Rubén Pablos, ex soldado del Regimiento de Infantería 7 de La Plata y director del Observatorio Malvinas de la Legislatura de Río Negro, dialogó con Radio Gráfica, en Malvinas, 40 Historias, sobre el conflicto del Atlántico Sur. Su recuerdo del combate, y la importancia en la posguerra de su militancia ecológica en los bosques rionegrinos.
Lucas Molinari: ¿Cómo estás viviendo estos 40 años de la guerra?
Rubén Pablos: Aquí en Río Negro la verdad es que tenemos mucha tarea. Hemos programado una agenda por los 40 años de la gesta bastante nutrida, con mucho acompañamiento del gobierno provincial. Muy atareados, muy contentos por todo el acompañamiento y el respaldo que tenemos en las acciones que estamos promoviendo. Desde los primeros días de enero que, en conjunto con Cancillería, con el lanzamiento oficial de la agenda por 40 años de Nación, venimos acompañando y promoviendo muchas actividades.
LM: ¿Le ves algo distinto a este año además de que son los 40 años? ¿Hay, a lo largo de estas cuatro décadas, una manera distinta de contar lo que ocurrió en el 82?
RP: Sí, hay muchas variables en estos últimos años. Primero creo que una de las batallas que hemos estado dando muchos veteranos, en distintos puntos, la que fuimos ganando desde el posicionamiento del veterano de guerra, de salir de la victimización, la que no compartimos, porque nos sentimos orgullosos de haber ido a defender la patria.
Por el otro lado, el énfasis que le ponemos muy fuerte nosotros aquí en Río Negro, es de hablar de la causa Malvinas y los primeros años de historia que tiene, no solamente de la guerra. Por supuesto que la guerra es un punto central, pero lo que hemos tratado de ir es invirtiendo eso de no quedarnos anclados en la discusión de la guerra, entendiendo que a partir de 1982 la Causa Malvinas tomó un giro que no es el deseado.
La Causa Malvinas quedó incrustada dentro de la dictadura militar y los derechos humanos. Nosotros entendemos que Malvinas tiene 500 años de historia. Tenemos hace 189 años más del 30 % de nuestro territorio usurpado por el imperio británico, que es el verdadero enemigo de la patria. Desde ahí nosotros nos paramos para hablar de Malvinas. Estos 40 años no hacen más que reforzar toda nuestra tarea en esa línea.
LM: Cuando van a las escuelas, a las primarias, secundarias, ¿se conoce el tema Malvinas? Sabemos que es una Ley Nacional. Desde la Ciudad de Buenos Aires, y como docente, que muchas veces lo que debería estar en la currícula no está. Y sabemos que en la Patagonia se vive distinta la causa.
RP: Esa fue otra lucha tuvimos que dar durante décadas porque Malvinas está muy encorsetada dentro de la dictadura. Entonces tuvimos que revertir eso y si bien no todo el ámbito educativo entiende como nosotros pretendemos, sabemos que hay cada vez más docentes y directivos que van entendiendo un poco.
Desde Río Negro sacamos una Ley que es pionera en el país respecto a cómo se debe tocar la Causa Malvinas, debe ser trasversal y en todas las áreas. Desde allí estamos trabajando con el Ministerio de Educación provincial en esta línea y estamos teniendo muy buenos resultados.
Falta todavía porque muchos docentes que, ideológicamente o por arrastre, siguen tomando la Causa Malvinas dentro de ese contexto que decimos, pero de a poco lo vamos reviviendo. Incluso en las esferas de los funcionarios que son los que llevan adelante las acciones que han venido cambiando el concepto de la causa Malvinas o cómo se debe trabajar.
Juan Natalizio: En esta línea que mencionas, ustedes publicaron “Malvinas pasado, presente y futuro. Una propuesta rionegrina para pensar la soberanía”. Contanos un poco de ese laburo
RP: Ese es un libro que lo veníamos trabajando hace tiempo buscando tener un material de difusión básicamente. No aspira a ser pedagógico o académico, pero sí de difusión en este contexto. El libro tiene cuatro capítulos, donde en el primero hablamos del componente geográfico, histórico y jurídico de nuestro reclamo. También desarrolla nuestra posición respecto de que son nuestras, la soberanía sin discusión. Pero no sólo de las Islas porque tenemos que recordar que son las Malvinas, las Georgias, las Sándwich, los mares circundantes y la Antártida. Es la plataforma continental argentina. Ese es el espacio que trabajamos cuando hablamos de la Causa Malvinas.
Luego tiene un capítulo del posicionamiento de los veteranos de guerra, de la lucha y el trabajo durante estos 40 años y de la cantidad de acciones que venimos desarrollando en la provincia como a nivel nacional.
En el otro capítulo veíamos necesario una reseña de los veteranos de guerra residentes en Río Negro. Es para que no se pierda la historia de los que fuimos a luchar a Malvinas. Ahí tenemos una reseña de cada uno de nosotros para que perdure y para que las familias, los hijos o los nietos puedan tener material llevar a la escuela o divulgar la temática.
LM: Es importante lo que estás contando. Por varias charlas que hemos tenido con otros veteranos conocemos que hubo un silencio muy doloroso que de a poco se fue rompiendo con organización popular con los centros de veteranos, y es una pregunta que también muchos nos hacemos es ¿Cómo lograr que se sistematice la palabra, la experiencia de esos miles de compatriotas que fueron a luchar por lo nuestro en el 82? Para que se puedan construir nuevos sentidos sobre lo que significó aquella Gesta, que fue un capítulo más de una gesta mucho más larga porque la confrontación con los ingleses viene desde antes de que seamos Argentina.
RP: Exacto. Si nos ponemos a hacer un poco de historia tenemos que entender que hubo ocho invasiones o intentos de invasiones inglesas de 1773 a 1982. Lo importante de esto es rescatar en la historia y también empoderar o visibilizar a los compañeros del interior del país que se sientan parte, que se sientan contenidos y escuchados en un texto y en todo material. Luego eso repercute en los trabajos en las escuelas o en la comunidad. Visibilizar y tener allí presentes a cada uno. Entendemos que en el libro quizás sea el capítulo más importante que podemos reflejar.
JN: Tu participación en 1982 empieza cuando te toca hacer el servicio militar obligatorio en el Regimiento de Infantería 7. El 2 de Abril estabas de franco y te enteraste por televisión de la recuperación de Malvinas y pensabas que se estaba haciendo historia con esa acción y lo primero que sentiste fue una sensación de orgullo.
RP: Son esos sentimientos o pensamientos que uno recuerda toda la vida. Y ese es uno en mi vida. Estaba en casa y viendo por televisión la recuperación de nuestras Islas. Lo primero que me sale de adentro, y lo compartí en casa, es que esa gente estaba haciendo historia. Me sentí orgulloso y me sentí reflejado en lo que estaban haciendo en ese momento en la recuperación de nuestras Islas.
A los minutos, con poquito tiempo, me llamaron del Regimiento que me tenía que presentar y ahí quedé acuartelado hasta el 13 de abril que fuimos a las Islas. Podrán entender que ese sentimiento lo pude trasladar a mi participación de orgullo por estar en ese lugar.
LM: ¿Dónde vivías? ¿Qué hacías vos?
RP: Nací y vivía en Quilmes. Había terminado en 1980 la secundaria y antes de ingresar a lo que era la colimba que teníamos que hacer los varones en aquel momento, di el examen de ingreso a una facultad. A la semana me fui a la colimba, hice todo el 81 la conscripción y en el 82, cuando estaba por irme de baja, como “soldado viejo”, porque soy clase 62, surgió lo de Malvinas y tuvimos que ir para allá. Me cambió la vida por supuesto, todavía no había entrado en la etapa laboral, o la adulta si se quiere. Recién salía del secundario con 18 años, como la mayoría, con esa idea de estudiar y formar una familia, pero todo estuvo bastante truncado por la realidad. Fue modificado. Una realidad modificada de la que podía tener expectativas que tenían la mayoría de los jóvenes en aquel momento.
JN: Para conocer un poco. Tenés que contar algo de tu historia en Malvinas ¿qué te gustaría contar?
RP: Estuve en el Regimiento 7 de Infantería de La Plata. En Malvinas estuve a 10 o 12 kilómetros a la izquierda del Puerto Argentino que es una ría donde entra en el mar, una lengua muy finita de agua. A unos 12 kilómetros había una posición que se llama Mooby Brook. Ahí hay una pequeña colina, donde estuve apostado con mi regimiento.
Mi función era básicamente la de mantener comunicado a todo el Regimiento con radios o teléfonos, y obviamente defender el lugar con armamento. Tuve la suerte de tener un jefe de sección de comunicaciones del Ejército que fue un ejemplo de lo profesional y de lo humano. Fue una de las personas que se comportó como uno espera que se comporte como profesional y muy humanamente así que la verdad que gracias a él. Más allá de la guerra, que es un horror, pero lo supimos sobrellevar por el acompañamiento profesional de este jefe nuestro.
JN: Contanos sobre el 14 de junio
RP: Creo que a todos nos van quedando esos momentos de vida, que te quedan grabados, que no te los olvidas. De la misma manera que me quedó grabado cuando me enteré que habíamos recuperado las Islas, ese momento también.
Nuestro Regimiento fue uno de los que más bajas tuvo, más abatidos por las cruentas batallas como la de Monte Longdon y Little Rich. Cuando terminó el cese de hostilidades, que ya no teníamos nada que hacer, lo recuerdo, por un lado, como el día más triste de mi vida. Es una angustia tremenda, de llorar, de que se me caigan las lágrimas, de esa angustia de no poder hacer nada más.
Por otro lado, es que a partir de ahí, comenzó un sentimiento que me lleva hasta el día de hoy que es muy ambiguo, porque es permanente la tristeza y la alegría. Es tristeza por haber perdido, por los compañeros que cayeron en combate, por todo lo que es participar en una guerra que es muy difícil explicarlo en palabras, pero por el otro lado, la alegría de que se había terminado ese horror y podía volver a mi casa con mis seres queridos, a mi vida normal que pensaba que iba a retomar.
Eso me acompaña hasta el día de hoy. La tristeza y la alegría. La angustia, la bronca, la tristeza, pero alegría por haber sobrevivido, que a veces se ve empañada porque durante muchos años más en las posguerra era esa culpa del por qué había sobrevivido y otro no. Por qué yo. Pero ese es el sentimiento que me acompaña.
LM: ¿Cómo fue la vuelta? ¿Cómo fue ese comienzo de la posguerra para vos?
RP: Fue complicado. Porque quedé prisionero con los ingleses un mes. Volví el 14 de julio, a los pocos días nos juntan a todos en un depósito en San Carlos, que éramos poco más de 640 entre soldados y militares, y nos decían que no nos iban a devolver o retomar al continente hasta tanto que Argentina no firme el cese de hostilidades final.
Argentina no firmó al día de hoy porque si firmaba nunca más podría tener derecho a reclamar la soberanía de las islas.
LM: Menendez firma el cese de fuego, pero no la rendición incondicional que era los que querían los ingleses
RP: Por eso los ingleses nos presionaban a nosotros. Hasta que no firmaran esa rendición no nos iban a devolver. Tengo entendido también que entró la cruz roja y otros organismos para presionar a Inglaterra y finalmente al mes desembarcamos en Puerto Madryn. Se comentaban que nos iban a llevar a Inglaterra, o a otros lugares. Estuvimos 15 días en ese lugar del estrecho San Carlos.
LM: ¿Cómo era el trato de los ingleses?
RP: La verdad que debo decir que fue muy bueno. Mucho respeto. Me la rebuscaba con el idioma, entonces hablé con varios de los guardias que teníamos ahí. No podían entender la edad que teníamos y cómo habíamos ido a combatir siendo que ellos son profesionales capacitados. No podían entender cómo había sido de esa manera.
Ahí es cuando nos decían en más de una oportunidad, que ellos fueron por un trabajo porque para ellos las fuerzas armadas es un trabajo cobran muy bien esa tarea. Nos decían “la verdad que este pedazo de territorio es de ustedes y entendemos y valoramos como ustedes han combatido y defendido su territorio. Nosotros venimos porque es un negocio. Ustedes estaban defendiendo su patria”. Fueron los primeros que reconocieron cómo combatimos los argentinos defendiendo nuestro territorio. Algo que me quedó marcado y con los años quedó demostrado por los libros o por las revelaciones de los militares ingleses que han valorado y han puesto en escena esta situación del soldado argentino.
Fuimos tratados con mucho respeto. Quedé prisionero cuando había terminado el combate porque la batalla de las nuestras fue de las últimas. Ya no había peligro de disputa entre nosotros. También sé que algunos compañeros quedaron prisioneros en campo de batalla y no tuvieron la misma experiencia.
JN: A tu regreso una de tus tantas militancias fue el proyecto de restauración de bosques andinos patagónicos y la creación de la asociación civil sembrar. Contanos un poco.
RP: En Bariloche por el año 93, cuando en nuestra zona Patagónica había mucho incendio forestal, que se incendiaban miles de hectáreas de bosques nativos de estepa, participé como bombero voluntario porque algo había que hacer. Cuando me di cuenta de que todo lo que quedaba incendiado no había organismos que se encargaran de contener o de revertir esa situación, quedaban miles de pérdidas incendiadas, era una tristeza tremenda.
Como siempre tuve mucho contacto con la naturaleza y traté de vivir con esa relación, empecé a pensar qué podría hacer para revertir esa situación. Empecé a estudiar la flora nativa, lo fenológico de cada especie, de cuándo florece, cuándo está la semilla, porque tampoco había mucho conocimiento, era poco respecto a plantas nativas. Me llevó algunos años. Levanté un invernáculo, empecé a prueba y error a reproducir plantas nativas y logré a empezar a tener cantidad de miles de plantas nativas. A los 2 o 3 años me metí de lleno con eso, a investigar y estudiar, y entendí también que teníamos que crear una conciencia ambiental en la comunidad de lo que significa poner en valor el bosque nativo. Empecé a dar cursos de capacitación en las escuelas con muy buena recepción.
Era un tema sustancial, el problema es que la naturaleza está sufriendo, pero algo podemos hacer entre todos, algo debemos hacer. Así lancé la campaña de reforestación donde empezamos a ir a la montaña con las plantas que habíamos reproducido. Incluso los chicos sembraban. Empezamos a ir con miles de chicos a la montaña a restaurar, a crear conciencia ambiental, compañerismo porque también iban los chiquitos de jardín o de primer y segundo año con los de la secundaria. Entre ellos iban plantando y reforestando la zona incendiada junto con las familias y con los docentes.
La verdad al cabo de algunos años logramos poner en agenda el tema del bosque nativo, de la importancia de por qué tenemos que protegerlo, cuidarlo y ponerlo en valor de lo que significa.
LM: Como una clase de defensa del territorio. Déjame preguntarte, no podía dejar de pensar en los hermosos paisajes que hay en la Patagonia. Hay un pequeño enclave, no muy lejos de donde vos vivís, que es Lago Escondido, donde está Lewis, ¿Cómo se vive de tan cerca que este hombre perteneciente a la corona británica no permita el acceso a Lago Escondido?
RP: La verdad es que es un tema complejo. Hemos denunciado, batallado, salido en los medios, entiendo que ahora está en la Justicia Federal que tiene que expedirse porque tiene que si o si abrir ese espacio. Lamentablemente en la Patagonia se han venido haciendo negociados, no de ahora, desde siempre, donde poderosos son dueños de miles y miles de hectáreas y hacen a su antojo lo que quieren ahí adentro.
LM: Desde los Brown podemos decir
RP: Y los Benetton. Son miles de hectáreas que tienen campos con cantidades de ovejas. Recordemos que hasta no hace muchas décadas atrás, en varias estancias de nuestra Patagonia había carteles de vialidad que estaban en español e inglés. Por eso, cuando nosotros tenemos que hablar de Malvinas, tenemos que hablar de los 189 años y un poco más de que está el imperio británico en nuestro territorio usurpando y robando nuestros recursos. No podemos anclarnos solamente en la guerra. Fueron cómplices los sucesivos gobiernos democráticos de 1800 a esta parte. Lamentablemente muchas veces encontramos funcionarios que están más deseosos de guardar los intereses de los extranjeros que los de su pueblo. Ahí están a la vista de lo que estamos viviendo y sufriendo, y como ellos siguen teniendo la potestad sobre nuestro territorio. Lo de Lago Escondido es un solo ejemplo de lo que se viene dando.
LM: Ellos tienen una estrategia de colonización y a nosotros nos falta una estrategia de defensa
RP: Hemos ido perdiendo la batalla cultural con ellos. No es de ahora. Hemos perdido. Nos han dominado culturalmente, para luego dominarnos económicamente. Culturalmente estamos dominados y lo vemos en todos los medios de comunicación.
LM: En ese sentido, te quería pedir unas últimas palabras ¿qué te quedó en el tintero?
RP: A nosotros la educación es la herramienta fundamental. Por eso la semana pasada, con el observatorio de la universidad nacional de Lanús, estuvimos aquí, desde Río negro, en Viedma con el lanzamiento de la Catedra abierta “Malvinas y soberanía en el Atlántico Sur”. Entendemos que una herramienta fundamental es la educación. Ahí podemos aspirar a la capacitación, difusión y divulgación de las nuevas generaciones y que todo el pueblo entienda un poco más en profundidad qué significa Malvinas, qué significa tener un enclave colonial en nuestro territorio, qué significa el imperio para nosotros, que no es un aliado, ni un amigo, sino nuestro enemigo.
Con ese conocimiento aspiramos a que, en el futuro, podamos defender mucho más nuestro territorio. Siempre de una manera pacífica, porque entendemos que la guerra no sirve, no es la manera de resolver los conflictos, y tenemos bastante fundamento para poder explicarlo. Todavía falta mucho, ustedes son un ejemplo, como medio de comunicación, porque los medios están cooptados por el discurso inglés, y eso también hay que revertir.
- Entrevista realizada por Lucas Molinari y Juan Natalizio en Malvinas, 40 Historias
- Colaboración de Carolina Ocampo
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