En el programa De acá para allá, con la participación en el estudio principal del periodista Horacio Finoli, junto a su colega Armando Vidal, ambos corresponsales en aquellos episodios, repasaron este hecho trágico de la historia nacional que sellaría la vida de diecinueve juveniles militantes y oficiaría de precuela de la larga noche hacia el golpe cívico militar del 24 de marzo de 1976.
Es agosto de 1972. El dictador Alejandro Lanusse palpita que perseguir y matar, eran los elementos esenciales para disciplinar a la militancia. Introducirse en la historia es un derrotero primordial para entender el presente. Hay fechas que ordenan. Las bombas de 1955, la proscripción, persecución y fusilamiento del peronismo. La masacre de Trelew del 22 de agosto de ese año es la antesala del golpe cívico/militar de marzo de 1976. Los métodos utilizados para cometer los delitos de lesa humanidad continuaron con los mismos aberrantes diseños que se utilizaron en esa madrugada del 22 de agosto de 1972 en la Base Almirante Zar.
Tres meses antes, la dictadura de la llamada Revolución Argentina, impulsó que un avión Hércules con unos cincuenta miembros de las organizaciones -quienes estaban en otras cárceles-, más otros militantes presos, sean radicados en la unidad 6 del Servicio Penitenciario Federal, una cárcel de máxima seguridad, ubicada a 1.500 kilómetros de la ciudad de Buenos Aires, instalada en un pequeño pueblo de 7.000 habitantes, con un escuadrón de Gendarmería y un numeroso destacamento del Ejército Nacional. A 20 kilómetros se encuentra la localidad Trelew, y allí la Base Almirante Zar de la Armada.
Es el 16 de agosto de 1972, un suceso que quedó eclipsado posteriormente con la fatídica Masacre de Trelew días después, el 22 de agosto. El periodista Horacio Finoli revive aquel episodio junto a su colega Armando Vidal, por entonces enviado por el Diario Clarín. Es en el programa de los sábados De acá para allá. Ambos, junto a otros cronistas, Héctor «Pepe» Castro, director de LU17, el Dr Adolfo Samyn, por entonces subdirector del Diario El Chubut y el fotógrafo Manuel Martínez también de la agencia AP, arribaron a la ciudad de Rawson al día siguiente de la fuga de los militantes Uno de ellos lleva para siempre esquirlas de plomo en su cintura. Horacio Finoli recibiría un balazo de un subalterno. Son diecinueve los prisioneros que se entregaron a las autoridades en el aeropuerto de la localidad de Trelew tras haber fugado de la cárcel y no poder abordar el avión en que se alejaron sus restantes seis compañeros.
“El 22 de agosto de 1972 no solo mataron a los diecinueve militantes, sino que mataron proyectos, ilusiones, bajaron las banderas de una generación o por lo menos lo intentaron. El 16 de agosto es como un cumpleaños para mí. Y el juicio por delitos de leda humanidad continua”, expresó Finoli, quien transitando en su memoria aquellos momento, agregó que “había un estado de locura total. Nosotros íbamos en el auto del Pepe Castro, quien falleció en diciembre pasado. Al ser un Ford Fairlaine, paramos en un destacamento policial, y el agente que estaba en la puerta pensó que era un auto oficial, y al intentar realizar la venia, se le escapó literalmente un tiro. El tipo no creía que dentro del vehículo había un herido de bala. Ya en la sala de primeros auxilios, me di cuenta que no podía caminar y de allí nos fuimos hacia otro sitio más acorde en Bahía Blanca. Fue el corresponsal de la agencia Télam quien escucha a los médicos que me atendieron e informa a Buenos Aires. De allí la tapa en el diario La Razón sobre lo que había sucedido. Al día siguiente a instancias de la agencia donde trabajaba rumbeamos a Buenos Aires”.
A su vez, Armando Vidal recordó “que el fotógrafo seguía obturando y una de esas fotos estuvo en la tapa de Clarín días después. Y que Pepe Castro mostró la credencial de periodista y seguimos a toda velocidad en su Ford. Lo principal es que el 22 de agosto de ese 1972, esa masacre es el punto de partida del terrorismo de Estado, cuyo juicio tuvo lugar en 2012 a excepción de Roberto Bravo, protegido durante estos años en los Estados Unidos, porque tras ese episodio fue enviado a ese país como agregado militar. Fue a instancias del propio Alejandro Lanusse, para que el Poder Ejecutivo Nacional cambiara a quien había sido el juez de la causa, el doctor Alejandro Godoy, quien había estado en Trelew de inmediato, antes que se rindieran los militantes, para llegar a un acuerdo entre los referentes de las organizaciones., en incluso en aquellas negaciones estuvo un referente de la Marina, el capitán Sosa”.
- Redacción por Emiliano Vidal
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