“La música siempre refleja lo que pasa por debajo socialmente. No está ajena ni separada de los procesos sociales, políticos y culturales”, dijo la cantante en esta entrevista realizada por Úrsula Asta. También expresó su rechazó a la detención del músico catalán Pablo Hasel, se refirió al mundo que deja la pandemia y trazó apuntes sobre la organización de los feminismos en Latinoamérica.
Úrsula Asta: Detuvieron al rapero catalán Pablo Hasel en España por cantar y twittear en contra de las instituciones españolas y en contra de la corona, y vos estuviste muy presente en la organización del evento de solidaridad organizado aquí en la Argentina. En primer lugar, te pido una mirada, una reflexión, sobre esto que está pasando en España.
Malena D´Alessio: Es algo sin precedentes que yo recuerde, y si los hay no son muchos. Que encarcelen, no digo artistas, pero sí raperos, porque artistas a lo largo de la historia han encarcelado a muchos, pero encarcelan a un rapero por el contenido político de sus canciones, no lo había escuchado. Sí por otras cuestiones, como portación de armas, violencia hacia las mujeres de los raperos gringos en algunos casos, pero así como un preso político no. Es la primera vez que sé que esto pasa. Y me parece que, más allá de que él sea español, como artista en general y como parte del movimiento de hip-hop en particular, es algo que amerita que tenga una respuesta porque es grave. Creo que ya van por los dos años y lo quieren dejar bastante tiempo al pibe.
Afortunadamente, él es un buen comunicador y ha logrado causar el revuelo que está causando. No sé al día de hoy cómo esta la situación, pero hubieron varios días en los que estaban incendiando todo, sobre todo en Barcelona y otras partes en España. Afortunadamente digo, porque lo están apoyando artistas consagrados como Serrat, Almodóvar, está teniendo bastante apoyo, también internacional, y ojalá que eso haga presión, porque la verdad que es un desastre que tengan a un pibe preso por rapear.
– ¿Cómo fue la respuesta en Argentina a esto?
-Bueno, acá se organizó un festival, a mí me convocaron para tocar y terminé colaborando con la organización, dando una mano. Fue un festival en Parque Centenario, hubieron muchos grupos de hip hop. En el cierre estuvo Caracolí, Norman Briski, en fin, varios artistas. Estuvo bueno además, ya que en el contexto de la pandemia organizar un festival no es fácil. Además de estar bueno por la causa en sí, también estuvo bueno el hecho de poder habernos juntado de nuevo y compartir un momento en la calle.
-Te pregunto sobre la música con compromiso social. Me parece que es lo que te caracteriza a vos y a tantos artistas de la música en nuestro país, que tienen amplia tradición en esto. La década del 90 es claramente un grito de eso.
-La música siempre refleja lo que pasa por debajo socialmente. No está ajena ni separada de los procesos sociales, políticos y culturales. Capaz en el caso nuestro, cuando salimos en los 90, como vos bien dijiste, fue como una especie de grito, de sacudón para esa época que justamente se caracterizó por ser tan despolitizada, bueno, fue la época de las leyes de impunidad en la Argentina y fue la época del auge neoliberal, no solamente como sistema político económico, sino también cultural. Como que se había instalado esa cultura de la indiferencia, de salvarse el propio culo. Creo que ahí fue su máxima expresión, por lo menos que me haya sido contemporáneo, digamos. Y también eso genera respuestas, en el caso nuestro fue una respuesta a eso. Y después, particularmente, el rap casualmente en la Argentina no se caracterizó por tener tantos artistas tan políticos o con letras tan sociales como en otras partes, no digo que no lo haya, pero no ha sido un movimiento muy grande.
Ahora, con el freestyle, es que se está masificando en serio, a diferencia de casi todas las otras partes del mundo. Porque de Argentina para arriba hay una historia, una tradición, de hip- hop. Hay grupos masivos y siempre con letras muy sociales, a diferencia de lo que pasaba en Estados Unidos que empezó como un fenómeno político y social, pero se fue despolitizando y la industria, digamos, logró absorber el género y hacerlo más tirando al pop, como es ahora lo que muestran en todos lados.
-¿Y por qué se dio ese fenómeno en la Argentina? Me pasó ver, por ejemplo en Brasil, unos años atrás, que esta movida callejera es muy impresionante. Hoy lo veo más acá, en las ciudades me refiero, pero es verdad que es un poquito posterior ¿Hay alguna explicación para eso?
-Sí, bueno, eso amerita grandes análisis sociológicos, antropológicos, porque cada uno tiene su teoría. El acceso al rap en la Argentina fue muy difícil, recién con las batallas de freestyle es que la gente empieza a reconocer el género de manera masiva, que vos puedas salir a la calle y preguntarle a una señora “¿sabe lo que es el hip-hop?” Bueno, ahora lo sabe porque la nieta o la hija lo escucha. Y esto ingresó más por las batallas de hip-hop que por el género en sí. Es más, hay muchos chicos que saben más de los artistas de las batallas, que de algunos artistas de la historia del rap. Si yo les nombro el grupo probablemente no los conozcan, y sobre eso no hago ningún juicio de valor. De hecho, ojalá me hubiera tocado a mí crecer en un ambiente o en un país donde suene más el hip-hop en la radio, que tampoco es que suena tanto, pero ya existe, ya le tienen que dar bola, sobre todo es algo que suena en los barrios.
Siempre el hip-hop es como la banda sonora de los barrios del mundo. Acá no era así y ahora hubo un boom con el freestyle. A partir de ahí, se empiezan a interesar por el género. Y tal vez ingresó más el trap que el hip-hop, que no deja de ser de la familia, como una evolución musical natural del hip-hop, más allá de que a uno le guste o no.
Ahora, en relación al perfil del género, lo que sí es verdad es que acá está difundido como lo más popero del género, como que viene de la mano del reggaetón, del trap, que a mí, como géneros musicales me gustan, los bailo, pero tiene como un contenido muy popero y muy caricaturesco de lo que se hace en Estados Unidos. Es muy así lo que yo noto que pasa. Sin embargo, yo estoy contenta que ingresó como sea, porque éramos como el único país donde el rap no sonaba, donde no se rapeaba, donde los pibes no lo consumían y me parece sano que haya ingresado y después el tiempo decantara en qué pasa con el movimiento cultural rap.
Agrego que Brasil tiene una historia muy fuerte con el hip-hop, como Chile, te diría que son dos potencias de rap en Latinoamérica que tienen mucha historia.
-Además de esto que vos decís, que en la Argentina está más difundido el estilo popero, observamos que en los barrios hay un estilo que tiene un compromiso social, sus letras marcadamente muestran eso ¿Esto lo ves así?
-Digamos que son letras bien de barrio, que de alguna manera expresan la marginalidad de los barrios y eso de por sí, no sé si es compromiso social, pero es social, son buenas crónicas. Cuando yo hablo de compromiso social, por ahí me refiero más a letras que cuestionen la realidad, la desigualdad, lo que lleva a esa marginación. Tal vez eso no lo veo tanto acá todavía, no digo que no lo haya pero lo que suena masivo, lo que vos escuchas en las calles, es más el rap incluso hasta medio gánster, que eso también se hace por imitación del Norte.
Igual, a mí me parece sano que exista como expresión cultural, ya de por sí el hip-hop me parece súper interesante porque conecta a las pibas y a los pibes con escribir, con improvisar, con bailar, es muy particular como género, por eso se le dice “cultura hip-hop” al rap, al trap y a todo eso. No solo es un género musical, tiene su baile, tiene su brazo artístico que es el grafiti. Conecta con la escritura, conecta con el cuerpo, con el ingenio. Así lo veo yo, es un movimiento que todavía está en pañales, tiene que madurar un poco más pero está buenísimo que exista.
-¿Cómo ha sido para este género musical, y para la música toda, para el mundo artístico, atravesar la pandemia? ¿Cuál es la situación, si tuvieras que describir cómo fue el despliegue de laburo en este momento?
-Es difícil decir algo sobre la pandemia que no sean esas cosas trilladas que ya uno escucha como “bueno, la pandemia fue una oportunidad para que la humanidad…”. Tengo mis serias dudas de que para cuando esté la vacuna, a todo el mundo se le vaya la onda de la granja, de la ecología, al carajo. Como todas las crisis, a uno lo ponen como en un momento de introspección importante. Apuesto a toda la cuestión de la ecología, del cuestionamiento a la civilización en que vivimos de una manera como ya bofeteándonos y ojalá que trascienda en el tiempo. Pero yo pienso que tiene dos costados, por un lado es un buen momento para mirar hacia adentro, para producir, para escribir, pero también generó mucha depresión esto de la cuarentena. Concretamente para los artistas fue muy difícil, fue uno de los rubros más castigados, en el sentido que atenta contra la ley básica del distanciamiento y por lo tanto los recitales se complican. Los artistas la hemos pasado mal en ese sentido.
Yo sí creo que de las crisis hay que sacar oportunidades. Puede sonar trillado, pero además quiero creer eso porque sino uno se mete como en una oscuridad jodida. Uno debería apuntar a eso, quienes tenemos el privilegio de tener las necesidades básicas cubiertas, porque hay gente que no tiene y busca sobrevivir. En pandemia esto empeoró. Es un buen momento para buscar alternativas de difusión, meterse más en el mundo de las plataformas, de producir audiovisuales ante la falta de shows, manejar mejor las plataformas y las redes, que son la única ventana que hay para la música.
-¿Qué estás haciendo, Malena, en este momento?
-Yo fui una persona bastante estricta durante la pandemia, a pesar de que yo tuve Covid, estuve bastante aislada, por lo tanto el tema de ir a un estudio se me complicó hasta el momento. Pero, ahora sí voy a empezar, tengo como unas pautas de grabación como para generar material nuevo. Estoy también en un proyecto de hip-hop que se está armando en el Centro Cultural Kirchner, muy interesante, del cual no puedo decir mucho porque recién se está cocinando.
Estoy tratando de generar cosas, de generar música y de difundirla por todos los canales posibles. Tenemos, también, unos show dando vueltas con protocolo y demás, pero se están cocinando.
-Por último, sos una persona muy comprometida y muy sensible con la lucha contra la violencia de género. Hay un momento muy complejo y es conocer diariamente un femicidio, realmente se ha puesto en agenda fuertemente por parte del movimiento feminista y quería pedirte una reflexión de cómo estás viendo eso, sabiendo tu trayectoria en el tema.
-El feminismo como movimiento lo veo como algo realmente revolucionario en el sentido de que toca fibras y estructurales muy profundas y personales que están tan naturalizadas. Ojo, no es lo único que está naturalizado, así como ahora estamos asombrándonos de cómo vivimos tantos siglos invisibilizadas como mujeres, hasta en el propio lenguaje, estaría bueno que llegue un momento en que nos asombre de la misma manera la desigualdad racial, la social, todas. Pero, esta, la desigualdad de género, atraviesa todas las culturas, todos los estratos sociales, por eso es tan importante lo que está pasando.
Yo me pregunto con respecto a los femicidios, porque no tengo las estadísticas, si ahora está más visibilizado o ahora hay más. Eso es una pregunta que es interesante para analizar, el efecto que está teniendo esto, si esto tiene que ver con una respuesta o una resistencia al movimiento feminista. Y no solo al movimiento, porque el discurso feminista ya está, sobre todo en Buenos Aires, no me creo que esté instalado de la misma manera en todos lados, pero sí está bastante instalado en la Argentina.
No todos los países van al mismo ritmo, México en ese sentido es un país muy atrasado en relación a Argentina, que en ese sentido es bastante más progresista que otros lugares. Más temprano que tarde está llegando a todo lados y es un fenómeno mundial, no me creo que somos el ombligo del mundo ni nada, pero acá se puso muy fuerte y estamos un poco como punta de lanza de un montón de movidas que se han hecho en Latinoamérica, como el Ni una Menos, etc.
Ahora yo, personalmente, difiero con algunos feminismos. Considero que tiene que haber una inclusión, en esta reflexión, porque el feminismo es una reflexión colectiva, de los hombres. Yo soy de las que creen que una de las cosas también muy importantes que están pasando con el feminismo es no solamente el lugar de la mujer sino también el lugar del hombre, y cuestionar la masculinidad hegemónica. Eso es tan importante como lo otro, porque sin eso tampoco veo que puedan haber cambios concretos en cosas tan básicas como que dejen de haber femicidios. Me parece muy interesantes esas cosas que se están diciendo ahora, que los hombres también tienen que organizarse, porque los femicidios ocurren con incidencia y complicidad de otros hombres, me parece un tema crucial. Porque a mí la verdad lo que me interesa es que deje de haber femicidios, digo concretamente, entonces, hay que actuar. Y así como se está dando una organización de las mujeres, como nunca la hubo, creo que también debe haber una reflexión, una toma de conciencia y una posición activa de los hombres. Hay discursos feministas que no dicen lo mismo, pero yo soy de las que creen en eso, que los hombres tienen que estar incluidos en esta reflexión y tienen que actuar.
- Entrevista realizada en Feas, Sucias y Malas, sábados de 9 a 12 hs, por Radio Gráfica.
- Redacción Lucia Izaguirre
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