El Dr. Facundo Di Vincenzo, docente e investigador de la Universidad Nacional de Lanús, dialogó en Malvinas Causa Central por Radio Gráfica sobre un acontecimiento clave de nuestra historia: el izamiento de la bandera argentina en las Islas Malvinas el 6 de noviembre de 1820, a cargo del coronel de marina David Jewett, comandante de la fragata Heroína.
Facundo explicó que aquel acto no fue un episodio aislado, sino el resultado de un proceso político, militar y diplomático que comenzó con la Revolución de Mayo y consolidó la presencia efectiva argentina en el Atlántico Sur.
1820: un año decisivo para las Provincias Unidas
El historiador situó el acto de soberanía en el contexto de un año convulsionado. Tradicionalmente señalado por la historiografía liberal como el “año de la anarquía”, 1820 fue en realidad, según Di Vincenzo, un momento de reorganización profunda del poder tras la caída del centralismo porteño, por la batalla de Cepeda y el Tratado del Pilar.
En ese escenario, el gobernador bonaerense Martín Rodríguez, acompañado por Juan Manuel de Rosas y las familias rurales de mayor influencia, impulsó una política territorial que incluía explícitamente a las Islas Malvinas dentro de la jurisdicción provincial. La preocupación por la presencia de barcos extranjeros pescando y operando ilegalmente aceleró la decisión de enviar una misión oficial.
La travesía de la Heroína: tempestades, motines y enfermedad
Di Vincenzo subrayó que la llegada de Jewett a Malvinas fue una hazaña extraordinaria. La Heroína, buque de guerra nacional, partió en febrero de 1820 con más de 200 hombres y atravesó tempestades, averías, intentos de motín y un brote de escorbuto que diezmó a la tripulación. Jewett llegó al archipiélago con apenas 50 marinos en condiciones de mantenerse en pie.
Durante la entrevista, Natalizio compartió fragmentos de la célebre carta que Jewett envió al gobierno de Buenos Aires desde las islas, documento donde el comandante describe la dureza de la travesía, el deterioro del barco y la conspiración que debió sofocar para salvar la misión.
El 6 de noviembre: soberanía en acción
A pesar de las dificultades, Jewett logró convocar a los capitanes de los barcos estadounidenses y británicos que pescaban ilegalmente en la zona. Ante ellos, izó la bandera argentina, disparó 21 cañonazos y notificó formalmente que las Islas Malvinas pertenecían a las Provincias Unidas del Río de la Plata.
El testigo británico James Weddell describió la escena: oficiales argentinos uniformados de gala, el barco deteriorado y una clara demostración de autoridad que impresionó a todos los presentes.
“La toma de posesión fue reconocida y publicada en periódicos extranjeros —explicó Di Vincenzo—. Ninguna potencia la cuestionó en ese momento. Era clara y legítima.”
Un acto en medio del avance imperial europeo
El historiador también destacó que este episodio debe interpretarse dentro de un contexto global marcado por el avance imperial de Francia e Inglaterra sobre África, Asia y Oceanía. “El Atlántico Sur era un espacio de disputa –señaló- y la presencia argentina molestaba a los intereses británicos.”
Estados Unidos, aunque recién independizado, comenzaba también a proyectar su influencia y, según Di Vincenzo, jugó un rol ambiguo que finalmente favoreció años después la usurpación británica de 1833.
Una fecha patria que debe enseñarse
Para cerrar, Di Vincenzo sostuvo que el 6 de noviembre de 1820 debe ocupar un lugar destacado en la educación argentina: “Es una fecha patria. Demuestra que Malvinas ya estaba en la cabeza de Belgrano, de San Martín, de Rosas. No es un invento tardío: es parte de nuestra identidad y de nuestro proyecto de nación”.
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