Por Gabriel Fernández *
Aunque en ocasiones la luz que surge de frente obstaculiza la mirada, lo cierto es que las sombras del presente solo pueden ser rasgadas por los destellos del mañana. Después de padecer durante un buen tiempo el hostigamiento explícito, la Federación de Rusia plantó bandera con definiciones contundentes que enlazan con las acciones que ha venido desplegando.
“Hoy firmé un decreto que aprueba el concepto actualizado de la política exterior de la Federación de Rusia”, declaró el presidente Vladimir Putin durante una reunión con los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de su país. Aunque estaban avisados, claro, recién al escuchar el planteo absorbieron a pleno su trascendencia. Ahora, debaten, analizan y reacomodan funciones.
El jefe de Estado indicó que el nuevo concepto de política exterior constituirá la base de las acciones prácticas a medio y largo plazo. Y así como hace tres meses la República Popular China reconfiguró su esquema, el Oso dispuso que el ministerio de Asuntos Exteriores desempeñará un papel de coordinación con el apoyo de otros organismos. “El concepto presentado, creo, sirve como una buena base doctrinal para nuestro futuro trabajo en asuntos internacionales”, declaró Putin. En sintonía gruesa, el mandatario instó a esforzarse por fortalecer la soberanía de Rusia y su papel en la solución de las crisis mundiales.
“En la planificación a largo plazo de nuestras acciones, es importante tener en cuenta la totalidad de los factores y tendencias en el desarrollo de las relaciones internacionales, trabajar para fortalecer la soberanía de Rusia, aumentar el papel de nuestro país en la solución de los problemas mundiales y formar un orden más justo y multipolar”, subrayó el mandatario. La frase “aumentar el papel de nuestro país …” remite naturalmente a la Iniciativa de Seguridad Global presentada el año pasado por el Dragón y muy meneada las semanas recientes en el debate planetario.
A la hora de enfatizar detalles, hizo uso de la palabra el ministro de Asuntos Exteriores, Serguéi Lavrov. El estratega informó que el nuevo concepto de política exterior introduce la tesis de utilizar el Ejército de su país para repeler o impedir un ataque armado contra Rusia y sus aliados. “Hemos esbozado en el concepto nuestra visión de los principios de un orden mundial más equilibrado y justo. Entre ellos figuran la policentricidad, la igualdad soberana de los Estados, la garantía de su derecho a elegir modelos de desarrollo y la defensa de la diversidad cultural y de civilizaciones del mundo. La promoción de un orden mundial multipolar se ha fijado como tarea marco para todos los ámbitos de la política exterior”, subrayó Lavrov.
Bien, pero ¿en qué consiste la nueva orientación? Veamos el documento presentado por Putin y Lavrov.
Por lo pronto es pertinente dejar de lado inferencias sobre giros o volantazos. Hay continuidad. Luego, vale atisbar una definición que convoca a la reflexión del centro tradicional: Rusia no se considera enemigo de Occidente.
A partir de allí, el concepto destaca que, en las realidades actuales, los Estados Unidos y sus aliados, usando como pretexto la Operación Militar Especial rusa en Ucrania, desataron una guerra híbrida de nuevo tipo contra Rusia y agudizaron su política antirrusa. Esta política, según el renovado planteo, tiene por objetivo debilitar a Rusia en todas las esferas, socavar su rol creador, sus capacidades de poder, económicas y tecnológicas, restringir la soberanía de la política exterior e interior rusa, así como destruir la integridad territorial del país. En este contexto, Rusia, como medida de respuesta a las acciones de Occidente, intenta “defender su derecho a la existencia y el desarrollo libre por todos medios disponibles”.
Por eso la Federación considera la política norteamericana como la amenaza principal para la seguridad nacional y global.
“La profundización integral de los lazos y la coordinación con los centros de la fuerza y el desarrollo soberanos globales amistosos ubicados en el continente euroasiático (…) tienen un significado especialmente importante para alcanzar los objetivos estratégicos y cumplir las tareas principales de la política exterior de Rusia”, destaca el documento en un párrafo dedicado a China y la India.
Moscú también tiene previsto priorizar la “eliminación de los rudimentos de la dominación de EEUU y otros Estados no amistosos en los asuntos mundiales, la creación de condiciones para que cualquier Estado renuncie a las ambiciones neocoloniales y hegemónicas”. El modo de lograrlo no es menor: El concepto esbozado puntualiza que Rusia está interesada en mantener la paridad estratégica con EEUU, coexistir de manera pacífica, establecer un equilibrio de intereses teniendo en cuenta el estatus de grandes potencias nucleares, la responsabilidad especial por la estabilidad estratégica y la seguridad internacional en general.
Y pone de relieve que “Las perspectivas para la formación de tal modelo de relaciones ruso-estadounidenses dependen de la voluntad de EEUU de abandonar su política de dominación por la fuerza y revisar su curso antirruso a favor de una interacción basada en los principios de igualdad soberana, beneficio mutuo y respeto de los intereses de cada uno”. Washington, según Moscú, tiene especiales responsabilidades debido a su potencial. El Estado que coordina Joseph Biden “es uno de los centros soberanos influyentes del desarrollo mundial y al mismo tiempo el principal inspirador, organizador y ejecutor de la agresiva política antirrusa del Occidente colectivo”.
Entonces, a lo concreto. Si el texto está destinado a evaluar los próximos tramos de la política global, resultaba imprescindible evidenciar su diseño económico. El eje es el siguiente: impedir que los países ‘hostiles’ dominen la economía. “Rusia ayudará a reducir la capacidad de los países hostiles para abusar de su monopolio o posición dominante en ciertas áreas de la economía mundial y expandirá la participación de los Estados en desarrollo en la gobernanza económica global”.
Y luego, las amenazas más hondas. La Federación de Rusia se centrará en eliminar las condiciones preliminares para el inicio de una guerra global, así como los riesgos de que se usen las armas nucleares, de acuerdo con el nuevo concepto de política exterior del país. “Con el fin de mantener y fortalecer la paz y la seguridad internacionales, Rusia tiene la intención de centrarse en garantizar la estabilidad estratégica, eliminar las condiciones previas para que estalle una guerra mundial, los riesgos del uso del armamento nuclear y otros tipos de armas de destrucción masiva”, puntualiza el documento.
Además, Rusia priorizará la formación de una arquitectura renovada de la seguridad internacional, la prevención y solución de los conflictos armados mundiales e internos, la lucha contra los desafíos y amenazas globales. El párrafo debe haber despertado sincera satisfacción en el socio euroasiático de mayor volumen. Esto puede comprenderse repasando la visita de Xi Jinping al Kremlin.
Según el concepto analizado, el país defenderá sus intereses nacionales de las amenazas de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y los subordinados de la Unión Europea (UE), que ponen en peligro la seguridad, la integridad territorial, la soberanía, los valores espirituales tradicionales y el desarrollo social y económico de Rusia y sus aliados.”La mayor parte de la humanidad está interesada en tener unas relaciones constructivas con Rusia y en fortalecer su posición en la arena internacional como una potencia mundial influyente, que hace una contribución decisiva a la seguridad global y el desarrollo pacífico de los Estados”, asegura el documento.
Trascartón, aparecimos nosotros. El nuevo concepto de política exterior de Rusia precisa que el país intensificará la cooperación con América latina sobre una base pragmática y de beneficio mutuo. De acuerdo con el texto, Rusia enfatizará al apoyo a los Estados latinoamericanos interesados en garantizar la soberanía y la independencia mediante el establecimiento y la expansión de la cooperación en los campos de seguridad, cooperación militar y técnico-militar. ¿Cómo? El texto apunta que Rusia se centrará en el aumento del volumen de comercio e inversión mutuos con los Estados de América Latina y el Caribe, en particular en el marco de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), el Mercado Común del Sur (MERCOSUR) y otros.
No será sencillo para los voceros del bloque anglosajón calificar el planteo ruso como agresivo, pero le encontrarán la vuelta. Lo cierto es que si una expresión puede describir el anuncio desplegado, deberíamos subrayar autoafirmación. Rusia sigue apostando a la relevancia de su porvenir, aunque todo está por verse y las proyecciones de largo plazo deben pasar, primero, por las duras circunstancias cotidianas.
- Area Periodística Radio Gráfica / Director La Señal Medios / Sindical Federal
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