Úrsula Asta desde San Pablo – Wellington Damasceno es director administrativo del Sindicato de Metalúrgicos del ABC paulista. Recibió a Radio Gráfica allí mismo, en la zona industrial de San Pablo, desde donde comenzó su participación política Lula Da Silva. En esta conversación, las expectativas de cara a las elecciones presidenciales, la situación de las y los trabajadores del sector metalúrgico en Brasil desde el golpe de 2016 en adelante y algunas reflexiones sobre el devenir de América Latina.
Úrsula Asta: ¿Cómo están viviendo esta previa a la elección?
Wellington Damasceno: Son días de mucha tensión a causa de la polarización en Brasil. Hay una radicalización por parte de la extrema derecha a causa de las armas que dejó Bolsonaro a la gente. Tiene un clima de odio. Sobre todo esta semana nos quedamos más preocupados por cómo será el proceso hasta el día de las elecciones y cómo será después. Sobre todo por la seguridad de las personas, que tienen que tener garantías de que se puede votar con seguridad, sin tener miedo por su vida o su familia, poder hacer la opción democrática que quiere y volver a su casa. Hay mucha gente que utiliza las redes para poner miedo en las personas.
UA: ¿Qué significó Lula para el sindicato de metalúrgicos?
WD: El periodo de Lula fue un rescate del movimiento sindical y de la inclusión brasileña. Veníamos de la apertura con Collor, después un gobierno muy liberal con Henrique (Cardoso) que destruyó muchas empresas y aumentó mucho el desempleo, con reducción de salarios y de derechos.
Cuando viene Lula, la economía se recupera. Hubo una mirada especial para el desarrollo brasileño en tecnología e industria. Esto se convirtió en nuevos empleos y mejora en los sueldos. En el periodo Lula – Dilma llegamos a 115.000 metalúrgicos en ABC, hoy tenemos 64.000. Es casi la mitad. Es una diferencia muy larga cuando se tiene un gobierno que tiene esta mirada para la importancia de la industria y de la gente que trabaja, de esta preocupación con empleos y derechos, y claro sueldos para que las personas tengan condiciones de comprar y movimentar la economía local.
Cuando se tiene un gobierno que deja al mercado, que no se sabe quién es y si está en Brasil o en cualquier otro sitio del mundo, deja a los trabajadores muy vulnerables. Cuando Dilma es golpeada y entra Temer, hace reformas en la legislación y los contratos de trabajadores bajan las garantías, los derechos y la fuerza de organización de los sindicatos. Un ataque muy fuerte contra los sindicatos.
“El periodo Lula fue un rescate del movimiento sindical”
UA: ¿Qué puntos específicos implica la reforma de Temer?
WD: No solo la reforma laboral, también tiene la legislación acerca de trabajadores tercerizados. Tampoco deja crecer las inversiones del gobierno con salud y educación, cosas importantes para los trabajadores. Los cambios principales fueron la contratación de los trabajadores, que se puede hacer por periodos cortos y jornadas no establecidas en la semana, sin garantías de sueldo mínimo. Es muy perjudicial. También la posibilidad del trabajador de individualmente negociar con su empleador.
UA: Sin la defensa del sindicato.
WD: No necesita ser algo colectivo o aprobado en asamblea. Fue hecho mucho así y siempre son más bajos que los contratos negociados por los sindicatos. Los sindicatos necesitábamos un cambio en la legislación sindical, que necesitaba ser pactado entre empleados, sindicatos, gobierno, pero no fue así, fue muy abrupto que dejó a muchos sindicatos sin condiciones de existir.
Además hubo una persecución muy sistemática de las empresas con los sindicalizados. Todavía no hay una regulación clara acerca de la sobrevivencia financiera de los sindicatos. No se tiene financiamiento garantizado. Cuando se hace un contrato colectivo, los sindicalizados no tienen costo pero se pone una tasa para los que no son. Se crea un problema en la categoría porque los sindicalizados terminan por tener las mismas condiciones de quien no paga.
UA: Y eso baja la sindicalización.
WD: Mucho, mucho, mucho. Históricamente Brasil tiene un nivel bajo de sindicalización, con excepción de los grandes sindicatos. Esto contribuyó para quedar más abajo.
UA: ¿El delegado tiene protección sindical para representar en la fábrica a los trabajadores?
WD: No. Los 7 miembros de la Ejecutiva del sindicato tienen la garantía por su mandato, pero los otros no. Cuando tienes fuerza para la negociación, amplias esto y tienes más gente representando, en ABC lo llamamos comités sindicales. Con la reforma esto se queda más difícil, al punto de que muchas empresas miran para nosotros y dicen que ahora el gobierno es de ellos y que nosotros tenemos que entender eso. Esto es uno de los grandes maleficios de Temer, pero le dejó para Bolsonaro hacer el resto. La reforma de las jubilaciones es un buen ejemplo de otro ataque a los trabajadores.
UA: ¿Qué significa esa reforma jubilatoria?
WD: Aumentó el tiempo de trabajo y puso una edad mínima de 65 años de edad hombre y 62 mujer. Tiene que tener 15 años de contribución. Pero si se tiene 15, se recibe un sueldo menor. Para tener un sueldo mayor, se necesitan 40 años de trabajo.
Además, la actividad que tiene riesgo tenía un cálculo distinto para que el tiempo sea menor. Esto no existe más. El acceso a los beneficios sociales para la gente que gana muy poco o no tiene contribución, se quedó más difícil. La posibilidad de un beneficio que recibes a causa de un accidente, se puede hacer cancelar por parte de la organización del gobierno que dirige la jubilaciones, sin necesitar una pericia presencial, se puede hacer virtual.
“Lula tiene que combatir el hambre que tienen las personas”
UA: Ustedes están muy presentes en la campaña por Lula. ¿Han hablado con él de esto? ¿Hay expectativa sobre que estos puntos puedan revertirse?
WD: Lula conoce muy bien este sindicato, esta categoría y la gente trabajadora de este país. Una de las mayores esperanzas que tenemos es porque Lula sabe la importancia que tiene el empleo para el trabajador y la industria y la actividad económica para tener empleos.
Creemos que las primeras cosas que Lula tiene que hacer es combatir el hambre que tienen las personas. Hay un problema gravísimo con la gente en las calles porque no tienen donde quedarse. Un programa de emergencia para que la economía se mueva.
Tenemos algunos compromisos de él con nosotros. Uno es, claro, la reforma laboral, necesitamos hacerlo. Sentar juntos en la mesa a trabajadores, empresarios, universidad, gobierno y hacer una discusión muy seria sobre qué trabajo queremos en Brasil y cómo queremos llegar a un Brasil que sea justo para los trabajadores, pero también con lucratividad para las empresas.
Se necesita hacer cambios de inmediato en la reforma de la jubilación, las reglas de transición son demasiado injustas. Necesitamos ya hacer algunas correcciones y discutir qué hacer con la jubilación y equilibrar las cuentas del Estado.
Una tercera cosa es la propia actividad industrial en Brasil, tenemos la preocupación con el futuro del empleo, con el futuro de la industria y con el implemento de nuevas tecnologías. Brasil junto con Argentina, Paraguay, Uruguay y otros países de América Latina tenemos fuerza para mantener este mercado y polo productivo a nivel mundial. Necesitamos desarrollo para tener más inversiones, mejores tecnologías, competición con otros países de la Unión Europea, Estados Unidos, Japón, China. Aprovecharnos de estos cambios en las cadenas globales. Este punto también es muy importante.
UA: Se habla mucho del sector patronal y muchas industrias efectivamente cerraron desde el 2016 para acá. ¿Cuál es la opinión de este sector? ¿Acompañan a Lula? ¿Están divididos?
WD: Acá tenemos algo muy complicado, pero creo que en Argentina también. Hay tres tipos:
- los multinacionales, “quiero el dinero, cómo podemos ganar más”;
- un grupo de empresarios brasileños con un pensamiento de desarrollo, son pocos, una parte mayor está con Lula, porque Bolsonaro hizo una destrucción en la economía, en las cadenas de valor y no se preocupó de a dónde Brasil va y cómo podemos ser competitivos;
- un tercer grupo que tiene la cabeza en los años 1800, que cree que no necesita hablar son sindicatos, trabajadores, gobierno, creen que el negocio es suyo y están haciendo un favor por dar empleo.
UA: Un resabio del esclavismo…
WD: Un “esclavismo moderno”. Mayoritariamente son tres grupos, y el mayoritario son las multinacionales, que hablan con cualquier gobierno.
UA: ¿Cuál es la situación del gremio hoy aquí en San Bernardo Do Campo?
WD: Estamos resistiendo. Es lo más importante de hoy. Imaginaban, después del golpe a Dilma, Temer y ahora Bolsonaro, que este sindicato no existiría. Todavía somos un sindicato muy propositivo, desde políticas públicas para generación de empleo, fortalecimiento de la industria, capacitación del personal, cooperativismo, somos fundadores de una central de cooperativos. No perdemos la capacidad de proponer. Pero no tener un gobierno que dialogue es un problema. Cuando Ford anunció el cierre en São Bernardo, buscamos al gobierno de Bolsonaro y todavía no tuvimos atención.
UA: ¿Alguna vez se juntaron con el gobierno de Bolsonaro?
WD: Dos veces. Pero, “es la empresa, la iniciativa privada, el mercado en sí mismo, no se puede hacer nada”. Después tuvimos otros cierres de empresas, buscamos al Gobierno y no hubo preocupación. La más reciente fue Toyota, la primera empresa de Toyota fuera de Japón que se creó. Se anunció el cierre y el gobierno no se manifestó.
UA: ¿Cuántas personas trabajan ahí?
WD: Toyota tenía 500 personas, pero Ford casi 3000 y tiene un impacto en la cadena. 25.000 trabajadores están envueltos en la cadena. Muchas empresas se arman a causa de Ford.
UA: Me hablabas de las relaciones entre Argentina y Brasil. ¿Cómo impacta esta desconexión entre los gobiernos, y qué se puede revertir hacia adelante? ¿Cómo es el diálogo que tienen ustedes con los sindicatos de Argentina?
WD: Argentina y Brasil tienen industria y economía interdependientes una de la otra. Cuando Macri con Bolsonaro se quedan el mismo periodo tenían una agenda muy semejante, pero no hubo beneficios para ninguno de los dos países en las relaciones bilaterales. Cuando asume Fernández, Bolsonaro tiene una agenda muy ideológica, no piensa en el país, en la economía y qué se puede hacer como estados brasileño y argentino. Esto perjudicó mucho las relaciones. Las empresas reclamaron a causa de esto.
Estas conversaciones que tenemos con los argentinos en las redes sindicales, en los comités internacionales, nos apuntan que un gobierno que entiende la importancia del diálogo, de la conversación, del crecimiento mutuo, del fortalecimiento de la región para negociar con otras regiones, puede facilitar mucho el desarrollo de Brasil y Argentina.
Necesitamos ser un poco más osados en este momento. El mundo está cambiando mucho y rápido y nuevas formas están surgiendo. El COVID fue un ejemplo, pero ahora la guerra Ucrania-Rusia también. Los países están buscando alternativas energéticas, de comida, de componentes. América Latina tiene oportunidad de crecer en este momento.
UA: ¿“Ser más osados” qué significaría?
WD: Hacer acuerdos un poco más fuertes. Necesitamos discutir nuestras fronteras logísticas, cómo mejorarlas entre nosotros. Siendo vecinos, no se entiende que las cosas lleguen más baratas de Europa. No sé si tener una moneda única, pero que nuestros cambios sean en nuestras monedas y no en dólares. Es una manera de liberarnos de esta fluctuación que tiene el mundo y nos afecta a nosotros. Podemos hacer esto con nuestras monedas. Cómo integrar las cadenas globales de nuestros países, cómo integrar la red de energía, de gas. Podemos avanzar mucho.
“ABC es la cuna de la industria, del movimiento sindical y de Lula”
UA: Contanos dónde estamos. ¿Qué es San Bernardo, la zona del ABC?
WD: ABC es la cuna de la industria y del movimiento sindical de Brasil. Y claro también es la cuna de Lula. Brasil se empieza a desarrollar y urbanizar a partir de las playas y estamos muy cerca del puerto de Santos, el principal de Brasil. Es una ventaja logística y para el desarrollo. Acá empezó antes de San Pablo. Estamos entre San Pablo y el puerto de Santos.
Cuando Brasil hace la industrialización en los años 50, las empresas vienen para acá. Esta región fue una efervescencia porque tiene mucha gente, muchos trabajadores y muchos inmigrantes. Esto hace un pensamiento muy fuerte, ideológico. El Partido de los Trabajadores surge acá. El movimiento sindical más fuerte surge acá. Los sueldos mejores están acá.
En los años 90 empieza una desarticulación del ABC, una pulverización de las zonas industriales. El problema fue cómo fue hecho eso. No es un problema tener una empresa acá y otra en Nordeste. El problema es que se abra en Nordeste para pagar sueldos menores, no pagar tasas y cerrar esta. Se hizo mucho esto. Muchas empresas del ABC salieron. Es una región muy simbólica, al punto de Lula empezar su campaña para las elecciones acá. Y esta semana hubo una conversación de Bolsonaro de venir al ABC y él no vino, le aconsejaron no venir.
UA: Podía salirle muy mal.
WD: Sí, porque es una región que tiene tradición de lucha, de movilización, de defensa de trabajadores muy fuerte.
UA: Cuando Lula va preso, él estuvo en esta esquina del sindicato, con las y los trabajadores. ¿Recordás ese día?
WD: Estos días fueron muy duros, porque cuando sale la orden, Lula nos llama y dice “voy al sindicato”. Vinimos todos para acá, no teníamos estructura para tenerlo por tres días, pero se armó y la gente vino. Estas calles alrededor del sindicato quedaron llenas de gente. Estas oficinas y todo el sindicato se llenó de gente. Fue una cosa loca.
Lula hace el pronunciamiento antes de ir a la cárcel de acá, en esta calle. Para salir de acá, fue una tarea muy ardua porque la gente no quería dejarlo salir y dejarlo ir a la cárcel. Fue mucha estrategia de cómo salir, dónde salir, para llevarlo a la policía. Fueron días duros, pero también cuando él sale de la cárcel se viene acá y también fueron días muy locos con mucha gente, más todavía. Pero días felices, más tranquilos.
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