Por Carlos Aira
En Mar del Plata, nadie lo podía creer. En el último partido clasificatorio a la Copa del Mundo Japón-FIlipinas-Indonesia, Argentina cayó 75-79 ante la República Dominicana dirigida por el Ché García, hasta ayer nomás, entrenador del equipo nacional. Un palazo histórico: desde el lejano 1982 que Argentina no clasificaba a un Mundial. ¿Es un problema deportivo o profundamente organizativo? Las claves habrá que encontrarlas allí. En la feroz interna dirigencial de nuestro deporte.
El básquet está viviendo horas complejas. La Liga Nacional, ese genial invento de León Najnudel y defendida por Osvaldo Ricardo Orcasitas (ORO) desde las páginas de El Gráfico, está viviendo sus horas más bajas desde su creación en 1985: partidos en horarios ridículos, falta de interés general, paupérrima televisación. En definitiva: un producto sin gancho alguno.
“El gran problema del basquet – y el deporte argentino en general – es dirigencial. La dirigencia de nuestro básquet no condice con el desarrollo de la actividad, sobre todo luego de la Generación Dorada”. Señaló Hugo Lencina, uno de los periodistas que más conoce de básquet y la trama de la Liga Nacional.
“Tenemos una dirigencia incapaz. Acá hay una trama muy compleja que el público tiene que conocer para comprender que el gran problema no es deportivo. La Confederación Argentina de Básquet tuvo durante seis años un presidente llamado Germán Vaccaro a quien la justicia le demostró movimientos espurios y debió dejar el cargo en 2014. En agosto de 2019, Vaccaro fue condenado por administración fraudulenta. Aceptó su culpabilidad y el pagó de 80.000 dólares a la CABB en concepto de reparación por el dato causado. ¡Este fue el presidente de la Generación Dorada!“, señaló Lencina en Abrí la Cancha.
Con la salida de Vaccaro tomó la conducción el bahiense Federico Susbielles. La CABB estaba devastada. “No teníamos ni los pasajes para que el seleccionado viajara. En realidad, no teníamos ni para los viáticos. La gestión anterior había cobrado por adelantado derechos de la comercializadora, teníamos sponsors caídos y se debían dos meses de sueldos a los empleados. La deuda era de cuatro millones de dólares y recuerdo que llegamos a tener 700 cheques rechazados. Y sumale la pérdida total de prestigio”, señaló Susbielles en 2019.
Susvielles fue interventor de la CABB entre 2014 y 2019. Tuvo el apoyo de la Generación Dorada y bajo su conducción, el básquet logró el subcampeonato del mundo en 2019. En diciembre de 2019 debían realizarse las elecciones y reinstitucionalizar la CABB, Susvielles priorizó se bajó de la elección a pesar del apoyo explícito de 11 federaciones y la Generación Dorada. Aquí comienza otra historia.
Fabián Borro asumió la conducción de la Confederación Argentina de Básquet. El había dirigido la Federación Metropolitana y luego la Asociación de Club. Asumió con el respaldo de 14 federaciones que estuvieron en los gobiernos anteriores. Borro fue parte de la administración del gobierno de Vaccaro. Ahí surgió una interna feroz porque enfrentó abiertamente a la Generación Dorada.
Hugo Lencina señaló en Abrí la Cancha: “Todas las decisiones que se tomaron terminaron destruyendo al básquet y la Liga Nacional. La Liga Nacional se juega en cualquier día y horario. Se televisa poco y muy mal. Los jugadores que vinieron del exterior se tienen que pagar sus pasajes. Todo el mundo habla de la derrota ante República Dominicana y la eliminación del Mundial, pero hay que saber que hubo problemas muy serios con los seguros, porque la CABB no quería pagar los seguros que exigían los clubes de origen”.
“Todo esto lo sabe la gente del básquet. La olla se destapa porque Argentina perdió un partido increíble contra República Dominicana y quedamos fuera del mundial”; señaló Lencina en Radio Gráfica, quién agregó: “El básquet argentino tiene excelentes proyectos de deportistas, pero hay chicos cada vez más jóvenes que se están yendo a Europa. Toda esta suma de inequidades es producto de una dirigencia que no está a la altura de nuestro básquet“.
“Televisión en horarios marginales. El Basquetpass es un desastre. Una metida de pata grande. Un sistema de streeming más caro que la NBA y con pésima transmisión. ¿Cómo se puede mantener interés cuando hay partidos que se juegan a la mañana y otros en el mismo horario que la NBA? El problema es que los dirigentes no están capacitados para conducir un deporte dinámico. Un producto ya instalado. Solo hay que cuidar la Liga con un buen streeming, buenos programas de apoyo, porque el actual es mal producido y va cualquier día y horario. No se puede tener público adepto si no sabe que día van a disputarse los programas de la Liga Nacional“, analizó Hugo Lencina.
(*) Periodista / Abrí la Cancha.
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