Por Carlos Aira
Esta semana comienza la 48º edición de la Copa América. El torneo continental más antiguo del mundo tendrá su cita en los Estados Unidos. Un anticipo del Mundial que se disputará en el país del norte en 2026. Este torneo es una idea del oriental Héctor Rivadavia Gómez, quién presentó el proyecto en una reunión de la Confederación Sudamericana de Fútbol en Buenos Aires. La primera edición se disputó en 1916, en el marco del centenario de la independencia de nuestro país, y terminó en escándalo, porque muchos hinchas – siempre tan pasionales – no pudieron ingresar al estadio de GEBA, quemaron las instalaciones y el partido final entre Argentina y Uruguay debió suspenderse y reprogramarse en cancha de Racing. Aquella primera Copa América puso en disputa un bellísimo trofeo de plata comprado de apuro en Casa Escasany. La particularidad es que luego de décadas en esta Copa América 2024 vuelve a ponerse en disputa el trofeo original de 1916.
La Scaloneta tiene la obligación de cualquier campeón defensor de título. La vuelta olímpica en Qatar dejó atrás aquel recuerdo imborrable de nuestro Maracanazo. La final de la Copa América 2021 en Brasil, el golazo de Ángel Di María, el primer campeonato grande de Lionel Messi con la albiceleste, el título continental luego de 28 años y el comienzo del romance del pueblo futbolero con la Scaloneta. Hoy, la realidad es otra. Para cualquier entrenador es un problema tocar a un equipo campeón del mundo. Lo han padecido César Luis Menotti y Carlos Salvador Bilardo en los prolegómenos de España 1982 e Italia 1990. Luego de los triunfos amistosos ante Ecuador y Guatemala se conoció la lista de Lionel Scaloni. De los 26 futbolistas convocados, 21 se consagraron en Qatar. ¿Quienes quedaron afuera? Paulo Dybala, Juan Foyt, Alejandro Gómez y Thiago Almada, quién irá a los Juegos Olímpicos de París. ¿Quienes ingresaron? viejos conocidos, como Giovanni Lo Celso, Nicolás González y dos caras nuevas: Alejandro Garnacho y Valentín Carboni.
Afuera Valentín Barco, Leonardo Balerdi y Ángel Correa. Adentro dos futbolistas formados en Europa, como son Garnacho y Carboni. Este tipo de decisiones remite a una vieja historia. Luego de la Copa del Mundo de México 86, el Dr. Bilardo planteó que la Selección necesitaba jerarquía internacional y esa jerarquía no se encontraba en el fútbol argentino. ¿Que necesita un futbolista de nuestro medio para ser convocado a la Selección? Hace 35 años aquella declaración de Bilardo generó polémica; hoy, parece que está aceptado en términos deportivos y culturales. ¿Es así? Enzo Fernández y Julián Álvarez fueron fundamentales en Qatar y tuvieron su recorrido por el fútbol argentino hasta un ratito antes de la Copa del Mundo.
Dicho sea de paso, Radio Gráfica estará presente en la Copa América. El equipo deportivo se está preparando para el debut del jueves ante Canadá. Esta vez con un comentarista muy especial porque al equipo de Abrí la Cancha y el relato de Ezequiel Siebens se suma el Beto Márcico en los comentarios.
En otro ámbito de las cosas, el Senado de la Nación aprobó el paquete de leyes denominado Ley Bases. En el centro de la polémica estuvo el el senador correntino Carlos Mauricio Espínola, quién brindó cuorum y votó en modo positivo la Ley. Camau llegó a esa banca desde Unión por la Patria, si bien en 2023 se alió al bloque del Peronismo Federal. ¿Quién es Camau Espínola? Pongamos un contexto de época. Luego del desastre de Barcelona 1992, cuando solo una medalla (bronce en dobles masculino de tenis, con la dupla Frana-Miniussi) fue el raquítico medallero argentino, el asunto no tenía mejores perspectivas para Atlanta 1996. Por un lado, la secretaría de Deportes decía que no había dinero, pero por otro lado se alentaba la campaña internacional para que Buenos Aires fuera sede olímpica en 2004 invirtiendo millones de pesos convertibles. En esa dualidad, los atletas olímpicos juntaron fondos repartiendo calcomanías en la 9 de Julio. Los Juegos Olimpicos de Atlanta fueron el puntapié de Las Leonas, pero la gran figura argentina fue un joven correntino, completamente desconocido, que obtuvo una medalla de Plata en Yachting. Era Carlos Espínola y nos enteramos que lo llamaban Camau.
El talento deportivo de Espínola lo llevó a consagrarse medallista olímpico en Atlanta 1996, Sidney 2000, Atenas 2004 y Beijing 2008. Finalizada su carrera deportiva, Espínola fue tentado para sumarse al peronismo correntino. Con el apoyo de la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner, Espínola fue electo intendente de la ciudad de Corrientes. Finalizado su camino en la intendencia, sus aspiraciones fueron más altas y su carrera fue meteórica. Fue el último secretario de Deportes del gobierno de CFK y luego aspiró a la senaduría provincial. En la feroz interna del peronismo del 2021, la figura de Espínola – cercano al Frente Renovador – prevaleció por sobre los candidatos ligados al kirchnerismo. Hoy, desde varios sectores del justicialismo piden la expulsión de Espínola del partido. ¿La culpa es del chancho o quién le da de comer? Curiosamente, dos exitosos deportistas nauticos, como Daniel Scioli y Camau Espínola, están en el centro de la escena. Sin dudas, la trayectoria de Scioli tiene infinidad de aristas, pero en este 2024 no está dudando en borrar con el codo lo que escribió años atrás en relación con los clubes y las Asociaciones Civiles. Ahora es el turno de Camau Espínola.
Algunas reflexiones al pasar: ¿Cual es el verdadero costo que paga el pueblo cuando se acercan a estos personajes para ganar elecciones? ¿Quien termina haciéndose cargo de los Frankestein generados? ¿El peronismo no debería enriquecer el debate con dirigentes deportivos surgidos de las organizaciones libres del pueblo aunque no sean tan electoralmente correctos? Un querido amigo siempre me recuerda que en la política quiere un 9 con gol. El problema de este tiempo es que el 9 con gol hoy juega en tu equipo y el domingo siguiente mete goles en el rival de toda la vida.
La seguimos la semana que viene…
Periodista / Abrí la Cancha
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