Por Nehuén Gusmerotti *
Las vueltas de la vida son extrañas. Pocos imaginarían que un músico inglés nacido en Londres en 1953 iría a convertirse en una figura de culto en El Bolsón argentino, ¡Y tocando el sitar! Mike Cooke es posiblemente uno de los principales impulsores de la escena cultural del frio destino patagónico. Pero, además, tuvo la chance de ser parte de una escena musical que incluyó a Luca Prodan, María José Cantilo, Roberto Pettinato, entre otras referencias de los 80´ porteños. “Yo trabajé en Buenos Aires tocando el sitar, mucho con la embajada de la India. A través de esa experiencia pude conocer el ambiente del rock nacional de acá”, comentó a Radio Gráfica en una nota que repasó algunos aspectos de su vida en nuestra patria.
Actualmente Mike Cooke cuenta con unos setenta años. Apenas ahora se está dando el gusto de lanzar su primer disco junto a The Mike Cooke Band, un proyecto estable en el que toca sus propias canciones. “Recientemente, cuando formé The Mike Cooke Band, tuvimos la posibilidad de acceder a un estudio y pude hacer el disco. Ahora estamos armando algunos videoclips para los temas también”, comentó sobre este tardío momento de estudio para un tipo que estuvo vinculado a la música desde siempre. Mike llegó a Argentina en 1973, a la Patagonia, aunque unos años más tarde viajo a Buenos Aires junto a su sitar para sumarse a la creciente camada de rockeros de la época. “Conocí a Luca Prodan, a Miguel Cantilo, María José Cantilo, entre otros. Pero nunca se me ocurrió dedicarme a producir discos. Estaba casado, tenía hijos, eso me hizo llevar a mi familia al sur, ahí no había muchas posibilidades para grabar”, explicó sobre ese breve periodo en Buenos Aires.
Arrancando por el principio, Mike contó como se dio su llegada a este rincón del mundo. “Soy el mayor de nueve hermanos. Vivíamos en Londres, mi padrastro era productor de cine, yo trabajaba con él. Mi familia tenía ganas de mudarse de Inglaterra, probamos en Canadá, pero nos cerraron la migración. Yo una vez pasé por la embajada de Argentina y cuando vi sus paisajes, el norte, el sur, la Antártida, pensé que era un mundo entero” explicó en primer lugar. “Vinimos primero con mi padre y la compañía vino para acá también a producir unos cortos. Como una parte de ese trabajo que pedían requería montañas, nos fuimos a Bariloche. Nos pareció un lugar maravilloso. Hicimos los trámites necesarios y nos trajimos al resto de la familia”, completó sobre su travesía para llegar a este suelo que siempre ha sido ávido de recibir paisanos del ancho mundo.
Cooke era músico. Supo ser vecino de Clapton y Keith Richards en Londres. La bohemia movida musical argentina tardó poco en convocarlo. En 1977 viajó a Buenos Aires y comenzó a frecuentar Café Einstein con su sitar, donde, además de compartir escenario con Los Redondos, conoció a otro europeo migrante que pondría patas para arriba la música nacional. “A Luca lo conocí en Café Einstein. Luca solía tocar ahí antes de formar Sumo. Yo también iba ahí a tocar el sitar. Era un lugar muy bohemio. Cantaba Roberto Pettinato, ahí también se conocieron ellos. Y Luca quería que yo toque en la banda, finalmente no se dio, pero éramos amigos. Yo conocí mucha gente del ambiente ahí”, expresó Mike, que podría tranquilamente haber sido parte de esa locura llamada Sumo durante los años 80´.
La calidad musical del londinense está a la vista cuando uno lo escucha tocar. La pregunta es ¿porqué no fue parte de ninguna de esas grandes bandas gestadas en los bares porteños? La elección de vida estuvo ligada a la familia y un rápido retorno a la Patagonia. “Me junté con una mujer acá. Tuvimos seis hijos. En aquellos momentos era muy difícil mantenernos en Buenos Aires trabajando yo solo. Allá teníamos campo, otras posibilidades. No musicales, pero otras. Igual allá empecé a formar la cultura musical que hoy en día tiene El Bolsón, fui pionero de eso. Pero me aparte del movimiento de Buenos Aires”, argumentó el sitarista que ya es una figura de renombre en El Bolsón, no solo por su propia trayectoria, sino por haber impulsado lugares, bandas amigas y movidas culturales en la villa del sur argentino. “Cuero Caliente”, “El Bolsón Blues Band”, “La Roca”, son algunos de los proyectos que ha tenido Cooke a lo largo de su vida sureña.
“Nunca me arrepentí de irme, la decisión de irme fue por mi familia y mis hijos. Quería darles un lugar más saludable y agradable para crecer. Me siento a pleno con lo que hago, me gusta muchísimo. Ahora que mis chicos están grandes tengo más tiempo para dedicarme a esto. Puedo agrandar los horizontes”, agregó con total seguridad, sin penar aquel tren al que decidió no subirse cuando aún era joven. Hoy sigue ligado a la escena musical, su hija Valentina comanda la banda Escorpia, y su yerno es nada menos que Gaspar Benegas, guitarrista de La Mono y Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado.
Más allá de su particular historia de vida y recorrido geográfico, Mike tiene otro factor exótico en su haber. Es sitarista. Lo apasionó ese instrumento de cuerdas hindú que encolumnó toda su trayectoria como artista. “El sitar lo conocí por músicos como George Harrison o Brian Jones. Ellos empezaron a incorporar este instrumento a su música. Fue la primera imagen que tuve, después tuve la suerte de conseguir uno. Ahí me volqué completamente a eso, me enamoré de este instrumento. No de la cultura hindú, sino del sitar. De hecho, yo no toco música hindú, tocó el sitar de mi manera. No tiene que ver con la música indostaní. Es como una fusión lo que yo hago. Siempre fue bien recibido lo que hago”. Y, de hecho, su música está mucho más ligada al blues que al estilo indostaní, o cosas del lado solista de Keith Richards. También se perciben pinceladas de aquel Sumo primigenio, quizás vinculado a las influencias del underground británico que el propio Luca se trajo en sus valijas y mezcló con vientos pampeanos.
Pasados los años, curtido por el frio aire patagónico, Cooke hoy está activo y disfrutando de su momento artístico. “Siempre fue mi gran sueño tener un conjunto perdurable. Un espacio donde pueda desarrollar mi propia música. Escribo todas nuestras canciones, la banda me ayuda muchísimo. Estoy realizando mi sueño, es una maravilla para mí exponer mi propia música. Hice covers durante mucho tiempo, pero esto me da más satisfacción”, compartió el artista con su acento inglés mezclado con modismos criollos. Otro resultado de esa alquimia que se da cuando un paisano foráneo pisa estas tierras, muchas veces para no irse más.
(*) Conductor de Resistiendo con Ideas (Lunes a viernes de 20 a 21 horas)
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