Por Juan Natalizio*
El actual gobierno nacional, que encabeza el presidente Javier Milei y la vicepresidenta Victoria Villarruel, lleva adelante una fuerte política de destrucción del Estado y la soberanía nacional, siendo una de las principales la desmalvinización, que quieren camuflar con una supuesta “Villarruel malvinera”. La realidad es que el gobierno de Milei – Villarruel toma medidas que favorecen al usurpador de nuestras Islas Malvinas.
Para comenzar, ¿qué es la desmalvinización? Francisco Pesthana, docente de la Universidad Nacional de Lanús y ensayista, nos explicó:
“Es básicamente un dispositivo, puesto en marcha desde la culminación de la guerra, para quitar prácticamente eliminar de la agenda de discusión política, académica y mediática de la cuestión Malvinas. Y cuando hablo de la cuestión Malvinas, hablo en forma integral, no hablo solamente de la guerra del 82.
Se suele atribuir a un intelectual francés la recomendación al gobierno democrático de eliminar la cuestión Malvinas de la agenda pública para evitar que los militares la utilizarán como una forma de re incorporarse o re a la vida social Argentina. Pero yo creo que la desmalvinización se extiende en el tiempo y tuvo mucho que ver con una estrategia de los británicos de persuadir a través de interpósitas personas, intelectuales, etcétera, a las autoridades argentinas de ir deshistorización.
¿Qué significa?
Significa eliminar de todas las herramientas curriculares la historicidad de las relaciones asimétricas entre Gran Bretaña y la Argentina. Todos sabemos que después de las guerras civiles, por elección obviamente de los triunfadores de las guerras civiles, gobierno centralista, oligárquico, conservador; se establece una relación semicolonia con Gran Bretaña. Esto implicaba eliminar de toda la formación curricular aquellos vestigios que hicieran referencia a la conflictividad de nuestro país con Gran Bretaña.
Entonces, cuando nosotros estudiábamos, no había un capítulo que diga la Argentina y Gran Bretaña, leíamos algo, muy poquito, de la guerra del Paraná, algo tangencialmente del pacto Roca – Runciman. Pero no había una historicidad completa de las relaciones, ni una manifestación realista de las relaciones. Y eso de alguna manera empezó mucho antes que la posguerra, después de 1982 se profundizó”.
Para concluir, Pestanha señala que después de la Guerra de Malvinas, el dispositivo desmalvinizador asoció que toda referencia a Malvinas era una referencia a la dictadura “olvidando una serie de hitos, acontecimientos, reclamos y triunfos diplomáticos de la Argentina vinculados a la reivindicación histórica de nuestra causa. Pero como todo dispositivo está compuesto por otra serie de instrumentos, por ejemplo, la victimización de los Veteranos de Guerra, la centralización del análisis de Malvinas estrictamente a la cuestión bélica y no en la cuestión geopolítica”.
De lo expuesto por Francisco Pestanha, podemos concluir que cuando hablamos de Malvinas nos referimos a algo mucho más profundo que la guerra de 1982; y cuando no se analiza en profundidad nuestra historia con el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte y no se estudia la geopolítica del pasado y del presente se está desmalvinizando.
Y volviendo a la actualidad, respecto del gobierno de Milei y Villarruel, consultamos al combatiente de Malvinas, Ramón Robles, presidente de la Confederación de Combatientes de Malvinas de la República Argentina, sobre cómo analiza la cuestión de soberanía del gobierno nacional. En este sentido, Ramón señaló que sobre la cuestión de soberanía “nosotros vemos que hay una entrega atada de pies y mano. De hecho, como representantes en el Consejo Malvinas, no queremos ser cómplices de la entrega que están haciendo”.
Para Guillermo Rossi, ex diplomático y Subdirector General de Malvinas y Atlántico Sur entre 1997 y 2010, quien participó en 25 rondas de negociaciones con el Reino Unido, “los británicos están desatados” en el Atlántico Sur, haciendo referencia a un avión inglés que despegó de la ilegítima base que la OTAN tiene instalada en las Islas Malvinas y se aproximó de forma provocativa a unos 60 kilómetros de una ruta comercial que opera Aerolíneas Argentinas. Otro episodio fue cuando un buque RRS Sir David Attenborough navegó en aguas argentinas con la ilegítima bandera de las Falkland. Ante la inacción o autorización de parte del gobierno de Milei – Villarruel, Rossi ironizó que en cualquier momento van a pasear por una playa patagónica.
A estos hechos provocativos, típicos de una potencia imperial, se suma que el ex primer ministro, David Cameron, viajó a Malvinas y desde allí afirmó que el Reino Unido mantendrá ese enclave “para siempre”. Consultado por la BBC si consideraba provocador el viaje de Cameron, Javier Milei respondió: “No, porque ese territorio hoy está en manos del Reino Unido. O sea, tiene todo el derecho de hacerlo”.
Vale recordar que el presidente de la nación, Javier Milei, es un confeso admirador de la británica Margaret Thatcher y del estadounidense Ronald Regan. “Ella fue brillante” sostuvo Milei de la primera ministra, quien condujo la guerra contra nuestra nación en 1982 y dio la orden de hundir al crucero ARA general Belgrano para , de esta manera criminal, no aceptar la propuesta de paz propuesta por Perú y aceptada por Argentina.
Para Rossi, la decisión del gobierno de abstenerse de votar una resolución de las Naciones Unidas que reclama a Rusia retirar su ejército de Ucrania, es un hecho muy grave a nivel diplomático y marca un antecedente negativo para la Argentina. Pero no es el único antecedente diplomático del gobierno Milei – Villarruel, ya que en otra oportunidad votó junto a los Estados Unidos e Israel, en contra de una resolución sobre Palestina. Para Rossi es un alineamiento irracional, un sometimiento sin beneficio. “En el tema del conflicto en Medio Oriente, la Argentina tiene una posición tomada desde 1948 y ratificada” advirtió el ex diplomático. El daño internacional del gobierno de turno es muy preocupante.
Por su parte, el Veterano de Guerra y director del Observatorio Malvinas UNLa, César Trejo, analizó las políticas del gobierno Milei – Villarruel:
“Tiene coherencia con un proyecto de sumisión total de la Argentina: el RIGI, los recursos que son estratégicos, empresas mixtas o del Estado que producen superávit, que no es gravoso para el presupuesto, pero que además desarrollos tecnológicos como CONAE, el desarrollo nuclear argentino, y la producción de satélite que no solo hay capitales que son privados o del Estado nacional, sino que además vende productos al mundo. Entonces todo ese desarme científico, tecnológico tiende a construir un país de reprivatización.
Y todos los anuncios de los sectores a los que supuestamente van a llegar a inversiones son aquellos sectores son sobre todo las compañías de mayoría accionaria del Commonwealth, es decir, Canadá, Australia, Sudáfrica y Gran Bretaña son las que se están apropiando de los recursos estratégicos de la Argentina.
Luego cuando dice vamos a rearmar las Fuerzas Armadas, pero compramos aviones, que son muy buenos pero que en definitiva nos atan, no tenemos autonomía y lo que nosotros necesitamos es autonomía. Porque la principal hipótesis de conflicto, la que debe vertebrar todo el desarrollo del sistema de la Defensa Nacional y donde tendrían que estar entrenando nuestros hombres de la Armada, Fuerza Aérea y del Ejército es por la recuperación de Malvinas.
Nosotros no tenemos hipótesis de conflicto, nosotros tenemos un tercio del territorio ocupado. Entonces debemos pensar cómo recuperar las capacidades disuasivas para obviamente que la diplomacia y la política solucione. Pasa todo lo contrario, nos vamos desarmando y en todo el resto de la política sometiéndose al dictado de justamente las potencias aliadas que son las que ocupan un tercio del territorio nacional”.
Tanto Milei como Villarruel impulsan una política de destrucción de la industria nacional, privatización o cierre de empresas vitales para el desarrollo nacional, aniquilación de la ciencia nacional, que es una de las patas principales de un país soberano, entrega de los recursos naturales y profundización de un país extractivista sin desarrollo, llevando al país a un alineamiento con Estados Unidos.
Quizás Milei y Villarruel deban aprender de la guerra de Malvinas, que el principal socio político y militar de Londres fue el gobierno de Washington. Pero claro, Javier Milei admira a Thatcher y Regan.
Milei y Villarruel, lacayos estadounidenses, como el General Galtieri y la Junta Militar de 1982 que se sentía un socio importante de los yanquis, pero después del 2 de abril sintió el desprecio que siente el país del norte por sudamérica, y cómo fue utilizado. También la actual dupla presidencial, continúan aquella economía liberal impulsada desde el 24 de marzo de 1976 por Martinez de Hoz.
Victoria Villarruel quiere mostrarse como malvinera, homenajeando a los combatientes en el Congreso de la Nación aunque sobre el homenaje no hay nada que decir, siempre es merecido y correcto. Pero, como resaltó Pestanha, cuando se es “estrictamente a la cuestión bélica y no en la cuestión geopolítica en realidad es un dispositivo más de la desmalvinización”.
El pasado 2 de abril, la vicepresidenta señaló que “la seguridad del Atlántico Sur no puede quedar en manos de una potencia extracontinental -haciendo referencia a los usurpadores británicos-. El desafío que aquí se presenta exige acuerdos entre los países de nuestro continente del Ártico al Antártico, para fijar las políticas de defensa hemisféricas”. El desconocimiento de nuestra historia por parte de Villarruel es total: en Malvinas fuimos atacados por EE.UU., en 1831 y en 1982; como ya dijimos, Washington también nos hizo la guerra. La deshistorización de nuestra geopolítica es parte del dispositivo desmalnizador. Eso es lo que hace Villarruel.
No se es malvinerno desde la palabra. Y no se puede ser malvinero en lo discursivo y liberal en lo económico. Para ser malvinero, hay que estudiar y repasar nuestra historia y allí, como marcaron los primeros escritores del pensamiento nacional: “Malvinas es la cara visible de una dominación invisible”. El conflicto del Atlántico Sur no es un capítulo aislado, es una continuidad de las invasiones británicas a nuestro territorio.
Hablar de Malvinas es hablar de un Estado fuerte, con industria nacional, fuerzas armadas con capacidad, ciencia, desarrollo antártico, flota marítima (comercial y militar), satélites, etc. Todo lo contrario a los que proponen Milei y Villarruel.
(*) Conductor de Malvinas Causa Central.
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