Por Úrsula Asta*
Isidro Baschar, director de Nucleoeléctrica Argentina, dialogó con Radio Gráfica sobre el relanzamiento del Plan Nuclear Argentino: se refirió a los proyectos en curso y explicó de qué se trata la energía nuclear.
La empresa, cuyo capital social accionario se encuentra distribuido entre el Ministerio de Economía de la Nación (79%), la Comisión Nacional de Energía Atómica e Integración Energética Argentina S.A, tiene a su cargo la operación y comercialización de la energía eléctrica generada por las centrales Juan Domingo Perón – Atucha I, Néstor Kirchner – Atucha II, ambas ubicadas en Lima, Buenos Aires; y Embalse, en la provincia de Córdoba.
“Argentina tiene una trayectoria en el desarrollo de la ciencia, de la tecnología y capacidades industriales vinculadas a los usos pacíficos de la energía nuclear, es decir, la generación de energía eléctrica”, pero también “hay una multiplicidad de aplicaciones que tienen que ver con la salud, la industria y la agricultura”, contó Baschar en diálogo con Úrsula Asta y Leonardo Martín.
Úrsula Asta: En primer lugar, contanos qué es Nucleoeléctrica Argentina.
Isidro Baschar: Nucleoeléctrica Argentina es la empresa nacional responsable de la operación de las tres centrales nucleares en funcionamiento en nuestro territorio. Así como también de la gestión de proyectos complejos incluyendo la construcción de centrales nucleares. Fue responsable desde el año 2006 hasta el año 2014 de la finalización y puesta en marcha de Atucha II, por ejemplo, que había sido una obra que había estado paralizada desde el ´94 hasta entonces.
Actualmente, vende energía al mercado eléctrico mayorista, y al mismo tiempo, y en función de las decisiones que tomó el Gobierno Argentino, en julio del año pasado se le ha encomendado la construcción de al menos dos centrales nucleares nuevas. Una es producto de una negociación que ya data de hace más de 10 años con la República Popular China. Y otra, de una tecnología que argentina conoce y opera en Córdoba en Embalse, una central nuclear que nosotros dimos a llamar nacional o proyecto nacional, porque justamente es una tecnología que ya tenemos.
Eso es un poco lo que hacemos en Nucleoeléctrica Argentina. Nuestro accionista mayoritario es el Estado nacional a través de la Secretaría de Energía y los otros dos accionistas son la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), a quien yo represento en el directorio, e Integración Eléctrica Sociedad Anónima, lo que era ENARSA.
Se ha encomendado la construcción de al menos dos centrales nucleares nuevas. Una es producto de una negociación que ya data de hace más de 10 años con la República Popular China. Y otra, de una tecnología que argentina conoce y opera en Córdoba en Embalse
UA: En relación a los proyectos que hay sobre las dos centrales, me gustaría que puedas profundizar para contarnos bien de qué se trata, y también sobre el anuncio del desarrollo del Carem, que sería un primer reactor nuclear de potencia íntegramente diseñado y construido en nuestro país ¿Esto es así?
IB: Efectivamente. Afortunadamente Argentina tiene una trayectoria en el desarrollo de la ciencia, de la tecnología y capacidades industriales vinculadas a los usos pacíficos de la energía nuclear. Es decir, la generación de energía eléctrica, que quizás es lo más popular o lo más conocido, pero hay una multiplicidad de aplicaciones que también tienen que ver con la salud, la industria y la agricultura.
Estamos por cumplir 72 años de esta trayectoria y tradición argentina en este campo tan complejo, tan rico. Y un poco lo que intentamos hacer la semana pasada fue tratar de reunir a las autoridades políticas nacional, provincial y municipal. También, de darle participación a distintos representantes de actividades gremiales afines a la actividad. Por supuesto, autoridades del sector nuclear y autoridades de la política general para poder hacer un recorrido en conjunto entre Nucleoeléctrica Argentina y la Comisión Nacional de Energía Atómica por las instalaciones del complejo de Atucha, pero también del Proyecto Carem.
El Proyecto Carem es una iniciativa que data desde hace bastante tiempo en donde Argentina decidió, a través de la Comisión de Energía Atómica, empezar a diseñar un reactor de potencia, es decir que genere energía eléctrica, de diseño autónomo. Esto de alguna manera es en paralelo lo que Argentina hace muy bien en el mundo, que es construir y vender reactores de investigación. Es decir, para uso medicinal, industrial, para todo tipo de investigaciones en distintas áreas de la ciencia.
Argentina ha sido muy exitosa, a través del desarrollo de la Comisión de Energía Atómica y después el INVAP, en vender estos reactores en el mundo. Quizás el más famoso ha sido el de Australia, pero actualmente INVAP está haciendo uno en Países Bajos, en Holanda.
Para poder aprovechar esas capacidades que Argentina tenía y obviamente por el interés de tener energía nuclear en su matriz energética, en la década del 80 se empezó a desarrollar el concepto, y efectivamente a partir de febrero del 2014 empezó a construirlo próximo a Atucha I, una de las tres centrales nucleares en funcionamiento.
Hoy Nucleoeléctrica Argentina está colaborando con la Comisión de Energía Atómica en todo lo que tiene que ver con el proceso de construcción de la obra civil, pero es una apuesta científica tecnológica e industrial muy importante, porque es un segmento de reactores, no de los grandes que uno está acostumbrado a ver quizás en algunas series muy populares, sino que está pensado para atender algunos de los desafíos que tiene la industria nuclear. Entonces estos reactores son más chiquitos, son reactores de pequeña o mediana potencia que son más fáciles de construir en términos de su velocidad y requieren de un volumen de inversión mucho menor.
Esto está en auge en el mundo. Argentina afortunadamente es pionera, es uno de los pocos países que está construyendo. Hay muchos en papel, pero efectivamente en construcción hay muy pocos y afortunadamente Argentina desde el año 2014 lo está haciendo.
Por supuesto el proyecto ha tenido vaivenes. En el medio hubo un cambio de administración que decidió que Nucleoeléctrica en ese momento no tenía que ayudar a la CNEA en la construcción del Carem. Sacó a Nucleoeléctrica de la obra y puso un contratista privado que fue un contrato que se hizo insostenible en el tiempo por las variables macroeconómicas que variaron tanto, sobre todo el dólar. Efectivamente en noviembre del 2019 el proyecto había sido paralizado de hecho porque la contratista no querían continuar en las condiciones en la que estaba previsto el contrato. Mediante la decisión del Gobierno del presidente Alberto Fernández y de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner volvimos a la obra.
Argentina afortunadamente es pionera, es uno de los pocos países que está construyendo estos reactores
Leonardo Martín: ¿Cuánto aporta el sector nuclear a la matriz energética Argentina hoy? Y con esta perspectiva de dos centrales más, ¿cuánto podría a aportar a la matriz energética argentina en el futuro?
IB: El año pasado, en el 2021, nosotros generamos un poco más del 7,17 por ciento de la energía eléctrica que consumieron los argentinos y las argentinas. Nosotros hoy tenemos una capacidad instalada, entre las tres centrales, de 1.763 megavatios, que es el valor de referencia que uno toma. Estamos apuntando a que la central tipo Hualong va a ser de 1.200 megavatios, firmamos un contrato comercial en donde las condiciones de referencia de esa unidad fijan esa cantidad. Eso quiere decir que estaríamos casi duplicando la participación de esta energía, al menos en potencia. Eso en generación implica que estaríamos entre un 12 y un 15, acorde y en línea de los países que hacen de la mejor manera uso de este tipo de fuente.
La energía nuclear tiene la particularidad de que no depende de ningún factor climático externo. Es decir que continúa funcionando independientemente de las inclemencias climáticas y lo puede hacer a máxima potencia durante largos periodos de tiempo, por lo que puede estar en funcionamiento en momentos en donde el sistema más lo necesita, que es el verano y el invierno.
Esa es una de las particularidades que la posicionan como una fuente de energía que no solamente genera una gran potencia durante mucho tiempo, sino también lo hace de manera limpia, es decir, sin emitir gases de efecto invernadero.
estaríamos casi duplicando la participación de esta energía, al menos en potencia
En este contexto de transición energética, o de discusión sobre las transiciones energéticas, esto es algo muy importante porque nos permite mantener energía firme, nosotros sabemos que la energía renovable hace un aporte importantísimo, pero es intermitente porque depende del viento, depende del sol. En cambio esto permite generar grandes volúmenes de energía y cubrir cierta base de demanda, cuyos picos podes cubrir después con generación que quizás no es tan limpia, como el gas natural, pero que es menos contaminante que el petróleo o el carbón.
UA: En ese punto me gustaría frenar, porque como vos seguramente sabes hay una construcción social en torno a que la energía nuclear es negativa. En el lanzamiento que estamos mencionando de hace unos días atrás, escuchaba al presidente Nucleoeléctrica Argentina que hablaba sobre industria de base y estable. También se habló de que ocupa un lugar clave en la lucha por el cambio climático. El subsecretario de Energía Eléctrica Federico Basualdo planteó que “el Estado Nacional apuesta a consolidar proyectos que aporten energía de base limpia y segura en la matriz de generación”. En ese sentido, me parece importante que puedas explicarnos por qué es importante la generación de energía nuclear para la Argentina.
IB: Desde el punto de vista de la transición energética y en línea con los objetivos que se ha fijado este Gobierno Nacional para cumplir con las metas que se negocian y acuerdan en el marco de las distintas COP, que son las Cumbres que hacen al cambio climático a nivel global, nosotros lo que planteamos es que, por ejemplo, el año pasado nosotros con ese 7,17% de generación de energía eléctrica que produjimos evitamos la emisión de 4.7 millones de toneladas de dióxido de carbono, que se hubiesen generado si se hubiese producido la misma cantidad de energía que nosotros generamos con, por ejemplo, gas natural.
una fuente de energía que no solamente genera una gran potencia durante mucho tiempo, sino también lo hace de manera limpia, es decir, sin emitir gases de efecto invernadero.
Ese es parte del por qué, además de las condiciones y beneficios que comenté anteriormente, afortunadamente hemos vuelto a estar en agenda de la planificación energética a nivel global. Países que quizás estaban pensando en salir de la energía nuclear por distintos prejuicios o distintas ecuaciones sobre la discusión de la agenda social, están empezando a rever su postura respecto sobre el rol de energía nuclear. Países que no tenían centrales nucleares están empezando a construir por primera vez. Países que incluso tienen mucho recurso hidrocarburífero, que uno podría decir si les sobra el gas o el petróleo para qué hacer centrales nucleares, bueno viven de eso, viven de venderlo, no de consumirlo. Entonces, prefieren tener suministro de energía abundante y seguro de otra fuente, y la energía nuclear ha sido una alternativa. Es el caso de Emiratos Unidos, construyó dos centrales nucleares y está construyendo otras dos. Y países que han empezado a revisar su postura respecto de cuál es el rol de la energía nuclear, es el caso de Bélgica, que tenía una postura muy parecida a la de Alemania, que sigue e insiste en su postura de salir de la energía nuclear después de lo de Fukushima; pero que ha empezado a decir que tienen que extenderle la vida útil a las centrales que tienen funcionando, si las condiciones técnicas lo permiten, porque sacar o retirar centrales nucleares hoy es consumir más gas, más carbón o más petróleo.
LM: En un contexto de alza muy pronunciada en los últimos meses de los precios de la energía, además.
IB: Últimamente vengo diciendo que estamos en un contexto muy particular. Similar, salvando las distancias y diferencias, a las condiciones que dieron marco al auge de la energía nuclear. La energía nuclear tiene su gran auge a partir de la década del 70, donde estuvo la crisis internacional del Petróleo, donde los precios de referencia variaron muchísimo e eso hizo que la energía nuclear fuese una alternativa para evitar esas contingencias.
Hoy estamos en una situación bastante similar. Quizá dure mucho menos o quizás no, pero en cualquier caso sabemos que los precios de referencia del gas natural licuado, que es la manera en la cual se comercializa cuando no se comercializa por gasoducto, se han disparado. En ese contexto, precisamente, la Agencia Internacional de Energía publicó un documento para Europa diciendo “10 puntos para evitar la dependencia del gas ruso en Europa”. Entre uno de ellos estaba el poder sostener la participación de la energía nuclear.
Lo mismo ocurrió hace muy poco también entre fines del año pasado y comienzo de este año cuando la Comisión Europea aprobó la categorización de la energía nuclear como energía de transición, y dentro de esa taxonomía ambientalmente sostenible, les permitiría conseguir recursos para poder invertir en nuevos proyectos nucleares.
Ese es el punto de vista ambiental, que Argentina está haciendo lo que está haciendo el mundo. Estamos proponiendo hacer lo que está haciendo el mundo, que es poner en valor el rol de la energía nuclear ubicada en tiempo y espacio. No es ni protagonizar la agenda ni tendiendo a desandar un camino de una trayectoria de casi 72 años. Es decir, encontrar un punto medio donde nosotros podamos seguir aportando a esta diversificación y esta diversificación ambientalmente sostenible.
Y por otro lado, en valor de términos industriales, científicos y tecnológicos, el aporte que hace la industria nuclear es fundamental. Hoy tenemos más o menos entre todas las empresas y organismos del sector más de 10 mil trabajadores y trabajadoras involucrados en la actividad nuclear. Solo Nucleoeléctrica Argentina tiene 3.200 trabajadores, la Comisión Nacional de Energía Atómica tiene otros tantos, y así las empresas que dan servicios y suministros al sector. Hay empresas que son estratégicas porque producen los combustibles, por ejemplo, que nosotros consumimos en nuestras centrales nucleares. Nosotros lo hacemos de forma local. Eso es también una industria metalmecánica y metalúrgica que está puesta al servicio de la generación de energía nuclear todos los días.
Y en términos de lo que puede llegar a ser el Carem, es un Proyecto que tiene pensado localizar más del 70% de los suministros y componentes en Argentina, habla también de toda la oportunidad que tenemos y no solamente lo podemos construir en Argentina, sino que lo podemos exportar como lo estamos exportando a los de investigación. La agenda de desarrollo vinculada a la industria nuclear es enorme y dependerá de nosotros si sabemos aprovecharla al máximo.
LM: Visto desde Argentina, para la construcción de soberanía, más allá del conocimiento para desarrollar estos elementos necesarios para la energía nuclear, ¿qué más es lo que se precisa? ¿Algún material específico? ¿Qué se precisa para poder contar con esa soberanía energética? Y, además, te pregunto por el al costo de la energía nuclear en comparación con otros elementos de la matriz energética, como el petróleo o el gas.
IB: En primer lugar, respecto de lo hace al rol de la energía nuclear en la matriz, lo que uno tiene que tener en claro es que el concepto fundamental es tratar diversificar. En esa diversificación uno siempre tiende a pensar o el imaginario lo lleva a pensar que nuestra soberanía energética depende o la discusión está asociada a la autosuficiencia en términos de petróleo y gas. Eso tiene sentido porque explica más del 60% de la matriz energética en Argentina.
Ahora, en términos de soberanía o en términos de independencia, nosotros sí necesitamos de un elemento fundamental para que las centrales nucleares funcionen, así como los ciclos combinados usan gas natural, nosotros necesitamos el uranio para funcionar. Es nuestro principal insumo. Es la manera en la cual nosotros generamos el calor dentro del reactor para generar vapor, para mover una turbina, para producir energía en un generador.
el concepto fundamental es tratar diversificar
Hoy, lamentablemente, en términos de autosuficiencia nosotros contamos con recursos para poder hacer frente al suministro local del uranio, pero desde el año 95 a esta parte Argentina dejó de producir, y ahora es muy difícil volver a producir en algunos lugares donde se hizo minería de uranio. Eso tiene que ver con una discusión que excede a la energía nuclear, pero que incluye a muchas actividades económicas que están vinculadas a la explotación de recursos que se encuentran en la tierra, la minería en general.
Sí hay recursos, sí se hizo minería de uranio hasta el año 95, sí procesamos este mineral hasta el año 97 por el remanente durante dos años, pero sí es verdad que desde el año 97 hasta acá nosotros importamos el uranio desde el exterior. Hoy el uranio no es un problema, porque es un commodity el cual tiene un precio de referencia que ha sido estable y desde Fukushima ha tendido a la baja. Se ha recompuesto ese precio, pero la referencia indica que no habría problemas ni abastecimiento ni una suba disparatada de precios, cosa que sí ha ocurrido con el gas natural.
Y en términos de la relación económica, la incidencia del uranio en la operación de mantenimiento es muy menor. Los costos de operación de mantenimiento de las centrales son la gran ventaja que tiene. Sale mucho construir una central nuclear nueva, pero la ventaja que tiene es que la variabilidad del combustible es poca, el acceso al recurso es abundante y al mismo tiempo eso le da una condición de estabilidad a la energía nuclear. Es decir, vos sabes que vas a tener una tarifa relativamente estable y que, por ejemplo, la relación es absolutamente contraria a la de una central que depende de la variación del combustible, donde el 80% depende de eso y el 20% depende del costo de infraestructura para poder generar. En el caso de la energía nuclear es al revés, el 80% se lo lleva la infraestructura y el 20% depende de combustibles. Es ahí donde permite ecualizar las distintas fuentes de energía. No existe una sola fuente de energía perfecta, sino que hay que unirlas en esa diversificación.
La otra pregunta es sobre el costo de la central nuclear. Lo que sí puedo decir es que el mercado todavía no tiene herramientas muy útiles para poder calcular en perspectiva o poder comparar distintas fuentes de energía. Una central térmica a gas tiene una vida útil de 25 años. Una central nuclear tiene por lo menos una vida útil de 60 años.
UA: Dijiste que Argentina es uno de los pocos países que lleva adelante el proyecto de la construcción de un reactor como el Carem. Me gustaría preguntarte sobre el rol de la Argentina en la producción de la energía nuclear, porque tengo entendido que son pocos los países que la producen. Entonces, ¿cuál es el rol de Argentina a nivel geopolítico y qué lugar ocupa?
IB: Es fundamental también entender que en el mundo tan sólo 32 países tienen centrales nucleares funcionando. Tan solo 32 países tienen la capacidad no sólo en términos de infraestructura, que es algo muy importante, porque en definitiva son las instalaciones que a uno le permiten generar energía, pero el principal recurso que nosotros tenemos es el humano. El capital humano nuestro es distintivo. Nosotros solemos decirlo, solemos dar cuenta frente a algunos que tienden a pensar que este es un país inviable. Quienes creemos en la Argentina, sabemos de lo valioso que son sus recursos humanos y un claro reflejo de poder tener centrales nucleares o no, es tener el recurso humano capacitado para poder hacerlo.
Afortunadamente, Argentina una de las primeras cosas que hizo después de decidir de crear la Comisión Nacional de Energía Atómica, a instancias del gobierno de Juan Domingo Perón, fue crear el Instituto de Física de Bariloche, que hoy es el Instituto Balseiro, uno de los institutos más prestigiosos a nivel internacional vinculado a la ingeniera nuclear y a la física.
Nosotros lo hemos visto cuando estamos en contacto con otros países que pueden ser potenciales clientes, lo primero que le preguntamos o analizamos es si tienen capacidad de poder hacerse cargo de las instalaciones que piensan construir. Eso es fundamental. Marcos regulatorios, capacidad de tener una cadena de suministros, industrias, legislación que permita garantizar la seguridad de las instalaciones, la protección del medio ambiente y de las personas. Hay un montón de cuestiones que precisamente los países que están empezando a pensar en construir centrales nucleares por primera vez tienen que empezar a consolidar desde cero.
Es un desafío importantísimo que además no solo es un montón de recursos económicos y financieros, sino también un montón de otras aristas que hacen a la complejidad del tema de una industria como la nuestra. Eso también permite posicionarte en el mundo de una manera. Difícilmente Argentina haya sido considerada en su momento para formar parte del G20 sin haber tenido una variable de análisis que es tener o no tener centrales nucleares en su matriz energética.
tan sólo 32 países tienen centrales nucleares funcionando
Después formamos parte de distintos organismos. De hecho, el organismo internacional de energía atómica que es el organismos de Naciones Unidas responsable de la promoción de los usos pacíficos de la energía nuclear a nivel global, hoy está dirigida por un argentino. Es un embajador que hizo carrera en el sector nuclear y que llegó hasta la máxima distinción que puede llegar a tener un diplomático, que es estar a cargo de un organismo de Naciones Unidas, precisamente porque argentina tiene capacidades de hacerlo. Difícilmente Rafael Grossi, que es la persona que está a cargo, hubiese llegado a donde está sin tener un país detrás como la Argentina.
UA: Antes hablabas del periodo del gobierno anterior, Macri, y lo que pasó en Nucleoeléctrica Argentina, como en tantas áreas. A raíz de este plan, pienso qué relevante es en estos proyectos la continuidad de un Gobierno o de estas políticas y de la mirada en relación al rol del Estado, porque hablamos de varios años que no se condicen con los ciclos electorales. Si en el medio de estos proyectos tenes un periodo que lo desarma, realmente significa un retroceso muy grande que afecta muchísimo el desarrollo hacia delante.
IB: Totalmente de acuerdo. La realidad es que además de la licencia social y de las cuestiones económicas y financieras que tenemos como desafío en nuestra industria, la otra es la necesidad permanente de comunicar lo que hacemos y comunicar la importancia de lo que hacemos.
Algunos gobiernos lo entendieron desde siempre, qué decirles del gobierno que reactivó el Plan Nuclear después de casi de dos décadas de parate absoluto y que terminó con la construcción de Atucha II, versus otros gobiernos que han decidido hacer otras cosas que han impactado de manera crítica a un proyecto que no solamente pueden llegar a ser apuestas o desafíos tecnológicos, sino también que a veces nos encontramos con proyectos muy demorados, como en en el caso de Nucleoeléctrica, para garantizar la operación normal y segura de sus centrales nucleares.
Afortunadamente, hoy hemos podido recomponer esa situación, pero han puesto en riesgo el sistema, no en el punto de vista de la seguridad, sino en el de sostenibilidad o continuidad de la operación, de manera muy grande. La definición era Nucleoeléctrica Argentina solo tiene que operar centrales nucleares, no tiene que construir, por eso nos sacaron del Carem, pero después nos encontramos con una empresa con un pasivo de 5 mil millones de pesos que no podía pagar los propios combustibles a una empresa local. Si vinieron a hacer eficientes las operaciones de centrales nucleares, lo hicieron bastante vagamente.
UA: En términos políticos, y haciéndonos eco de algunas informaciones que hubo por estos días en distintos portales sobre lo que mencionabas: que este plan implica un acuerdo con China, esta semana se hablaba de que no estarían de acuerdo algunos sectores vinculados a Estados Unidos y en relación al reciente acuerdo de refinanciamiento con el Fondo Monetario Internacional. Eso implicaría que este acuerdo con China no sería del agrado de algunos sectores que también serían aliados de Argentina. ¿Esto es así? ¿El acuerdo con el FMI y la relación con EEUU puede implicar o modificar algo?
IB: Nosotros tenemos una instrucción. Esto no es que estoy yo transmitiendo una intención, sino que nosotros tenemos por instrucción de la Secretaría de Energía y el Gobierno Argentino, es el mandato aprobado por asamblea de accionistas de finalizar las discusiones con la corporación china, que es la otra parte. Hasta ahora lo hemos hecho parcialmente, porque firmamos el 1º de febrero, en el marco de la visita presidencial, el contrato comercial donde nos pusimos de acuerdo por primera vez, y es una discusión que llevó poco más de una década. Nos pusimos de acuerdo en términos comerciales para la construcción nuclear tipo Hualong. También hay instrucción de reactivar el proyecto que se canceló en el gobierno pasado, que era la construcción de una central similar a la que estaba funcionando en Córdoba, y a la cual se le extendió la vida útil también.
Nosotros tenemos esa instrucción y estamos trabajando sobre el mandato que nos ha dado el accionista mayoritario de Nucleoeléctrica Argentina. Por supuesto que como todo en la vida es un proyecto que puede ser opinable. Cualquier inquietud puede ser atendible. Lo que sí no podemos permitir como país es que se pongan en cuestionamiento las capacidades que tenemos para hacernos cargo de esa tecnología ni tampoco para licenciarla. Nosotros tenemos una autoridad regulatoria nuclear que es independiente, fiscaliza, y precisamente la empresa china tendrá que someterse a un proceso de aprobación de esa central para poder ser construida y tiene varias etapas de licencia. Una para empezar a construirla, después para ponerla en marcha o, por ejemplo, para operar comercialmente. Hay distintas etapas que ese regulador va haciéndole cumplir al dueño del contrato, que es la corporación nuclear china que van a hacer el Proyecto en Argentina.
Independientemente de todo lo que pueda uno a llegar a querer o decir en función de sus intereses geopolíticos estratégicos o sus alianzas políticas a nivel internacional, nosotros sabemos que estamos en un contexto delicado, y es por eso nosotros en vez de estar pidiendo el 85% del financiamiento, como fue en ese momento, estamos yendo por el pedido del 100% del financiamiento. Esto quiere decir que de contar con el visto bueno de la parte china que otorgaría el financiamiento, nosotros empezaremos a repagar la central nuclear una vez que esté funcionando. Ese es un dato no menor para todo este ruido que se genera alrededor.
Por supuesto que los compromisos que hemos asumidos con el FMI, los tenemos que cumplir. Pero, lo mencionado son variantes que nosotros hemos aportado para hacer sostenible y sustentable este contrato. Las opiniones de otros actores que se encuentran por fuera del sistema nuclear argentino son atendibles, pero son opiniones. Nosotros todavía somos un país soberano.
(*) Entrevista realizada en Feas, Sucias y Malas (sábados de 10 a 13 hs.) / Colaboración de Carolina Ocampo