Por Nehuén Gusmerotti *
Casi tres años de aquel debut en Niceto se contaban desde aquel día en que Lucy Patané pisó Niceto por primera vez como solista para presentar su primer disco y su proyecto solista. Aquel día la vara quedó altísima. “Me costó mucho no compararme a mí misma”, dijo hace días en Radio Gráfica la destacada violera conurbanense. Y teniendo en cuenta los primeros pasos, no era tarea fácil mantenerse a la altura. La prueba era para su segundo disco, Hija de Ruta, y para ella misma. Con un show pragmático, directo y demoledor, Lucy decidió cortar por lo sano: rock visceral y estridente. Si en ese octubre de 2021 Lucy había sorprendido a más de uno, esta vez se consolidó como la guitar hero absoluta del rock nacional actual, y no es joda decirlo con tantas guitarristas de excelente nivel en actividad. Hija de Ruta no solo pasó la prueba, superó con creces lo hecho anteriormente y deja la vara todavía más alta, ya sabiendo que a Lucy Niceto le queda chico.
En un recinto que ya se sabía hacía varios días agotado, la cosa arrancó temprano con Remiseria Temperley y una propuesta de percusiones electrónicas que hacían juego con varios de los pasajes del disco de Lucy. Un show bien recibido que tuvo momentos folclóricos, industriales y gratamente recibidos por el público presente.
Para las 21:00 en Niceto no entraba un alfiler. A la marea de juventud que se acercaba a acompañar a Lucy en este nuevo paso se le sumaban muchas figuras de la música actual como Lula Bertoldi, Benito Cerati, Nico Sorin, Paula Maffia o Natalia Oreiro, entre otras. Pasadas las 21:30 se apagaron las luces, se abrió el telón y apareció la banda: formación de quinteto con estética industrial post apocalíptica y la salida estelar de Lucy poniendo los primeros acordes de “Glitter Negro” con ese beat oscuro y retorcido que nos introdujo hace algunas semanas en su flamante segundo disco. El recital continuó con un orden casi perfecto del disco, aunque dejando una de las balas de plata para el final. “Lo Caro” y “La Maldad” eran coreados como si fueran hits por el público presente mientras Lucy jugaba con su guitarra agregando matices y sonidos nuevos, otra marca registrada de los shows de la guitarrista del sur bonaerense.
“Como tenía miedo que se aburran, vine a regalarles unos clásicos”, expresó una Lucy antes de lanzar algunos temas de su primer disco, “Hoteles de Fuego” y “Ya no Quedan”. Si algunas cosas podemos marcar que mejoraron significativamente en el show de Lucy Patané, sin dudas una es su comodidad y evolución como front woman. A aquella artista que había sido guitarrista durante toda su carrera y daba sus primeros pasos al frente de un proyecto, la reemplazó una líder carismática que se comunica con su gente de forma muy cálida y amena. Agregando la capacidad para comerse el escenario con movimientos a lo Skay Beilinson o Jack White. Verla en vivo ya se está convirtiendo en una experiencia inevitable para aquellos que gusten del rock and roll en estas tierras.
Qué decir de su banda. Lucy no es solo Lucy. Al sonido demoledor que le saca a la guitarra lo acompaña siempre el pulso inamovible de Caro Zelaschi. Infravalorada batera que combina un golpe durísimo con un tempo que se adapta a cualquier locura que salga de las cuerdas de su compañera. Si Zelaschi ya había sorprendido con la propuesta de big band del disco anterior, en este recital era un motor V8 empujando a sudor y sangre a toda la banda. En el bajo Santi Mazzanti, limpio y prolijo, podrido y sucio, según lo requiera el momento. Y acompañando a Lucy en las guitarras, así en el escenario como en el estudio, Tomi Campione y Juanito el Cantor, dos interlocutores que le dieron al sonido total una contundencia que hacía bajar de las tablas de Niceto un tsunami de distorsión no apto para flojitos.
El pogo llegó con “Vinieron a Buscar la Paga”, junto con el primer invitado de la noche, MARTTEIN. La cosa se puso picante y mientras desde el público se elevaba el cantito dirigido al poco célebre presidente: “Traigan al gorila de Milei…” (Ustedes saben cómo sigue) Lucy le tiraba kerosene al clima con posiblemente el mejor tema del disco, “Las Dudas y las Deudas”, un tema que podría sonorizar las desérticas escenas de Mad Max. “Vecindario” y “Bukkake” siguieron como parte del tramo más podrido de un show que tuvo su pausa con “Restos Fósiles”. La versatilidad de Patané se plasmaba en esos cambios de 180° entre la distorsión al taco y la dulzura íntimamente enternecedora de escucharla sola con su guitarra limpia.
Entre las y los invitados de la noche estuvo el momento familiar con “Estoy Aburrida” hecha junto a Ana Patané y Richard Limbo Patané, los Remisería Temperley junto a Florencio Finkel para esa liturgia pesada instrumental que es “Dock Sud”, la voz inconfundible de Julieta Laso en “Clavícula” con el agregado de Melina Xilas soleando en el saxo. Y para el tramo final, un clásico infaltable, “En Toneles” y la bala de plata del nuevo disco. “¿Vamos a todos a buscar al que diseño la página de AFIP?”, preguntó antes de lanzar el último tema, “Trámites Burocráticos”, que se posiciona para convertirse en un hitazo de fin de show que destruyó Niceto y nuestras cabezas en varios cientos de pedazos, terminando el show con un solo demencial que le puso un broche de oro a la noche que Lucy Patané dijo que en Argentina hay una diosa de la guitarra y viene de Bernal.
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(*) Conductor de Resistiendo con Ideas (Lunes a viernes de 20 a 21 horas)
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