La historia está viva y genera modificaciones impensadas. El contacto entre Vladimir Putin y Donald Trump conmociona a Europa. China y los BRICS +, acompañan el nuevo juego. Estos son los tiempos más riesgosos de la historia. Las corporaciones necesitan más guerra; rusos y norteamericanos proponen el desarme.
Por Gabriel Fernández *
El diálogo -dos horas- entre los presidentes Vladimir Putin y Donald Trump, permite comprender en parte las grandes novedades que presenta el período en marcha.
Por un lado, se observa que los jefes de Estado de la Federación de Rusia y los Estados Unidos avanzan en consideraciones hacia un rediseño planetario sin contar con la presencia europea, región que empieza a ocupar un lugar equivalente a su volumen geográfico y a su situación económica.
Por otro, queda claro que ese contacto cuenta, en contraste, con el beneplácito de la República Popular China en particular y de los BRICS + en general.
Es preciso reunir los dos párrafos en uno: mientras Putin efectúa planteos que representan parcialmente al espacio multipolar, Trump no garantiza el respaldo de su área, condensada en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
En ningún caso se registra unanimidad; jamás habrá tal cosa. Pero sí se visualiza con bastante precisión la tendencia general. Este periodista estima pertinente repasar lo ocurrido en los días recientes para absorber estas aseveraciones, que configuran la gran noticia mundial.
PUTIN Y TRUMP. El presidente norteamericano reveló que su par ruso le manifestó “con mucha fuerza” que “Si usted es mi amigo, odiaría verlo como mi enemigo”. Trump apuntó que tiene más factores en común con su interlocutor que con otros líderes del globo.
En un diálogo con Fox News, fue más allá, con intención. Subrayó que también posee una “muy buena relación” con el presidente chino, Xi Jinping, así como con el líder de la República Popular Democrática de Corea, Kim Jong-un. “Muchas buenas relaciones. Eso es algo positivo, no negativo“, añadió.
Estas declaraciones se realizaron tras la conversación telefónica mencionada. Dijo que logró acordar con el euroasiático “un alto el fuego inmediato en toda la energía y la infraestructura”, con el entendimiento de que ambas naciones van a “trabajar rápidamente para tener un alto el fuego completo”.
Nadie lo refutó desde el Kremlin. El gobierno ruso puntualizó que ambos mandatarios “han realizado un intercambio de puntos de vista detallado y franco sobre la situación en Ucrania”.
Indicó también que Putin se mostró “dispuesto a trabajar junto con sus socios estadounidenses en un examen exhaustivo de las posibles vías de una solución, que debería ser global, sostenible y a largo plazo” y debe tener en cuenta “los legítimos intereses de seguridad de Rusia”.
La milenaria cultura china gestó una expresión sutil que viene a cuento. Cuando soplan vientos de cambio, algunos construyen muros y otros, molinos. Puede enlazarse con otra, de rasgo arquitectural: El poder se puede tomar, pero no se puede dar. El proceso de tomarlo es en sí mismo un camino de empoderamiento.
LA GUERRA EN EL HORIZONTE. Hasta aquí, datos sobre buen trato e influencias. Pero hay más. Y vale entrar en detalle. Pues Trump aprovechó la entrevista para manifestar sus ideas, más allá de la postura del Oso.
Fíjese que interesante, lector. Afirmó que las armas nucleares representan la mayor amenaza para la humanidad. Condenó a los “lunáticos del clima” que predicen aumentos mínimos en el nivel del mar a lo largo de los siglos, mientras ignoran el inminente peligro de una guerra nuclear, que “podría ocurrir mañana”.
“Hablan del calentamiento global y dicen que el océano va a subir un octavo de pulgada en los próximos 300 años. Y nadie habla nunca de las armas nucleares“, expresó. Asentado sobre ese contexto, Trump destacó que muchos países invierten enormes sumas en mantener arsenales nucleares, cuyo nivel de destrucción va “más allá de cualquier cosa que pueda imaginar”.
El filo dejó lugar al contrafilo para adentrarse en la deriva hacia las polémicas locales. “Durante años vi al ex presidente Joe Biden decir que la amenaza existencial proviene del clima. Y yo dije ‘no’. La mayor está en los estantes de varios países y se llama armas nucleares, que son grandes monstruos que pueden volarte la cabeza a millas y millas y millas”.
¿Cómo se traduce eso en la relación con los gigantes de Eurasia? Trump dijo haber planteado ante Moscú y Beijing “el desarme nuclear”. No está mal que el mundo entero escuche con escepticismo al líder de una potencia violentista como la norteña; igual suena raro, coincidamos, precisamente por eso.
A ver la argumentación. Trump declaró que el poder de este tipo de armamento es “una locura” e indicó que deshacerse de las armas nucleares “sería genial”. Cabe recordar que, sobre fines de febrero, enfatizó que China está aumentando rápidamente sus capacidades nucleares y que podría alcanzar o superar a los Estados Unidos en el futuro.
Lo extraño fue que Putin recogió el guante ¿a modo de duelo o de choque esos cinco? Ni lerdo ni perezoso, el portavoz presidencial Dmitri Peskov señaló que en una eventual negociación al respecto “los arsenales europeos no deberían ser ignorados”. Y brindó las razones al cuestionar el discurso “extremadamente confrontacional del presidente de Francia, Emmanuel Macron, sobre la posible extensión del paraguas nuclear a toda la Unión Europea (UE)”.
Es que una cosa, lleva a la otra. Cuando las advertencias del funcionario retumbaron en el Viejo Continente, los tristes líderes de la región en decadencia se percibieron aún más lejos de Trump que en la gestión anterior, redoblaron la loca idea de una eventual invasión rusa y ratificaron el incremento de la inversión armamentística sobre sus derruidas economías.
Peskov, arremetió, un día después, con energía. Indicó que los países de la UE “solo discuten los planes para militarizar Europa, lo que se contrapone con el proceso pacífico empujado por los líderes de Rusia y los Estados Unidos”. ¿Se comprende la noticia internacional de base? ¡Rusos y norteamericanos, con aval chino, están emprendiendo un camino en el cual no hay lugar para el centro occidental europeo!
Como estaba inserto en el baile, resolvió danzar: “Las principales señales procedentes de Bruselas y de las capitales europeas se refieren ahora principalmente a planes para militarizar Europa, lo que claramente contradice con el ánimo de los presidentes ruso y estadounidense de buscar vías para alcanzar un proceso de arreglo pacífico. En otras palabras, hasta ahora, Europa se ha dedicado a militarizarse y se ha convertido en un ‘partido de guerra'”, manifestó.
Por si algún ingenuo evalúa que las tremendas declaraciones de Peskov son ajenas a la filosofía que desliza Putin desde su gestión, vale precisar que la tríada que compone con el cumpleañero Serguéi Lavrov y la inteligente y elegante María Zajárova, contiene una vertebración acerada que no facilita giros ni bifurcaciones.
A continuación, el vocero sostuvo que Moscú no ha recibido señales de Bruselas sobre su deseo de participar en el proceso de resolución pacífica del conflicto ucraniano. Al mismo tiempo, expresó la esperanza de que las negociaciones entre Rusia y los Estados Unidos continúen y adelantó que habrá temas trascendentes a debatir en la próxima ronda de conversaciones en Arabia Saudita.
Esa reunión está empezando ahora, lector. Mientras usted transita las líneas que componen estas Fuentes, los delegados van llegando a Ryad.
Los cineastas piensan que el enfoque determina la realidad. Vale añadir: la realidad observable, pues en derredor la vida transcurre.
¿BLANCO O NEGRO? Con insistencia digna de mejores causas, la Unión Europea presentó la semana pasada su Libro Blanco sobre Defensa, una prolongación del plan multimillonario anunciado para aumentar el gasto bélico en el marco de la creciente militarización del bloque.
El documento afirma que Rusia representa una “amenaza fundamental” para la seguridad de Europa. “Si se permite a Rusia alcanzar sus objetivos en Ucrania, su ambición territorial se extenderá más allá. Rusia seguirá siendo una amenaza fundamental para la seguridad de Europa en un futuro previsible”, indica.
Al presentar el documento, el comisario europeo de Defensa, Andrius Kubilius, no descartó la posibilidad de un conflicto a gran escala en un futuro próximo. Con afiebrado entusiasmo afirmó que “Si Europa quiere evitar la guerra, Europa debe prepararse para la guerra”.
A partir de allí, lanzó la orientación para los medios del espacio financiero que lo registraban: “Como recuerdan, los servicios de inteligencia de Alemania y Dinamarca anunciaron públicamente que, según sus conocimientos, el Kremlin se está preparando para poner a prueba el Artículo 5 de la OTAN antes de 2030″, afirmó. “Por eso necesitamos tener una hoja de ruta para la ‘Preparación 2030’; Porque tenemos que actuar a lo grande”, añadió.
Los dos protagonistas que llevan las riendas para un galope corto pero continuo, pegaron un respingo y replicaron. Putin subrayó que las especulaciones acerca de un ataque ruso sobre Europa constituyen “un absoluto disparate” impulsado por el intento de la OTAN de “asustar a su población con una amenaza rusa imaginaria”.
Y de vuelta, la coincidencia que preocupa al atlantismo. En simultáneo, Trump rechazó la idea de que Rusia pretenda atacar Europa tras el conflicto en Ucrania. “No, no lo creo. Creo que cuando el conflicto ucraniano se acabe, será todo. Todos querrán irse a casa y descansar. No veo que vaya a pasar, y nos aseguraremos de que no ocurra”.
Este artículo está repleto de datos asombrosos. Y falta uno que lo conmoverá.
EL SUPER AGENTE 86. Como se explicó en esta secuencia, los Estados Unidos han generado una extraordinaria serie de agencias de inteligencia pobladas por miles de agentes y burócratas que, agitando la bandera de la democracia, funcionan como escuadrones al servicio del gran capital financiero. Aunque reciben sus ingresos de las fatigadas arcas estatales, responden a las corporaciones y actúan según las órdenes que las mismas disponen. Vale repasarlo aquí:
No es extraño que Trump intente desmontar, aunque más no fuera parcialmente, semejante estructura y el célebre caso de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), es ejemplificativo. Ahora, los servicios salieron a operar contra el acercamiento ruso norteamericano que se viene describiendo, deslizando “informes” en los medios afines. Con conocimiento de causa, el rubicundo había expresado, durante la campaña electoral, que “el enemigo interno es un peligro mayor para este país que el enemigo externo”.
BANDERA FALSA. En un reporte presentado con sobriedad por la CNN, se indica que para la Inteligencia estadounidense y su compañera británica, “No hay pruebas de que el presidente de Rusia, Vladimir Putin, esté dispuesto a entablar seriamente conversaciones de paz con Ucrania que no favorezcan sus objetivos en el país”. Podría decirse desde ya, pero la cuestión se afinca en cuáles son sus objetivos. “Los servicios de inteligencia estadounidenses y occidentales consideran que Putin sigue obsesionado con incorporar el país a Rusia o garantizar un Estado ucraniano pequeño y débil que dependa de Moscú”.
El dossier de los agentes añade que “Si se consiguiera un cese del fuego, Putin solo tendría tiempo para descansar, rearmarse y volver para conseguir el resto de lo que quiere”. “No hemos visto indicio alguno de que sus ambiciones hayan cambiado”. En línea, sugiere que “También es probable que Putin vea las conversaciones con Estados Unidos sobre el futuro de Ucrania como una oportunidad para que Rusia vuelva a la escena mundial como un país normal, y no como el paria económico y diplomático que Europa y el Gobierno de Joe Biden trataron de convertir”.
Como se observa, Stiussos hay en todos lados. El área de Inteligencia norteamericana -de la mano de la inglesa- raspa y devalúa los intentos de su propia presidencia para alcanzar una distensión global. Es evidente para quienes siguen esta saga, a quienes responden. En otro segmento, el cuaderno precisa que “en este momento, Rusia sigue ganando terreno en el campo de batalla”. Los servicios de inteligencia occidentales consideran que su economía “puede sostener el esfuerzo bélico hasta el año próximo. Rusia no tiene ningún incentivo para hacer concesiones significativas en Ucrania”.
Es decir, la táctica correcta dentro de una estrategia occidental global es, para los informantes, acrecentar las guerras y pertrechar a los Estados Unidos y Europa, de modo combinado, con renovados y poderosos armamentos.
La historia permite atisbar situaciones engañosas, de cuidado. Cada vez que Occidente necesitó atacar, buscó un argumento que justificara la acción. Varios episodios guerreristas han dejado una estela de interrogantes, muchos de los cuales se englobaron dentro de la expresión Falsa Bandera. De hecho, el litigio en la frontera euroasiática fue fomentado por la OTAN -pusieron a sus perros a ladrar sobre las puertas de Rusia, denunció el lúcido Papa Francisco– y terminó sirviendo como excusa para hostigamientos y sanciones.
Ahora, ese centro raído, controlado por las mega empresas, necesita que la Federación ataque a Europa.
Es recomendable prestar suma atención a los futuros acontecimientos.
AGUILAS Y GUSANOS. Finalmente, amerita señalar que, en medio de un ambiente más fresco que el que se impuso las semanas previas, el hostigamiento de la administración Trump a naciones y referentes latinoamericanos viene induciendo a errores analíticos de cierto porte.
Vale por tanto indicar que, sin lesionar lo narrado hasta aquí, su gobierno es muy norteamericano. Es decir, admite la entrega propuesta por los entreguistas (Javier Milei en la Argentina como caso extremo) y cuestiona a quienes se plantan en beneficio de sus comunidades (Lula, Sheinbaum, Arce, Petro, Maduro, Ortega, Díaz Canel y más, con sus diferencias y sus cercanías).
La decisión dada a conocer por el secretario de Estado de los Estados Unidos, Marco Rubio, en rechazo a la visita de la ex presidenta albiceleste Cristina Fernández de Kirchner, es un pequeño favor a la gestión antinacional mileísta. Seguramente el abultado grupo de agencias de Inteligencia que detallamos en ediciones anteriores, no pudo informarle que esa acción realza a quien se intenta damnificar.
El problema lo debe resolver el pueblo argentino. Necesita escoger un gobierno nacional (soberano) para entablar un vínculo equilibrado con el resto de las naciones.
Alguna vez Emiliano Zapata brindó su señal de comprensión al respecto. En 1910 afirmó, según historiadores mexicanos: “El que quiera ser águila que vuele, el que quiera ser gusano que se arrastre, pero que no grite cuando lo pisen”. Ese aplastamiento parece ser el destino del presidente argentino, de sus funcionarios, de sus voceros y de sus perros.
Este periodista estima que el alineamiento de la nación austral no es un asunto menor en el orden internacional.
- Area Periodística Radio Gráfica / Director La Señal Medios / Sindical Federal
Discusión acerca de esta noticia