Por Erika Eliana Cabezas
Los días del agua, el unipersonal de Julieta Grinspan nació durante la pandemia y partió de la necesidad de hacer teatro. En un momento en el que las butacas estaban vacías y montar una pieza con un elenco numeroso parecía una misión imposible. El disparador fueron las fotografías de unas mujeres en trajes de baño, que estaban acompañadas por policías que les indicaban qué parte del cuerpo podían mostrar.
“Si años anteriores me hubieran preguntado si tenía ganas de hacer un unipersonal, hubiera dicho que no. El formato fue una necesidad”, expresó Julia Nardozza, quien interpreta a Laura en la obra dirigida por Grinspan y Nelly Scarpitto, que se presenta los domingos a las 19 en el Teatro Celcit.
– ¿Cómo llegó a vos está propuesta?
Con Julieta venimos trabajando hace rato. Es la segunda obra en la que participó como actriz y ella como autora y directora. La otra fue Las guerras invisibles, que la hicimos con el grupo especializado en teatro de objetos, El nudo. Fue una invitación en medio de la pandemia que tuvo que ver con esta necesidad de hacer pero no poder acercar los cuerpos. Julieta escribió unos textos y empecé a trabajar. Después convocamos a la otra directora, que se especializa en teatro de objetos y títeres, con la que ya veníamos trabajando. Y también se incorporó el escenógrafo e iluminador Matías Noval. Un equipo que se formó un poco a modo de investigación.
– ¿Y cuál fue el disparador?
Fueron unas imágenes que habíamos compartido, que tenía que ver con una mujer de los años 20, en traje de baño en una playa, y un policía que le media qué parte de la piel podía mostrar. Algo que nos causaba mucha gracia y, a la vez, nos interpelaba un montón.
– El disparador fueron fotos de otra época, pero también en la pieza trabajás con el recuerdo ¿cómo lo abordás?
En la construcción del texto, por más que lo escribió Julieta, los aportes grupales ayudaron un montón. Tiene muchos puntos en común con las historias personales del colectivo, de la gente que vive en Argentina. Se identifica mucho con historias de vacaciones en Mar del Plata. Ese momento en que las familias se encuentran a convivir 24/7, que no es común. Resultan ser momentos de mucho anhelo, proyección, expectativa. De una realidad que es particular, que es extracotidiana. Los recuerdos particulares nos llenaron de imágenes, profundas, poéticas, de todo tipo, para construir la historia de este personaje.
– ¿En lo personal en qué te sentiste interpelada?
Absolutamente en todo, porque habla del cuerpo, de las expectativas familiares, de la mirada de los padres ante una niña que está en la pubertad y empieza su camino a ser mujer adulta. Fue inevitable, fue un viaje directo a mi adolescencia, a mi pubertad. También veo que la gente se va del teatro con una sonrisa y haciendo un link directo a su propia historia. Salen y nos cuentan “porque a mi me pasó tal cosa” o “yo no me preguntaba esto..” y la verdad que eso nos gusta un montón.
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