El Instituto Nacional de la Música (INAMU) inició acciones legales contra la Cámara Argentina de Productores de Fonogramas y Videogramas, por “falta de transparencia”. Se trata de una disputa millonaria, ya que INAMU tiene los derechos de todos los discos que fueron producidos por “Music Hall”. Lo contó su presidente, Diego Boris, en diálogo con Radio Gráfica.
“Music Hall fue el sello discográfico más importante de capitales argentinos. Convivía con CBS, Phillips y RCA. Hoy Phillips es Universal y las otras dos pertenecen al sello Sony. Quebró en 1994. Al decir que era una compañía importante nos referimos a que en su catálogo figuraban artistas como Astor Piazzolla, Daniel Toro, Aníbal Troilo, Roberto Goyeneche, Serú Girán, los diez primeros discos de León Gieco, los siete volúmenes de Pappo’s Blues, Arco iris, Raúl Porchetto, Miguel Cantilo, La Pesada del Rock and Roll. Gran parte de nuestra cultura estaba en ese catálogo, que al quebrar la compañía quedó en una especie de limbo hasta 2016. ¿Qué significaba eso? Que esos discos no podían salir al público en un formato legal. Una gran cantidad de canciones estuvieron en un litigio judicial, hasta que el INAMU logró recuperar el catálogo con una propuesta económica y les dio a los músicos la administración física y legal de ese catálogo. De modo que esos discos volvieron al formato de vinilo y al digital en buena calidad. Es importante porque se trata de un patrimonio cultural argentino que estaba sometido a una disputa económica”, explicó Diego Boris en diálogo con Lucas Molinari en Punto de Partida por Radio Gráfica.
A partir de la recuperación del catálogo de Music Hall, los artistas obtuvieron de modo gratuito los derechos sobre su propia obra que antes había quedado atrapada en la quiebra, por lo que era imposible volver a editar esos discos. A la vez el INAMU se quedó con los derechos de “productor fonográfico” para, con lo recaudado, fomentar a nuevos artistas a partir del proyecto llamado “Mi primer disco”.
El problema está en que CAPIF no está liquidando con transparencia, por eso INAMU después de varios requerimientos administrativos para que haya una explicación de las cuentas, que no fueron respondidos, inició acciones legales.
Así lo explicó Boris: “INAMU cuando compra el catálogo de Music Hall porque se les dio a los músicos una licencia para que puedan administrar los formatos físicos, digitales y de sincronización. Y el Instituto al ser productor puede aplicar su haber a un proyecto llamado ‘Mi primer disco’, para músicos que nunca grabaron. Lo que no hizo CAPIF en dos años fue mandar un resumen de cuenta que exprese por qué cobrando lo que cobramos. No tenemos información de si estamos cobrando bien, de más o de menos. Por eso nos vimos obligados a iniciar una acción judicial”.
“CAPIF es una entidad de gestión colectiva que tendría que velar por el cuidado de los derechos de los músicos independientes de la misma forma que lo hace para las grandes compañías. Desgraciadamente por la composición de cámara con voto calificado generalmente se atiende más a las mayores multinacionales“, afirmó Boris haciendo referencia a las empresas discográficas Sony, Universal y Warner, que son las que definen en CAPIF.
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