El diario británico “Financial Times” publicó un editorial el pasado martes, que advierte que si el gobierno no “actúa rápidamente”, “se avecina una crisis seguida de una victoria de la oposición” en 2023. En ese marco, el medio recomienda al ejecutivo nacional “actuar rápidamente para restaurar la confianza de las empresas, reducir la intervención en la economía, recortar el gasto público y alcanzar un acuerdo con el FMI”.
En otro párrafo, el diario critica “las numerosas intervenciones del gobierno en la economía para controlar los precios, gestionar el tipo de cambio y gravar las exportaciones agrícolas”, y sostiene que “Argentina sigue aislada de los mercados internacionales de deuda a falta de un acuerdo con el FMI, lo que obliga al Gobierno a imprimir dinero para financiar el gasto”.
Radio Gráfica convocó al investigador del CONICET, y docente de la Universidad Nacional de La Plata, Gabriel Merino para analizar el editorial, y a su vez, las presiones internas que sufre la titular del FMI, Kristalina Georgieva, para redireccionar el rumbo del organismo.
“El Financial Times, sobre todo desde la crisis de 2008, tiene dos postura bien marcadas; cuando habla de los países centrales recomienda expandir el gasto, aumentar la flexibilización cuantitativa, avaló que Obama emitiese 3.5 billones de dólares post 2008 y que en pandemia se emitieran otros 3 billones. Para los países pobres, particularmente en América Latina, recomienda el programa neoliberal clásico de privatizaciones y ajuste”, señaló el especialista, al tiempo que destacó que en ese marco, el FMI funciona como una herramienta para garantizar el programa de austeridad. “Hay un doble estándar bien claro”, insistió.
La embestida contra la directora del Fondo Monetario Internacional, a quien el establishment global hoy acusa de manipular datos en beneficio de China, está estrechamente relacionada a la negociación de deuda con Argentina. “La interna con Kristalina Georgieva (en el FMI), tiene que ver con eso”, aclaró Merino: “No es que sea la abanderada de los pobres, pero dentro de las líneas globalistas, ella entiende que ésta situación de hacer neokeynesianismo en el centro, vs. ajuste y neoliberalismo duro en la periferia, lleva a aumentar la desigualdad y la inestabilidad en el sistema, lo que a su vez, genera problemas de gobernabilidad y alejamiento del sur global con respecto al norte, o acercamiento a China”.
El investigador destacó que los Derechos Especiales de Giro que emitió el FMI, junto con las recomendaciones para ampliar el gasto durante el 2020 (en plena crisis global causada por la pandemia), no fueron decisiones bien recibidas por el sector del establishment global que expresa sus ideas en el Financial Times. “Una tercera cuestión clave es la disputa con China”, agregó Merino. “A Kristalina le dicen que tiene que elegir el bando. Aunque ella no sea pro China, reconoció un mayor peso de ese país en las instituciones multilaterales”. El gigante asiático puja por democratizar las instituciones “y el norte global que las armó en pleno apogeo de hegemonía estadounidense, se opone”, explicó.
“Georgieva entiende que hacer neokeynesianismo en el centro, vs. ajuste y neoliberalismo duro en la periferia, lleva a aumentar la desigualdad”
En este escenario Argentina debe renegociar una deuda sin precedentes: “Ahí nosotros intentamos jugar con el lado más ‘progresista’ del norte, donde está Kristalina”. La eventual salida de la actual titular del FMI, “implicaría tener políticas más duras en la negociación”, reconoció el especialista, al tiempo que señaló que “es clave salirse de ese esquema”.
Las alternativas para Argentina son limitadas, teniendo en cuenta los programas político-económicos desplegados desde 2015 con el macrismo por un lado, y el bolsonarismo por otro. Se truncó “un proceso que con sus limitaciones, quería construir cierta independencia relativa, sobre todo en el plano financiero monetario que te permitía en caso de crisis, contar con los fondos. Eso se discutió en 2014 en Brasil con el surgimiento del banco de los BRICS”, destacó Merino. “Aparecía con esa nueva arquitectura financiera mundial en competencia con el FMI y Banco Mundial y con una apuesta más al desarrollo del sur global. El gran tema es que cuando el norte vio eso salió a romper ese proceso, y en el cambio de políticas en América Latina 2015-2016, se desarmó la Unasur, quedó completamente borrado el Banco del Sur y hubo un alejamiento de las nuevas instituciones como los BRICS”, agregó.
El investigador concluyó que “hay que reconstruir esos procesos, pero es fundamental trazar una estrategia clara”. “El Banco Asiático de Inversión e Infraestructura, (del cual Argentina es parte) podría ser un elemento interesante para empezar a desprenderse con ingresos a través de obras de infraestructura y tener financiamiento de otras fuentes”, finalizó.
- Entrevista realizada por Lucas Molinari y Leila Bitar en Punto de Partida (lunes a viernes 8 a 10hs)
- Redacción: Leila Bitar
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