Por Matías Strasorier y María Rizzo
Las heridas que no se limpian o desinfectan quedan con material contaminado en su profundidad, y al tiempo, tarde o temprano, explotan, se revientan, en su intento por expulsar la contaminación. Igualmente sucede en muchas discusiones y debates que se intentan no saldar, sobre todo cuando hablamos de lo estratégico, de heridas y debates estructurales, cuando los intereses en juego contraponen el bien común a la ganancia de los poderosos. Sin lugar a dudas, la mal llamada hidrovía es un ejemplo vivo de todo esto.
En abril de 2021 venció la licitación por el dragado y balizamiento de la Cuenca del Plata que tenía Hidrovía S.A., entidad conformada por la empresa belga Jan De Nul y la empresa del argentino Gabriel Romero, EMEPA. Esta sociedad realiza dichas tareas desde el año 1995, año en que ganó la licitación, quedándose desde ese momento con el cobro de peajes valuado en USD 3,05 por tonelada. Recordemos que transitan aproximadamente más de 100 millones de toneladas de mercancías por ese territorio fluvial, lo que supone, como mínimo, una recaudación de USD 300 millones en peaje.
Durante 20 años la licitación fue renovándose hasta que, en 2018, Gabriel Romero declaró haber recibido coimas del gobierno nacional durante la gestión de Julio de Vido, a cargo del Ministerio de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios. Romero se convirtió en arrepentido en la causa armada a partir de fotocopias de cuadernos. Este punto le valió el veto de la empresa Hidrovía S.A. como licitante, tras la “denuncia de Enrique Millán, titular de la asociación PROCURAR (Protección a los Usuarios y Consumidores de la República Argentina), que pidió dar por terminada la concesión porque su continuidad está reñida con la legislación vigente. Haciendo referencia a la Ley de Administración Pública, la cual exige que se les quite la concesión a las empresas investigadas” (Dossier Obligados por la Vuelta, CEA, marzo 2021).
A partir del conflicto que supuso la finalización de esta licitación, en el año 2021, se enfrentaron las ideas contrapuestas en torno al control de la principal vía fluvial navegable con salida al océano Atlántico, sobre la cual se ha desarrollado el polo productivo agroindustrial más competitivo a nivel global de la Argentina.
El complejo oleaginoso argentino supera en competitividad al estadounidense y al brasilero, justamente por encontrarse montado sobre una cuenca que le permite salir al comercio exterior con menos costos. Hay que tener en cuenta que no solo transitan mercancías de dicho complejo, otros bienes también navegan la cuenca. La importancia del dragado y balizamiento, del cobro de peaje, como también de la apertura del Canal Magdalena, radica en que es parte del control de un sector estratégico para la economía nacional. La soberanía de la cuenca está en disputa desde el nacimiento de la Patria, desde la Batalla de Obligado a nuestros días.
Patria o Colonia es el debate de fondo: estatización o licitación; empresas nacionales de dragado o concesión a empresas extranjeras; astillero y marina mercante nacional más control de los puertos o libertad de comercio a las agroexportadoras transnacionales. Las contradicciones profundas se enfrentan en el debate de la Cuenca.
A principios de 2021, Jorge Taiana, por entonces senador nacional, envió un pedido de informes a Mario Meoni, ministro de Transporte de la Nación en ese momento. Iniciativa a la que rápidamente se sumaron otras iniciativas de diferentes actores y sectores del campo popular que pretendía impulsar la revocación de la licencia a Jan De Nul, y así lograr que el Estado Nacional controle y administre la cuenca, a partir de la conformación de una marina mercante nacional y una empresa nacional de dragado y balizamiento. Meoni primero, y Alexis Guerrera después, quien lo sucedió tras su muerte en un accidente automovilístico, resistieron la avanzada nacionalista bajo los argumentos de “no estar preparados”, “no improvisar”, “no tener la correlación de fuerzas”, etc, etc.
La moderación subsumió a la radicalización. Primero se extendió la concesión a Jan de Nul por 90 días, firmada por Gabriel Katopodis, ministro de Obras Públicas, antes de la asunción de Guerrera. Luego, mediante el decreto 427/2021 firmado por Alberto Fernández, Santiago Cafiero y Alexis Guerrera, se pasó el control y administración de la cuenca a la Administración General de Puertos (AGP) por un año. De este modo, el control y el cobro del canon quedó provisoriamente a cargo del Estado para pagarle a las concesionarias las tareas realizadas. Mientras tanto, “se va a llamar a licitación pública internacional con nuevos parámetros, con la participación de todas las provincias que intervienen en la Hidrovía, con la participación también de todo el Consejo Consultivo, con la participación ciudadana de las organizaciones y sobre todo de las autoridades”, afirmaba el por entonces jefe de gabinete, Santiago Cafiero. Es decir que, en el “mientras tanto”, se recontrató a Jan De Nul para que realice las indispensables tareas de dragado del Paraná. Una curita sobre la herida.
Finalmente, se llamó a licitación corta por un año, que recientemente fue anulada debido a que de las cuatro empresas oferentes, tres quedaron descalificadas, aparentemente por no cumplir con algunos puntos que exigían los pliegos. Solo quedó la de Jan De Nul en condiciones licitatorias, ante lo cual las tres descalificadas manifestaron su disconformidad, pero fue Rodhe Nielsen-EMEPA quien abonó una tasa de USD800.000 no reintegrable para impugnar el concurso. Y ante la posibilidad de judicialización del proceso licitatorio, la AGP anuló la licitación y decidió convocar a una nueva. ¿Quién está dispuesto a poner 800 mil dólares para anular una licitación? Debe ser grande el recupero para tamaña inversión.
Situaciones de similar turbidez han acompañado a Jan De Nul a lo largo de su historia, en el Documento Primero “El Gigante Del Dragado” del dossier Obligados por la Vuelta, damos cuenta de quiénes son los hijos del carpintero.
No se trata solo de discutir el dragado y balizamiento hay un profundo debate en el fondo de la de la Cuenca del Plata. No fue por casualidad que la flota anglo-francesa quiso ingresar por ella, dos siglos atrás. Se disputa la soberanía y la independencia, se disputa el germen del colonialismo y supura el sudor y la sangre de nuestros compatriotas, nuestros trabajadores, nuestros productores, nuestras cooperativas, nuestra PyMES. Mientras agoniza el debate, Argentina sigue sangrando por su Cuenca. Y si se intenta curar de manera moderada la herida, tarde o temprano reventará.
(*) Rizzo es médica veterinaria, Maestranda en Desarrollo Regional y Políticas Públicas de FLACSO, y co-Directora del Centro de Estudios Agrarios. Strasorier es Director del Centro de Estudios Agrarios, médico veterinario y analista agropecuario.
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