Por Lucas Molinari
“El desarrollo capitalista argentino es reprimido y el país se pliega a Europa como provincia agraria. La metrópoli no será Buenos Aires sino Londres; a la oligarquía se le reservará solamente la función de intermediaria del capital comercial con la industria europea”. Así define Jorge Abelardo Ramos el significado histórico de la “Batalla de Caseros”, ocurrida el 3 de febrero de 1852, que puso fin al gobierno de Juan Manuel de Rosas.
Ir y venir del pasado al presente parece una tarea más que urgente para repensarlo todo ante la rabiosa actualidad.
¿Cómo es posible que Argentina haya caído en un proceso de disolución nacional que nos retrotrae a problemas del siglo XIX?
La Constitución de 1994 provincializó los bienes comunes, la salud, la educación… fragmentó el país en porciones más pequeñas para que las “pirañas” nos devoren.
El artista Sebastián Maissa representó en esos peces carnívoros a las corporaciones nacionales y transnacionales, verdaderos artífices de la ley ómnibus que aprobó Diputados. Piraña es una palabra guaraní, “pirá” es pez y “añá” es un genio del mal, sincretizado con el diablo. Pero como las representaciones se disputan, hacia el final vamos dar vuelta el significado de esos peces que muerden.
La provincia de Córdoba negoció que Fabricaciones Militares quede fuera de las empresas a privatizar, para preservar plantas como la de Río Tercero, pero habilitó a que sea incluido el astillero Tandanor (cuyos terrenos en la Costanera Sur de la Ciudad de Bs As son codiciados por el Grupo IRSA que preside Eduardo Elsztain). También, rosqueó que el Servicio de Radio y Televisión de la Universidad de Córdoba, permanezca en manos públicas, votando que se avance en el desguace de Télam, la TV Pública y Radio Nacional. Lo propio hicieron los radicales del Litoral.
“Los argentinos no somos empanadas que solo se comen al abrir la boca”, comentó el Libertador General San Martín, tras la Batalla de Vuelta de Obligado del 20 de noviembre de 1845. Afirmación que compartieron los militares británicos al referirse a nuestros soldados que pelearon “como leones” en la Gesta de 1982. Por eso, pese a todo el desastre que nos toca describir de manera cotidiana, seguimos siendo optimistas.
Lo que ocurrió esta semana es un nuevo capítulo de traición a la patria, estamos ante un nuevo “estatuto legal del coloniaje“.
En el cierre de los jefes de bloques, previo a la votación, Germán Martínez de “Unión por la patria” se preguntó “¿A quién estamos representando cada uno de nosotros? ¿En qué lugar se traduce el contrato electoral?”
No es casual el interrogante, porque el sistema político muestra un deterioro cuyas consecuencias todavía son impredecibles.
Martínez también expresó que “probablemente el 95% de los que estamos acá no sepamos qué es lo que se va a poner a consideración” y recordó que el dictamen del plenario de comisiones se negoció en el Hotel Savoy y reescribió en un departamento de Recoleta.
Por estas horas se sigue negociando, sobre todo el capítulo fiscal, y se diseña una votación en particular el próximo martes para conquistar los votos de una ley que busca:
Aumentar la deuda externa, privatizar las empresas públicas, reprimir la protesta social y formatear el país hacia una economía primarizada.
Horacio Rovelli explicó los tres sectores que hoy nos están gobernando:
- El capital extranjero, liderado por los grandes fondos financieros (BlackRock, Vanguard, y otros) que tienen como aglutinante a la Cámara de Comercio Argentino-Norteamericana (Amcham).
- La Asociación Empresaria Argentina (AEA) presidida por un hombre ligado a la embajada de los EEUU y, como tal, principal convocante para conmemorar los 4 de julio, Jaime Campos. Pero los principales directivos y Vicepresidentes de AEA son Luis Pagani (Arcor), Paolo Rocca (Techint), Héctor Magnetto (Clarín), y luego siguen: Cristiano Ratazzi (FIAT), Alfredo Coto (supermercado Coto), y Sebastián Bagó (Laboratorios Bagó). Incluye la Cámara de Exploración y Producción de Hidrocarburos (CEPH) que nuclea a las principales petroleras del país.
- El Consejo Agrario Argentino (CAA) que se conformó en julio de 2020 con más de 40 cámaras y entidades como CONINAGRO (Confederación Intercooperativa Agropecuaria), Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) y Federación Agraria Argentina (FAA) y tiene asociados y sectores diversos, abarca prácticamente a todos los integrantes de las cadenas de valor agropecuarias, de granos y de productores de carne avícola, vacuna y porcina; las industrias y cámaras ligadas a la producción de soja, maíz, trigo, arroz, maní, algodón, madera y pesca, entre otros; y las empresas exportadoras nucleadas en el Centro de Exportadores de Cereales (CEC), donde participan Aceitera General Deheza, COFCO, Cargill, Viterra, Louis Dreyfus, Molinos Agro, etc. A ello, se suman las Bolsas de Cereales y acopiadores de todo el país, uniendo productores, acopiadores, comercializadores, industriales, biocombustibles y exportadores.
“Los tres sectores se beneficiaron y benefician con la fuga de capitales y el traslado de esa deuda al pueblo argentino. Es la deuda externa y la extranjerización y concentración económica en nuestro país la que impone una matriz extractivista, agropecuaria-exportadora, razón por la cual no se desarrollan industrias que sustituyan importaciones, no genera trabajo y no se integra a la sociedad. Al contrario, se subordina toda la economía a satisfacer la demanda del exterior”, explica Rovelli.
Pero no es todo lineal: “Las diferencias entre ellos no son menores y uno de los campos de batalla es el precio final del dólar”, apunta el economista, “a los tres sectores les beneficia la devaluación de nuestra moneda, pero el capital local teme que sea de tal proporción que denigre el valor de los activos permitiendo su compra al capital extranjero, que incluso sufren en carne propia cuando por ejemplo Black Rock posee el 9% del grupo Techint, el 18,8% del Grupo Galicia, o es socia en Pampa Energía, en Transener, en Central Puerto, en Loma Negra, en IRSA, etc”.
Quienes quedamos por fuera somos las mayorías. La pregunta en este tiempo de Resistencia es cómo forjar un Bloque Nacional que dispute y convenza sobre las posibilidades concretas que tenemos como Nación en la conformación de un nuevo orden mundial.
En este contexto hay que remarcar la centralidad que viene teniendo la Confederación General del Trabajo. La movilización del 24 de enero fue masiva y los discursos de Héctor Daer y Pablo Moyano lograron representar la bronca colectiva que se expresó en las calles.
Esta semana se reunirá la Mesa Chica de la central que definirá qué hacer. Seguramente será tras la votación en particular del martes de la ley ómnibus. No hay fecha de cuándo se estaría debatiendo el proyecto en el Senado (tiene que ser antes del 15 de febrero que terminan las Extraordinarias), pero varios dirigentes apuestan a volver a las calles ese día.
“Hay muchos diputados y senadores traidores y en ese terreno ellos nos van a ganar”, dice Carlos Minucci de APSEE y la Corriente Federal. De ese mismo espacio, el gráfico Héctor “Gringo” Amichetti, plantea: “La iniciativa nuestra es reafirmar el rol de la Central Obrera como referencia fundamental en este momento, para sostener la unidad opositora en la resistencia y para ello es imprescindible debatir y coincidir en medidas hacia adelante que le den continuidad a un plan de lucha”.
Mañana lunes 16 horas habrá una nueva reunión de la “Multisectorial por el Trabajo, la Producción y la Soberanía Nacional” que integran las dos CTA, UTEP, entre otros espacios.
Hay muchas convocatorias, como las que encabezaron sindicatos, organizaciones peronistas y partidos de izquierda del miércoles al viernes pasado, que sufrieron una actuación bochornosa y desmedida de las fuerzas represivas. Usan un gas pimienta hasta ahora desconocido que quema la piel, más las balas de goma que impactaron en decenas de manifestantes y periodistas, sumado a múltiples detenciones arbitrarias.
Escenarios de provocación de la escudería de Patricia Bullrich que no activaron el 24 de enero. La masividad se impone ante cualquier protocolo y show que busquen organizar desde el oficialismo.
Ahora bien, qué balance hará la central obrera. Qué intereses serán priorizados ante una pulseada por demás compleja: Todavía no van dos meses de gestión. No es como dice el analista Jorge Asis, un observador del Palacio, que “el peronismo necesita que se caiga pronto” este experimento. Es una necesidad patriótica.
En la previa a la votación se conformó el Bloque Independencia con tres diputados de Tucumán, que responden al gobernador Osvaldo Jaldo: Agustín Fernández, Gladys del Valle Medina y Elia Fernández de Mansilla. La CGT publicó una solicitada dirigida al pueblo de esa provincia recordando que estos representantes fueron elegidos “para defender el ideario de la Justicia Social y el federalismo. Y es preciso que honren ese compromiso de cara a su responsabilidad institucional”.
Un planteo en línea con el discurso que viene repitiendo Pablo Moyano sobre cómo encararon a muchos diputados: “Nosotros les dijimos que si son peronistas no pueden votar una ley que va a perjudicar a millones de argentinos”.
También hubo un comunicado de la CGT del pasado viernes 2 de febrero, repudiando la salvaje represión del día anterior que termina con la siguiente afirmación: “Este gobierno con sus planteos está sembrando vientos, sobre un pueblo necesitado de soluciones, no de delirios, ni de mentiras, ni de palos. Y si sigue insistiendo con estas políticas, más temprano que tarde necesariamente cosechará tempestades”.
Como vemos, la CGT viene encabezando la única oposición verdadera, junto a las CTA, los movimientos sociales y partidos opositores. Por eso, en la pulseada que está en marcha, veremos cómo deciden encarar un próximo paso inevitable.
¿Otra movilización?, ¿un paro de 24 horas?
Aquí vale hacer un apunte respecto a lo ocurrido el 24 de enero, poniendo el eje en dos gremios importantes, Comercio y UTA.
Empezando por los mercantiles que tienen más de un millón de trabajadores bajo convenio colectivo y cuyo sindicato mantiene a Armando Cavalieri al frente desde 1985: Ese día se movilizó con los cuerpos de delegados pero no hubo paro. Un compañero laburante de un supermercado contó a Gráfica: “En nuestra tienda el compañero tenía la opción de adherirse o no al paro y hubo compañeros que no fueron a trabajar pero tampoco movilizaron”. ¿Hay bronca con el sindicato?, lo consultamos y respondió: “Sí, sobre todo por los bajos salarios”.
Esto de responsabilizar primero al dirigente sindical antes que a los grupos económicos del empobrecimiento de la clase trabajadora, es producto de la “crisis de representación” y también de una maniobra discursiva que vienen repitiendo los medios hegemónicos.
Quizá al potenciar las voces de las y los delegados, como hacemos en Gráfica, es un camino para visibilizar que la mayoría de la dirigencia sindical vive de su salario. Sin embargo, lo determinante es cómo lograr mayor participación de las bases en las asambleas para fortalecer la organización (contra la que también opera el sindicalismo empresario).
Y ahí vamos con la UTA.
En la edición de julio del 2022 hemos explicado que la disputa interna del sindicato de transportistas está atravesada por la disputa del “negocio de la venta de colectivos” entre las marcas Agrale y Mercedes Benz.
El grupo DOTA, además de manejar 180 líneas el área metropolitana controla la venta de la firma brasileña Agrale y hace años viene alimentando a la oposición que lidera Miguel Bustinduy, que era parte del oficialismo.
Lo grave es que el 24 de enero a las 19 horas se definió que el transporte empezaba el paro hasta las 24hs, para que se garantice la movilización al Congreso de la Nación. A esa hora, muchas líneas de DOTA siguieron funcionando.
Esto provocó la denuncia de “Trabajadores Unidos de DOTA” que publicó un comunicado: “Queremos apoyar el paro pero el Grupo y su socio nos obligan a trabajar bajo amenaza de sanciones y denuncias” (en referencia a Miguel Ángel Bustinduy, principal referente gremial de DOTA). “Los dirigentes de la Azul, la agrupación y los delegados, en vez de apoyarnos dejan que avasallen nuestros derechos apoyando abiertamente las decisiones del empresario”.
El pasado viernes, después de varias reuniones y en un contexto de una administración pública que está siendo desguazada (en muchas Direcciones, sin funcionarios a cargo), hubo acuerdo paritario con los choferes de colectivos (pateando, por ahora, el conflicto y un posible paro hacia delante).
Consultamos a un experimentado delegado, que prefirió el anonimato y reflexionó sobre esta coyuntura: “Por un lado UTA firmó por abajo de lo que venía pidiendo con sumas no remunerativas, el aumento en blanco del mes de Enero lo cobraremos el 4 día hábil de Marzo. Por otro lado, las cámaras empresarias ofertaron aun cuando el gobierno no le reconoce actualizar los subsidios por los costos. Solo la promesa de ir aumentando la tarifa para que logren sus ganancias de la venta de boletos. Creo (Roberto) Fernández no confronta con los gobiernos de derecha y hasta estoy seguro que aceptaría la reforma laboral. Se les complicó porque en el paquete del DNU también pierden la caja del aporte sindical que las empresas dejarían de retener de los salarios. En fin, es muy compleja la situación del transporte y será muy difícil encarrilarla. En el caso que el gobierno pueda avanzar con el ajuste irá trasladando todo a tarifas imposibles de pagar, o tendrá que seguir sosteniendo con subsidios cuando ideológicamente no conciben eso”.
Por fuera de estos detalles que podríamos seguir repasando gremio por gremio, muy complicados todos por el descalabro de la economía (ni que hablar los millones que no discuten paritarias), está la complejidad de cómo las organizaciones libres del pueblo van a enfrentar lo que se viene.
Mientras tanto, no hay que perder de vista a personajes centrales como Federico Sturzenegger, que estuvo esta semana en el Foro Panamericano de la Escuela Herbert de Negocios de la Universidad de Miami (UM), “Argentina en Transición”, un encuentro de especialistas dedicado a “un análisis profundo de la nueva economía de Argentina”.
La crónica la hizo Infobae, un medio financiado desde el Norte que tiene una “corresponsal” detenida en Venezuela acusada de integrar, ni más ni menos, una organización terrorista que intentó asesinar al presidente Nicolás Maduro.
Sturzenegger habló en su discurso de la “República Corporativa”, refiriéndose a empresarios y sindicalistas “que son los mismos hace 30 años”. El programa de Milei, argumentó, “más que apuntar al crecimiento económico tiene un fin más político: desarmar los recursos que financian a este statu quo y le permiten perdurar en el tiempo”.
Y continuó: “A este programa de desregulación subyace una visión eminentemente política, una estrategia para desarmar la estructura corporativa de Argentina. Sacar los nichos de privilegios, sacar los monopolios instalados por el Estado, sacar los peajes que la ley impone para que ciertos actores cobren. Si se desarma eso, quizás hay una oportunidad”.
A la hora de las preguntas, le consultaron si es verdad que en Argentina sólo los peronistas pueden hacer reformas económicas y respondió:
“Lo que tenés que tener es una estrategia. Por ejemplo, yo creo que un error del gobierno de Macri fue pensar que podía comprar a todos estos grupos. Entonces les dio recursos a los gobernadores, a los piqueteros, a los sindicalistas, etcétera. Pero darle recursos al statu quo simplemente lo fortalece”. Lo que se necesita, completó, es “una estrategia y agallas, porque a veces en la política te dicen ‘esta puerta no se puede atravesar’ y un día un político abre y pasa, ¿no?, como Javier Milei, que pasó como Pancho por su casa”.
Son bravucones y están confiados. Son pirañas financiadas por magnates muy poderosos.
Pero tenemos también nuestras pirañas. Esa militancia que agita en los barrios, en las fábricas, que sostiene redes de solidaridad, que se compromete con su comunidad… Quienes “se comen la cancha” por el mismísimo honor de defender la Patria.
El amigo Agustín “Piraña” Colovos reflexionaba en su Apunte tras la derrota del peronismo en las Elecciones PASO de 2021 (en las que el PRO ganó por casi 10 puntos): “A toda esa militancia no le sorprendió el resultado del domingo 12 de septiembre, pues vivimos esta realidad casi “invivible” para el pueblo trabajador. Además estamos pidiendo un “cambio de rumbo” económico hace rato. Pero no tenemos ámbito de participación en nuestro frente político y eso es una debilidad del Frente Nacional. Para revertir esta desazón de nuestro pueblo necesitamos discutir los grandes problemas nacionales de fondo”.
Los Apuntes del Piraña alimentaron estas columnas dominicales y no es casualidad que desde el nacionalismo revolucionario sigamos insistiendo en recuperar los programas históricos de La Falda, Huerta Grande, CGT de los Argentinos… todos forjados durante la Resistencia. Que planteaban cómo debía organizarse el país para conquistar la Justicia Social, cómo debía planificarse la economía para ser Independientes y qué sistema debía construirse para la defensa de la Soberanía.
Finalmente, vale señalar: Argentina está siendo mirada por el mundo entero. Este año habrá elecciones en Venezuela (acompañadas siempre de intentos de golpe de Estado y desestabilización), México y Estados Unidos.
Si logramos derrotar a Milei como Campo Nacional, será un gran aporte al proceso histórico de Nuestramérica. Sólo con ver la promoción de María Corina Machado como la “Milei” de Venezuela, es un botón de muestra de la apuesta regional que implica el experimento de La Libertad Avanza.
El mundo camina hacia un Nuevo Orden y al sur del río Bravo estamos fragmentados. No seremos parte de la Mesa de definiciones como sí aspirábamos a serlo cuando gritamos “No al Alca” y conformamos la CELAC (Confederación de Estados Latinoamericanos y del Caribe). Estados Unidos, que en mayo enviará un portaviones a nuestro Mar, hablará por todo el continente.
La dirigencia gremial tiene un rol político para jugar, como cuando Juan Perón promocionó a los “agregados obreros” en su gobierno porque la unidad sindical de Latinoamérica sería la base para la integración del continente.
Los desafíos siguen siendo tan grandes y urgentes, por eso nuestro esfuerzo en la formación y en la disputa comunicacional. En definitiva, se trata de resistir y también ser capaces de construir un proyecto nacional que vuelva a enamorar a las mayorías.
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