Por Alejandro “Gitano” Ulloa
Los “Gondoleros” del Golpe de Estado
No le demos vueltas al asunto. La clase dirigente de los empresarios milita de todas las formas posibles para que el gobierno pierda en noviembre y de ser posible que la derrota sea por más margen que en septiembre. Y no lo hacen en nombre de la democracia. Pretenden poner de rodillas al Frente gobernante para que la crisis política, económica y social obligue a la convocatoria de una Asamblea Legislativa que revoque el mandato de Alberto. Un golpe de Estado de palacio cuya madre de todas las batallas se dirime en las góndolas y los mostradores de venta al público y se prepara al fuego lento del desabastecimiento generado por la resistencia a los Precios Cuidados de la yerba y el aceite. Un Golpe con todo y deuda que lleve al país al default para quebrar la economía real de los trabajadores y multiplicar la tasa de ganancia de las patronales.
Roberto Feletti fue comandado a dar batalla contra la inflación golpista con una pinza y un destornillador. Hacen falta herramientas más sofisticadas y contundentes que los mandatos administrativos de improbable aplicación o amenazas veladas de un gobierno que no comulga con las apretadas a empresarios como método. Hace falta la sanción real y expeditiva o directamente la expropiación lisa y llana de quienes violen la ley de abastecimiento. La fábrica nacional de alimentos que genere precios testigo y limite la capacidad empresaria de desabastecimiento especulativo. La clase dirigente presiona sobre el Banco Central, hace lobby y carteliza los precios, regula la inversión de las empresas, la liquidación de exportaciones, fuga dólares imprescindibles para el país y dispara los precios de los artículos de primera necesidad. Reconozcamos que la batalla de los precios unifica a los partidarios del gobierno. Algo es algo. Eso y una planillita de Excel y un marcador. Parece poco, dejame de joder.
Son apenas 2500 beneficiarios finales en nuestro país de las empresas off shore que figuran en los puestos expectantes de los listados que el Consorcio de Periodistas Internacional reveló entre los Pandora Papers, apenas después de Rusia e Inglaterra. Argentina es campeona de todo el planeta en megamillonarios y ricos evasores considerada la cantidad por habitante. Nueve de las diez familias más ricas del país figuran en los listados donde coexisten con lavadores de dinero del narco y los contrabandistas de armas que blanquean fortunas mal habidas. Y vos con decretitos que no van al hueso. Además de perder las elecciones vas a perder la dignidad de la derrota principista.
La maniobra de distracción en el campo de batalla donde la Argentina se juega la vida ya tiene su premio. Lo primero no es lo primero: los precios y la inflación, más el debate nacional sobre la China y Wanda, se llevaron el temario dejando la gestión por la deuda externa en cómodo tercer plano de la agenda mediática de los argentinos. De nada sirvió la supervisión de Manzur, que fue a escuchar lo que hablaba Guzmán en Nueva York. No impacta a nadie que el tucumano se sumerja en la ultra velocidad de gestión y despliegue reuniones acá y en los EE.UU. en tempranos horarios donde la gran mayoría de los argentinos hace un par de horas que ya se levantaron y están laburando meta y ponga.
A ambos lados de la grieta los empresarios y hombres del establishment no confían, no creen y amontonan preventivamente toda la plata que pueden mientras sueñan con un entendimiento a futuro de “amigos” entre Larreta y Massa que les permita “ir por todo”. Mientras, Vidal y Santilli con el coro de Milei y Espert, hacen el trabajo sucio de instalar en la agenda la reforma laboral y Berni juega al llanero solitario en apoyo a la gobernadora blanca y europea de Río Negro, a favor de Benetton y Lewis en su guerra contra la etnia mapuche. ‘Tamo al horno si el panorama sigue por ese camino de ripio y nosotros con llantas de madera.
Hay un humo tormentoso y jodedor
Hablemos de la deuda. El condicionante de los 44.000 millones es absoluto. El camino de Grecia es una ruta angelical comparado con el ajuste que Guzmán tiene en sus planillas de Excel donde la mitad de la población pobre e indigente no tiene cabida. Hablemos de la “gobernabilidad” que los dirigentes cegetistas garantizan entre dientes como un ofrecimiento a Alberto mientras los convenios se degradan y los salarios se diluyen como agua entre las manos.
Mientras, los empresarios afirman que no se debe cuestionar su derecho a tener tasas de ganancia superlativas y que para crear empleo hay que tumbar las leyes laborales. Ellos mantienen el respaldo aceitado de un ejército de jueces, funcionarios y periodistas pautados. Solo un puñado de dirigentes de los trabajadores recorre el camino de la explicación paciente y documenta con claridad sus posiciones para que el tremendo peso del actor social que significa la clase trabajadora no se diluya en un vacío agónico de reclamos sin respuesta.
El gran dilema del acuerdo y su propia imposibilidad está en las condiciones que el FMI reclama. Se necesitaría un gobierno fuerte (Alberto no lo tiene) y un volantazo a la derecha (Cristina no lo acepta): subir tarifas, devaluar, subir tasas, reformas estructurales. Sería la noche. Con un gobierno debilitado en el frente legislativo, muy difícil que se haga consensuado. Con un pueblo resistente apoyado en su acuciante necesidad ordenada por la pobreza estructural, aparece un estallido social que parece humo pero está constituido por densos nubarrones aparecidos en el horizonte.
Es claro que las conquistas recuperadas durante la década ganada del kirchnerismo tienen su base en la reforma estructural de las condiciones en que se da la batalla cultural, económica y popular contra los poderes constituidos. Las AFJP volvieron a ser las viejas y queridas jubilaciones del sistema de reparto porque el luego vicepresidente y después preso político Amado Boudou llevó adelante su estatización por orden de Néstor Kirchner. El control de precios de los artículos de la canasta básica, que ya llegó a los $70.000 mensuales para una familia tipo, la defensa del gobierno y el rechazo al macrismo explícito de la campaña electoral cambiemita, necesitan canales orgánicos en el movimiento obrero. Pero estamos muy ocupados en la rosca del confederal, viste.
Pese al tibio apoyo al gobierno de Madanes, Midlin y otros jugadores de ambos lados del mostrador, los ausentes a la reunión de “acuerdo” con sectores empresarios ‑realizada en la Casa Rosada con Manzur, Máximo, Massa y el propio presidente‑ no demoraron ni un día en explotar la bomba. Los canales y diarios de Magnetto bombardearon los precios máximos: “En un gobierno democrático no se puede obligar a nadie a producir a pérdida”. Arcor, que tiene a Bagley, la Campagnola y la Serenísima. Molinos, del poderoso grupo Pérez Companc y Ledesma, propiedad de la sanguinaria familia Blaquier, investigada por crímenes de lesa humanidad. Que banda, dios mío.
Todos son igual de oligopólicos y están a la cabeza del rechazo a las medidas del gobierno. Todos bajo la protección institucional o no de las asociaciones de empresarios como la Copal, (Cámara empresas de la alimentación que comanda Funes de Rioja, amanuense de Paolo). El dueño de Techint hace su preventivo aporte invaluable al Golpe: la intención del gobierno es extender el control de precios a bienes como acero, cemento, combustible y el Tano Paolo abre el paraguas.
Los plantines que hacen fuerte el árbol cegetista
La poderosa Confederación Argentina de Gremios del Transporte (CATT), la más importante rama cegetista por su importancia estratégica a la hora de eventuales paros generales de actividad, consagró a Sassia y Schmid al frente y plantó el banderín moyanista en la CGT, pese al desgajamiento tardío de los anémicos colectiveros de Roberto Fernández de la UTA, (jaqueados a izquierda y derecha por núcleos que conforman un semillero de disidentes), quienes junto a los fraternales de Omar Maturano anunciaron la recreación de un sello alternativo en desuso, mientras un paro de La Fraternidad para el 17 de octubre era interceptado rápidamente con la conciliación obligatoria por el Ministerio. Sin pena y sin gloria.
En la vereda impar de quienes esperan el guiño de la CGT, todavía verdes en el tallo de las fuerzas populares, están las brevas del control popular: “milicias” que podrían recorrer bocas de expendio de alimentos realizando el control de precios. Los intendentes de la oposición ya anticiparon su rechazo a la coordinación de la tarea. Números de teléfono que registran controles ciudadanos prometen un control caótico con escenas violentas al uso de los cortes de ruta de la crisis del campo. Es eso o rendir el pabellón y que sea lo que ellos quieran.
Las elecciones cegetistas con lista única en el Confederal no anticipan unidad sino que ponen sordina a la pelea interna por el control del aparato y la política cegetista. No son solo los puestos en la cabeza del potencial triunvirato. La tesorería y el control de la caja de las Obras Sociales, la estratégica secretaría de Organización y las nuevas subsecretarías que vengan de la mano del cupo femenino están en el conteo de porotos de los gremios asistentes al cónclave. Al calor de hogar que aparece una vez disipado el humo de documentos y reuniones, se vienen arrimando personajes difíciles como Luis Barrionuevo, amainado su ímpetu tras la pausa gastronómica y hotelera impuesta por la pandemia y los nuevos acuerdos con la industria turística.
Se avanza en la conformación de núcleos y federaciones en un festival de sellos de reciente reaparición estelar con necesidades y programas distintivos. Las regionales del Interior que se organizaban con la figura de Francisco Gutiérrez (UOM) allá por 2016 padecen la amnesia orgánica y viven una acefalía autónoma esperando del federalismo cegetista algún gesto. Las “diferencias en la estrategia” de lucha sobre la reforma previsional llevaron al “Barba” a su renuncia al año siguiente y de ahí en más sobrevino el parate.
No hay debate sobre la incorporación o la deglución de las CTA y sus poderosas masas docentes y estatales, y los movimientos sociales esperan en la puerta pero del lado de afuera. En el umbral esperan con pocas ganas sindicatos sin personería gremial pero con gran poder de fuego como los metrodelegados de Beto Pianelli, los judiciales de Vanesa Siley o los periodistas del Sipreba.
Sindicatos industriales de Argentina que representan a los trabajadores mecánicos, metalúrgicos, y textiles, revitalizaron la Confederación de Sindicatos Industriales de la República Argentina (CSIRA) y buscan terciar en un futuro triunvirato con la apuesta de Antonio Caló (UOM) de poner fichas por la poltrona, aunque Mario Manrique, del SMATA, hombre de buena llegada a las bases desde las tribunas de fábrica y estratégico entendimiento con las terminales del sector automotriz, ha demostrado superior sutileza para el diálogo político.
La confederación de los gremios de la Energías (CATHEDA), que nuclea a los gremios de la Industria del Gas Natural, Petroleros Privados, Petroleros de YPF, Luz y Fuerza, Estaciones de Servicio, Agroservicios, Yacimientos Carboníferos Fiscales; Obras Sanitarias; Camioneros y Ferroviarios— es una de las Confederaciones más fuertes dado el rol estratégico de los sectores que representan el poderoso de los silencios Oscar Mangone (Gas) –“el monje negro” le dicen algunos– y el histórico Antonio Cassia (petroleros de YPF), quienes firmaron un comunicado donde explicitan la necesidad de que haya un Ministerio de la Energía para promover en forma conjunta proyectos nacionales para el desarrollo sustentable y diseñar políticas que acompañen la transición energética y el cuidado del medio ambiente. Un juego a futuro de la locomotora moyanista que sorprende mezclando y dando de nuevo en todos los terrenos.
Que nadie piense que los hermanos Daer están retirados de la pelea por el unicato cegetista. Con poco espacio para constituirse en único secretario general, Héctor juega sus fichitas a profundizar la relación con el albertismo y a consolidarse como correveidile de las necesidades gubernamentales de vasos comunicantes para tener capacidad y juego en la formación profesional, capacitación y entrenamiento de las nuevas técnicas del mundo laboral. La interlocución con el área de la salud que tanto mérito le redituó durante la pandemia demuestra la gran capacidad de Héctor para gestionar resultados en el complejo mundo de los laboratorios de medicamentos, clínicas y sanatorios que conforman una de las ramas más picantes de la formación de precios. Rodolfo, revalidados sus títulos en el gremio de la Alimentación contra dos listas de oposición de izquierda, también puso a disposición de los funcionarios su capacidad de gestión en el control de precios de las fábricas del rubro, aunque reconoció que “nadie lo llamó aún para intervenir”. “Desarrollo, Producción y Trabajo”. Dale. Ojalá se haga.
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