Por Nehuén Gusmerotti *
La noche porteña tiene su particular cualidad de albergar mil sucesos históricos en simultaneo. La ciudad que nunca duerme hace honor a su nombre y siempre tiene algo para quien quiere encontrar experiencias nuevas. Citado el caso, el pasado viernes en Álvarez Thomas al 1500 Juane Pelegrin pisó por segunda vez La La Lá con la gira Miedo y Asco, que ya lo llevó por Córdoba, Neuquén e incluso Montevideo, entre otras ciudades. Este show tuvo muchos condimentos que lo hicieron histórico para varios seres humanos, aunque muchos miles lo hayan ignorado. La razón del show sigue siendo la presentación de Pendenciero, excelente último material lanzado por el músico, pero también se dieron otras situaciones de peso. El regreso de Talles Espaciales, histórico, a diez años de su debut, para interpretar un puñado de canciones juntos, el debut absoluto del dúo La Merienda, cuasi improvisado y con una calidad que asombró a más de uno, y la llegada a la ciudad de Zoot, una banda marplatense que trajo un formato particular y que esperamos tener nuevamente por estos lares pronto.
Lo primero que se ve en una fecha de Juane, es al propio Juane tomando una birra y charlando relajadamente con gente aleatoria en la puerta. Esto aplica en cada recital del “Pendenciero por naturaleza”. El viernes el tema que reinaba cuando me aproximé a saludarlo era la previa del Independiente-Huracán (Pelegrin es fanático del Globo, cosa que está siempre presente en sus shows). Lata va, lata viene, nos aproximamos a las 22:00, cuando dentro del recinto se preparó todo para el comienzo de la velada. La apertura estuvo a cargo de Zoot, la banda marplatense venía con un formato de dos guitarras y un bajo, apoyado por pistas de batería. El sonido del trío envolvió rápidamente al público en el melancólico clima de la costa atlántica en los meses más fríos. Por momentos coqueteaban con un sonido más desértico, medio western, por momentos sumaban matices del indie platense metropolitano. Zoot hizo algunas canciones de su más reciente disco, Xochimilco, entre ellas estuvieron “Mañanero”, “Ceviche” o “Gonzo, aunque también hubo viejas como “La Hoja Menos”, de Después del Agua (2013).
Después de unos 40 minutos de show de Zoot, y con un breve intervalo para recargar bebidas espirituosas, Juane subió con su guitarra acústica a dar inicio a su participación en esa noche de Miedo y Asco en La La Lá. Se le sumaron dos viejos compañeros de guardia, Soledad Arietti en teclas y Beto Grammatico en guitarra eléctrica. La fundamental apoyatura en las pistas completaba la formación que haría temas como “Perdidos en Cielo Drive”, “Todo Nos Sale Bien” o “Amor en el Falso Chino” (En la que resaltó una vez más la mayoría de público quemero en el show). “No creo que dios este en todas partes, y mucho menos en Buenos Aires”, escupió durante ese primer tramo con la cálida acidez habitual y esa particular manera de darle lugar al contexto social en sus shows.
Una de las joyas de la noche llegó cerca de las 23:30 cuando Juane rememoró aquel primer show de Talles Espaciales hace diez años e invitó al escenario a dos de sus compañeros de banda, “Éramos jóvenes y queríamos cambiar el mundo”, reflexionó mientras Nahuel Redín y Ezequiel Ant se acomodaban para regalarnos “No Soy Lo que La Gente Dice Que Soy”, “El Chulo”, “No Acepto Lamentos” (Con la maravillosa voz de Rocío Sirri como invitada) y el punk “Sobredosis Pop” con su excelente estribillo, “Cantá tu hit y te diré quién eres, cuál es tu futuro y de dónde vienes”.
La noche siguió con Juane en soledad haciendo “Pizza with U”, una de las canciones de amor más bellas que ha parido el underground porteño en los últimos años, o “El Pendenciero”. Entre tema y tema se escabullían ecos a Sumo, los Stones e incluso Los del Fuego. En Juane coexisten varios frentes de la música popular, no solo de la trova o el rock. No hace falta aclarar que hubo pifies, demoras, pormenores de cada recital que el propio Juane incorpora como si fuera planeado, obra del pendenciero, que incluso busca exponerse a esa naturalidad y desmitificación del artista sobre un escenario. Así fue que se gestó otra de las grandes instancias de la noche.
Cerca de la medianoche, algo que no estaba en los planes de nadie más que de Juane. Así cómo Divididos cedió su escenario a La Renga después de compartir un tema hace poco más de un año, el viernes pasado Juane invitó al dúo La Merienda a debutar de forma absoluta sobre un escenario. Por si esto fuera poco, y para redoblar la apuesta, decidieron minutos antes del show hacer juntos una versión del himno de Sui Generis, “Confesiones de Invierno”. Matí y Vera, de apenas 18 años, aprendieron la melodía en unos pocos minutos e hicieron una versión preciosa junto a Juane a la que la imperfección le dio una naturalidad conmovedora. Luego de esto, Juane bajó del escenario para que las chicas hagan un set que incluyó temas propios como “Ojalá”, “Huesos de Acero” o “Ningún Eco”, más algunos covers. Sobre estas chicas decir que el tándem de voces y la dulzura de sus canciones propias hacen esperar y desear que pronto tengamos más noticias de ellas. Tremendo debut.
Para el cierre, el pendenciero volvió a las andadas y compartió su gran interpretación de “Escúchame entre el Ruido” de Moris, toda una declaración de principios, sumando una especie de bises con “Este Inmundo Lugar” y el ya clásico cierre de esta gira con el sencillo y pegadizo “Espero que llegues bien”, dentro de la que Juane se despidió con un “brindemos por lo malo, que lo bueno está por llegar”.
En otra noche de Miedo y Asco en la Ciudad de Buenos Aires, un show pendenciero, imperfecto, natural y humano. Una vez más Juane Pelegrin nos invitó a ser parte de ese mundo suburbano con otro enfoque al que cantaba Pappo hace algunas décadas. Abrazando las desgracias, cantándolas con algo de bronca y asco, pero también con la seguridad de encontrar belleza, amor y esperanza en que lo bueno está por venir, y en el deseo de llegar bien.
(*) Conductor de Resistiendo con Ideas (Lunes a viernes de 20 a 21 horas)
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