Enrique Martín recorrió el mundo cubriendo boxeo. Primero junto a la mítica figura de Ricardo Arias. Luego, para el diario Crónica y la agencia DyN. En Abrí la Cancha desplegó sus recuerdos, anécdotas, enfoques e historias. Una charla imperdible junto a Carlos Aira en Abrí la Cancha.
SUS COMIENZOS: “Comencé en 1974. Era muy jóven y aun no había ingresado a la Escuela del Círculo de Periodistas Deportivos. No fue una casualidad, siempre estuve ligado al boxeo desde pibe. Era el tercer deporte más popular del país. La Argentina de los 60s eran a la mañana automovilismo; a la tarde, fútbol; por la noche, boxeo.
La primera pelea que ví en el Luna Park fue Bonavena-Peralta, año 1965. La marca más importante de público. Cherquis Bialo diría 25.236 pagantes aquella noche. Ringo Bonavena estuvo lejos de ser campeón mundial pero hoy sería campeón mundial. Ringo peleó contra los mejores de todos los tiempos y les hizo pelea a todos.
Bonavena tenía condiciones técnicas importantes. Fue el mejor Peso Pesado argentino de la historia. Que me perdone la sobrina de Firpo que aun vive. El Toro Salvaje peleó con Dempsey e hizo lo que pudo, pero los rivales de Bonavena eran Superman, El Hombre Montaña y todos los Superhéroes“
La primera pelea que ví en el Luna Park fue Bonavena-Peralta, año 1965. La marca más importante de público. Cherquis Bialo diría 25.236 pagantes aquella noche.
RICARDO ARIAS Y OSVALDO PRINCIPI: “Ricardo Arias fue mi maestro del periodismo. Primero en la revista Entre las Sogas. Estuvimos en Radio Colonia hasta que la dictadura lo echó. Ricardo había sido director de Radio Mitre en el tercer gobierno de Perón y pago caro su peronismo. Debutamos con Osvaldo Príncipi el mismo día haciendo camarines. En aquellos días se podía entrevistar a los boxeadores luego del combate. En ese programa trabajaban Nelson Castro y Carlos Irusta. Carlos fue a El Gráfico, donde pedían exclusividad. Castro no tenía tiempo por su estudio de medicina. En tiempo récord comenzamos junto a Osvaldo”
“Osvaldo generó en el relato deportivo una forma de llevarlo adelante. Es un showman. Tiene un personaje creado. Imposta la voz desde que tiene 18 años. Tomó eso de Buck Canel, un relator cubano de la Cabalgata Deportiva Gillette. Si encontras un relato de Canel te das cuenta de donde sacó su estilo Osvaldo Príncipi“.
Ricardo Arias fue mi maestro del periodismo. Primero en la revista Entre las Sogas, luego en Radio Colonia
CUANDO TENIA QUE VOLVER CON DOS MUERTOS: “En el año 1981 trabajaba para el diario Crónica y realicé mi primer viaje al exterior como periodista de boxeo. José Félix Uziga, peso Gallo, peleaba en Houston contra un tremendo campeón llamado Guadalupe Pintor. Yo venía remando en el vespertino. En el matutino estaba un maestro como Jorge Bértola. Acaparaba todos los viajes y no se enfermaba. La anécdota no fue la pelea en sí. Lo gracioso fue la forma que terminé viajando. Estaba en la redacción del diario, viene alguien que me dice que Héctor Ricardo García me quería ver. Estaba sentado en su escritorio y me preguntó si conocía a Uziga. Me preguntó la chance y ahí dudé. Me di cuenta que la cosa venía por el morbo: Pintor en su última pelea había matado a su rival. Le dije que Pintor era un tremendo boxeador. ¡García estaba convencido que lo iban a matar a Uziga y que yo volvía con el cajón!
Pero surgió un contratiempo. Faltando pocos días para la pelea me llamó mi jefe adelantándome el viaje a Houston. Tenía que hacer otra cobertura: lo operan al Gato Marín, aquel histórico de Vélez Sársfield e ídolo del Cruz Azul mexicano. Había tenido un problema cardiaco grave. Lo tenían que operar en el Centro Cardiológico de Houston. Doblete: tengo que volver con dos cajones. Ya no me gustó nada porque tenía miedo que me llamen de mufa.
Junto al fotógrafo de Crónica entramos al complejo médico. Allí encontramos a Marín junto a su mujer. Ya lo habían operado. Hicimos un largo reportaje junto a las fotos. Fue muy recordada las manos de Marín en primer plano con los diez dedos fracturados en primer plano. Todos en un formato inverosimil. Después vino la pelea de Uziga. Recibió una piña increíble en el primer round. Ese golpe despertó a Uciga: cuando no lo mató siguió adelante. Volvimos todos vivos, soy cualquier cosa menos mufa y el Gallego García se quedó sin su tapa soñada“.
¡García estaba convencido que lo iban a matar a Uziga y que yo volvía con el cajón!
LOS GLORIOSOS 80S: “Los 80s fueron la gran década de los Medianos: Sugar Ray Leonard, Marvin Hagler, Roberto Durán, Thomas Hearns. Todos grandes boxeadores en su estilo. Esa década me toco verla como periodista.
“Alguna vez le pregunté a Thomas Hearns si tenía miedo cuando subía al ring. La Cobra de Detroit. Me dijo que sí. ¡Tommy Hearns! Me dijo que no tenía miedo a morir en el ring sino al ridículo: es una cosa terrible que te ponga patas para arriba un tipo delante de veinte mil personas. Martillo Roldán lo puso como una bolsa de papas. Esa noche Mils Lane abrazó a Hearns y lo salvó. Lo mismo que hizo Víctor Avendaño con Carlos Monzón la noche del trompazo de Briscoe. Los árbitros hacen eso”
Martillo Roldán lo puso como una bolsa de papas a Thomas Hearns. Esa noche Mils Lane abrazó a Hearns y lo salvó. Lo mismo que hizo Víctor Avendaño con Carlos Monzón la noche del trompazo de Briscoe. Los árbitros hacen eso
CACHAZÚ-SALDAÑO: Fue un clásico del boxeo argentino. 14 de octubre de 1972 en el Luna Park. El campeón era Cachazú porque Saldaño nunca fue campeón argentino. Caso curioso: terrible boxeador y nunca fue campeón. El verdadero nombre era Abelardo Albino Cacagui. Luna Park repleto. La pelea quedó en el recuerdo porque el tucumano tiró dos veces a Cachazú en el primer round. Parecía que lo noqueaba. Nadie sabe como Cachazú remontó la pelea y terminaron empatando. Una pelea brillante.
Cachazú, que falleció hace poco, tenía un sosias que iba a diversos restaurantes haciendose pasar por él para no pagar la comida. Saldaño, un persona muy agradable. Uno de los grandes noqueadores de los años 60s. Tuvo su oportunidad del Titulo Mundial ante Mantequilla Napoles. Llegó en inferioridad de condiciones. Semanas antes de la pelea le aplicaron mal una inyección. La aguja atravesó un nervio y perdió potencia en el brazo derecho. Su única arma para noquear a Mantequilla porque boxeando no tenía forma.
CARLOS MONZON: No sé si Carlos Monzón hubiera sido campeón de los Medianos en los 80s. Pero Monzón cuando se retiró, se retiró. Cuando se vió en el piso ante Rodrigo Valdéz supo que no tenía que volver a boxear. Analizando lo que hubieran sido las peleas ante los grandes de los 80s, creo que Monzón no hubiera tenido problemas ante Durán por tamaño; pero no sé que hubiera pasado ante Sugar Ray Leonard y Marvin Hagler.
NICOLINO: Locche más que un gran boxeador fue un gran ídolo. El segundo gran ídolo detrás de Justo Suárez. Un tipo que llenaba el estadio sin saber la gente contra quien peleaba. Era un boxeador atípico. Defensivamente sabía todo. Dios no le dio potencia en los puños. Lo sabía y no perdía tiempo ofensívamente salvó la noche del título contra Paul Fují. Sabía que no tenía pegada y se cansaba sin sentido. Locche era único. ¿A quien le transmitió su saber Nicolino?
HAGLER-LEONARD: La pelea más importante que cubrí como periodista fue la mejor que vi. Fue un concierto. Cuando uno es grande y cuenta cosas parece que se están agrandando. No es así. Hay un octavo round de Hagler que casi lo noquea a Sugar Ray y un último round maravilloso de Leonard. No olvidemos que Sugar venía de una doble operación de retina. El oftalmólogo le aseguró que su vista corría riesgo. Pero Leonard era boxeador y subió al ring contra Hagler. Ante la misma situación, Victor Emilio Galíndez dejó el boxeo.
LEY NACIONAL DE BOXEO: “Soy coautor – junto a Osvaldo Príncipi – de la Ley Nacional de Boxeo. Año 1984. Cajoneada por Fernando de la Rúa. Era un caso muy complicado. El boxeo estaba mal visto. Tenía mala prensa. La enmienda Dante Panzeri: inhumano y criminalizado. Recuerdo el debate en la Cámara de Diputados porque fue intenso. Lo entrenamos a Jorge Fernández, secretario de Boxeadores Argentinos Agremiados, quien hizo un discurso maravilloso. Le preguntó a los diputados si no creían que había actividades más peligrosas que el boxeo como policías, bomberos, aviadores. Los diputados dijeron: ¡Pero no son deportes! ¡Justamente, porque la sociedad no vive del deporte! En la Argentina nunca se trató este tema así porque en los 80s, Adrián Paenza, Fernando Niembro, Marcelo Araujo, Diego Bonadeo el equipo de Sport80, se ensañaron con el boxeo.
Con el correr del tiempo se disipó el odio hacia el boxeo. Cuando fui profesor del Círculo de Periodistas Deportivos, hace veinte años, la mitad de los alumnos pensaban que no era un deporte. Hoy, casi nadie piensa eso“.
CA/GF/RG
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