Por Gabriel Fernández *
El Acuerdo de Integración Argentina Brasil es una iniciativa que adecúa el vínculo entre ambas naciones al nuevo esquema internacional de alianzas geopolíticas establecidas regionalmente, en detrimento de la agonizante globalización.
El objetivo es profundizar la integración en todos los campos: energía, finanzas, agronegocios, industria, minería, conectividad, turismo, economía del conocimiento, defensa, derechos humanos, ambiente, educación, ciencia y tecnología y salud.
En cada área se especifican las políticas destinadas a operar en corto, mediano y largo plazo. De tal modo se pretende incrementar el comercio bilateral y las inversiones, profundizando la infraestructura de intercambio comercial.
En materia energética, se reforzará la estructura de transporte con un gasoducto hasta la frontera. El accionar está planteado en un Memorándum de Energía que controlará la comercialización de gas, de energía eléctrica y de gas licuado de petróleo.
En minería, se usufructuará de conjunto las materias primas para desarrollar su empleo dentro y fuera del espacio geográfico. También, la cooperación tecnológica a través de organismos públicos que regularán la labor de empresas privadas. Entre otros destinos, se desplegará la construcción de baterías de litio, plantas de fertilizantes, minerales de hierro y cobre.
En los aspectos que se incluyen dentro del concepto macroeconomía, la acentuación del vínculo bilateral combatirá la restricción externa, con mayor disposición de dólares, la actividad económica en general mediante exportaciones tradicionales más la de gas desde Vaca Muerta hacia la frontera sur de Brasil y la coordinación regional, expresada en acuerdos político-económicos que inyecten soberanía y desarrollo a la región.
Una de las principales medidas es la extensión del sistema que permite la compensación de importaciones y el financiamiento por parte del Banco Nacional de Desarrollo (BNDES) de la construcción de la segunda etapa del Gasoducto Presidente Néstor Kirchner, que se extenderá desde Salliqueló, en la provincia de Buenos Aires, hasta San Jerónimo, en Santa Fe.
Se fomentará la inversión pública, la promoción de la industria y la distribución del ingreso, con el sentido de imprimir un mayor crecimiento de la Argentina vía el aumento de exportaciones hacia Brasil, que junto a China es nuestro principal socio comercial.
En línea, se acentuará el perfil del comercio bilateral entre la Argentina y el Brasil con rasgos manufactureros: los productos de origen industrial son significativos e incluyen cadenas de alto valor agregado. Los productos primarios y de primera transformación ocupan un lugar relevante en las exportaciones totales de ambas naciones.
También se acordará un swap del Banco Central brasileño para el fortalecimiento de reservas y el comercio bilateral. En sintonía, habrá acuerdos entre bancos públicos como el BNDES, el Banco de la Nación Argentina (BNA) y el Banco de Inversión y Comercio Exterior (BICE) para profundizar el comercio, infraestructura de intercambio comercial e inversiones.
En cuanto a la moneda común, como anticipamos, implica el inicio de una discusión que deberá incluir, entre otros temas, la resolución de los desequilibrios de productividad, las etapas de convergencia económica de quienes participen y la dinámica de las decisiones de política económica, monetaria y cambiaria.
Finalmente, y mientras vamos abordando otros aspectos del vínculo bilateral, apuntamos la trascendencia del Acuerdo de Cooperación Antártica: La Argentina y Brasil se comprometieron a desarrollar proyectos tecnológicos y científicos, intercambiar información sobre nuevas tecnologías y también personal científico y cursos de capacitación. La logística será compartida y se emplazará en Ushuaia, una de las cinco puertas hacia el continente blanco.
• Area Periodística Radio Gráfica / Director La Señal Medios / Sindical Federal
Escribe en Gabriel Fernández
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