Por Graciela M. Nieto*
Según Aristóteles, la justicia poética sería aquella que proporciona justicia en el arte a falta de justicia en la realidad. Y cuando ambas justicias coinciden, el mundo se torna un lugar mejor. En el caso del libro que estoy presentando no hubo un momento inaugural de escritura porque, en realidad, lo que estaba haciendo era simplemente escribir. Mucho menos podía sospechar su publicación. Pablo Ramos utiliza la expresión hermosamente lograda de escribir como un modo de “civilizar el dolor”. Fue la manera que encontré para atravesar una circunstancia dolorosa. Lo que vino después sería parte de una serie de decisiones tomadas en distintas etapas: la corrección, la clínica, la reescritura, la edición, la publicación, la presentación.
Existe en el imaginario la figura de la escritura y de la lectura como actos solitarios. Muy por el contrario, en tiempos de hegemonías que pretenden recortar derechos y prácticas colectivas, la escritura y la lectura son y existen desde la suma de personas que se juntan para compartir un hecho cultural. Y en ese marco las bibliotecas, los talleres, los centros culturales, los medios de comunicación, las redes sociales, son una herramienta poderosa.
La literatura nos enseña a leer el mundo. En el caso de Justicia poética, el motor de la escritura era un mundo doloroso por la ausencia con sus dos ejes de tiempo y distancia. Pero es también, la esperanza de que en la lucha hay una posibilidad de justicia.
Así como nadie lucha solo ni se salva solo, Justicia poética no hubiera sido posible sin las redes que establecemos los seres humanos. Y si bien la justicia suele ser inconmovible, dentro de ella hay seres humanos que saben mirar el dolor a los ojos y que hacen algo con eso. No sólo desde la ética y el deber sino desde aquello humano que nos salva y nos sostiene. Acaso ese algo se llame poesía.
Invito a que recorran el libro con la valentía, el coraje y la amorosidad que la poesía necesita para volar. Porque, como dice el poeta Roberto Juarroz, “La poesía consiste, de alguna manera, en dar a todas las lenguas las palabras que les faltan, las palabras que el idioma común no puede decir.”
(*) Autora de Justicia poética (2024), Tinta libre ediciones.
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