Alberto “Beto” Schprejer es un histórico militante peronista, actual vicepresidente del astillero Tandanor, y protagonista de una historia apasionante alrededor del libro perdido de Evita Mi Mensaje, escrito y dictado en los últimos meses de su vida. Una historia que incluye originales perdidos que aparecieron en un remate casi medio siglo después, una edición inicial por parte de Fermín Chávez y otra que realizaron el propio Schprejer y Juan Salinas durante la década del noventa. También una posterior disputa judicial con la familia de Evita por la autenticidad de escritos que contienen la herencia política de una figura central de la historia argentina.
Entrevista por Gabriel Fernández
Gabriel Fernández: Contanos la historia de este libro, Alberto
Alberto Schprejer: En los últimos meses de su vida Evita dictó un texto del cual Perón anunció la publicación después de su fallecimiento, pero por alguna razón el libro finalmente nunca se publicó. De ese momento, del año 1952, de los meses previos a su muerte y los posteriores hay constancias, tanto en la prensa, como de testimonios que sirvieron de prueba para acreditar la autenticidad del texto, que fue mucho años después cuestionado por la familia, por las hermanas de Evita. En el año 1952, por ejemplo, Antonio Cafiero, que fue senador del Partido Justicialista y gobernador de la provincia de Buenos Aires, en el libro “Desde que grite viva Perón” y artículos periodísticos da cuenta de un llamado de Evita cuando él es nombrado ministro de Comercio Exterior. Evita lo llama, un poco para recriminarle el nombramiento de un militar en un cargo, después de esa recriminación se levantó de la cama y tomó unos papeles de un mueble y le empezó a leer un texto. Cafiero lo contó en ese libro, en artículos y posteriormente lo cuenta en el juicio que inician las hermanas de Eva Perón a partir de la edición que puse a la venta en el año 1994.
En 1952, cuando Evita fallece, en un acto multitudinario el 17 de Octubre, Perón anunció la próxima aparición del libro Mi Mensaje. Leyó un capítulo de ese libro, que es el único capitulo manuscrito, que se llama Mi Voluntad Suprema, donde esencialmente Evita dice que su herencia es de Perón y del pueblo argentino. Todo lo producido por el libro La Razón de Mi Vida y Mi Mensaje tenía que servir para afianzar toda la labor de la Fundación Eva Perón a favor de los trabajadores, de los descamisados y los sectores más humildes de la sociedad.
El libro nunca fue editado. Después llega la Revolución Libertadora y no hay más noticias del texto. Es más, hay historiadores que lo dan por perdido, por ejemplo, la biógrafa más importante que tiene Evita que es Marisa Navarro habla de la desaparición del libro.
Eso es hasta el año 1987 cuando es publicado un aviso en el diario La Nación, en la parte de los remates, donde se da a conocer la convocatoria del remate de un libro inédito de Eva Perón y se transcribe una página. Este libro inédito son 79 páginas membretadas que dicen arriba Eva Perón, escritas a máquina en papel de la época e inicialadas al pie con una “E” y una “P”.
Este remate se lleva a cabo en el año 1987 y el libro lo compró Jorge Benedetti, un militante peronista y empresario del partido de San Martín que también fue concejal. La casa de remates llamó a Fermín Chávez, historiador del peronismo reconocido y guía de todos nosotros, para que certifique la autenticidad del texto. Fermín que era muy cercano a Evita, de su círculo de colaboradores e intelectuales, certifica que “este es el texto, es aquel libro que nunca fue publicado”.
GF: Los que lo leyeron, confieso que no lo leí, dicen que es mejor que La Razón de Mi Vida, que Mi mensaje es mucho más directo, más claro, más transparente. ¿Es así?
AS: Es un libro explosivo, contestatario, en el que Evita expone su pensamiento revolucionario, con críticas muy fuertes a las cupulas de la Iglesia Católica y las Fuerzas Armadas de la epoca. Expone conceptos de profundidad filosófica y política como el fanatismo de los pueblos que es la fuerza de la revolución.
La historia por momentos es imbricada y llena de idas y vueltas. El libro es llevado a la casa de remates por los hijos de Jorge Garrido, quien fue escribano mayor de Casa de Gobierno durante muchísimos años. Al fallecer Garrido, los hijos llevan el libro y otras pertenencias a la casa de remate y al inédito lo compra Benedetti.
Fermin Chavez certifica la autenticidad. Lo que cuenta Fermín es que cuando llega la Revolución Libertadora le piden a Garrido que haga un inventario de las pertenencias de Perón y Evita. Él no pone el libro entre las pertenencias, sino que se lo guarda, de esa manera el libro es preservado. A pesar de lo cual uno puede también decir que el libro estuvo desaparecido o ausente. Estuvo escondido. A partir del año `87, el libro apareció y Fermín pide como pago por su trabajo de perito una fotocopia del inédito. Le dan la fotocopia y con eso hace una primera edición, que es la primera edición no oficial que hay. Años después, en el 94 con el periodista y compañero Juan Salinas, hacemos esta segunda edición.
Juan me trae un ejemplar de la edición de Fermín Chávez que la había comprado el periodista Oscar Taffetani en un colectivo. En los años 90 hicimos la edición con la idea de dar a conocer el libro que nadie conocía, pero también para oponernos al Menemismo, que desplegaba su política de privatizaciones y alineamiento con los EEUU, de entrega del patrimonio nacional, en un giro de 180 grados del pensamiento, la historia y la doctrina de nuestro movimiento.
En mi caso, soy militante peronista desde chico y la verdad que tampoco había escuchado hablar de la existencia de Mi Mensaje, pese a que hay notas periodísticas en distintos medios que se fueron publicando a lo largo de muchos años. A raíz de todo esto, obviamente, me tuve que poner a investigar y a recabar información. Hacemos esta edición con un sentido de homenaje a Evita y darlo a conocer y como decía antes para oponernos a lo que considerábamos una política de entrega en nombre del Peronismo. Si uno lee a Evita es fácil darse cuenta que nada tiene que ver su pensamiento con lo que en nombre del Peronismo hacia Menem.
La edición de Fermín no tiene mucha repercusión, ni política, ni económica, lo mismo ocurrió con la nuestra. En el prólogo planteé que no hay ningún interés económico, que no lo hacíamos para ganar dinero, sino todo lo contrario, que el objetivo es dar a conocer un texto desconocido. En esa edición escriben una cantidad de compañeros, periodistas e intelectuales que la convierten en una edición extraordinaria, no solamente por el libro, sino por la calidad de los artículos que comentan el libro de Evita.
El conflicto judicial comienza dos años después. En el año `96 las hermanas de Evita le venden a la editorial Planeta los derechos del texto de Evita para editar su obra en todo el mundo. Era la época en que aparece la obra de Madonna (la película No llores por mí Argentina). Hay todo un movimiento comercial alrededor de Evita en el mundo y a mi me llaman de la Universidad de Nueva York para decirme que querían editar el libro. Ellos tienen una editora que se llama New Press.
Les dije “mire, nosotros no tenemos ningún derecho sobre el libro. Lo edité porque lo considero de dominio público. No le puedo vender los derechos de algo que no es mio. Simplemente lo edité por razones políticas, porque soy militante de muchos años y entiendo que un libro de este contenido tiene que ser conocido por el pueblo, por la sociedad”.
La conversación se volvió tripartita. Editorial Planeta le dice a la universidad norteamericana que van a cometer un grave error académico porque la familia de Eva Perón considera apócrifo el texto. Yo les contesté que sí es apócrifo no tienen ningún derecho. “Si ustedes cuestionan la autenticidad del texto ¿cuál es el derecho que pueden tener sobre el?”.
En esa comunicación, Planeta dice que van a proceder a secuestrar todas las ediciones clandestinas que hay sobre Eva Perón. Nosotros de chicos, imprimiamos los textos de Evita, las imágenes de Evita en mimeógrafos, pegábamos carteles. Nunca nadie nos planteó que teníamos que pagar un derecho, que Evita era de alguien. Para nosotros Evita siempre fue del Pueblo.
GB: Se me cruza y no me molesta la comparación, Maradona y su familia. Hay familias que no se dan cuenta de quien tienen al lado…
AS: No quiero hacer hincapié en la familia, a la que no le guardo ningún rencor, pero la historia es una historia particular. Efectivamente un día, aparece en mi casa, en mi domicilio, el abogado de las hermanas de Evita junto con el oficial de justicia y me embargan el remanente de la edición. Allí comienza el proceso judicial que consistió en una demanda por daños y perjuicios, pero primero hay una audiencia de conciliación. Ahí conocí a Erminda Duarte de Bertolini, una de las hermanas de Evita que ya falleció, lo mismo que Blanca, la otra hermana. En esa audiencia ella dijo que le había gustado mucho, pero que “para nosotros que estuvimos con nuestra hermana hasta el último minuto y nunca vimos que dictara ni escribiera nada a nadie. Por eso para nosotros es apócrifo”.
Mi abogado, el Dr Cesar Calcagno, cuya tarea fue esencial para que el juicio concluyera con el reconocimiento de la autenticidad de Mi Mensaje, y yo le dijimos que dábamos por cierta toda la historia que cuenta Fermín Chávez, que para nosotros es, no solo por su primera edición, sino por su carácter de historiador emérito del peronismo, la realidad de lo que había ocurrido.
No hay conciliación y se inicia un juicio que duró doce años donde las hermanas de Evita plantean que el libro es apócrifo y me acusan de haberlo inventado, de haber puesto en boca de Eva Perón cosas que jamás dijo. El juicio consistió, entonces, en probar que el libro era de Evita, para lo cual nosotros logramos traer al juicio al comprador del inédito, Jorge Benedetti, a instancias del juez, quien lo convocó para realizar la primera de las muchas pericias que se hicieron para confrontar la E y la P obrantes en el inédito con firmas indubitadas de Eva Perón existentes en distintos lugares, entre ellos la escribanía general de gobierno.
A lo largo de los años, se hicieron innumerables pericias que la familia cuestionaba. Sin embargo, la perito oficial, no perito de partes, sistemáticamente afirmó que la “E” y la “P” pertenecían a Eva Perón.
Además, están los testimonios de Fermín y de Antonio Cafiero, en ese entonces Senador Nacional, que declaró por escrito. Ambos también ratificaron sus testimonios de la época y su convencimiento de que Mi Mensaje es de Eva Perón. Al cabo de doce años, la justicia dictó sentencia, después se ratificó en la Cámara de que el libro Mi Mensaje pertenecía a María Eva Duarte de Perón.
En la sentencia, el juez le reconoce a la familia, en virtud de la ley de derechos de autor, la 11.723, el poder de editar o no editar el libro. Este derecho de los herederos se vence en estos días porque se cumplen 70 años de la muerte de Evita, en consecuencia, a partir del 1 de enero del año que viene cualquier persona podrá editar Mi Mensaje libremente.
GB: Es una historia apasionante de, tal vez, el texto más importante de María Eva Duarte de Perón.
AS: Efectivamente. En mi caso, además de la impresión que me causó su lectura y el hecho de que el libro haya estado tantos años desaparecido y la coincidencia con la desaparición del cadáver de Evita, que estuvo tantos años enterrado con otro nombre en un cementerio italiano. Pero además de todo eso, el texto me impresionó porque explica muy bien porque, 20 años después de la muerte de Evita, miles de jóvenes protagonizaron el luche y vuelve Peron, que permitió el regreso del General después de 18 años de exilio. Ademas estuve preso 6 años durante la dictadura, soy militante peronista desde chico, fundador de la UES en el año 73, entonces Mi Mensaje expresa en mucho el pensamiento de mi generación. Lo que ocurrió forma parte de mi militancia política, no tengo ningún resentimiento personal con la familia, con las hermanas de Evita, porque la verdad entiendo que el texto es importante para entender a Evita, para entender el primer peronismo y también para entendernos a nosotros los jóvenes rebeldes de los años 70.
Con colaboración de Carolina Ocampo
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