Por Nehuén Gusmerotti *
Sabot, esa creación amorfa del corazón del oeste bonaerense, se prepara para uno de los shows más importantes de su carrera. La apuesta a pisar fuera del pago propio, en un territorio tan hostil como la Capital Federal, plagada de oferta cultural, tendrá su cita en Uniclub el próximo 18 de octubre. Un lugar que tiene peso propio y que para el cuarteto será una posta que marque para que están, como ese partido bisagra que define a los candidatos del torneo. El grupo llega con un disco fino, bien preparado, que ya tiene horas de vuelo y sale jugando, Punto Débil, paradójico nombre si pensamos en que retrata el momento más sólido de la banda.
A algunos días de tamaña prueba, Pablo Eguibar, guitarrista y corista de Sabot, pasó por el estudio de Radio Gráfica para charlar en profundidad sobre este show, y varias hierbas más respecto de la vida de la banda.
– ¿Cómo se planifica un show de esta importancia? ¿Cómo viven los días previos?
– “Es el show más grande que hemos tenido hasta ahora. Nos acompañan Pretoria y Parkour en el Geriátrico, con ellos armamos un lindo equipo. Estamos muy manija porque es una fecha compartida, buscamos darle esa impronta. Es raro, porque no es presentación de disco o algo de esa magnitud, pero venimos de presentar Punto Débil desde el año pasado, con un show muy aceitado. Este show lo estamos preparando sabiendo eso, y sumando algunas cosas que le van a dar un condimento épico, especial. Vamos a tener sorpresas, invitados, cruces interesantes. Todo eso en un escenario como Uniclub, que es un lugar donde no hemos tocado, y eso está bueno”.
– Es una época en que la sensación es que no alcanza con subirse y tocar bien, ¿Es una prueba también para la banda dar un show más allá de lo musical?
– “No nos casamos mucho con el exceso de circo, no queremos que la parafernalia se coma la música. A veces pasa que todo lo armado alrededor termina siendo una máscara de algo que suena mal. Y terminas dejando de lado la música por un show alrededor”.
– ¿Se disfruta la previa de este tipo de recitales teniendo en cuenta el caudal de trabajo que lleva?
– “A mí me encanta producir cosas. El ciclo Yambi es una producción nuestra que disfrutamos mucho. Es una forma de armar comunidad y conocer gente. Me manijea mucho ese laburo previo de cranear qué es lo que va a pasar. Es un laburo de meses para 45 minutos o una hora de show y decís mierda, hay un montón de horas de trabajo metidas ahí que no las ven todos los que vienen al show. Se disfruta, y también hay mucha ansiedad porque suceda”.
– No están presentando disco, no se trata de un show narrativamente preparado, ¿Por qué hacer un Uniclub en este momento de la banda?
– “Veníamos con la idea de hacer algo desde el ciclo Yambi, por eso apostamos por armar algo compartido. Era una idea de empezar a mover el Yambi rotando por lugares. Si bien esto no lo anunciamos de esa manera, es una pata fuerte en la que Marto de Poseidótica también nos está ayudando. Fue para pegar un salto, venimos haciendo shows para unas 200 personas en Capital Federal, como en el Richards o en Tangente. Surgió la chance de Uniclub, nos cebó la idea y pensamos en redoblar la apuesta. Además, está cumpliendo un año Punto Débil, es una especie de principio de fin de esa gira del disco que arrancó en el Richards el año pasado. Es un cierre de eso para también apostar a laburar cosas nuevas”.
– ¿Cómo se vinculan con Punto Débil a un año de haberlo sacado? ¿Cómo lo sienten cuando lo vuelven a escuchar?
– “Todavía lo sentimos muy reciente. Si bien tenemos algunos temas que habíamos empezado a tocar aisladamente en vivo, era un inicio de algo con este disco. Hay un quiebre con lo anterior. Es el primer disco que armamos entre los cuatro muy a consciencia. El anterior había tenido cosas muy espontaneas, en este álbum le dimos mucha bolilla a los detalles. Cuando lo lanzamos el año pasado todavía no había rotado en vivo. Ahora sentimos los temas más sueltos, nos permitimos jugar sobre eso, estamos más conectados en el vivo disfrutándolo”.
– En ese sentido hay un tema con las bandas que eligen sonar igual al disco, a las que buscan correrse de lo propuesto en las canciones para sorprender, ¿No?
– “No soy muy partidario de que en vivo suene igual que el disco, pierde un poco la magia. Para mi tiene que haber algo que te remita al tema, pero a mi me gusta como espectador ver a alguien en vivo y que de repente vuele para otro lado y meta algún arreglo que no tenga nada que ver. Eso es lo lindo que tiene ir a ver un show en vivo”.
– Los números redondos hacen pensar en el camino recorrido, sacaron su mejor disco en los diez años de la banda, ¿En qué momento creen que está hoy Sabot?
– “Estamos con ganas de seguir haciendo cosas. La banda tiene once años, se renovó hace cinco años con Mati y Jony, ese equipo está en su mejor momento. La salida del disco fue un hito, a partir de ahí hay mucha manija y cosas por hacer. La música que hacemos es bastante amplia y tenemos cosas guardadas en el baúl que giran para lugares muy distintos, hay muchas posibilidades de jugar y ver qué pasa. Lo que vendrá después del Uniclub nos genera mucha expectativa”.
– ¿Son de agarrar cosas viejas que quedaron en el baúl y retomarlo para trabajarlo?
– “Sí. Anagrama, el segundo tema del disco, la segunda parte, ese riff muy Jack White es una idea de 2014 que habíamos grabado en un ensayo en los comienzos de la banda. Ese riff estaba guardado y en un momento vimos que enganchaba y dijimos “metámoslo”. A veces esos Frankenstein funcionan muy bien, porque te sorprende. Eso es algo de hace mucho tiempo que le pasamos barniz, como dice Charly, y sale”.
– ¿De que se trata el Ciclo Yambi y qué importancia tiene para ustedes como banda generar este espacio?
– “El Yambi tiene nuestro sello, es parte de nuestras bestias mitológicas sabotianas. Es una manera de comenzar a formalizar una comunidad con bandas amigas. Es parte también de esto de no enganchar en ningún lado de forma tan marcada. Sabot no es indie, no es progresivo, no es pop rock, pero somos un poco de todo eso. Es una ventaja y una desventaja. No perteneces a ningún lado, pero a la vez estás en todos. En esa discusión surgió esta idea de armar algo propio que de alguna manera vaya conectado todos estos mundos. Lo empezamos el año pasado, ahora se viene la edición número diez, un día después del Uniclub, que lo vamos a hacer en Laberinto (Morón), que es el lugar en que hacemos muchas de nuestras cosas. Es una manera de que conozcan a Sabot y de hacer cosas con bandas amigas. La idea es a lo largo del año que surjan un par cada dos o tres meses, cosa que no sea un quemo. Además, te da tiempo para armar fechas piola, con bandas que nos gusten, que la banda tampoco se lo tome como una fecha más. Recibimos a las bandas con un pan casero y un hummus casero, grabamos el show, grabamos videos con las herramientas que tenemos, luces, todo lo que tiene Sabot está a disposición. Es un trato distinto para los músicos”.
– ¿Cómo repercute en Sabot desde lo personal y artístico lo que se vive a nivel contexto social?
– “Nos interpela. Desde las discusiones insólitas que se plantean en esta realidad que estamos atravesando. Como al hablar de la Universidad Pública, de la cual gran parte de nosotros salimos y tenemos un vínculo fuerte, como desde la recesión en que estamos que tampoco tiene precedentes. Eso nos afecta en los laburos, en los ingresos, y también en la gente que realmente lo siente en el bolsillo, incluso de la que nos viene a ver. Frente a eso tratamos de abrir la puerta para que quien realmente no pueda pagar la entrada ver como hacemos para que no nos dejemos de encontrar, sino todo lo contrario, encontrarnos más. Ahí está el verdadero potencial, desde lo colectivo, para romper la lógica individualista extrema que están queriendo imponer desde el ethos neoliberal de este gobierno. Eso sumado a las letras de Sabot, que tiene un contenido explicito en sus letras, es nuestra forma de hacer frente, resistir, pero también una forma de preguntarse cómo llegamos hasta acá, para que no vuelva a suceder”.
– ¿Hay alguna búsqueda musical que hoy los esté motorizando? ¿Por dónde viene lo nuevo de Sabot?
– “Hay un combo fuerte. Hace unos meses empezamos a zapar mucho, que es la usina de ideas de Sabot. En esos momentos han aparecido cosas muy rockeras, cosas muy Nine Ich Nails, cosas más funkeras rítmicas. Yo estoy muy fanático de The Smile. Hay muchos elementos que van apareciendo en la música que escucha hoy, que cambió un montón en el postpandemia. Eso hace que uno agarre sonidos nuevos para meter en el combo de cosas del habitué de Sabot. El disco de Lucy Patané me flasheó mucho, el audio de violas me parece alucinante, y de ahí también sacamos disparadores para explorar sonidos. Es una gran incógnita lo que viene, tenemos unas diez horas de zapadas ya, hay mucho juego”.
– ¿Qué representa el éxito para Sabot?
– “Es algo que nos preguntamos bastante. Creemos que el hecho de seguir haciendo música, haciendo lo que nos gusta, y que haya gente que venga y diga que le gustó, para mi ahí hay un cierto éxito. Seguir creciendo, aún a pasos lentos. Que un random te diga que le encantó lo que haces es un flash, y disfrutarlo arriba del escenario también. Es un privilegio poder seguir en esto. A veces hay una mirada del éxito como algo rápido, instantáneo, que trae aparejados muchos quilombos. Esa visión del éxito tiene que ver mucho con lo mercantil, como una máquina de rentabilidad, que no es a lo que aspiramos. Siempre hicimos lo que queríamos, sin pensar en las métricas, el algoritmo o si le tiene que gustar a alguien”.
Sabot toca el próximo 18 de octubre en Uniclub junto a Pretoria y Parkour en el Geriátrico. Será el cierre del recorrido de Punto Débil, el comienzo de una nueva etapa. ¿Qué cara adoptará el cuarteto luego de este viernes? Habrá que seguirlos para conocerla.
(*) Conductor de Resistiendo con Ideas (Lunes a viernes de 20 a 21 horas)
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