayo, quebrarán las empresas de aviación, si el Estado no absorbe sus pérdidas.
La situación es tan grave que países como Alemania, Australia y el Reino Unido ya reformaron sus leyes de quiebras, para extender el plazo legal de mora para decretar la cesación de pagos, de tres semanas a seis meses. En los hechos significa permitir que las empresas entren masivamente en default, sin consecuencias legales.
El tema es destacado por los principales diarios, como el Washington Post con el título “¡Qué comiencen los salvatajes!” y por el New York Times con el título “Aquí vienen los salvatajes, empezando por las aerolíneas”. Todos los análisis mencionan que este nuevo salvataje de empresas por parte del Estado, se produce apenas diez años después del salvataje anterior, durante la Crisis de 2008, que hizo que el Estado se endeudara y el pueblo estadounidense bajara su nivel de vida y se preguntan si el Estado debe salvar a las empresas privadas sin más, o bajo ciertas exigencias sociales. No es ajeno a este debate la orden que el presidente Trump le dio a General Motors y a Ford obligándolas a fabricar respiradores artificiales, aplicando una ley dictada para la Guerra de Corea, luego de que ambas empresas fueran reticentes.
La ausencia del multilateralismo
El gran ausente en esta crisis global es el multilateralismo. Con excepción de África, las organizaciones multilaterales regionales y globales, han estado ausentes y permanecido en muchos casos calladas.
Ya hemos visto al inicio que la reunión del G20 del 26 de marzo pasó sin pena ni gloria. Brasil incluso no estuvo presente en la reunión. En Sudamérica y América Latina, el nuevo perfil de los gobiernos pro mercado, pro libre comercio y pro mundo surgidos en los últimos años, habían disuelto la Unasur y vaciado la Celac (Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe). La OEA se mantuvo completamente ajena a toda iniciativa de coordinación continental para compartir recursos humanos y materiales que son muy escasos en la región y especialmente en determinado sectores sociales y geográficos, haciendo exactamente lo contrario que hizo África. Para colmo lo único que hizo la OEA durante la pandemia, fue realizar la asamblea que debía elegir al secretario general, en contra del pedido de postergación de varios países y de la tendencia mundial a postergar ese tipo de reuniones internacionales.
La propia Unión Europea ha estado ausente en la crisis, no ha existido una estrategia común para la zona y para colmo se ha empantanado en una discusión interna sobre los fondos estatales comunitarios para subsidiar el empleo y las empresas, en el que Francia, España e Italia buscan instalar una lógica solidaria para favorecer a los países más afectados, mientras Alemania y Holanda se oponen, en pos de establecer condicionalidades macroeconómicas, en la línea de las políticas de austeridad.
En el fondo de esta pelea europea, en medio de la pandemia, hay una enorme cuestión, que nadie quiere poner en primer plano por miedo a quedar como insensible: ¿Quién va a pagar la pandemia? Esta pregunta pone muy nerviosos a los grupos privados más ricos, en el mundo y en cada país, porque pone sobre la mesa la cuestión impositiva: qué impuestos se utilizarán para recaudar los enormes gastos estatales que está generando la pandemia, muchos de los cuales se extenderán permanentemente en el tiempo. Pero además pone sobre la mesa qué cóktail económico adoptarán los gobiernos y el mundo, para responder a una crisis que no tiene precedentes, para la que la Escuela Neoliberal predominante no tiene respuestas.
La economía
Más allá de la falsa e inmoral opción entre preservar la salud de la población o mantener en funcionamiento la economía, hemos visto más arriba como los gobiernos están creando inmensos fondos estatales para preservar los empleos y las empresas.
Un notable artículo de la Revista de Negocios de Harvard reveló que el 95% de la empresas globales decidió bajar costos omitiendo realizar planes de contigencia para un caso de interrupción de las cadenas de valor, a pesar de que estaba fuertemente recomendado desde hacía años. La consecuencia es la interrupción del 80% de las cadenas de valor, a partir de abril, con el agravante de que entre ellas se encuentran las cadenas de valor para la producción de alimentos. La FAO ya alertó el peligro que corre la seguridad alimentaria global, a partir de abril, sobre todo para los países que importan alimentos esenciales. Con respecto a los productos que exporta Argentina, la FAO señaló que no se verán afectadas las exportaciones de cereales, pero sí se verá afectada la exportación de carnes.
Aún es temprano para tomar decisiones sobre el modo en que se van a levantar las medidas de evitación del contacto humano para combatir la pandemia. No se sabe aún el tiempo que deben mantenerse las medidas. Los estudios del Imperial College de Neil Ferguson, anticipan un rebrote de la pandemia si la estrategia de supresión se levanta antes de que esté disponible masivamente una vacuna contra el covid-19. Por otra parte aún no está claro cómo han comenzado a recuperar la actividad económica y social en Corea y China.
*Instituto del Mundo del Trabajo “Julio Godio” – Universidad de Tres de Febrero
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