Dos semanas atrás, el Gobierno nacional anunció la ampliación de la cobertura de la Tarjeta Alimentar en edad y montos para atenuar el impacto de la crisis económica y de las nuevas medidas de cuidado en el marco de la segunda ola de coronavirus. Según estimaciones del Ministerio de Desarrollo llegará a 4 millones de niños y adolescentes en relación a los 1,5 millones actuales.
Sin embargo, lejos de un tono celebratorio, las organizaciones de la economía popular expresaron críticas sobre la medida, aprovechando la oportunidad para abrir un debate sobre la necesidad de crear trabajo más que profundizar políticas asistencialistas. Marcaron la importancia de atender la situación alimentaria en medio de una crisis social muy profunda, pero abrieron un debate más estructural.
Pablo Chena es economista, actualmente Director Nacional de Economía Social y Desarrollo Local del Ministerio de Desarrollo de la Nación. En diálogo con Radio Gráfica profundizó en ese debate, explicó las limitaciones de esas políticas asistenciales planteando que el Estado debe enfocarse en promover y desarrollar puestos de trabajo para las seis millones de personas que hoy son parte de ese universo.
“El último proyecto de país lo tuvimos hasta 1975. Desde ahí es muy difícil ordenar las políticas económicas y sociales en función de un destino común. Tenemos que volver a discutir nuestro destino común, además de cómo valorizar y crear trabajo en Argentina. Un modelo de desarrollo nacional donde la economía popular tenga un rol, reconocer un orden laboral en los sectores populares”, afirmó Chena en el comienzo de la entrevista.
“En la sociedad de pleno empleo se discutía cómo distribuir la riqueza, hoy estamos en una sociedad más compleja donde tenemos que pensar cómo distribuir el trabajo. Eso implica reconocer nuevas formas de trabajo. La economía social tiene una forma distinta de hacerlo, sin patrón y sin que sea en un establecimiento determinado, lo hacen en la vía pública o en casas particulares, en una situación de informalidad”.
“La discusión es cómo formalizar esa economía, que estos trabajadores que son productores puedan discutir en una mesa con un Estado presente. Sin esa articulación es muy difícil que este tipo de economía de pequeña escala que nace en la subsistencia y cercanía pueda tener perspectiva para incrementar sus ingresos y productividad”, completa.
“Hay un escenario muy complejo en Argentina, por eso hablamos de la importancia de debatir un proyecto nacional. El país hoy tiene una población económicamente activa de 22 millones de personas de las cuales son 12 millones las que están formalizadas. Seis millones están en el sector privado, poco más de tres millones en el público y dos millones como trabajadores independientes. De esos 10 millones sin registrar que son parte de la población económicamente activa, hay unos seis millones en la economía popular, 1,5 millones buscan trabajo y 1,5 millones lo hacen en la informalidad en el sector privado sin derechos laborales, lo que se llama trabajadores en negro”, trazó Chena los principales rasgos del mercado laboral argentino.
“Una discusión sobre el desarrollo nacional es una discusión política. La mirada de largo plazo la tiene que dar la política, la economía materializa esa mirada a través del desarrollo económico. Una sociedad tan dividida en términos de ingresos y condiciones laborales es una sociedad de subdesarrollo. El destino es llevar a estos trabajadores a una situación con derechos laborales, con otras características, pero similar a los trabajadores formales plenos. Ir caminando el camino de los derechos laborales, acompañado los reclamos productivos. La economía popular puede aportar los puestos de trabajo en una sociedad con un capitalismo y sistema económico cohesionado, indicó.
¿Cómo podría hacerlo?, es el interrogante. Chena responde, “la complejidad de la economía popular es que no alcanza solo con derechos laborales, salario complementario y acceso a la salud. Se necesitan herramientas productivas, derecho al crédito, favorecer las condiciones comerciales y productivas, formalización del sector para acceder a canales de comercialización”.
“Creemos que la salida para Argentina es mirar a los sectores populares no solo como consumidores, sino como productores. El consumo no ordena a la sociedad, disloca a la sociedad. Lo que ordena es el trabajo. Apostamos a sumar ramas productivas y económicas, básicamente la agricultura familiar, la producción de alimentos, el reciclado a gran escala. Hoy la escala es pequeña porque no hay acceso al crédito, a la formalización y acceso a tecnologías, pero tiene la posibilidad de crecer”.
“El actual sistema no le da de comer al 40% de la población y no lo va a hacer por más que le demos plata a los sectores populares para que consuman. No lo va a hacer por mecanismos de colonialismo interno en donde al poner plata en los sectores populares lo que termina ocurriendo es que suben los alimentos, en donde estas empresas obtienen mayores ganancias, terminan sacando el excedente al exterior generando nuevas presiones cambiarias”.
“Así como está diseñado el aparato productivo no le va a dar de comer al 40% de la población. Para salir de ese más de 30% de pobreza no alcanza con medidas redistributivas, sí tienen un rol fundamental en la indigencia. Ahora para poder salir de la pobreza, eso se logra con trabajo”, concluyó.
- Entrevista por Lautaro Fernández Elem en Desde el Barrio (Lunes a Viernes de 10 a 13 hs.)
- Redacción: Leonardo Martín














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