Las figuras más destacadas de América Latina en la Cumbre Climática COP 27 fueron los presidentes de Colombia, Gustavo Petro, y de Venezuela, Nicolás Maduro, quienes ya habían acordado acudir al evento con una propuesta en común. En sintonía, ambos mandatarios, pusieron el foco en el sistema capitalista de consumo como la causa no sólo de pobreza y desigualdad, sino también de la devastación del planeta.
“Es hora de la humanidad y no la de los mercados”, destacó Petro, e insistió: “El mercado no es el mecanismo principal para superar la crisis climática. Es el mercado y la acumulación de capital quien la produjo y no serán jamás su remedio. Solo es la planificación pública y global multilateral la que permite pasar a una economía descarbonizada mundial. La ONU debe ser el escenario de dicha planificación”.
Por su parte, Nicolás Maduro expresó: “Decir que el desastre ambiental es causado por la civilización humana es una afirmación incompleta y pecaría de hipócrita si no se detalla que esa civilización es profundamente desigual. Está compuesta por países que llevan dos siglos explotando indiscriminadamente los recursos naturales del planeta, mientras otros apenas tienen cómo alimentarse”. Y agregó: “Son los pueblos originarios quienes deben enseñarnos cómo salvar y cómo convivir con la naturaleza”.
Radio Gráfica consultó con Arturo Avellaneda, activista de Permahabitante, sobre las diversas estrategias para abordar la cuestión climática en la cumbre COP 27. “El globalismo tienden a hablar de una solución única porque conviene a los dueños del relato, son quienes quieren abordar la discusión con un modelo único de pensamiento”, opinó.
“Yo vengo observando una tendencia a encontrar respuestas globales a cuestiones climáticas, pero que hay temas encubiertos que tiene que ver con el consumo de combustibles fósiles. El consumo declina observablemente y es causal de guerra y discordia y no va a tener nunca un discurso pacífico, va a ser parte de una narrativa bélica. Están en guerra por el gas, hubo guerra por el petróleo y el declive de esas energías amerita resetear el concepto del cambio climático, ¿Es urgente preocuparse por el consumo de un recurso que declina y que desaparecerá inexorablemente?”, se preguntó.
El activista, además sostuvo que el concepto de “calentamiento global” no aplica para el sur global, donde los efectos del cambio climático son diferentes: “En Sudamérica hay dos climas, y ahora estamos con la Niña, un efecto climático que tiene que ver con que el Pacifico sur está más frío y esa es la razón por la cual hay menos evaporación y sequías. Cabe reflexionar por qué nuestros fenómenos climáticos son negados”.
“El Pacifico sur está más frío y esa es la razón por la cual hay menos evaporación y sequías”
Y continuó: “Incluso la Antártida ha registrado récord de temperaturas frías que son 30 grados por debajo del polo norte, y nada de lo que hagamos va a cambiar eso. El hemisferio sur tiene una realidad completamente diferente, por su despoblación y falta de industrialización y porque tiene la Antártida y una cantidad proporcional de océano diferente al hemisferio Norte. Este año fue muy frio. Ha habido un incremento muy notable de la helada a punto tal que ha quemado el pasto y el ganadero está sufriendo la sequía de una manera tremenda, el índice verde es bajísimo, ha llovido poco y ha habido una cantidad de nieve enorme en la cordillera. Granizos, heladas, nevadas y una primavera que no llega del todo, son índices de un enfriamiento pero todos hablamos del calentamiento, es una tragedia no tener un presupuesto genuino para investigar objetivamente”.
Además, criticó la estrategia del norte para beneficiarse con el discurso de la “revolución verde” de los recursos del sur: “Se trata de la puesta en valor de nuestros recursos naturales a cambio de servicios económicos que en general son deuda o transferencia de subsidios. Esto es lo que venimos denunciando, la migración forzosa, el despoblamiento rural, el extractivismo no se compensan con un plan social o el subsidio, por el contrario, la concentración de población en las grandes metrópolis es lo que produce el consumismo y recalentamiento económico, donde la gente trabaja más y recibe mucho menos. Con esta noticia de que el stock energético es menguante, debemos interpretar que el modelo de desarrollo social de bienestar está agotado y habría que hablar del colapso del modelo civilizatorio”.
Por otro lado, Avellaneda lamentó que no se tome en cuenta la mirada de los pueblos originarios en el debate climático: “No hay nadie mejor adaptado al territorio con un registro temporal más antiguo que nuestras civilizaciones históricas, sin embargo, no las quieren escuchar”.
Respecto de los incendios recurrentes, mecanismo utilizado por productores para ganar más terreno en zonas cultivables, señaló: “Es un estrago doloso y no necesitamos más leyes para restar criminales que cometen un tipo penal de manera organizada, son desplazamientos forzosos de población que están en todos los tratados de derechos humanos a los que el país suscribe. Hay pobladores que reciben amenazas para desocupar las islas (del Delta) y además la amenaza es quemarles los ranchos y animales. La inacción del Ministerio Público Fiscal es cómplice y no tengo dudas de que esta sesgada la información por el racismo, por la mítica del ocupante neocolonial, del estanciero, y el habitante natural es despreciado”.
Por último, llamó a valorar los recursos por los que “otros países comienzan guerras”: “Los estamos regalando a cambio de nada, si usáramos como usa Rusia con China, un método de comercio exterior compensado, seriamos multimillonarios. Estamos regalando el combustible y el gas, Neuquén firmó una regalía del 12%, las multinacionales se llevan el 88% del gas de Vaca Muerta y lo pagamos nosotros. Nos están robando. Acá la aduana no existe, no controlan las exportaciones de granos y la energía se exporta a simple declaración jurada. No podemos seguir siendo pobres cuando tenemos recursos por los que otros países van a la guerra”.
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