Nicolás Podroznik nos trajo un enfoque novedoso: ¿Los equipos se plantan desde las necesidades deportivas o son las cadenas televisivas quienes inciden en los equipos? El partido Liverpool-Atlético Madrid por la Champions League como disparador de un artículo para leer en tiempos de cuarentena.
Por Nicolás Rubén Podroznik (*)
Semanas atrás, Liverpool y Atlético Madrid jugaron por los octavos de final de la Champions League. En un encuentro trepidante, los de Diego Simeone dieron vuelta el resultado de dos goles de desventaja y se llevaron el triunfo 3 a 2. Una victoria sostenida en la increíble actuación del arquero Jan Oblak, sin dudas, uno de los mejores del mundo.
El desarrollo del juego fue claro desde el principio: obligado por la derrota 1 a 0 en Madrid, Liverpool no paró de crear situaciones de gol. Atlético Madrid se refugió aguardando salir de contra. En tiempo reglametario, los locales ganaron 1 a 0, siendo necesario tiempo suplementario. Rapidamente, el equipo de Jurgen Klopp se encontró 2 a 0, consiguiendo la clasificación. Sin embargo, un error del arquero Adrian desembocó en el 2-1. Liverpool obligado a convertir otro gol para clasificar. No fue posible: el equipo español aprovechó los espacios y terminó rubricando una gran victoria.
Tras el partido, Klopp habló con la prensa. Felicitó a su rival y lo señaló como justo ganador. Sin embargo, el alemán fue tajante: “No entiendo como Atlético Madrid opta por jugar de contragolpe y esperando en su campo con los jugadores que tiene“.
Klopp habló con la prensa. Felicitó a su rival y lo señaló como justo ganador. Sin embargo, el alemán fue tajante: “No entiendo como Atlético Madrid opta por jugar de contragolpe y esperando en su campo con los jugadores que tiene”.
Klopp es un bicho raro. Carismático pero contundente. Pregona un fútbol ofensivo pero diferente al que nos quieren imponer como única forma de llegar a la victoria. No es precursor de la tenencia del balón, como podría serlo Guardiola. Todo lo contrario: le gusta la presión alta y forzar el error del rival. Como ejemplo: en una oportunidad lo comparó con el fútbol que jugaba el Arsenal de Arsene Wenger: “A el le gusta tener la pelota, jugar al fútbol, los pases… es como una orquesta, pero es una melodía silenciosa. Yo prefieron presionar alto, que el rival se equivoque y la pelota se vaya al lateral. A mi me gusta más el heavy metal“.
Es interesante comprender la postura de Klopp. Liverpool es el mejor equipo del mundo. Vigente campeón de la Champions League y el Mundial de Clubes. Posee los nombres propios necesarios para alcanzar el título: Van Dijk, Salah, Firmino, Mané… pero también jugadores que interpretan a la perfección lo que les pide el entrenador. Entonces, ¿En que lugar paramos a este equipo? ¿En los ofensivos, por la cantidad de partidos que ganan y los goles que convierten? ¿O en los defensivos, por como ocupa espacios y recupera el balón? Es allí donde podemos comprender la declaración de Klopp. El jugaría de otra manera con esos jugadores, pero no desmerece dicha forma y felicita al rival.
El mayor problema de este tiempo está en los dueños del circo (derechos de televisación, sponsors multinacionales y medios de comunicación). Ellos optaron por bajar un mensaje explícito: aquel que no juega un futbol ofensivo y atildado, atenta contra el espectáculo, partiendo las aguas y poniendo a unos y otros en diferentes bandos. Debemos escuchar cotidianamente a un conocido comentarista – ex futbolista, para mas datos – alabando las bondades del fútbol de los equipos dirigidos por Guardiola y la tenencia de la pelota. El mensaje que transmite tiene una omisión muy grande e importante, digna de estos tiempos donde la información se manipula impunemente.
El mayor problema de este tiempo está en los dueños del circo (derechos de televisación, sponsors multinacionales y medios de comunicación). Ellos optaron por bajar un mensaje explícito: aquel que no juega un futbol ofensivo y atildado, atenta contra el espectáculo, partiendo las aguas y poniendo a unos y otros en diferentes bandos.
“Sólo tengo una exigencia: hay que correr. Se pueden equivocar en un pase o en una jugada, pero no pueden dejar de correr. El que lo hace está fuera del equipo” ¿Ubican a Josep Guardiola como autor de esta frase? Seguro que no. Quizás lo asocien a entrenadores como Diego Simeone, Mourinho, y en el ámbito local, Julio Falcioni o Gustavo Alfaro. Bien, la frase es del mismísimo Pep Guardiola. Lo dijo en el primer entrenamiento en Bayern Munchen. Pero claro: mencionar esto sería fusionar dos ideas que hace años se vienen planteando opuestas. Divide y vencerás.
Otro tema es la bendita posesión. Pareciera ser qué, quien no tiene el dominio porcentual de la posesión, no es un digno vencedor. Boca Juniors, último campeón, tiene un porcentaje apenas superior al 51%, pero el periodismo sigue sosteniendo la necesidad de tener la pelota. Klopp rompe con esa tendencia aun cuando su equipo tiene un alto porcentaje de tenencia. ¿Por qué? Porque Liverpool trabaja con presión alta sobre la pelota, lo cual genera que rapidamente tenga el balón cerca del área rival y, por ende, mayores chances de gol. No precisa hacer veinte pases desde su propio campo. El mismo tiempo que otros utilizan para tener la pelota mucho y crear una o dos situaciones, el Liverpool la tiene poco y crea mucho. Y aún así sigue siendo el mismo tiempo. También hay que resaltar algo fundamental: el equipo inglés utiliza más la tenencia del balón para defenderse que para atacar.
Si bien las diferencias pueden ser apreciables, podemos encontrar un parangón con aquel River de la final de la Copa Libertadores 2018. En el partido de la Bombonera, Boca se vio obligado a jugar largo para evitar la presión alta y las consencuentes chances de gol. Tecnicamente lo logró, dado que ninguno de los dos goles vino por esa vía. En el partido de vuelta cambió el libreto y le resultó, hasta que quedó sin piernas y River lo pasó por encima. Sin embargo, y aún cuando los números dicen que es el equipo con mayor posesión del fútbol argentino, a River no se lo destaca por ésto sino por la cantidad de situaciones que genera.
Entonces, ¿Por qué se le da tanto valor a la posesión? El mejor equipo del mundo no la precisa; el campeón actual no la tiene y uno de los mejores equipos del continente no es apreciado por ello.
Para pensar…
(*) Periodista / Abrí la Cancha.
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