Por Erika Eliana Cabezas*
Hubo una época en la que en deber ser estaba más que presente. Los matrimonios eran por conveniencia y sinónimo de clase. Una pieza fundamental para mantener los estamentos sociales, el rango y el honor familiar. La voluntad de los progenitores, la imperante. Pues el objetivo principal era tener descendencia y perpetuar el apellido.
La bella en su jaula de Rubén Mosquera se remonta a aquellos tiempos en los que la mujer no tenía poder de decisión y la virginidad era un valor al momento de acordar una unión. La represión del deseo de una muchacha atormentada – y condenada – por su hermosura atraviesa la obra. “¿Qué cualidad tiene ser bella si quien la posee carece de voluntad o acción alguna por ser considerada?”, se pregunta la joven ante una sociedad que la juzga.
Una realidad condicionada por la mirada del otro. Las libertades cohibidas y el querer ser ahogado por los mandatos sociales. La conmovedora historia de Felicitas Guerrero, la mujer más bella de Buenos Aires, que fue desoída cuando le imploró a sus padres no casarse con Martín Gregorio de Álzaga y que, una vez viuda, apenas puso transitar el camino que había elegido para su vida.
La actriz Rocío López Ferreyra interpreta a Felicitas en la obra escrita y dirigida por Rubén Mosquera. “Como mujer si o si te sentís identificada con su vida y sus problemáticas”, confiesa.
-¿Cómo fue componer el personaje?
-Fue un proceso largo, con muchísimo ensayo, pero increíble. No solo compuse a Felicitas Guerrero, la protagonista de la historia, sino también con quienes ella se relaciona: su madre, su padre, su amiga Albina, su primer esposo (Martín Álzaga), y su último amor (Samuel Sáenz Valiente). Por lo tanto, tuve que experimentar voces, posturas, dirección de miradas, imágenes, para cada uno de esos personajes. Creo que uno siempre actúa por lo que ha vivido u observado en uno, o en alguien cercano, por lo que tomé la mayor cantidad de referencias. Además de eso, creo que se necesita confiar en el guión, en el peso de las palabras y lo que provocan en uno. El guión es fantástico y eso hizo del proceso un momento hermoso.
-¿Con qué dificultades te encontraste?
-Apenas leí la obra me asustó lo largo del guión aunque, a su vez, lo tomé como un desafío y confié en mis capacidades. Otra dificultad fue que la historia de Felicitas, al haber sido real, era un mayor compromiso. Conllevó investigación, recopilación de imágenes, referencias, entre otras.
-Las problemáticas que plantea la obra son de otra época. Aún así, todavía quedan resabios ¿Te sentiste interpelada como actriz por lo que atravesaba el personaje?
-Al actuar es mi deber siempre relacionarme con el personaje, sino la interpretación se achata y pierde peso. Si o si debo ponerme en su lugar, imaginar que pensaba, imaginaba, necesitaba. Además, como mujer si o si te sentís identificada con su vida y sus problemáticas. Eso hizo que me sea interesante construir este personaje.
-¿Por qué pensás que la gente tiene que ir a ver La bella en su jaula?
-Porque es una historia real, que trata la vida de una mujer en 1870, que podría tranquilamente pasar hoy en día. Es una propuesta diferente con un guión hermoso, atrapante y maravilloso. Trata sobre una realidad no buscada, que termina condicionando, sin más remedios, la vida de una joven. Somos dos actrices dando la vida en el escenario, con mucha dedicación y respeto. Es una experiencia única, que te hará viajar al pasado y reflexionar sobre las apariencias, los vínculos, el deber, la libertad, el amor y mucho más.
La obra se presenta este viernes 5 y sábado 6 de julio a las 20,30 en El Fino espacio escénico (Paraná 673 1° piso)
(*) Columnista de Teatro de Abramos la Boca | Radio Gráfica
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