Guadalupe Godoy es militante de derechos humanos y abogada en los juicios por crímenes de lesa humanidad en La Plata, entre los que participó en la querella de Jorge Julio López, y además en la causa por la segunda desaparición del militante peronista en la localidad de Los Hornos.
En dialogo con Radio Gráfica, a15 años de ese suceso siniestro -el mismo día en que se presentaban los alegatos contra Miguel Etchecolatz, ex policía, secuestrador de López en los “años de plomo” y estrecho colaborador del general Ramón Camps, jefe de la Bonaerense en ese periodo-, la letrada narró cómo continúa la lucha por memoria y justicia.
Godoy relató que en este año en particular se llevaron adelante diferentes actividades, y que junto a la Comisión Provincial por la Memoria realizaron “un proyecto de visibilización, un micrositio, donde además entrevistamos y hay testimonios de casi cuarenta compañeros y compañeras en el entendimiento de ese proceso, más allá de quienes fuimos abogados y abogadas, porque por ahí entonces tenemos una cosa más visible”.
Esta decisión se tomó debido a que “el juicio a Etchecolatz es un juicio previo a (la existencia de) las redes sociales. Hay muy poco que se puede encontrar, más allá del final del juicio, del momento de la sentencia por la desaparición de López”, resaltó.
Además, la abogada narró que se llevaron adelante “un conversatorio con protagonistas, la tradicional vigilia que hace una radio popular, Radio Futura (de la ciudad de La Plata), y hubo una convocatoria en Tribunales. Después hubo una marcha a la tarde”. Hubo varias actividades artísticas y culturales que “siempre fueron un distintivo de las peleas por López”, destacó.
¿Quién es Jorge Julio López?
La defensora describió a Jorge Julio López: “Era un trabajador, albañil de Los Hornos, de la ciudad de La Plata. En sus ratos libres militaba en una Unidad Básica en los años ’70 que era la Juan Pablo Mestre, donde confluían pibes y pibas de la Juventud Universitaria Peronista, Montoneros”.
“Entre ellos Patricia Dell’Orto, Ambrosio de Marco. Él rescata varios nombres: Mirtha Manchiola, Pastora Asuaje, que sobrevivió y en el año ’76, como parte del exterminio que llevó adelante la dictadura cívico militar fue secuestrado, pasó por distintos centros clandestinos”, recordó.
Godoy señaló que Jorge Julio López “hace un relato que tiene que ver con el Pozo de Arana (ex-Centro Clandestino, Tortura y Exterminio) y, posteriormente, pasó por la Comisaría Quinta de La Plata. Después fue ‘blanqueado’, como se denominaba en ese momento, en la Comisaría Octava, es decir, a partir de ahí dejó de ser desaparecido y pasó a ser preso político en la Unidad 9 (Penal de La Plata)”.
La abogada evidenció que “López, un trabajador humilde que durante muchos años, además, no volvió a encontrarse con nadie, no pudo hablar con nadie lo que había sucedido. Recién a fines de los años ’90 se reencuentra con Pastora Asuaje que, a su vez, lo contacta con la familia de Patricia Dell´Orto para que contara lo que había sucedido”.
“Él había presenciado la muerte de Patricia y de su compañero Ambrosio, y de otros compañeros de esa Unidad Básica. Y declara por primera vez en la oportunidad que muchos tuvieron de declarar, que fue en los Juicios por la Verdad en el año ’99”, rememoró.
“Los casos que había elegido el juez (Leopoldo) Schiffrin en ese momento para llamar a indagatoria a Etchecolatz fueron el de Nilda Eloy y los que describía Jorge Julio López entre otros”, reveló la abogada, y añadió que “durante esos años, había hecho un proceso en el cual estaba contenido en estas cuestiones por la Asociación de ex Detenidos Desaparecidos. Eran sus compañeros y, por lo tanto, no solo era testigo, no solo era caso del juicio, también era querellante junto con Nilda Eloy y la Asociación de ex Detenidos. Tenía un rol activo en el reclamo de justicia”.
En este sentido, Godoy indicó que “Jorge Julio López declaró en junio del 2006, después participó de los reconocimientos de los Centros Clandestinos que fuimos haciendo a lo largo de ese juicio. Fue a la Comisaría Quinta, fue a la Octava, fue a Arana, y él sabía que el último día, que era el día que alegábamos, tenía que estar presente por una cuestión formal y pensaba hacerlo. Y ese día es el que desaparece. A partir de allí empezamos a reclamar su aparición y denunciar su desaparición forzada”.
¿Qué pasaba en aquel entonces, hace quince años?
La abogada sostuvo: “Tuvimos la certeza de que, desde el primer momento, López no se perdió ni se extravió ni nada de eso. Sino que su desaparición se enmarca en la intención de grupos que quisieron impedir la continuidad del proceso de juzgamiento, del juicio y castigo en nuestro país”.
Esos años que corrían, contextualizó la querellante, “eran los tiempos donde los sectores militares se reunían en la Plaza San Martín de Buenos Aires para ver cómo se oponían a las reformas que llevaba adelante en ese momento el gobierno nacional, a la ofensa que significó (para ellos) el ‘pedido de perdón en nombre del Estado’ que hizo en ese entonces el presidente de la nación (Néstor Kirchner)”.
“También, en un momento donde la Policía de la Provincia de Buenos Aires se oponía a la reforma que se quería implementar dentro de esa fuerza de seguridad. Eran los que se llaman los ‘Sin Gorra’, que trataban de evitar esas purgas y esas reformas policiales. De hecho, esas reformas finalmente se rechazaron. Nos quedó como deuda pendiente siempre la democratización de las fuerzas de seguridad de nuestro país”, se lamentó.
La abogada explicó que bajo estas situaciones, con la desaparición de Jorge Julio López, “lo que se quiso hacer fue una medida para disciplinar e impedir la continuidad de los juicios”.
Desafíos a futuro
La defensora resaltó que “este año tiene mucho que ver con pensar que López, también su desaparición, significó la certeza del por qué hay que hacer los juicios, por qué hay que seguir dando una disputa de sentido sobre lo que significó la dictadura y el genocidio”.
“En un año como este, donde vemos el resurgir no sólo en nuestro país, sino en el mundo, de la derecha, de los neofascismos, de los discursos negacionistas, en general, y sobre la dictadura, en particular, al calor de nuevas alternativas políticas que tienen ese camino”, reflexionó.
Por último, Godoy expresó que “como todos los años, tenemos que pensar a la luz de lo que sucede y cómo se sigue dando la disputa de sentido sobre la dictadura y la necesidad de reclamar siempre ‘justicia’, más allá del paso del tiempo. Además, por algo tenemos la tradición de ‘las viejas’ que sí llevan 45 años reclamando justicia. ¿Qué haríamos nosotros si nos cansamos a los 15 años?
- Entrevista realizada por Úrsula Asta en Feas, sucias y malas (sábados de 09: 00 a 12:00)
- Redacción por Carolina Ocampo
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