Por Leila Bitar
Hace días se rumoreaba sobre la posibilidad de que Pelosi aterrizara en Taiwán, y aunque todo indicaba que Washington no se arriesgaría a tensionar tanto la relación con Pekín, la dirigente demócrata decidió cruzar las “líneas rojas” chinas y arribó a la isla el martes pasado. Lo que a primera vista parece ser el capricho de una mediática figura de la política estadounidense, es en realidad, una estrategia que responde a los intereses transnacionales de los globalistas y la OTAN.
El Director del Centro de Investigaciones en Política y Economía, Walter Formento, sostuvo que Pelosi, quien es “parte de un esquema que incluye los intereses transancionales globales y de la OTAN”, lo que busca es “hacer mediciones sobre a disposición de Pekín respecto a escalar en los niveles de confrontación”. “China tiene una tradición histórica muy cuidadosa y trata de preservarse lejos de los escenarios de confrontación técnico militar, no se arriesga”, explicó.
Sin embargo, en Taiwán, apuesta a una estrategia de “desgaste material y moral” para forzar una negociación con lo que consideran una provincia rebelde, destacó el analista. Por su parte, la OTAN busca “forzar errores, situaciones fuera de control para ver si puede encontrar una fisura ya que China si bien tiene capacidades militares importantes, no tiene las mismas capacidades que tiene Rusia, aunque sí tiene más de las que están a la vista”, agregó.
“La OTAN busca forzar errores, situaciones fuera de control para ver si puede encontrar una fisura en China”
Para Formento, Pekín ya había leído en 2014 las intenciones del atlantismo de “provocar una guerra para debilitarla junto con Rusia”. En ese entonces, “China, que estaba más débil cerró filas con Rusia, India y Pakistán, y hoy se encuentra diez veces mejor preparada, incluso con bloques regionales constituidos, tiene ganado mucho tiempo a su favor”. Consultado por la respuesta de Pekín ante una visita que considera como un insulto a su soberanía, el especialista concluyó: “Seguramente China va a volver a apostar por el tiempo y no por la confrontación, lo cual no quiere decir que no va a aprovechar esta situación para debilitar las capacidades de la OTAN”.
“China va a volver a apostar por el tiempo y no por la confrontación, lo cual no quiere decir que no va a aprovechar esta situación para debilitar las capacidades de la OTAN”
A su paso, Pelosi, que ya se encuentra en Corea del Sur, dejó un escenario tensionado casi al extremo: China anunció que desde el 4 al 7 de agosto rodeará a la isla con tropas del Ejército Popular de Liberación y realizará “maniobras militares, actividades de entrenamiento y simulacros con municiones reales de largo alcance”. Por su parte, el ministerio de Defensa taiwanés publicó un video en el cual señalan tener “la capacidad y la voluntad de defender nuestra preciada libertad y democracia”.
Paralelamente, el G7, ya salió a posicionarse y publicó un comunicado donde prácticamente tildan a China de exagerada: “No existe ninguna justificación para utilizar esa visita como pretexto a una actividad militar agresiva en el estrecho de Taiwán”, dijeron.
Rusia, Irán, Cuba, Nicaragua y Venezuela por otro lado, respaldaron la postura china.
Política exterior de Biden “fuera de control”
Además de haber trascendido que el presidente estadounidense sugirió a Pelosi que evite la visita a Taiwán, se alzaron otras voces en el país que repudiaron la “política exterior fuera de control” de la administración de Biden, que a su vez, justificó el accionar de la funcionaria apelando a la “división de poderes” de su sistema de gobierno.
Veteranos de inteligencia de EE.UU se dirigieron a Biden a través de un documento donde expusieron sus “preocupaciones sobre temas controvertidos de seguridad nacional de gran importancia. Para nosotros (exfuncionarios que ahora observamos desde afuera) los eventos recientes brindan suficiente evidencia sintomática de una política fuera de control”.
“El ejército estadounidense no está en condiciones de participar en una confrontación militar a gran escala con China por Taiwán”, reconocieron, al tiempo que señalaron que “las consecuencias de cualquier error de cálculo (…) serían nefastas, en términos de la posibilidad real de una derrota militar de EE.UU. y sus aliados”.
“El ejército estadounidense no está en condiciones de participar en una confrontación militar a gran escala con China por Taiwán”
“No hay evidencia de que el viaje de Pelosi haya sido coordinado de manera significativa con la Casa Blanca, el Departamento de Estado o el Pentágono, como normalmente se esperaría antes de una visita de alto perfil a una región plagada de peligros de escalada militar. En cambio, la Portavoz parece estar llevando a cabo una diplomacia unilateral, cuyos objetivos están lejos de ser claros. Si Pelosi sigue adelante con su plan ya declarado anteriormente de visitar Taiwán, esto representaría una incursión descoordinada en la política exterior y en los asuntos de seguridad nacional de EE. UU., en los que se supone que el poder ejecutivo tiene la iniciativa. Y esto será ampliamente visto como un desorden inflamable en Washington”, alertaron.
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